3: ¡El beber me llama!
Son las nueve y cuarto pasadas y Aaron aún no ha aparecido. Menos mal que me prometió anoche que sería puntual. Obviamente me ha mentido porque ya va quince minutos tarde y lo que le queda. He perdido la cuenta de cuántos mensajes le he mandado y a todos y a cada uno de ellos me ha contestado con un "ya voy" pero es mentira otra vez. Además, lo peor de todo es que su hermano ni siquiera responde a mis mensajes para que le diga que se dé prisa.
─ Liv siéntate de una vez por favor. Por muchas vueltas que des no va a hacer que llegue antes ─ dice mi padre levantándose del sofá quien ya se ha hartado de mí y se larga de allí.
Le ignoro y sigo caminando de un lado para el otro como una loca hasta que escucho el sonido de un coche y corro hacia la ventana para ver si viene a por mí. Un Audi negro aparca enfrente de mi casa y Aaron se baja de él con su habitual actitud de odio hacia la vida, aunque puede que hoy este incluso más acentuada de lo normal. Doy un último vistazo a mi reflejo en el espejo de la entrada antes de abrir la puerta. Arreglo rápidamente mi cabello castaño y hago lo mismo con mi vestido negro quitando algunas arrugas que se han formado en la falda.
─ Ya era hora ─ digo abriendo la puerta.
─ Esta vez no ha sido mi culpa. Llevo una hora metiéndole prisa a Alex y no me ha hecho ni caso. Luego Mia ha tardado la misma vida en salir de su casa. Me tienen harto─ se queja ─ ¿puedo pasar a beber agua?
Sin esperar una respuesta entra. A este ritmo llegaremos a la fiesta cuando ya haya acabado. Bueno pensándolo bien, mejor para mí. Lo último que quiero ahora mismo es ir a ese sitio. ¿Por qué no nos quedamos aquí viendo una peli o lo que sea? Es muchísimo mejor plan.
─ Claro, pasa. Estás en tu casa ─ digo irónicamente siguiéndole.
Fijo mi vista en su espalda cuando me adelanta. Mmm... que bien le queda esa camisa ahora que me fijo. ¿Pero qué estoy diciendo? Olivia, céntrate.
Entra directamente a la cocina. Ha estado aquí mil veces, es normal que sepa llegar a cada rincón de mi casa, pero aun así hace un par de años que no viene. Me sorprende que se siga acordando. Mi padre está concentrado preparando la cena cuando repara en que he entrado.
─ Olivia, ten paciencia ya vendrá y si no le... ─ se calla cuando ve con quien estoy ─ Ah, Hola Aaron no te había visto.
─ Hola Señor Stone cuanto tiempo ─ dice ofreciéndole la mano como un buen caballero haría.
─ Como vuelvas a llamarme así no vuelves a entrar en esta casa ─ amenaza, pero en seguida se ríe y le dice ─ Ven aquí y dame un abrazo hombretón ─ Aaron obedece y se acerca a él. ─ suerte hoy para aguantarla, está insoportable.
─ Gracias papá yo también te quiero ─ intervengo separándolos antes de que empiecen a criticarme.
Cojo un vaso de la alacena y se lo paso a Aaron mientras él abre la botella de agua de la nevera cuando suena un grito.
─ ¡¿Aaron está aquí?! ─ gritan mis hermanas gemelas al unísono desde algún lugar de la casa.
─ En vivo y en directo ─ confirma mi padre.
Lo que me faltaba, las dos locas enamoradas. Ambas aparecen enseguida en la puerta de la cocina y nada más verle se detienen.
─ AAAAAAAA ¡Es mucho más guapo de lo que recordaba! ─ exclama Aurora
Dios mío, le va a dar algo.
─ Tranquilízate, que le vas a asustar ─ pide Violet pero la emoción le vence y sale corriendo incluso más emocionada que la anterior ─ ¡yo voy primero!
