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22: ¿Creyendo al enemigo?

Se me había olvidado que vivo en una casa de locos donde no hay ni un minuto de silencio para leer tranquila y no, no estoy exagerando y la voz de mi hermana es prueba de ello.

─ Porfa, porfa, porfa, vamos al cine ─ insiste la pesada de mi hermana por doceava vez.

─ Te he dicho ya que no Aurora, no soy mamá, no me vas a convencer.

─ Eres una aburrida que lo sepas.

Se va enfurruñada a su cuarto dando un portazo para que note aún más su enfado. Madre mía. Cuando se le mete algo en la cabeza no hay quien la pare.

Vuelvo la atención a mi libro, pero no me da tiempo a acabar la primera frase cuando Violet me llama desde la cocina. Ya lo había dicho, una casa de locos. Cansada de tantas interrupciones me muevo rápido hacia allí para acabar lo antes posible para continuar con mi lectura.

─ ¿Puedes meter las magdalenas en el horno? es que me da miedo quemarme otra vez.

Desde que Violet era pequeña ha estado obsesionada con la repostería, bueno, con la cocina en general. Cada dos por tres está experimentando e inventando recetas nuevas, pero la pobre es tan torpe que siempre acaba accidentada. Eso sí, todo le queda riquísimo, al menos muchísimo mejor que a mí.

Me acerco a la encimera para coger la bandeja y meter la mezcla de yogur y arándanos en el horno.

─ Ya está, si necesitas algo más me llamas ─ le digo cerrando el horno.

─ Espera no te vayas.

─ ¿Qué pasa?

─ Nada ─ dice poniéndose nerviosa, pero se queda en silencio. La verdad es que Violet siempre ha sido una niña de pocas palabras.

─ Si no necesitas nada más me voy ─ comento viendo que no va a decir nada.

─ Venga Liv, eres mi hermana y quiero estar contigo. Hace mucho que no hablamos. Ven siéntate aquí ─ dice apartando una de las sillas para que me siente y ella toma asiento a mi lado.

Me mira fijamente con una sonrisita nerviosa de estas que pone cuando está ocultando algo.

─ Bueno... ─ empieza, pero se calla de golpe.

─ ¿Te pasa algo V?, Te noto muy nerviosa, más de lo normal.

─ No, no me pasa nada. Solo quiero preguntarte una cosa, pero me da vergüenza.

─ Puedes preguntarme lo que quieras, soy tu hermana.

Se retuerce los dedos de las manos.

─ Vale. ¿Cuándo fue tu primer beso?

─ ¿Por qué quieres saberlo? ─ estoy algo desconcertada, no me esperaba está pregunta.

─ Todas mis amigas ya han besado a alguien incluso Aurora y yo no ¿es raro?

¿Qué Aurora ha hecho que? ¿Cómo no me he enterado? Bueno eso no es lo importante ahora mismo, centrémonos en Violet.

─ Claro que no, cada persona tiene su tiempo. No hay una edad específica. Lo importante es que lo hagas con alguien a quien tú quieras y cuando estés preparada para que así no te arrepientas ─ contesto.

─ ¿Para ti fue así?

─ No exactamente ─ intento aguantar la risa al recordar la situación.

─ ¿Fue con Aaron?

─ No. En realidad, fue con Alex

─ ¿¡Con Alex!?, ¿pero cómo? ¿No fue raro? ─ repite alucinando.

─ Muchísimo. Alex y yo hemos sido mejores amigos toda la vida y obviamente estábamos todo el rato juntos, lo que hizo que nuestros compañeros de clase empezaran a decirnos tonterías sobre sí parecíamos novios, que si nos gustamos y ese tipo de cosas. Todo eso empezó a confundirnos y les creímos.

─ ¿Y estuvisteis saliendo?

─ Gracias a Dios no. Tan solo nos besamos una vez y ya está. Duró un segundo, pero fue el segundo más horrible y eterno de mi vida. Sentía como si estuviera besando a mi hermano. Después de eso pensé que nunca más querría besar a nadie.

─ Pero lo has hecho.

