20: Conflicto interno
Hace un mes que nuestra pequeña mentira pasó a hacerse realidad. Tres semanas para ser exactos, veintiún días que se han pasado volando. Hace dos semanas también que nuestros padres se enteraron y a partir de ese momento se han vuelto más pesados si es posible. Y también hace una semana que no le veo, no porque no hayamos querido, sino porque estamos demasiado ocupados. El único momento en el que hemos estado juntos ha sido en las pocas clases en las que coincidimos, como ahora mismo, por ejemplo, que por cierto no sé si es por simplemente su presencia o porque no deja de mirarme, pero me está poniendo nerviosa y no puedo concentrarme.
─ La pizarra está ahí por si te habías perdido ─ le susurro en un momento en el que el profesor no está mirando.
─ Me gusta más mirarte a ti, es mucho más entretenido.
─ Pues mírame en otro momento, ahora presta atención ─ le digo girándole la cabeza hacia el otro lado.
Pero no pasan ni dos minutos cuando vuelve a girarse.
─ ¿Haces algo esta noche?
─ ¿Hoy no tienes partido? ─ le recuerdo.
─ Sí, pero podríamos hacer algo después.
─ ¿No prefieres estar con tus amigos?
─ No, sin duda prefiero estar contigo ─ asegura y juro que se me acelera el corazón.
─ Aaron y Olivia, si es algo más importante que la clase compartirlo para que todos nos enteremos.
Pasa lo que me temía que pasaría, que acabaríamos cabreando al profesor.
─ No es nada, solo le estaba pidiendo...
─ Unos apuntes ─ le cortó antes de que diga algo inadecuado.
─ Pues si habéis acabado, ¿me dejáis seguir con la clase?
Asiento y vuelvo la vista a mi cuaderno, pero el idiota de al lado sigue con su mirada fija en mí.
─ ¿Quieres dejar de mirarme? ─ suplico.
─ ¿Tienes que trabajar hoy? ─ me ignora completamente.
─ Hablamos luego que nos van a regañar.
─ Pero me aburro Liv, no me gusta la química, no entiendo nada ─ se queja apoyando la cabeza en mi hombro.
─ Normal, es lo que pasa cuando no prestas atención.
─ Eso es porque me distraes.
─ Si claro, no es mi culpa ser irresistible ─ ironizo.
─ Por supuesto que no, pero está acabando con mi cordura.
─ Era ironía por si no lo habías pillado.
─ Lo mío no, es totalmente cierto, eres preciosa.
El profesor nos vuelve a mirar a punto de volver a echarnos la bronca, pero justo suena la campana librándonos de su regañina.
─ ¿Qué? ─ pregunto al sentir de nuevo su mirada sobre mí.
─ ¿Trabajas?
─ No, hoy no trabajo ─ suspiro terminando de guardar los libros en mi mochila.
─ Perfecto, te llevo a casa.
No espera una respuesta y directamente coge él mismo mi mochila y echa a andar. Sin pensarlo le sigo, estaría loca si no lo hiciera, su coche es mil veces mejor que ir en autobús. Sin embargo, las miradas de la gente y los comentarios me hacen cambiar de opinión.
─ Mejor voy en autobús, no quiero dejar a Rachel sola ─ le digo intentando alcanzar mi mochila de sus manos.
─ Si hoy no ha ido a clase.
Mierda, siempre me pasa lo mismo con las excusas.
─ ¿Qué pasa? ─ me pregunta parándose en mitad del pasillo.
─ Ya lo sabes ─ digo mirando a mi alrededor.
─ ¿Qué hay de malo en que te lleve a tu casa? No es la primera vez que lo hago.
─ Ya lo sé, pero ¿y si sospechan algo?
─ ¿Tan malo sería?
─ No es que sea malo, es que... Da igual, déjalo, no lo vas a entender.
Comienzo a andar agobiada por la situación que yo misma me he creado en mi cabeza. Sé de sobra que es una tontería y que no debería importarme lo que piense el resto, pero lo hace.
─ Se te olvida algo ─ dice a mi espalda. Me giro hacia él y me alcanza mi mochila ─. Tienes razón, no lo entiendo, pero respeto tu decisión.
─ Gracias ─ suelto todo el aire que estaba reteniendo ─ Te veo en el partido. Suerte, aunque no la necesitas.
─ Hasta luego, preciosa.