Comienzan a correr y a empujarse la una a la otra. Esto se acaba de convertir en una competición para ver quién llega antes, pero yo soy más rápida y me coloco delante de él cortándoles el paso.
─ Alto ahí demonios ─ las freno.
─ No pasa nada Liv ─ dice Aaron riéndose a mi espalda. ─ Hola Aurora, hola Violet- saluda sonriente desde detrás mía.
─ AAAAAAAA ¡Se acuerda de mi nombre! ─ gritan al unísono y empiezan a dar saltitos demasiado emocionadas.
Aprovecho ese momento en el que están distraídas para cogerle del brazo y sacarlo de ahí. Me recuerdan a dos gremlins. A simple vista parecen unas muñequitas adorables con ese brillante pelo castaño lleno de tirabuzones y esos enormes ojos verdes además de tener esa carita de no haber roto nunca un plato, pero a la hora de la verdad son dos torbellinos.
─ ¿Alex no está? ─ pregunta Violet cuando llegamos a la puerta y me doy cuenta de que han estado siguiéndonos.
─ Está absorbiéndole el alma a su novia ─ contesta Aaron en tono aburrido. Se nota de lejos que está harto de esos dos y lo entiendo, pueden llegar a ser muuuuy empalagosos.
─ Joo, quería verle, él sí que es guapísimo ─ y su voz de enamorada delata cuál de los dos es su hermano favorito.
─ ¿Pero qué dices? ─ salta Aurora ─ ¿Tú le has visto bien? Es la representación de la perfección ─ dice incrédula señalando la cara de Aaron.
Perfecto hermana, ya has aumentado su ego para todo el mes. ¿Cómo pueden estar tan obsesionadas con tan solo trece años? ¡Yo a su edad el único crush que tenía era con Zack Efron!
"Bueno también estabas algo obsesionada con Aaron, no mientas, las entiendes perfectamente"
Cállate conciencia, nadie te ha dado permiso para hablar.
Ignoro a los pequeños diablillos y vuelvo a tirar de Aaron hacia la calle, pero como el universo parece que no quiere que nos vayamos mi padre nos detiene.
─ Esperad, esperad, ¿Dónde vais tan rápido? Tengo unas cuantas advertencias que hacerte, señorito ─ dice serio dirigiéndose a él.
Miedo me da.
─ Uno: ni se te ocurra beber si vas a conducir. Dos: asegúrate de que se divierta. Ya sabes que a veces es un poco sosa. Y tres: no quiero que vuelva hasta mínimo las cuatro de la mañana.
─ Entendido Peter, le doy mi palabra de que así será ─ le asegura.
Me mira divertido y yo quiero matarme ahora mismo. No, mejor voy a matar a mi padre por llamarme sosa. ¿Pero qué quiere? ¿Qué salga todos los días a emborracharme?
─ ¿Podemos irnos ya? ─ Pregunto desesperada. A este ritmo pasaremos más tiempo aquí que en la fiesta. No es que quiera ir, pero cuanto antes vayamos, antes volveremos.
Echamos a andar hacia el coche. Abro la puerta del copiloto y me siento. Echo un vistazo hacia la parte de atrás y saludo a la parejita quienes gracias al cielo ya han parado de darse el lote. No tenía ganas de traumatizarme con esa imagen. Aaron arranca enseguida. La casa de Noah no queda demasiado lejos de la mía, tan solo a diez minutos, pero el camino siempre se me hace eterno. Durante todo el trayecto permanezco en silencio a pesar de que no paran de hablar. Sin embargo, yo solo puedo mentalizarme para lo que está a punto de suceder. Estoy tan concentrada en mis pensamientos que cuando menos me lo espero me doy cuenta de que ya hemos llegado.
─ ¿Lista? ─ me pregunta Alex nada más salir del coche.
─ La verdad es que no ─ dudo ─ ¿podríamos irnos ahora? No nos ha visto nadie, no se van a enterar.