─ Si, pero durante mucho tiempo lo odiaba. Por eso te digo que la persona es importante.

─ ¿Con Aaron lo odias?

─ No, con Aaron siempre ha sido diferente. Con él no quiero parar de hacerlo.

Inevitablemente se me viene a la cabeza la primera vez que le besé las Navidades pasadas. Aun sigo sin creer que ya vaya a hacer un año de eso. El tiempo pasa rapidísimo. Si me lo preguntan hace unos meses, no hubiera pensado que ahora podía besarle siempre que quisiera.

─ ¿Y cómo lo sabes? ─ vuelve a preguntar.

─ Porque es algo que se siente. Cada vez que le beso siento como si una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo y una bomba de emociones explotase en mi interior y una sensación que nunca había experimentado con nadie. Y no te voy a mentir, todos esos sentimientos dan mucho miedo y durante años he estado evitándolos, porque soy demasiado insegura en cuanto a lo que se refiere a él, pero cada vez que le miro y veo el brillo en sus ojos al mirarme o su forma tan sutil de preocuparse por mí, su manera de hacer el tonto para que sonría cuando estoy triste y como me escucha atentamente hablar durante horas de cosas que ni le interesan me hacen darme cuenta de que me quiere de verdad y yo a él porque yo hago exactamente lo mismo con él. Es en esos momentos en lo que pienso que merece la pena todo lo que pueda pasar, incluso si acaba.

Me mira en silencio con una sonrisa en los labios y me entra una oleada de miedo de repente. ¿Acabo de confesar lo enamorada que estoy de Aaron? Ni siquiera era consciente yo misma de todos mis sentimientos.

─ ¿Por qué me preguntas todo esto? ¿Acaso te gusta alguien? ─ digo desviando la conversación de mí.

─ Eh... Por supuesto que no. Que asco ─ niega con una mueca.

─ Venga, yo te he contado muchas cosas, ¿dime como se llama?

─ No, porque no me gusta nadie.

─ A mí no me engañas. Yo he dicho mil veces eso de Aaron y siempre estaba mintiendo.

─ Ya, pero yo no soy tu. Yo no soy tan mentirosa.

Pretendo seguir insistiendo en desenmascararla cuando escucho el timbre.

─ No pienses que esta conversación ha acabado, ahora vuelvo.

Regreso al salón para abrir la puerta, pero cuando llego veo que Aurora se me ha adelantado y está en la entrada hablando con alguien que, aunque no consigo ver desde está posición identifico por la voz que se trata de Alex

─ ¿Qué haces aquí? ─ pregunto al verle.

─ ¿Como que que hago? Me has escrito que había una emergencia.

La forma en la que Aurora evita mi mirada y su cara de culpabilidad me confirma que todo es cosa suya. Debió haber cogido mi móvil cuando estaba en la cocina y seguro que Violet simplemente estaba distrayéndome para ayudarla. ¿De verdad tienen que liar todo esto para ir al cine? Ni que fuera de vida o muerte.

─ Alex, perdona, solo quiere que la lleves al cine

─ Puedo llevarla, no me importa, ya que he venido hasta aquí ─ ni siquiera respondo, doy por hecho que la expresión de enfado de mi cara le ha dejado clara la respuesta ─ bueno, aun así me voy a quedar un rato.

Se tumba en el sofá y saca el móvil del bolsillo. Vuelvo a girarme hacia mi hermana quien estaba tratando de escabullirse.

─ ¿Se puede saber por qué tienes tanto interés en el cine cuando nunca quieres ir?

─ Solo me apetece ir.

─ Eso no se lo cree nadie ─ la miro desafiante, pero ella me mira de la misma forma y sé que no voy a conseguir ningún tipo de información, por lo que voy a por un objetivo más fácil ─ Violet, ¿qué es lo que pasa?

─ V, como digas algo... ─ le amenaza Aurora.

Sigo sin apartar la mirada de Violet y ella intenta evitarla a toda costa. Noto como empieza a ponerse nerviosa y está a punto de soltarlo todo.

─ A Aurora le gusta un chico que trabaja allí ─ suelta de un suspiro.