***
Mi padre y yo entramos juntos al pabellón donde se va a celebrar el partido, pero llega un momento en el que nos separamos ya que él tiene que reunirse con el equipo. Subo las escaleras y busco a mis amigos entre la multitud. Los encuentros en el centro de estas y nada más verme me saludan animadamente con la mano. Me muevo hacia ellos, pero a mitad de camino escucho que alguien grita mi nombre.
─ ¡Liv! Ven siéntate con nosotras ─ me ofrece amablemente Valeria al verme.
─ Es que... Alex está esperándome.
─ Venga solo hasta el descanso ─ vuelve a insistir la rubia.
Por culpa de no querer parecer una maleducada acabo sentándome entre ella y Rebeca. Solo espero que no ocurra nada malo.
─ Quería disculparme contigo por lo del otro día. Sé que no tengo motivos para ponerme celosa, ahora es tu novio y tengo que aceptarlo.
─ No te preocupes y no es mi novio.
─ ¿Ah no? pensaba que estáis saliendo, como os veo mucho juntos.
─ Somos amigos.
En realidad no estoy mintiendo, no hemos dicho oficialmente que seamos novios, tan solo estamos juntos y ya, tampoco hace falta tener una etiqueta.
─ Es mejor así ─ habla por primera vez Rebecca desde que llegué
Se que no debería preguntar, pero no puedo evitarlo.
─ ¿A qué te refieres?
─ Aaron no es capaz de querer a nadie, al menos no por mucho tiempo y mucho menos digamos de tener una relación seria. Ahora mismo le interesas, no sé por qué razón, pero lo haces, hasta que llegue un momento en el que le aburras.
─ Rebecca no te metas ─ le regaña su amiga ─. No le hagas caso ─ me dice a mí.
─ Yo solo te estoy dando un consejo, eres un reto para él, lo único que le interesa es llevarte a la cama.
─ Y tú que sabrás ─ intervengo a la defensiva.
─ He escuchado un par de conversaciones entre él y Zack y de ellas he sacado la conclusión de que no se lo estás poniendo nada fácil. No sé por qué intentas hacerte la difícil con él, Noah ya nos contó que no eres ninguna santa.
No me sorprende, a saber que les ha contado ese imbécil a todos sus amiguitos. Quizás debería preguntárselo a Aaron algún día, seguro que él lo sabe, aunque en realidad no sé si quiero saberlo y lo más probable es que no quiera decírmelo para no verme sufrir.
─ ¿Y le crees? No te has parado a pensar que tal vez se lo haya inventado todo.
─ Todo el mundo os vio subir a esas escaleras.
─ Pero no sabes lo que pasó ahí arriba ─ nadie sabe lo que de verdad sucedió, ni siquiera yo lo recuerdo bien.
─ Mientras no hables se va a seguir creyendo su versión.
¿Está insinuando que sabe algo? Si es así, ¿cómo se ha enterado?
─ Pero volvamos al tema de Aaron ─ continúa hablando ─, está jugando contigo, lo único que quiere es demostrar que es mejor que él.
─ ¿Por qué crees eso?
Debería dejar de preguntar. Me estoy poniendo en peligro yo sola.
─ Porque entre ellos dos siempre ha habido rivalidad, lo que tiene uno lo quiere el otro. Pasó lo mismo con Val, Noah estaba ligando con ella hasta que Aaron se interpuso ─ miro a Valeria quien agacha la cabeza haciéndome saber que todo de lo que está hablando es cierto ─. Le conoces, sabes que no pierde el tiempo con cualquiera. ¿Por qué crees que estuvieron tanto tiempo saliendo?
─ No lo sé ¿Por qué la quería?
Niega con la cabeza y se acerca a mi odio.
─ Porque era una muestra de poder.
¿Es todo esto cierto? ¿Solo le intereso porque le llamé la atención a Noah en algún momento? ¿Y si es verdad y solo quiere demostrarle algo?
─ Te aconsejo, Liv, que disfrutes mientras dure, te aseguro que no te arrepentirás, pero no te enamores porque él no lo va a hacer de ti. No sabe estar en una relación, eso de que alguien esté tan presente en su vida le agobia ─ finaliza su discurso y se centra en el partido que hace rato que ha empezado.
Mi mirada se desvía hacia la pista, concretamente hacia el chico que lleva el número 23. Rebecca se da cuenta de que le estoy mirando y vuelve a advertirme.
─ Así que ya sabes, no te hagas tanto la difícil, tarde o temprano se cansará de ti pero al menos habrás disfrutado de un buen polvo.
Ojalá pudiera disfrutarlo, pero no es el caso.
─ No me interesa el sexo, Rebecca.
