Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15: Comportamiento exquisito

Doy vueltas de un lado al otro desesperada. Esta mañana quedé con Aaron en la puerta del instituto en cuanto acabasen las clases para acompañarle a la pista de hielo, pero han pasada ya 10 minutos y no aparece. Como se haya arrepentido... Espera, escucho pasos. Viene alguien. Por fin, me estaba cansado de esperar.

Me giro y aunque no veo muy bien quien es debido al contraluz y a pesar de que se parece demasiado solo por su silueta y forma de andar sé que no es él y lo confirmo cuando veo el destello dorado de su pelo. Sin duda alguna se trata de Alex quien pasa por mi lado como si no existiera. No puedo más, lleva una semana evitándome, esto tiene que acabar de una vez.

─ ¿Vas a ignorarme eternamente? ─ se gira ante mi pregunta, pero no emite ni una palabra ─ ¿Por qué te molesta tanto que seamos amigos?

─ Porque no queréis ser solo amigos, al menos él no ─ pronuncia con cierto tono de molestia.

─ ¿Y que más te da? Yo no te digo con quien puedes salir o no.

─ No quiero que te haga daño ─ vuelve a repetir el mismo argumento de siempre.

─ No sabes si lo hará.

─ Ni tú tampoco.

Suspiro harta de la misma conversación. Por mucho que quiera no puede controlar mi vida.

─ Vale, quizás tengas razón. Tengo que dejarte que tomes tus propias decisiones, pero no me fio de él. Es mi hermano y sé cómo es y tú también lo sabes ─ reconoce al fin.

─ Gracias, ¿podemos volver ya a la normalidad?

─ Por supuesto, ya puedes estar poniéndome al día de vuestra cita del otro día ─ me sorprende que se haya enterado y sobre todo que tenga interés ─ Todo el mundo se ha enterado de vuestro numerito en clase de literatura ─ aclara al verme la cara.

Ya no me acordaba de eso, que vergüenza.

─ No era una cita ─ repito ya cansada de que la gente no se entere.

Por suerte para mi aparece Aaron cortando lo que Alex estaba a punto de rebatir. No se le ve muy contento, más bien diría que esta enfadado por algún motivo que desconozco, pero al mirarme intenta ocultar su irritación con una sonrisa forzada. Es bueno ocultando sus sentimientos, pero por desgracia para él yo soy igual de buena descifrándolos, pero solo cuando quiero.

─ Ya pensaba que te habías rajado ─ le digo para animar el ambiente.

─ No, me he entretenido, solo eso.

Aunque sea raro en mi decido no atosigarle más, ya me dirá si quiere o no lo que le pasa cuando estemos solos.

─ ¿Os habéis perdonado ya? ─ pregunta pasando la mirada de uno al otro.

─ Si, todo vuelve a ser como siempre, ¿verdad Alex?

Me giro hacia él y veo que sigue con el ceño fruncido al igual que Aaron. Vaya dos. Se nota que son hermanos. Son igualitos.

─ Por Dios, dejad de ser tan infantiles y daros un abrazo de perdón.

─ ¿Y no puedo abrazarte a ti? ─ comenta el castaño.

─ No a mí no

─ Eso yo también lo prefiero antes que abrazar a este troglodita ─ apoya Alex. Para una vez que se ponen de acuerdo tiene que ser para molestarme. Como no.

Aaron es el primero en moverse seguido de su hermano a lo que yo intento apartarme sin resultado y acabo entre los dos rodeada por ambos brazos. Ahora mismo soy la envidia de todo el instituto, pero yo estoy deseando que me suelten. Tengo que admitir que no soy muy fan del contacto humano.

─ Suficiente, ya podéis soltarme ─ me está empezando a faltar el aire de lo fuerte que me abrazan.

─ Que poco cariñosa eres ─ se queja el rubio.

─ Eso, ¿no querías que nos abrazáramos? ─ añade el otro pesado

─ No puedo respirar.

Al fin acaban soltándome, riéndose de mi exageración.

─ Venga vámonos que vas a llegar tarde ─ digo tirando del brazo de Aaron hacia el aparcamiento, pero este no se mueve.

─ Alex, ¿quieres venir? Vamos al club de hockey ─ lo último que me esperaba es que le preguntara eso.

─ ¿Vas a volver al equipo? ─ pregunta incrédulo.

─ Sí, esta pesada me ha convencido.

─ ¿Pero sabe por qué lo dejaste? ─ sigue sin dar crédito.

─ Claro, ¿vienes o no?

─ Eh, sí, claro.