─ ¡Te voy a matar! ─ exclama yendo a por ella, pero corre a esconderse junto a Alex.

─ Así que es eso. Debí haberlo supuesto ─ comento.

─ Me parece que es una buena razón para que vayamos al cine, ¿no es así Liv? ─ añade Alex mirándome divertido.

─ Por supuesto, cualquier cosa por la felicidad de mi hermanita.

─ No, no, ya no quiero ir y menos con vosotros.

─ Que pena que no te queda otra opción.

Alex y yo cruzamos una mirada y sabemos todo lo que tenemos que hacer. Se levanta y carga a mi hermana sobre su hombro a la vez que camina hacia el coche y me lanza las llaves. Aurora intenta resistirse, pero ya es demasiado tarde, ya tiene el cinturón puesto y el coche en marcha.

Alex conduce a toda velocidad y en cuestión de minutos estamos en la puerta del centro comercial donde se encuentra el cine. Aurora es la primera en bajarse y empieza a andar sin esperarnos. Todos la seguimos y nos acercamos corriendo para alcanzarla.

─ Ya está ya me habéis traído, tampoco hace falta que entréis ─ se queja.

─ No vas a entrar ahí sola ─ le advierto.

─ Pues que venga Violet conmigo, pero vosotros dos os quedáis aquí.

─ ¿Y eso por qué? ¿Te damos vergüenza?

─ Sí, mucha.

─ Me siento ofendido. Nosotros solo queremos saber si el tipo ese es un gilipollas, solo le diremos un par de cosas nada más─ añade Alex.

─ Vale entrad, pero no le habléis y no os peguéis tanto a mí que no tengo cinco años.

─ Como tu digas.

Dejamos que camine por delante de nosotros.

─ No le vamos a hacer caso ¿verdad? ─ me susurra mi amigo.

─ Por supuesto que no.

Violet suelta una carcajada silenciosa a nuestro lado. Continuamos andando y al llegar a la taquilla discutimos durante un par de minutos sobre que peli ver porque no nos poníamos de acuerdo. Al final nos decidimos por una de comedia. Durante todo el tiempo Aurora miraba hacia todos lados buscando al chico misterioso y su cara se ilumina completamente cuando le ve en el puesto de palomitas.

─ ¿Ese es? ─ le pregunto mirando en la misma dirección que ella ─ Es muy guapo y parece muy simpático.

─ Por Dios Liv, para que pareces mamá.

Tiene razón, pero no he dicho nada que no fuera verdad. Lo cierto es que el chico es muy mono con el pelo negro y rasgos asiáticos. Es adorable sobre todo cuando ve a mi hermana a lo lejos y se ha puesto rojo y nervioso derramando un poco la bebida del hombre al que está atendiendo.

─ Me ha visto. ¿Qué hago? ─ me dice Aurora atacada.

─ Ve a hablar con él.

─ No, no, ve tu.

─ ¿Yo? Me has dicho que no querías que le hablara.

─ Pues ahora sí. Por favor ayúdame.

─ Está bien.

Aurora y yo nos acercamos al puesto mientras Alex y Violet entran para elegir los asientos.

─ Hola Kaito ─ saluda risueña mi hermana al llegar.

─ Hola ─ dice sin despegar sus ojos marrones de mi hermana. No dicen nada más, pero ninguno aparta la vista del otro.

─ Eh, hola ─ digo intentando llamar su atención.

─ Creo que será mejor que te atienda yo. Anda Romeo tomate un descanso ─ dice su compañero.

─ Gracias, tres palomitas medianas saladas, unas dulces y cuatro cocacolas, por favor.

─ Por fin no soy la única persona que pide palomitas dulces.

─ En realidad no son para mí, son para mi hermana, yo las odio.

─ Al menos tu hermana tiene buen gusto. Me gusta para mi hermano.

Claro, ¿cómo no he caído antes en que serían hermanos? Ambos se parecen muchísimo. Le observo mientras prepara las palomitas. El pelo le llega a la altura de los ojos, los cuales son tan negros como el carbón. Es muy alto, debe medir por lo menos 1,90 cm y esta delgado, pero algo musculoso a la vez y tiene tatuajes por ambos brazos y hasta en el cuello. Sin duda alguna es muy atractivo.

