7: Confesiones y pánico
Desde hace años casi todos los miércoles Alex y yo quedamos para ir al cine, no por algo en especial, sino porque ese día está mucho más barato. Cada vez que estrenan una película que nos llama un poco la atención enseguida vamos. Es algo así como nuestro pequeño hobby. Sin embargo, esta semana no han estrenado nada que nos interese por lo que estamos en mi casa buscando alguna película chula en Netflix, pero como es típico en nosotros, no nos decidimos ni nos ponemos de acuerdo en ninguna.
─ ¿Y qué tal una de terror ya que ya mismo es Halloween? ─ propone Alex.
─ ¿Tú quieres matarme? ¿Ya te has hartado de mí o qué?
─ Me niego a ver Los juegos del hambre otra vez, Liv. Nos sabemos los diálogos de memoria.
─ ¿Y qué? Así es más divertido─ intento convencerlo, pero no da resultado ─. Vaaaale, ¿y sí vemos Cómo conocí a vuestra madre?
─ La hemos visto mil veces también.
─ Pero siempre es una buena opción.
Aunque no está muy convencido acepta así que voy a por palomitas mientras él busca la serie. Me encanta ver las mismas series y películas una y otra vez, no sé porque, a lo mejor soy la única rara, pero es que nunca es lo mismo, cada vez que la veo descubro algo nuevo.
─ Oye te he traído los apuntes de química del lunes ─ dice cuando vuelvo al sofá.
─ Te amo, gracias, eres el mejor amigo del mundo ─ le beso la mejilla en señal de agradecimiento.
─ De eso nada. Soy tu mejor amigo porque nadie más te aguanta
─ Eyyy ─ le doy una suave colleja para que se calle.
Ponemos un episodio al azar, aunque sinceramente no le estamos haciendo ningún caso a la serie ya que no paramos de cotorrear como dos marujas. Eso es algo que me encanta de Alex que podemos estar hablando sin parar durante horas y nunca nos quedamos sin tema de conversación y eso que nos vemos prácticamente todos los días y sabemos todo el uno del otro. Sin embargo, hoy la conversación no hace otra cosa más que desviarse hacia Aaron, lo cual nunca antes había pasado. No es incómodo, ni nada, pero es poco raro estar hablando todo el rato de su hermano ¿no?
─ Entonces... ¿Aaron y tu volvéis a ser amigos? ─ vuelve a sacar el tema.
─ Nunca dejamos de serlo ─ respondo extrañada.
─ Aaron y tú pasáis mucho tiempo juntos últimamente ¿no crees?
─ ¿Qué pasa? ¿estás celoso? No dejas de hablar de él. Tranquilo no pienso cambiarte por tu hermano. Sigues siendo mi Crown favorito.
─ No estoy celoso, solo me sorprende. Parece que os habéis metido demasiado en el papel.
─ Qué dices, sí solo nos hemos visto un día.
─ Ya pero fuisteis hasta Chicago.
Me encojo de hombros y no digo nada más para ver sí pilla que no quiero seguir hablando de esto, pero para lo mucho que me conoce no lo pilla o si lo hace, lo ignora.
─ Por cierto, ¿para qué fuisteis hasta allí? ─ pregunta intrigado.
─ ¿No te lo ha dicho?
─ No, le pregunté pero no quiso decirme nada
─ Entonces no seré yo quien te lo diga ─ Alex eleva las cejas incrédulo ─. Vale, solo fuimos a comprar libros ─ añado e inconscientemente sonrío.
─ Eh, eh, borra esa sonrisita de la cara. Se lo que significa.
─ ¿Qué dices? ¿Ahora no puedo sonreír o qué?
─ No te hagas la loca, ¡te gusta de verdad! ─ exclama alucinando.
Se ha vuelto loco. ¿A mí? ¿gustarme ese tío? Ni en sueños, solo estoy actuando.
"Sí claro, tu sigue engañándote a ti misma"
Cállate, estúpida conciencia.
─ No, no, no, ni loca ─ niego rotundamente pero enseguida suelto la verdad ─. Vale, puede que un poco, pero solo un poco. Joder, ¿por qué no puedo mentirte?
─ Soy irresistible a tus mentiras ─ comenta orgulloso.
─ Lo digo en serio, ¿crees que me he vuelto loca?
─ Claro que no Liv, es normal que te guste y más sí era tu crush de pequeña.
─ Ya, pero se suponía que lo había superado ─ apoyo la cabeza en mis manos frustrada ─ Me presta atención un día y ya caigo rendida a sus pies. Agh, no sabía que era tan débil.
