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19: Bendita paciencia

Salgo del gimnasio a una hora en la que calculo que a Liv le haya dado tiempo leer mi nota, pero cuando llego al pasillo no hay nadie. Aún es pronto, esperaré un poco más. Quizás hubiera sido más fácil escribirle un mensaje, así sabría si lo ha leído, pero una nota me parecía más romántico. Estoy descubriendo este lado de mí con ella, no sabía ni que lo tenía, pero solo con imaginarme su cara al leerla se me pone una sonrisa.

─ Nunca pensé verte con esa cara de idiota enamorado ─ dice una voz que reconozco perfectamente a mis espaldas ─. Siempre deseé que me mirases así.

─ Por favor, Valeria, tú nunca has querido amor de mi parte, solo te importaba tu estúpida reputación.

─ Cierto, pero todos queremos que nos quieran de vez en cuando, incluso yo.

─ ¿Por eso te tiraste a todos mis amigos? ¿Por qué querías amor?

─ Aaron estábamos juntos, pero tú no me hacías caso, ni siquiera me mirabas. Solo tenías ojos para ella, ¡estaba desesperada!

─ No la metas en esto. Me da igual con quien te acuestes, puedes hacer lo que quieras, pero ¿tenías que hacerlo con mi hermano?

─ Eso... eso fue un error, solo pasó porque estábamos... ─ murara en un susurro casi inaudible.

─ ¿Drogados? ─ asiente ─ Lo entiendo, ambos estabais en un momento en el que queríais desesperadamente que os quisieran, no te culpo por eso. ¿Para qué has venido?

─ Ha sido casualidad encontrarte aquí, ya me voy, supongo que estabas esperando a otra persona, en el mismo sitio donde me esperabas a mí.

Se da la vuelta dispuesta a marcharse, pero no puedo dejar que se vaya así, lo mínimo que le debo es una disculpa después de tanto tiempo.

─ Oye Val ─ se detiene ─ siento no haberte querido como te mereces. Lo intenté, te lo juro, pero...

─ Lo sé, uno no elige de quien se enamora ─ una lagrima escapa de su ojo derecho y rueda por su mejilla hasta llegar al suelo ─ ¿Puedo darte un abrazo de despedida?

─ Claro, pero no tiene que ser una despedida, podemos ser amigos.

─ Me parece perfecto.

La rodeo con mis brazos y ella apoya la cabeza en mi hombro donde continua llorando. Siempre pensé que solo quería popularidad de mí, pero por lo que veo siempre quiso algo más que eso y nunca se lo di.

─ Hola Liv ─ saluda Val separándose de mí y limpiándose las lágrimas.

Me giro hacia ella y veo como sus ojos pasan sucesivamente de Valeria a mí intentando comprender la situación.

─ Siento interrumpir, mejor nos vemos luego ─ dice Liv mirándome directamente.

Retrocede a lo que yo me acerco a su lado para preguntarle:

─ ¿Estás enfadada?

─ No ¿por qué iba a estarlo? ¿Has hecho algo por lo que deba enfadarme?

─ Creo que no ─ titubeo.

─ Entonces no tienes de que preocuparte.

A veces no sé de qué forma actuar con ella, la única experiencia que tengo es la relación que tuve con Valeria y sinceramente no quiero que se parezca lo más mínimo a esa. Me inclino hacia ella para besarla, pero me detiene a mitad de camino poniendo una mano en mi pecho y desvía la vista hacia Val quien vuelve a gimotear.

─ Valeria, ¿estás bien? ─ le pregunta intentando ayudar.

─ Sois adorables ─ se queja llorando más fuerte.

Liv me mira desconcertada a lo que yo tan solo me encojo de hombros.

─ ¿Como lo has hecho Liv? ─ vuelve a quejarse.

─ ¿El qué?

─ Que te quiera, ¿cómo lo has hecho?

─ No lo sé, no he hecho nada.

─ No es justo, yo me esforcé durante años y nunca me ha mirado así. Ni una vez. Solo quiero saber que he hecho mal, ¿qué ha hecho para que la quieras, Aaron?