─ ¿No es muy joven para trabajar aquí? ─ pregunto mirando a su hermano. Debe tener la misma edad de mi hermana.

─ El cine es de nuestros padres y solo ayuda un par de horas cuando hay mucha gente, como hoy, por ejemplo. No pienses que porque seamos asiáticos somos unos explotadores.

─ No lo decía por eso. Mi madre tiene una cafetería y llevo trabajando allí desde los quince años.

Me pasa mi pedido y yo saco dinero para pagarle.

─ ¿Como te llamas? ─ me pregunta mientras me da el cambio.

─ Olivia, pero todos me llaman Liv.

─ Entonces te llamaré Olivia para ser diferente al resto.

Me pasa todas las monedas junto al ticket donde he visto que ha escrito su número de teléfono.

─ Ryuu ─ leo que pone en la placa del uniforme ─, ¿lo he dicho bien? ─ asiente ─ eres muy amable y gracias por darme tu número pero...

─ Lo sé.

─ ¿Que sabes qué? ¿Acaso me conoces?

─ Eres la novia de Aaron Crown todo el mundo sabe quién eres.

─ ¿Quién eres? ¿Vas a mi instituto? Y para que lo sepas no es mi novio.

─ Iba a tu instituto, conozco a Aaron, soy su vecino y os he visto liaros desde la ventana de mi casa.

─ Que vergüenza, dime por favor que no me has visto desnuda.

─ No, cerré la persiana, pero si fuera vosotros tendría más cuidado la próxima vez. Además, no te preocupes por eso, disfrutaría más viéndole a él que a ti. Dios mío chica es que tu novio está buenísimo.

─ Ahí tengo que darte la razón.

─ Cada vez que le veo en el patio entrenado sin camiseta tengo que ir corriendo a darme una ducha fría. Y su hermano, bueno, tampoco se queda atrás. No sé cómo has tardado tanto en lanzarte.

Me rio ante su comentario.

─ Entonces supongo que no me has dado tu número para mí ─ digo señalando lo obvio.

─ No, te he dado para que se lo pases al amigo buenorro de tu novio.

─ ¿Sabes que también es tu vecino no?

─ Pues claro, pero me pone nervioso, dáselo tu y háblale bien de mí, porfa.

─ Pero si no te conozco.

─ Tu solo dile que soy muy simpático e irresistible y si quieres puedes añadir que soy una bestia en la cama, eso te lo dejo a tu elección ─ añade guiñándome un ojo ─. Por cierto Olivia ─ continúa hablando con un tono más serio ─, no sé porque no querrás que sepan de vuestra relación pero que no te importe lo que diga la gente, son todos gilipollas.

─ Lo tendré en cuenta, gracias.

Intento coger todo lo que he pedido, pero es imposible y no puedo con todo.

─ Aurora, deja de ligar y ayúdame ─ le digo haciendo que mi hermana se moleste, pero aun así se despide y viene a ayudarme.

Nos dividimos todas las cosas, pero aun así no podemos con todo, así que cogemos las palomitas y después volveré a por las bebidas. Entramos en el cine y entre toda la gente encontramos a Alex y a mi hermana sentados en el centro de la sala. Les llevo las palomitas y vuelvo a por lo que falta. Nada más salir me choco con alguien que resulta ser Noah. Que deja vu. La última vez que me choqué con él las cosas no acabaron nada bien y la última vez que estuve a solas con él tampoco.

─ Para mudarte a Chicago pasas aquí la mayor parte del tiempo ─ le digo demasiado borde.

─ No te alegras de verme por lo que veo.

─ ¿Tanto te sorprende?

─ La verdad es que si ─ dice pasando su mano por mi brazo.

─ No me toques ─ me aparto inmediatamente de su contacto.

─ Me gustas más cuando estás borracha y me pides que me acueste contigo.

─ Es decir, que te gusto más cuando puedes aprovecharte de mí.

─ Yo no me aproveché de ti, solo cumplí con lo que me pediste.