Sí, como habéis oído. El idiota de Aaron fue mi primer amor platónico durante años. Por ese entonces, estaba más obsesionada con él que mis hermanas y mira que es difícil, pero lo superé, o al menos eso creía hasta que he tenido que fingir que soy su novia y entonces mi niñita interior enamorada vuelve a resurgir de sus cenizas y si a eso le añadimos que me lleva a comprar libros y me besa increíblemente bien, imaginaos. Ojalá fuese siempre un capullo, así sería más fácil, pero no, tiene que ser encantador, para joderme aún más la vida. ¿Por qué se comporta diferente conmigo? Acaso sentirá lo mismo...
─ ¿En qué estás pensando? La sonrisita ha vuelto ─ me advierte Alex divertido.
No me da tiempo a responder porque su móvil comienza a sonar indicando que tiene un mensaje. Salvada por la campana.
─ El rey pregunta por ti ─ comenta entre risas y me lo muestra.
He hablado muy pronto. De salvada nada.
Aaron:
¿Estas con Liv?
─ Dile que no ─ suplico.
Lo último que me apetece ahora mismo es hablar con él después de este lío mental que tengo. Alex por suerte me hace caso y escribe:
Alex:No, ¿por qué?
Aaron:
No me mientas, sé que estás con ella.
Lo he visto en Instagram, idiota.
Dile que conteste al móvil.
Alex y yo nos miramos estupefactos cuando leemos su último mensaje. No nos da tiempo a contestar cuando el móvil vuelve a sonar, pero esta vez se trata de una llamada. Alex responde tan tranquilo como siempre, por el contrario, a mí me va a dar un infarto.
─ Hola, Aaron ¿qué pasa? ─ se queda callado y ojalá pudiera escuchar lo que dice al otro lado de la línea. Me acerco al teléfono, pero sigo sin enterarme de nada ─. Vale, vale ya voy impaciente.
Me pasa el móvil y en pánico lo cojo e intento responder lo más calmada que puedo.
─ Hola ─ digo más nerviosa de lo que pensaba que sonaría. Que patética estoy siendo ahora mismo.
─ Ehh... Hola ¿Estás lista? Paso a por ti en cinco minutos ─ responde tras un largo silencio
─ ¿Qué? ─ pregunto extrañada ya que no recuerdo haber quedado con él.
─ Noah nos invitó a su casa ¿recuerdas?
─ Evidentemente no.
─ Bueno pues ya lo sabes. Yo tampoco quiero ir, pero tenemos que seguir con el plan ¿estás en casa? ─ asiento ─ ¿Olivia? ─ seré tonta, sí no puede verme.
─ Sí, sí.
─ Vale, pues ahora voy ─ me dispongo a colgar cuando vuelve a hablar ─ bueno ¿quieres ir? Sino podemos hacer otra cosa o te dejo tranquila, lo que prefieras.
─ No, no. Vamos. No podemos saltarnos el plan.
─ ¿Estás segura? ─ repite.
─ Sí, ahora nos vemos, adiós.
Le devuelvo el móvil a Alex aún nerviosa. No solo tengo que ver a Aaron, sino que además tendré que soportar las tonterías de Noah. Nunca entenderé, la suerte que tengo en la vida. Pero bueno he sido yo la que he aceptado, no puedo quejarme.
─ Parece que hemos quedado ─ le digo.
─ ¿Estás segura de que quieres verle ahora? Estás rayada no se sí es buena idea.
─ Tengo que hacerlo, supuestamente quedamos con Noah el otro día.
─ Uff, encima tienes que aguantar a ese imbécil.
─ Lo sé, soy muy afortunada.
Hago el amago de subir a mi habitación, pero Alex me detiene.
─ Oye Liv ─ le escucho decir cuando llego a las escaleras ─ ten cuidado ¿vale? Puede que ahora mi hermano se esté comportando diferente contigo, pero ya sabes como es. No quiero que te haga daño.
Asiento triste y sigo mi camino. Tiene razón, debería olvidarme de él sí no quiero salir perjudicada de toda esta mentira.
Que aburrimiento de día. Hoy se suponía que había quedado con Noah para ir a su estúpida reunión, pero después de nuestra conversación lo último que me apetece hacer es verle la cara. Por otra parte, ir sería una buena forma de demostrarle que Olivia y yo vamos en serio y que no nos imparta lo que diga, pero paso, no quiero verle ni mucho menos que este cerca de ella.