─ Val, ya hemos hablado de esto, hemos acordado ser amigos ¿qué más quieres que te diga?

─ ¡Nada, no quiero nada! ─ estalla y se larga corriendo de aquí.

Me pilla por sorpresa este cambio repentino de humor. Pensé que lo habíamos aclarado, pero parece que no.

─ Olvidemos lo que acaba de pasar ─ le digo a Liv quitándole importancia una vez estamos solos ─. Buenos días ─ la agarro por la espalda acercándola a mí.

─ Estás sudando ─ se queja aunque me rodea con los brazos así que supongo que no le importa demasiado.

─ Lo sé, debería ducharme ¿me acompañas?

─ Por supuesto que no.

─ Venga, no hay nadie, le he dicho a los chicos que vayan al otro vestuario.

─ Sigue siendo un no.

─ Vale ─ acepto a regañadientes porque sé que es imposible convencerla, pero solo por si acaso consigo que cambie de opinión, la beso.

Me sigue el ritmo sin pensar, lo cual agradezco enormemente. Adoro su sabor, su olor, absolutamente todo de ella. Nos besamos como si estuviéramos solos en el mundo. Ahora mismo ni siquiera nos planteamos que pudiera pillarnos alguien y si lo hacen nos da exactamente igual, al menos a mí.

─ ¿Te estoy convenciendo?

Ni siquiera me contesta, tan solo muerde suavemente mi labio inferior y esa es respuesta suficiente.

Es bastante alta, pero aun así se pone de puntillas para llegar mejor a mí, a lo que yo la subo rodeando mi cuerpo con sus piernas para facilitarle la tarea.

─ Tal vez un poco ─ contesta al fin.

Acomodo mis manos sobre sus nalgas y ríe ante mi descaro, pero no las aparta. Camino con ella en brazos y empujo la puerta con el pie para entrar en el vestuario y acabar sentado en uno de los bancos con ella sobre mis piernas.

─ ¿Con que intenciones me has traído aquí, angelito? ─ susurra besándome la mandíbula.

─ Con las que tú quieras por supuesto.

Continúa su ruta de besos descendiendo por mi cuerpo acelerándome el pulso. Hace rato que se ha deshecho de mi camiseta y parece que el siguiente paso son mis pantalones, pero antes de que alcance el borde de estos suena la campana.

"Te odio, universo"

Yo también conciencia yo también.

Liv se sobresalta y seguidamente se incorpora alisando su ropa como si no hubiera pasado nada. Está francamente tranquila para ser ella. ¿Como es posible? Yo necesito una tila para calmarme y normalmente suele ser al revés.

─ ¿Te has dado cuenta de que siempre hay algo que nos interrumpe?

─ Ya sabíamos que teníamos solo cinco minutos ─ me responde a la vez que comprueba su reflejo en el espejo ─. Madre mía, ¿pero qué has hecho con mi pelo? Para una vez que me peino. ¿Y mis labios? Y tú estás igual. Dios mío, se nota demasiado lo que acaba de pasar.

Me rio ante su inesperado dramatismo. Después se queja de que en su familia todos son unos reyes del drama, pero ella también lo es, aunque en una escala muchísimo menor.

─ Siempre podemos quedarnos aquí ─ la incito rodeándole de nuevo con mis brazos.

─ Un plan tentador, pero no ─ me lo suponía, pero al menos tenía que intentarlo ─. ¿Dónde están mis libros?

─ Creo que te lo has dejado fuera.

Voy a comprobarlo y efectivamente, están tirados por el suelo. Los recojo y se los devuelvo cuando termina de arreglarse la trenza.

─ ¿Estás segura de que no quieres quedarte? ─ vuelvo a intentar porque la esperanza es lo último que se pierde.

─ Quizás otro día.