Los tres caminamos hacia el coche entre charlas sin sentido como en los viejos tiempo. Había echado de menos todo esto. Agradezco que poco a poco todo vaya volviendo a la normalidad, aunque bueno dudo mucho que vaya a ser todo igual, sobre todo teniendo en cuenta que Aaron y yo no podemos volver a ser solo amigos. Por mucho que lo intentemos la tensión sigue ahí, aunque tratemos de ignorarla.

El castaño saca las llaves del coche y me las pasa dejándome un poco alucinada. Recuerdo lo que me dijo el otro día de que su coche era todo mío, pero no pensaba que fuera en serio, pero más sorprendido esta Alex.

─ ¿Vas a dejar que toque tu preciado coche? ¿Quién eres y qué has hecho con mi hermano?

─ Como conduzca yo voy a empezar a dar vueltas por toda la ciudad para no ir ─ se justifica y aunque sé que está diciendo la verdad, no es el único motivo y lo sé por la forma en la que me guiña el ojo disimuladamente ─. No te pongas celoso hermanito.

Subimos al coche y conduzco entre bromas hasta llegar a nuestro destino. Aparco en el primer hueco que encuentro. Nos bajamos excepto Aaron quien necesita unos minutos para mentalizarse.

─ ¿Estas bien? ─ pregunto volviendo a entrar en el coche cuando pasa un rato y sigue sin moverse.

─ Sí, sí ─ sacude la cabeza saliendo de sus pensamientos ─. En realidad no. Estoy nervioso.

─ Me imagino. ¿Recuerdas el último concierto que di? ─ asiente ─ Estaba tan nerviosa que estuve a punto de irme a mi casa y no salir, pero tú me convenciste para no hacerlo.

─ Sí y después de eso te lesionaste y nos has podido volver a tocar.

─ Esa no es la moraleja de la historia. Mira yo no pude cumplir mi sueño de ser violinista, pero lo intenté gracias a ti, por eso no quiero que tu no cumplas el tuyo solo porque te dé miedo.

─ ¿Por qué demonios tienes que ser tan buena? Desde luego que no estoy a tu altura ─ suspira.

─ No digas tonterías. Venga vamos.

Al salir veo que Alex nos ha estado mirando desde fuera todo el rato analizando la situación. No quiero saber lo que estará pensando. Bueno, sí que quiero saberlo.

Caminamos hacia el interior y nos encontramos a un par de chicos, entre los que se encuentra Zack, quienes nos saludan animadamente. Continuamos nuestro camino hasta que divisamos a mi padre a lo lejos hablando con alguien por teléfono.

─ Hola Papá ─ saludo al verle.

─ Hey, ¿qué hacéis los tres por aquí? ─ dice cortando la llamada.

─ Aaron quiere volver al equipo.

- ¿De verdad? ─ le pregunta y este asiente como respuesta ─ Perfecto, ve a prepararte el calentamiento empieza en cinco minutos.

Dicho esto, se marcha, no sin antes dedicarme una amplia sonrisa. Alex y yo nos alejamos en dirección contraria para llegar a las gradas. Una vez allí cuando estamos solos me suelta.

─ Retiro todo lo que he dicho, está perdidamente enamorado de ti.

─ No exageres, puede que le guste un poco no lo niego, pero ¿enamorado? Tampoco te pases ─ digo restándole importancia.

─ No estoy exagerando, ¿cómo no te das cuenta? ¿Acaso estás ciega?

─ Estas exagerando ─ repito.

─ Por Dios, ¿has visto cómo te mira? ─ pregunta sin creerme.

─ Sí, como siempre.

─ Vale, necesitas ir al oculista urgentemente.

─ Venga experto y ¿cómo se supone que me mira?

─ Como tú miras un libro.

─ No lo creo.

─ Dios mío Liv, ¿por qué no quieres verlo?

No digo nada. No sé la respuesta, a decir verdad.

─ Claro, tiene sentido ─ comenta para sí mismo.

─ ¿El que tiene sentido?

─ Que estes muerta de miedo. Por eso te controlas tanto a ti misma, aunque hay veces que se te olvida, sobre todo cuando estas a solas con él, como antes en el coche, por ejemplo.

─ Voy a por algo de comer ─ digo para huir de la situación.

─ Liv puedes hablar de esto conmigo, sé que no estaba muy de acuerdo, pero puedes contarme lo que sea.

─ Está bien ─ suelto, me vendrá bien contarle mis sentimientos a alguien más ─. Llevo enamorada de él toda la vida y sé que él también, pero hemos acordado ser solo amigos y me conformo con eso.

─ Pero podríais... ─ intenta decir algo que seguro me hará cambiar de opinión.

─ No Alex, tenías razón, hemos perdido nuestra oportunidad demasiadas veces y no pienso volver a arriesgarme.