Suena mi móvil desde algún lugar de mi habitación y al encontrarlo veo que se trata de Zack.
─ Hey ─ digo nada más descolgar.
─ Hola tío, ¿vas a ir?
─ ¿Estás loco? No quiero volver a ver a ese imbécil
─ Venga todos te estamos esperando, no te acerques a Noah y ya está.
─ No Zack, paso.
─ Vaaale, como quieras, ¿pero puedes llevarme?
─ Aun no entiendo por qué no te sacas el carnet.
─ ¿Sabes lo peligroso que es conducir? Lo siento, pero valoro demasiado mi vida como para ponerme en manos de ese trasto ─ exagera.
─ Pero bien que quieres que te lleve
─ Me fio de ti.
Le digo que en cinco minutos estoy y cuelgo. Total, no tengo nada mejor que hacer. Cada vez tengo más asumido que para mis amigos soy su taxista personal. No me quejo, me encanta conducir, pero a veces se pasan. Me cambio rápidamente de ropa y cuando estoy listo salgo y subo al coche. Arranco y en segundos estoy en la puerta de su casa ya que somos vecinos y vivimos a tan solo dos casas de distancia.
─ Hola amor mío ─ bromea tomando asiento.
Conduzco hasta la casa de Noah siguiendo el mismo camino que he recorrido tantas veces que me lo sé de memoria. Antes los tres solíamos vernos prácticamente todos los días. Ahora mi relación con Noah es prácticamente inexistente y Zack como esta liado con la universidad, ya no le veo tanto con antes.
─ Venga ven y así me presentas a la dulce Olivia ─ intenta convencerme por decimoquinta vez desde que se subió a este coche.
─ Ya la conoces, iba a mismo instituto que tú y es la amiga de mi hermano, la has visto mil veces.
─ Sí, pero nunca hemos hablado. Vengaaa, ¿no quieres que conozca a tu novia? ¿Qué clase de amigo se supone que eres?
─ No es mi novia de verdad.
─ Pero te gusta ─ añade convencido.
─ No me gusta.
─ Si, si lo que tu digas. Venga llámala, ¿no te gustaría verla?
Me doy por vencido, es cierto que quiero verla. Saco el móvil dispuesto a llamarla, pero no me atrevo, sin embargo, el pelirrojo me quita el móvil y pulsa el botón por mi antes de que me dé tiempo a protestar. Un toque, dos, tres y salta el contestador. Vuelve a llamar otra vez y nada, sigue sin contestar.
─ No contesta. Lo más seguro es que esté en el cine con Alex ─ comento.
─ Pregúntale a él por si acaso.
─ Que insistente eres ─ me quejo.
Tal como ha hecho antes me quita el móvil y es él mismo quien le escribe a mi hermano.
─ No va a responder ─ le digo
─ Te equivocas, está escribiendo.
Tras recibir su respuesta le llama directamente y pone el altavoz. Alex contesta al primer tono.
─ Hola Aaron ¿Qué pasa?
─ Alexander, soy Zack. Rápido, pásanos con la preciosa Olivia antes de que tu hermano se arrepienta ─ añade atropelladamente.
─ Vale, vale ya voy impaciente
Se hace el silencio hasta que escucho su voz algo temblorosa. Me quedo embobado sin saber que decir hasta que Zack me da un ligero golpe haciéndome reaccionar. La conversación no dura más de dos minutos y cuando cuelgo mi amigo me mira con una enorme sonrisa.
─ ¿Qué? ─ entrecierro los ojos.
─ Nada, nada ─ dice evitando responderme.
─ ¿Nada de qué?
─ Te cambia la cara cuando hablas con ella.
─ No digas tonterías, mi cara es la misma ─ digo a la defensiva.
─ Lo que tu digas, nos vemos luego ─ y se baja del coche.
Me despido rápidamente y conduzco hacia la casa de Liv. Aún no me creo que el idiota de mi amigo me haya convencido tan fácilmente, pero no puedo negar que me muero de ganas de verla, aunque no vayamos a estar precisamente en el lugar donde desearía estar.
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¡¡Sorpresa!!
Como os conté la semana pasada, quería haceros un regalo por Navidad, por eso tendréis doble capítulo esta semana 🥳🥳
Por cierto, ¿cuál es vuestro personaje favorito de la historia y por qué? ¿Y el que menos? Yo sinceramente no sé, los amo a todos.
Espero que os haya gustado el capítulo y nos vemos en tan solo tres días.
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