─ De eso nada guapa ─ interviene Aaron apareciendo a mi lado ─ Tenemos un trato. Venga vamos.
Entrelaza mi mano con la suya y tira de mí hacia la multitud. La música suena altísima desde fuera así que imaginaos cómo de fuerte suena ahora que estamos dentro, pero no es nada del otro mundo, todas las fiestas son así y lo odio. Apenas puedo escuchar mis pensamientos. La casa está a abarrotar, no cabe ni un alfiler y en lo que no habíamos caído es en que prácticamente está aquí todo el instituto quienes me miran flipando al ver a la persona que está sujetando mi mano. Le suelto intimidada por todas las miradas y él me mira extrañado, pero lo deja pasar. Los cuatro nos movemos buscando un hueco donde no tengamos que estar tan apretujados.
─ Estoy muy nerviosa ─ le susurro Aaron mientras caminamos.
─ Relax, todo saldrá bien ya verás ─ me tranquila poniendo una mano en mi espalda pero eso solo hace que me ponga más nerviosa aún y estoy segura de que lo nota ─ por cierto, estás guapísima. Ese labial que te has puesto hace que tenga ganas de...
─ Calla, así no vas a conseguir precisamente que me relaje ─ le corto.
─ Lo sé, pero es divertido verte así.
En mitad de nuestra conversación aparece el anfitrión interrumpiéndonos. Uff, demasiado pronto. Aún no estoy preparada para mi actuación.
─ Hola chicos, me alegro de veros aquí.
─ No podíamos perdernos la fiesta del año ─ contesta Alex pasándole una botella de algún alcohol que desconozco.
Eso alimenta su ego y sonríe ampliamente. Sus ojos se mueven en mi dirección.
─ Bueno Liv, ¿y tu querido novio? ¿No ha querido venir o es que no existe?
─ Lo tienes delante imbécil ─ dice Aaron rodeándome la cintura con su brazo.
No puedo identificar bien la expresión de Noah, pero diría que no se lo cree del todo.
─ Si claro ─ niega escéptico ─ ¿así que vosotros dos estáis juntos? ─ ambos asentimos ─ No os creo.
─ No nos creas, me da igual, pero es la verdad.
─ ¿Desde cuándo?
─ Desde hace poco ─ responde convencido siguiendo el plan.
─ ¿Cómo? ─ pregunta sin creérselo
─ ¿Cómo que cómo? ─ intervengo por primera vez mirando a Aaron con la mejor cara de enamorada que puedo poner. ─ Nos dimos cuenta de que nos gustamos y ya está.
─ ¿Pero cómo? No es posible, sois... sí tu...y tu...
Su cerebro entra en cortocircuito al ver que su némesis ha conseguido a la chica de sus sueños. Escucho las risas de Mia y Alex a nuestro lado que no han cesado desde que llegamos.
─ No sé de que te sorprendes tanto, ya sabías que Liv me gustaba ─ dice Aaron y yo intendo que no se me note el asombro ante dicha confesión.
─ Sí, pero nunca como algo serio.
─ Me he dado cuenta de que estaba perdiendo el tiempo con otras chicas cuando solo me interesa una ─ le contesta, aunque lo dice mirándome solamente a mí.
Ojala fuese verdad todo lo que dice y no una simple actuación.
─ Vamos a buscar algo de beber, nos vemos luego ─ anuncia Aaron.
Comienza a andar sosteniéndome aún por la cintura. Llegamos a la cocina y por suerte está completamente vacía. Entonces me giro hacia él y le miro lo más sonriente que puedo. Él me responde el gesto hasta que los dos estallamos en carcajadas.
─ ¿Has visto su cara? ─ digo entre risas
─ Pagaría cualquier cosa por volver a verla.
─ Como nos besemos se desmaya.
-─De repente tengo unas ganas locas de besarte.