***

La semana transcurrió exactamente igual. Cada mañana nos veíamos en el mismo sitio y durante las clases actuábamos con total normalidad, como si no tuviera ganas de besarla cada vez que la veo. Por las tardes a penas nos hemos podido ver ya que ella trabajaba en la cafetería y yo he tenido entrenamiento, por eso, me llevo una grata sorpresa cuando llego a mi casa y la encuentro tumbada en el sofá viendo una película con mi hermano. Me acerco para saludarla, pero pone una mano en mis labios deteniéndome.

─ Espera, es lo más interesante de la peli ─ me explica completamente absorta en la pantalla.

Espero pacientemente a que termine, pero tarda demasiado y no tengo tanta paciencia.

─ ¿Queda mucho? ─ pregunto aburrido.

─ Shh, calla ─ contesta Alex igual de embobado

─ ¿Que peli es? ─ vuelvo a preguntar con demasiada curiosidad, por lo que veo parece que es buena. Pero ninguno de los dos me hace caso ─. Al final muere ─ me invento.

─ ¡Pero cállate, idiota! ─ protestan a la vez lanzándome los cojines.

Me quito el cojín de la cara y justo en ese momento veo como le pegan un tiro al protagonista y cae desplomado al suelo. Prometo que esto ha sido pura casualidad, no sé ni que peli es.

Liv apaga la tele del enfado y ambos se levantan para seguidamente fulminarme con la mirada. Da miedo lo compenetrados que están. Parecen la misma persona en cuerpos diferentes. Se acercan a por los cojines que me habían lanzado para golpearme con ellos por haberles estropeado el final. Lo sé, lo sé, me lo he ganado a pulso yo solito.

─ Os prometo que me lo he inventado ─ digo intentando que paren.

─ Me da igual ─ responde la dulce Liv golpeándome más fuerte.

Nota para el futuro: no cabrearla si no quiero acabar muerto por un cojín.

─ Ya está, suficiente, como sigamos pegándole acabaremos con las pocas neuronas que le quedan ─ finaliza Alex insultándome.

─ Esto es maltrato que lo sepáis ─ me quejo sobándome el brazo ─ ¿No vas a saludarme? ─ le digo a Liv cuando vuelve a sentarse a mi lado.

- Déjame.

Está enfadada, lo sé, pero tengo el arma perfecta para que vuelva a estar de buen humor.

─ Vale, tenía un regalo para ti, pero me imagino que no lo quieres.

─ No, no lo quiero.

─ Entonces tendré que devolverlo.

─ Pues muy bien ─ pero su curiosidad siempre acaba ganando ─ ¿qué es?

─ Una cosa ─ no pienso decirle nada más.

Suspira frustrada por su absurdo orgullo.

─ Si ella no lo quiere yo lo acepto encantado ─ me dice Alex.

─ A ti no te va a gustar.

La curiosidad le está matando.

─ Vale, está bien, dámelo ─ se rinde.

Abro mi mochila y saco lo que he ido a comprar esta tarde precisamente para ella. Abre mucho los ojos sorprendida cuando ve la bolsa de una librería.

─ Un libro, vaya rollo ─ murmura el pesado. ¿Por qué motivo sigue aquí? Si sola está para incordiar que se vaya.

Lo saca de la bolsa emocionada y se queda sin palabras cuando ve de que se trata.

─ Pero... pero ¿cómo?

─ Me contaste el otro día que te acabaste la primera parte y estabas deseando continuarlo, pero estaba agotado en todos lados así que aquí lo tienes.

─ Eso fue hace semanas ¿todavía te acordabas?

─ Claro, le pedí a Cindy que lo buscara en cuanto me lo dijiste.

─ No sé qué decir. No tenías por qué comprarme nada.

─ ¿Te gusta?

─ Me encanta, gracias ─ me abraza por el cuello y deposita un beso en mi hombro. Nunca he sido fan de los abrazos, pero podría perfectamente quedarme así toda la vida.

─ Qué raro se me hace veros tan cariñosos ─ comenta Alex cuando nos separamos.

En ese momento entran mis padres al salón y nos miran sonrientes. Bueno mi madre nos mira, mi padre tiene la vista puesta en el móvil seguramente por algo del trabajo.