─ Pero a él si, por eso te lo digo. A lo mejor así acabas enamorándole.
Sé que tiene cierta parte de razón y sé de sobra cual ha sido su reputación a lo largo de los años y sé también sobre su relación con Valeria, pero la gente cambia ¿no? ¿O solo me ha hecho creer que ha cambiado?
Ahora que lo pienso nunca ha dicho que me quiera, ni ha hablado del futuro conmigo, quizás tenga razón y solo sea un pasatiempo. De hecho, siendo realistas, es lo más probable.
En el descanso me despido de las chicas y me voy con mis amigos. Me siento entre Alex y Rachel, pero estoy completamente ausente durante el resto del partido. Me parece un poco raro no ver a Mia aquí, me dijo esta mañana que vendría, pero supongo que le habrá surgido algún contratiempo. Vuelvo a intentar concentrarme en el partido para al menos disfrutar de los últimos minutos, aunque sin éxito, estoy demasiado desconcentrada tanto que casi ni me entero de que han ganado, de ahí que me pille por sorpresa los abrazos emocionados de mis amigos.
─ ¿Que te pasa? ¿No te alegras de que hayan ganado? ─ me zarandea Alex.
─ Claro que sí, solo me duele un poco la cabeza.
No le da importancia y sigue celebrándolo con los demás. Me siento fatal por no demostrar lo contenta que estoy por ellos, pero no puedo dejar de pensar en las palabras de Rebecca y en que cada vez tienen más sentido.
─ ¿Estas bien? Te noto rara ─ vuelve a preguntarme mi mejor amigo.
─ Sí, sí, pero mejor me voy a casa, felicita a Aaron de mi parte.
Me muevo con dificultad entre la multitud. Bajo muy lentamente cada escalón esquivando codazos y empujones, aunque me llevo la mayoría de ellos. Tras unos intensos minutos consigo salir de allí y llegar a un pasillo que me llevará a la salida, pero como soy así de gafe, allí mismo se encuentra casi todo el equipo.
─ Aquí está nuestra salvadora ─ anuncia abrazándome Zack antes de que me dé tiempo a esconderme.
─ Enhorabuena chicos, es todo mérito vuestro.
─ Pero tú has hecho que vuelva nuestro capitán y no habríamos ganado sin él ─ dice otro chico que si no recuerdo mal se llama Dylan.
─ No es cierto chicos, habríais ganado también sin mí, pero me alegro de estar aquí ─ confirma él mismo saliendo de entre todos los chicos hasta colocarse enfrente mía. Se agacha para abrazarme y aprovecha para susurrar en mi oído ─. Me cambio de ropa y nos vamos.
─ Me duele la cabeza, mejor dejémoslo para otro día ─ le pongo la misma excusa que a Alex, pero no había pensado en que él no lo pasaría por alto.
─ ¿Te duele la cabeza? ─ asiento ─. Ven, tengo pastillas en mi mochila.
─ No hace falta, Aaron, estoy bien ─ pero ya está sujetando mi mano de camino al vestuario.
─ No tardéis que estoy deseando ducharme ─ se queja alguien por detrás.
─ Van a tardar, hazte a la idea Tyler ─ le contesta Zack y pierdo el hilo a la conversación una vez entramos.
Miro a mi alrededor observándolo todo. Creo que nunca he estado aquí, aunque tampoco es que sea un lugar muy especial y digno de recordar. Es un vestuario normal y corriente, con sus típicos bancos llenos de mochilas y ropa y sus típicas duchas separadas cada una de ellas por puertas azules.
─ Se que no te duele nada ¿qué pasa? ─ dice cruzándose de brazos enfrente de mí.
¿Por qué tiene que saberlo siempre todo? Uf, lo odio.
─ Deberías ir con tus amigos. Habéis ganado y hay una fiesta en vuestro honor deberíais celebrarlo todos juntos ─ digo intentando mantener la calma.
─ Quiero celebrarlo contigo.
─ Pero yo no soy parte del equipo.
─ ¿Y qué? Puedo estar con ellos otro día ─ insiste tomándome de la mano.
─ También puedes estar conmigo otro día. Mañana, por ejemplo.
─ ¿Por qué no quieres que esté contigo?
Me lo está poniendo demasiado difícil. Lo único que quiero es que no cambie a sus amigos por mí si al final acabará dejándome de todas formas tarde o temprano.
─ No es que no quiera, es que eres el capitán, tienes que estar con ellos ─ contesto y empiezo a caminar para calmar mi ansiedad.