¿Puede existir persona más mentirosa que él?

─ Pues no te lo voy a volver a pedir más, eso que te quede claro ─ sentencio.

─ Entonces será porque satisfecha ─ añade con su tonito irritante.

─ Si te refieres a sexualmente, lo estoy, muy satisfecha, a decir verdad.

─ Me alegro, pero si alguna vez no lo estas ya sabes dónde encontrarme.

─ Eres increíble de verdad ─ me muevo para largarme de allí, pero acabo dándome la vuelta enfrentándole ─. ¿Sabes qué? te diré la verdad. No estoy para nada satisfecha y ¿sabes por qué? Porque cada vez que lo intentamos se me viene a la mente tu estúpida existencia.

─ Gracias, es muy bonito por tu parte. Yo también pienso en ti cuando me follo a otras.

─ ¿Estás demente? No es un alago. Abusaste de mi Noah. Te pedí mil veces que pararas y no lo hiciste. Debería haberte denunciado, pero no me acordaba de nada y cuando lo supe ya era demasiado tarde.

Ahora sí que sí, doy un paso para alejarme de él, pero me agarra del brazo impidiéndomelo.

─ ¿Sabes quién sí lo sabía y no te dijo nada? ─ por su forma de hablar sé que no me va a gustar su respuesta ─ tu perfecto novio.

─ No te creo ─ digo cruzándome de brazos.

─ No me creas sí no quieres, pero es la verdad, lo sabía incluso antes de que pasara. No sabes la de veces que le he dicho que estaba deseando follarte y que en cuanto tuviera la mínima oportunidad lo haría.

No, no puede ser verdad. Se lo está inventando. Aaron nunca me haría algo así, por muy enfadado que estuviese conmigo. Aunque pensándolo bien, no pareció sorprendido cuando le conté lo que me pasó. No, no, nunca haría eso, al menos hubiera intervenido.

─ ¿En serio crees que no nos vio esa noche? ─ vuelve a hablar haciéndome dudar ─. No te quitaba la vista de encima, vio a donde íbamos y lo que pasaría y aun así no lo impidió o no lo hizo hasta que fue demasiado tarde. Ni yo soy tan malo, ni él es tan bueno.

Se marcha al interior de la sala dejándome desconcertada. Ignoro todo lo que ha dicho y vuelvo adentro una vez cojo las bebidas. Me siento al lado de Alex fingiendo una sonrisa. Intento olvidarme de sus palabras y centrarme en la película que acaba de empezar, pero no puedo, ahora mismo lo único que quiero es ver a Aaron.

─ ¿Tu hermano está en casa? ─ le pregunto bajito a Alex.

─ Sí, me ha dicho que estaba cansado y no iba a salir, ¿por qué?

─ ¿Puedes quedarte con mis hermanas? Tengo que hablar con él.

─ ¿Ha pasado algo? ─ pregunta inclinándose hacía mí.

─ Solo quiero aclarar una cosa ─ digo restándole importancia.

─ Vale, ¿quieres las llaves de mi coche?

─ No, está aquí al lado, voy andando.

Me levanto con cuidado de no molestar al resto de espectadores y salgo lo más rápido posible del cine. Corro hasta llegar a su casa y me detengo enfrente de la puerta, pensando en si preguntarle por lo que me ha contado Noah o simplemente olvidarlo y hacer como si no pasara nada. Pulso el timbre y el corazón me late a toda velocidad en el tiempo en el que tarda en abrir la puerta, pero nada más verle delante de mí se me pasa todo y tan solo me lanzo a sus brazos.

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Holaaaaa

Por fin actualización. Cuando echaba de menos escribir esta historia y sobretodo porque ya está llegando al final. No se cuantos capítulos quedarán aún porque no he terminado de escribirla, pero ya tengo más o menos pensado como acabará.

Voy a intentar escribir lo máximo posible estos días para que tengáis capítulos más seguidos.

Espero que os esté gustando leer esta historia tanto como a mi escribirla. Es la primera vez que avanzo tanto con un libro y si os soy sincera no quiero que se acabe.

Nos vemos muy pronto.

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