─ Hola chicos ¿estáis listos?

─ ¿Listos para qué? ─ ya empiezan con sus sorpresitas para las que no nos avisan

─ Tenemos una cena y os venís con nosotros, os lo dije el otro día ¿me escucháis cuando hablo? ─ resopla mi madre.

─ ¿Y es obligatorio?

─ Si, andando.

─ Pero Liv está aquí, no la vamos a dejar sola-digo para ver si cuela.

─ Liv también viene, ¿verdad, cielo? ─ pero está tan anonadada observando el libro desde todos los ángulos que no la escucha ─ ¿Liv?

─ Perdón, ¿de qué cena estamos hablando?

─ ¿En serio? ─ suspira ─ Vamos a cenar con tus padres todos juntos, solo es eso, no es nada malo.

No sería nada malo si no viniera mi padre, pero por desgracia, no es el caso y si está él hay muchas posibilidades de que esa cena acabe mal.

─ ¿Puedo al menos ir en mi coche? ─ pregunto.

─ No, vamos.

Seguimos a mis padres hasta el coche y nos sentamos en el asiento trasero. Durante todo el camino se nota la tensión en el ambiente a pesar de los intentos de mi madre por mantener una conversación. Liv se pasa todo el camino con la mano sobre mi pierna para relajarme, pero sospecho que lo hace también para relajarse ella, de ahí que coloque mi mano sobre la suya y empiece a toquetear sus dedos distraídamente. Mi madre no deja de lanzarnos miraditas para nada discretas, pero Liv está hablando con mi hermano y no se da cuenta, de lo contrario me hubiera soltado la mano desde hace un buen rato.

Al llegar al restaurante ya están todos sentados esperándonos. Los padres de Liv nos saludan y enseguida comienzan a mantener una conversación mis padres. Violet y Aurora también están aquí y nada más vernos empiezan hablar y hablar de toda su vida.

Tras venir el camarero las conversaciones cambian y nuestras madres pasan a lanzarnos miles de preguntas, sobre todo a mí. Me da la sensación de que sospechan algo.

─ Bueno ¿y qué tal te va en el amor? ¿Estás interesado en alguien? ─ pregunta Sophie para nada sutil.

─ Mamá, por favor, le estás agobiando ─ se queja.

─ Estoy bien, Livy, pueden preguntarme lo que quieran.

Pone una mueca al escuchar como la llamo, todo lo contrario, a nuestras madres que se lanzan miradas cómplices. Mierda, ni siquiera me he dado cuenta, me ha salido solo. Liv me va a matar. Todos me miran esperando a que responda, incluso mi padre.

─ Bueno, hay alguien. Es lo único que voy a decir.

─ No puedes decir algo así y no darnos más detalles. Soy tu madre, quiero conocerla.

"Si supiera que la tiene enfrente..."

─ ¿Sophie? ¿Victoria? - oigo que dice una mujer acercándose a nosotros interrumpiendo por suerte la conversación.

─ ¡Amy! ¡Cuánto tiempo! ¿Qué haces aquí? ─ le pregunta mi madre.

─ He venido a cenar con mi marido y su hijo, os he visto de lejos y no podía quedarme sin saludaros. No nos vemos desde la universidad ¿cómo os va todo?

─ Venid, sentaos con nosotros y nos ponemos al día ─ ofrece Sophie tan servicial como siempre y añade tres sillas.

─ Genial, John, Noah, venid.

Un momento ¿Noah? Decidme que es una broma. Decidme por favor que no se trata del único Noah que conozco. Liv y yo nos miramos en pánico y giramos la cabeza al mismo tiempo comprobando si se trata de él y por desgracia lo es.

─ John, ellas eran mis amigas de la facultad ─ le explica su esposa cuando llega.

No conozco al padre de Noah, pero me da la sensación de que es igual de capullo que él e incluso peor. Dejo de prestar atención a los adultos y me centro en el mayor de los problemas, el imbécil de Noah, quien obviamente decide sentarse al lado de Liv. Ella acerca su silla a mi lado intentando estar lo más lejos posible de él.