─ Eso no tiene sentido, la mitad del equipo ni siquiera va a ir a esa fiesta.
─ Pero tú siempre vas a esas fiestas.
─ Otro motivo más para no ir, me he aburrido ya de ellas.
─ No puedes cambiar tus planes solo por estar conmigo. Tu vida no tiene que cambiar por mí ─ intento responder sin alterarme ya que no quiero pagar mi frustración con él por mi lío mental.
─ No estoy cambiando nada, Liv. ¿Qué te pasa? Esta tarde no querías que te llevase a casa y ahora esto ¿estas enfadada conmigo? ¿Te he hecho algo sin darme cuenta?
─ No, no has hecho nada.
─ Entonces ¿qué pasa? ─ se acerca preocupado.
─ No lo sé. Me está sobrepasando todo esto.
─ ¿El qué? ¿Nosotros?
─ Sí. Necesito saber que no me estoy interponiendo en tu vida.
Suelta un largo suspiro y se pasa las manos por el pelo.
─ Vale, iré a esa fiesta si te hace sentir mejor ─ dice al fin. Y funciona. Consigue quitarme un peso de encima, aunque la presión que sentía en el pecho sigue ahí.
El ambiente se está empezando a volver incómodo ya que ninguno sabe que hacer ni que más decir, así que hago lo primero que se me ocurre. Salir huyendo.
─ Espera, ¿estamos bien? ─ dice deteniéndome al ver mis intenciones.
─ Sí. Mis padres no están mañana en casa, puedes venir si quieres.
─ Allí estaré ─ tira de mi chaqueta acercándome y me besa suavemente tan suave que me desespera y yo misma aumento el ritmo ─. Me encantaría tanto como a ti seguir con esto, pero apuesto a que los chicos están detrás de esa puerta y no quiero que nos escuchen.
─ ¿Estás seguro de eso?
─ Créeme, son unos cotillas.
Me giro y abro la puerta para comprobarlo y ahí están todos apoyados en la pared intentando disimular. Miro a Aaron quien mi mira con cara de "te lo dije" y yo solo puedo reírme ante tal panorama. Espera, ¿ese de ahí no es mi padre?
─ Papá, ¿tú también estas aquí?
─ Quería enterarme de lo que pasaba, no sabía que tenía que ver contigo.
Increíble. No hay nada más importante que el chisme, eso me ha quedado claro.
─ Por cierto ¿que estáis haciendo los dos solos ahí dentro? ─ pregunta en modo sobreprotector. Qué raro nunca lo he visto en este papel.
─ Hablar ─ respondo con total sinceridad.
─ Eso espero.
Salgo de allí y me dirijo al coche para esperar a mi padre y así poder irme a casa. Estoy deseando llegar y tumbarme en mi cama, de ahí que lo primero que hago al llegar es ponerme el pijama y tumbarme, estoy tan cansada de todo que hasta ignoro a mi madre cuando me llama para cenar, pero es tan insistente que al final acabo bajando al comedor.
Cuando vuelvo a mi cuarto miro mi móvil el cual está petado de mensajes de Alex y sobre todo del pesado de Aaron. Miro primero el de mi amigo quien me acaba de mandar una foto. En ella se puede ver a su hermano de brazos cruzados y cara de amargado.
Alex:
Veeeeeen
Sálvame
Yo no sé qué hacer con él
Parece un alma en pena
Liv:
JAJAJJAJA
Lo siento, estoy muy a gusto aquí
Sigo con los mensajes de Aaron en los cuales lo único que hace es quejarse de que está aburrido.
Liv:
No puedo hacer nada, no estoy allí
Aaron:
Eso ya lo sé, si estuvieras aquí
estaría de todo menos aburrido
Liv:
Es una pena
Tendrás que entretenerte de otra forma
Aaron:
O quizás no
¿Quizás no? ¿A qué se refiere? No tengo que esperar a una respuesta ya que directamente me llama.
─ Que me llames en mitad de una fiesta es lo mismo que no estar. Para eso no haber ido ─ contesto cerrando la puerta de mi habitación para que mi familia no me escuche.
─ Tú me has obligado a venir, si fuera por mí estaría en un sitio totalmente distinto y con una compañía totalmente distinta.
─ Pero no es así, así que disfruta de la maldita fiesta.
─ Podría hacerlo, pero ya no estoy allí.
Ahora que lo dice soy consciente de que no se escucha nada de ruido en la llamada.
─ ¿Y dónde estás? ─ le pregunto más por curiosidad que por otra cosa.