─ Recuerda nuestro plan. Solo en caso de emergencia ─ aunque puede que también tenga un poquito de ganas.
─ Esto se merece una copa ─ anuncia acercándose a la mesa donde están las bebidas.
─ ¿Vas a beber?
─ No yo no, por desgracia tengo que hacer de taxista ─ menos mal, al menos es responsable, ya me había asustado ─ pero tú sí ¿Qué te gusta?
─ Emm... no sé ─ delato mi poca experiencia con el alcohol
─ ¿Te gusta el mojito?
─ Nunca lo he probado ─ admito
─ Pues es tu día de suerte. Soy el rey de los mojitos ─ Dice demasiado orgulloso de sí mismo.
Empieza a preparar la bebida y yo doy un salto para sentarme en la encimera a observarle. En ese momento entra la mayor arpía que conozco, Rebecca Brown, y se acerca a "mi novio" sin percatarse ni siquiera de mi presencia.
─ Oh cariño, no tenías que prepararme nada ─ dice con falsa modestia a la vez que le soba todo el cuerpo.
─ No es para ti ─ contesta borde y le quita las manos de encima suya ─ es para Olivia, mi novia ─ hace énfasis en la última palabra.
La pelirroja me mira con la mayor expresión de odio que he visto nunca. Admito que me da un poco de miedo y todo. Parece que deseé pegarme en cualquier momento. Sin duda sería capaz de hacerlo.
─ ¿En serio? Estás saliendo con esa pringada, sí que has caído hondo esta vez.
Au, eso duele, pero al fin y al cabo no es nada nuevo, lleva metiéndose conmigo toda la vida. Sin embargo, a Aaron parece que le molesta incluso más que a mí sus palabras.
─ Ni se te ocurra decir ni una palabra más de ella ─ advierte.
─ Ohh que bonito, el rey defendiendo a su princesa ─ su tono irónico me está poniendo de los nervios. Se acerca amenazante hacia mí y trago saliva esperando lo peor ─ Disfruta mientras puedas Olivia. Pronto se olvidará de ti como hace con todas. Durareis menos que un telediario.
Au, eso duele aún más. Nuestra relación es falsa y meramente profesional pero aun así duele un poco.
─ Pasadlo bien tortolitos ─ desaparece tan pronto como ha aparecido.
El de los ojos grises sigue preparando el mojito en silencio. Yo tampoco digo nada porque sinceramente no sé qué decir y menos cuando puedo ver que sigue estando enfadado. A los pocos minutos termina y se gira hacia mí con una expresión ya más calmada.
─ No le hagas caso vale, solo dice tonterías ─ me advierte pasándome el vaso que por cierto es más grande que mi cabeza. Si piensa que me voy a beber todo eso, se ha vuelto loco.
─ Lo sé, gracias ─ doy un sorbo a mi bebida y sorprendentemente está más bueno de lo que esperaba.
─ ¿Te gusta? ─ levanto el pulgar haciendo una señal de aprobación sin dejar de beber ─ hey, hey, más despacio ─ se ríe quitándome el vaso para darle un trago él.
─ Eh, que es mío ─ bajo de la encimera e intento volver a quitárselo, pero lo sostiene por encima de mi cabeza y como es más alto que yo no lo alcanzo.
─ Toma ─ dice devolviéndome mi bebida de los dioses como la acabo de bautizar ─ pero como no bebas con moderación lo tiro. Como tu padre te vea borracha me mata.
─ No sé qué decirte, a lo mejor se alegra.
Y esa magnífica bebida que no tengo ni idea de lo que lleva fue mi perdición durante toda la noche.
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Holaaaa
Hasta aquí el capítulo 3 ¿os ha gustado? Espero que si.
En el siguiente capítulo continuaremos con la fiesta y además y mas importante estará narrado desde el punto de vista de Aaron. Tengo mil ganas de que lo leáis.
Hasta el próximo sábado.
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