─ Hola tortolitos ─ nos saluda con una sonrisa de superioridad.

Ninguno de los dos le contestamos, tan solo Alex, quien nota lo incómodos que estamos y decide mantener una conversación con él para que nos deje tranquilos.

Empiezo a preocuparme por Liv. No deja de agitar la pierna arriba y abajo una y otra vez y se sujeta del reposabrazos de la silla tan fuerte que se le ponen los nudillos blancos. Muevo mi mano hacia su espalda, pero antes de que la toque se levanta de golpe haciendo que todos los de la mesa la miren extrañados.

─ Ahora vuelvo, necesito tomar el aire.

Me planteo si ir tras ella, pero no creo que sea una buena opción. Tal vez lo que necesita ahora mismo es estar sola.

─ ¿Vas tú o voy yo? ─ me pregunta mi hermano preocupado.

─ No lo sé ─ confieso ya que no quiero agobiarla más de lo que ya está.

Noto la vibración de mi móvil en el bolsillo quitándome todas las dudas sobre lo que debo hacer.

Livy:
Ven

Sin pensarlo me levanto y salgo a buscarla. Nada más verme se acerca a abrazarme. Hunde la cabeza en mi pecho y noto como poco a poco se va relajando.

─ No quiero estar ahí dentro, no quiero verle ─ susurra aún entre mis brazos.

─ Lo sé, ¿quieres que nos vayamos?

─ No podemos, nuestros padres nos mataran.

─ Me da igual, Liv, si superan lo que te ha hecho le matarían a él y entenderían perfectamente porque nos vamos.

─ Pero no lo saben, ni pienso contarlo.

Se separa bruscamente de mí. Me da tanta rabia esta situación. No aguanto que él esté ahí sentado tan tranquilo como si fuera un santo mientras ella está aquí fuera intentando controlar un ataque de ansiedad.

─ No es justo que se salga con la suya, ¿te has planteado denunciarle?

─ No puedo, no tengo pruebas y a penas me acuerdo.

─ Yo estuve en esa fiesta, puedo testificar a tu favor.

─ No Aaron, ya es demasiado tarde.

Cierra los ojos un segundo y respira hondo.

─ Ya está, ya estoy bien ─ me asegura, pero sé de sobra cuando miente.

─ No, no lo estas.

─ Tengo que estarlo.

La atraigo de nuevo hacia mí, le doy un beso la sien y la rodeo con mis brazos. No sé cuanto tiempo permanecemos así, pero en el momento en que nos separamos caigo en la cuenta de otro de nuestros problemas,

─ ¿Has pensado en cómo vamos a hacer para que Noah sepa que seguimos juntos pero nuestros padres no se enteren? ─ le pregunto, aunque seguro que ni lo ha pensado.

─ Mierda ─ echa la cabeza hacia atrás ─ ¿crees que si le decimos a Noah que no diga nada lo hará?

─ Ni de coña, si le decimos eso es lo primero que dirá.

Le separo el pelo dejándome ver mejor su preciosa cara. Acaricio sus mejillas hasta que abre los ojos y una tímida sonrisa escapa de sus labios.

─ Bueno, algún día tendrían que enterarse. Va a ser una cena... interesante.

─ Yo hubiera usado desastre, pero prefiero tu positividad.

Volvemos dentro, no sin antes darle un beso en los labios que llevo esperando darle desde que la vi sentada en el sofá de mi casa. Cuando llegamos a la mesa le cambio el sitio para estar yo al lado del imbécil y así tenerle controlado. No me imagino lo que debe ser para Olivia verle. Odio no poder ayudarla de ninguna forma.

Aprovecho que todos están distraídos y entretenidos hablando entre ellos para advertirle a Noah que no se pase ni un pelo.

─ No quiero ni que la mires.

─ Tarde, ya lo he hecho ¿Vas a pegarme delante de tus padres?