─ Eso no importa, no te he llamado por eso.
─ Entonces, ¿por qué me has llamado?
─ Me apetecía tener sexo telefónico.
Cada día me sorprende más.
"Y cada día te gusta más"
─ No pienso hacer eso.
─ ¿Por qué no? Es muy excitante.
─ Ni siquiera lo hemos hecho en persona, no voy a hacerlo por teléfono.
─ Eso se puede arreglar, mira por la ventana.
Me levanto de inmediato y compruebo que efectivamente esta allí plantado debajo de mi ventana. Será idiota. Cuelgo y bajo sigilosamente sin despertar a mis padres, lo que me faltaba ya es que se enteraran de quien acaba de venir.
─ Si has venido a follar ya puedes estar yéndote ─ le digo nada más salgo.
─ No he venido a eso, era coña ¿por quién me tomas? Soy todo un caballero.
─ Sí, con capa y sombrero.
Estalla en una ruidosa carcajada que estoy segura de que habrá despertado al barrio entero.
─ Por cosas así me encanta estar contigo ─ dice a la vez que continúa riendo.
Su risa es tan contagiosa que acabo riéndome yo también sin motivo alguno.
─ ¿Qué haces aquí? ─ pregunto una vez nos calmamos.
─ Me dijiste que viniera mañana, ya han pasado las doce, ya es mañana.
─ Con mañana no me refería a la madrugada.
─ Tendrías que haber sido más explícita.
Se ve tan adorable que no puedo evitar ser demasiado débil y caer en la tentación.
─ Bueno ya que estas aquí, ¿quieres entrar?
─ ¿Me quieres llevar a tu habitación? ¿Tienes algo en mente? Estas muy atrevida de repente.
─ Y tu estas muy gracioso, sube y calla.
Dejo que pase por delante de mí y sigo rezando que no nos encontremos con ninguno de mis padres. No me creo que le haya invitado a entrar a estas horas. No es la primera vez que pasa la noche aquí, pero si en mi habitación y además a hurtadillas.
─ Sé que tus padres me adoran y todo eso, pero no creo que les haga mucha gracia que su hija duerma con un chico cualquiera ─ susurra entrando a mi cuarto.
─ Tú no eres un chico cualquiera.
─ ¿Y entonces que soy? ─ mierda, que respondo yo ahora.
─ ¿Qué quieres ser? ─ le dejo la respuesta a él.
─ ¿Qué quieres que sea?
Y de nuevo la pregunta recae sobre mí. Que bien.
─ ¿Quieres seguir hablando o prefieres pasar a algo más entretenido? ─ ofrezco cerrando la puerta.
─ Hablar está sobrevalorado.
Me da un corto beso en los labios y se tira en la cama.
─ ¿Vemos una peli? ─ propone alcanzando mi portátil.
¿Me lo está diciendo en serio? ¿Ha venido hasta aquí para ver una ridícula peli? Ni hablar.
─ Esa no era mi idea de algo entretenido.
─ Lo sé, pero ya te lo he dicho soy un caballero y tus padres están al lado.
─ Que más da, están durmiendo.
─ ¿Que ha pasado con la pequeña e inocente Livy? ─ pregunta escandalizado.
─ Cállate. Que sepas que has perdido la oportunidad. Pon la peli ─ me tumbo enfadada a su lado, a lo cual se ríe y le da a play.
Ha pasado la mitad de la película y no me he enterado de nada y cada vez me entero menos. No porque sea compleja o aburrida, de hecho, es todo lo contrario, Shrek es de mis películas favoritas, la culpa es del idiota que tengo al lado por estar desconcentrándome y ha empeorado cuando ha empezado a trazar círculos con el pulgar sobre mi estómago por encima de la camiseta. Sé que lo está haciendo de forma inconsciente pero no tiene ni idea de lo que causa en mí. Le miro disimuladamente y veo que tiene una sonrisilla traviesa en la cara. Vale, puede que si sepa perfectamente lo que está haciendo.
─ Creo que estoy lista para avanzar un poco ─ confieso de una vez.
Necesito saber de alguna forma que todo lo que me ha dicho Rebeca no es verdad y que le seguiré interesando después de que nos acostemos. Además, también necesito hacerlo por mí, necesito demostrarme que Noah no sigue manipulando mi cabeza.
El movimiento de su dedo se detiene y se incorpora un poco para mirarme y comprobar si estoy hablando en serio.
─ ¿Estás segura?
─ Creo que sí, podríamos probar.
─ Si no estas cien por cien segura no voy a hacer nada.