─ Me importa una mierda quien esté aquí, si te pasas un pelo, lo haré.

─ ¿Incluso delante de ella? ─ me quedo en silencio ─. Eso imaginaba. Supongo que no te querrá tanto cuando sepa que tú sabias lo que iba a hacerle y dejaste que lo hiciera. Sabes perfectamente que podría decírselo, así que ten cuidado.

─ No pensé que fueras a hacerlo de verdad.

─ Por favor, Aaron, mírala, tú estabas deseando hacer lo mismo, no lo niegues. Corrijo, estás deseando hacer lo mismo.

─ No soy tú, Noah, voy a esperar hasta que ella quiera.

─ La paciencia nunca ha sido una de tus virtudes.

Espero que nadie este escuchando esta conversación, sobre todo espero que Liv no se haya enterado de ni una palabra. Me giro a la derecha para comprobarlo y me alivio al ver que sigue entretenida en su conversación. Gracias a dios, ya está mucho menos tensa y continua igual durante el resto de la velada. Sin embargo, a mí, cada minuto que pasa se me hace más duro que el anterior, sobre todo por el imbécil que tengo que aguantar a mi lado y también porque cada vez que hablo o simplemente miro a Liv, mi padre me lanza una mirada llena de desaprobación. Sinceramente, me da igual su opinión o lo que quiera que esté pensando, ya le he dejado claro varias veces lo mucho que ella me importa, pero justamente por eso estoy seguro de que va a querer deshacerse de ella de cualquier modo.

─ ¿Cuánto tiempo lleváis ocultándolo? ─ me susurra Noah cuando están sirviendo el postre.

─ No estamos ocultando nada.

─ Por supuesto que sí, vuestros padres no saben que estáis saliendo juntos ¿verdad? ¿O es que acaso me habéis mentido y no lo estáis?

─ No, no lo saben - digo entre dientes.

Noah me mira con una sonrisa maliciosa y pasa a pronunciar en voz alta.

─ ¿Vais a ir juntos al baile de invierno?

Toda la mesa se queda en silencio y está pendiente de nuestra respuesta. Ni siquiera tenía pensado ir a ese estúpido baile.

─ No sé, no lo hemos hablado ─ contesta Liv.

─ Sería raro que no fuerais juntos, al fin al cabo estáis saliendo.

─ ¡¿Que estáis que?! ─ exclama mi progenitora.

Y aquí esta lo que todos sabíamos que ocurriría en algún momento.

─ ¿Estáis saliendo? ─ nos pregunta mi padre con semblante serio.

─ No ─ contestamos al unísono.

─ ¿Ah no? ─ se extraña Noah.

─ Sí ─ corregimos.

En el lío que nos estamos metiendo.

─ Entonces, ¿sí o no? No juguéis así con mis sentimientos ─ grita Sophie a los cuatros vientos.

─ Mamá no grites ─ le reclama su hija.

─ No estoy gritando.

─ Sí lo estás.

─ Liv, contesta por favor antes de que a tu madre le dé un ataque- le suplica Peter.

Se que lo está pasando fatal ahora mismo, de ahí a que lo admita yo mismo.

- Vale, si, estamos saliendo.

Nos quedamos en un silencio sepulcral que tan solo dura cinco segundos para ser sustituido por una lluvia de gritos y emoción. Hasta mi madre se ha puesto a llorar de la alegría. No pueden ser más exagerados. Es imposible. Excepto mi padre que no se ha movido de la silla y lo único que hace es seguir bebiendo vino.

─ Por esto mismo no quería que lo supieran ─ me susurra Liv.

─ Y esto es solo el principio.

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Holiiiii. ¿Qué tal todo al otro lado de la pantalla?

Por fín teneís nuevo capítulo. De nuevo siento el retraso, he estado pasando por un pequeño bloqueo en el que no se me ocurría nada que escribir. De echo si quereís contarme algo que os gustaría que pasara o incluso teorías de lo que creaís que podría llegar a pasar, soy toda oídos.

Gracias por seguir leyendo.


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