Vuelve a tumbarse en la misma postura de antes. ¿Por qué siempre quiere que este tan segura de todo? Si tuviera que esperar a estarlo no haría nunca nada. Quito el portátil de sus piernas y ruedo sobre él hasta quedar encima, lo cual le pilla por sorpresa.
─ Estoy segura, al menos lo suficiente como para querer intentarlo.
─ No quiero que te arrepientas luego ─ dice sin apartar la vista de mi boca.
─ No voy a hacerlo.
Atrapo sus labios como tantas veces he hecho y enseguida nuestra respiración se acelera. Me sostiene de las caderas manteniéndome firme sobre él. Noto como las manos empiezan a temblarme, pero consigo controlarlo sin que se dé cuenta, de lo contrario hubiera parado de inmediato. En cuanto me dejo llevar, el calor vuelve a apoderarse de mí y hace que necesite algo más que solo sus besos.
─ ¿Aaron? ─ digo llamando su atención.
─ Mmm─ murmura con su boca ocupada en un lado de mi cuello.
─ ¿Puedes tocarme?
Me mira con los ojos llenos de lujuria e intercambiamos posiciones quedando ahora yo debajo.
─ No tienes ni que preguntármelo, haré siempre lo que quieras.
Desliza su mano por mi pierna a la vez que continúa besando ahora mi mandíbula. En este momento ya he perdido completamente mi capacidad de razonamiento y la pierdo aún más cuando alcanza la cinturilla de mi pantalón.
─ Nos estamos perdiendo toda la peli ─ comenta de repente como si fuera un problema de vida o muerte.
─ Esa no es mi preocupación ahora mismo.
─ Pero ya que la he empezado habría que acabarla.
─ Cállate y sigue.
─ Vale, vale, pero yo solo digo que el Gato con Botas se va a traumatizar viéndonos ─ con un manotazo cierro el ordenador poniendo fin a la película ─. Acabamos de descubrir que no te gusta alargar el momento, lo tendré en cuenta.
─ Y a ti te encanta por lo que veo ─ ruedo los ojos al sentir su risa en mi oreja.
No sé si vuelve a decir algo más, dejo de escucharle y paso a prestarle atención a la mano que introduce dentro de mi pantalón haciéndome olvidar todas y cada una de mis preocupaciones.
***
Me despierto al rato aun sobrexcitada, pensando en mil cosas a la vez y con la necesidad de querer más. Aún sigo sin creerme lo que acaba de pasar. Ha sido tan emocionante y eso que apenas ha hecho nada. No me quiero ni imaginar lo que podrá hacerme sentir con otras partes de él.
─ ¿Aaron? ─ digo intentando despertarle ─ Aaron, despierta.
─ ¿Qué pasa? ─ pregunta sin abrir los ojos.
─ He estado pensando en lo que hemos hecho, a ver, sé que no ha sido mucho, pero ha estado bien ¿no?
─ Si, ha estado muy bien y ha sido un avance para ti que es lo importante ─ confirma acariciándome la espalda.
─ Totalmente, gracias por eso.
─ De nada ─ me acurruca entre sus brazos para volver a dormirse.
─ Pero no te duermas.
─ ¿Aún hay más?
─ Si, quiero repetir.
Abre los ojos de golpe.
─ ¿Ahora? ─ asiento ─ No sé ni qué hora es, dejémoslo para mañana.
─ Venga, por favor. Será rápido.
Niega riéndose ante mi insistencia.
─ Repito, ¿qué ha pasado con la inocente Livy?
─ Solo quiero devolverte el favor.
Deja de reírse de inmediato y me mira muy serio.
─ No tienes que devolverme nada, no lo he hecho para que sientas que me debes algo.
─ Ya lo se. Es porque quiero hacerlo.
Pienso que va aceptar, pero vuelve a negar aunque con una pícara sonrisa en los labios.
─ Mmm, no sé sigue siendo tarde y tus padres están al lado.
─ Que te gusta hacerte de rogar, sé que tienes tantas ganas como yo.
─ La verdad es que sí, me gusta demasiado verte excitada.
─ A mí también me gustaría verte excitado a ti.
─ En ese caso, soy todo tuyo.
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Vaya, vaya, vaya, pero ¿que acaba de pasar? 🥵😏
Parece que Liv y Aaron han llegado a un punto en el que no pueden estar solos sin que la tensión aumente.
Hace mucho que no hablamos, contadme que os está pareciendo ña historia hasta hora.
Nos vemos pronto
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