─ Vale, como quieras, pero no es fácil estar enamorado de tu amigo, te lo digo por experiencia ─ comenta con una mirada triste.

─ Lo sé, pero llevo haciéndolo mucho tiempo, ¿qué más da un poco más?

Es duro, no lo voy a negar, pero no puedo cambiar nuestro destino y con todo lo que ha pasado a lo largo de los años, me ha quedado claro que el destino no está de nuestro lado.

***

Tras el entrenamiento decidimos ir a la casa de los Crown a ver una película y comer pizza, aunque debería estar estudiando ya que mañana hay clase, pero qué más da.

─ Ha sido el mejor entrenamiento de mi vida ─ vuelve a contar Aaron eufórico al entrar en la casa ─. Ha sido la primera vez que he disfrutado en el hielo. Gracias, gracias, gracias ─ vuelve a abrazarme por quinta vez.

─ Si es que siempre tengo razón ─ contesto risueña.

─ Excepto cuando se trata de interpretar tus sentimientos ─ menciona Alex a lo que le fulmino con la mirada.

Por suerte Aaron no se percata de las palabras de su hermano y sigue hablando de lo emocionado que está. Tengo que confesar que me encanta verle así de feliz, hacia muchísimo tiempo que no le veía tan contento. Me alegro muchísimo por él.

─ Hola chicos, ¿que os tiene tan contentos? ─ dice Victoria entrando al salón.

─ Hoy he vuelto al hockey ─ le explica Aaron igual de contento.

─ ¿De verdad?

─ Sí y ha sido increíble.

─ Me alegro por ti Aaron, ¿por qué no vais a algún sitio para celebrarlo?

─ Teníamos pensado quedarnos aquí ─ añade Alex.

─ Pero aquí estáis siempre, mejor que salgáis un rato.

─ ¿Qué pasa? ¿A qué viene tanto interés en que nos vayamos? ─ vuelve a intervenir el castaño esta vez con menos felicidad.

─ Nada, nada solo quiero que os divirtáis ─ añade nerviosa.

─ Nos podemos divertir aquí perfectamente.

─ Pero...

─ Victoria cariño, deja que los chicos saluden a su padre.

No puede ser. Esto no puede estar pasando. No puede ser que el mismo Phillip Crown se encuentre delante de nosotros.

Aaron

Tengo que salir de aquí, pero estoy completamente paralizado. No me creo que después de tanto tiempo mi padre esté delante de mis ojos tan tranquilo como si nada hubiera pasado. Se le ve tan estirado como siempre con ese ridículo traje y ese pelo castaño peinado a la perfección. Odio parecerme tanto físicamente a él. Ambos tenemos la cara cuadrada y mandíbula definida, así como el mismo color de pelo y ojos, solo que los suyos no reflejan nada, están tan vacíos como él.

─ ¿No vais a decir ni una palabra? ─ vuelve a hablar mi querido progenitor.

─ ¿Qué haces aquí? ─ pregunta Alex tan estupefacto como yo.

─ Vale, supongo que no merezco un saludo por vuestra parte.

─ No te hagas la víctima ¿qué haces aquí? ─ vuelve a preguntar perdiendo la paciencia, lo cual es raro en él, pero es lo que causa la presencia de nuestro padre.

─ Tengo trabajo en Chicago y era una tontería ir a un hotel cuando tengo una casa prácticamente al lado.

"Ja, esta dejó de ser su casa hace mucho tiempo"

─ Bueno como veo que ninguno de los dos piensa hablarme saludaré a Olivia ─ oh no de eso nada ─ ¿Qué tal estas, querida?

─ No te atrevas a hablarle ─ intervengo.

─ Por fin te atreves a hablar hijo. Parece que nada ha cambiado, sigues perdiendo el norte por esta chica ─ el tono de desprecio de su voz me está hirviendo la sangre ─ ¿en qué punto se supone que estáis de vuestra complicada relación?

Liv retuerce la pulsera que siempre lleva nerviosa. Me imagino que se estará sintiendo insegura por toda esta situación. Odio el poder que tiene mi padre para hacer sentir mal a todos.

─ Mamá, tienes razón, deberíamos irnos ─ le digo dirigiéndome hacia ella, quien agacha la cabeza avergonzada.

─ Esperad, lo siento, me he comportado fatal con vosotros lo sé, pero por eso estoy aquí para arreglarlo.

─ Ya es demasiado tarde ¿no crees? ─ añade mi hermano.

─ Por favor, quedaros a cenar.

─ Olivia tú también, he preparado merluza ─ invita mi madre y sinceramente lo agradezco, no solo porque así mi padre se cortará un poco, sino también porque su presencia me tranquiliza.

─ Eh, no sé, parece que necesitáis estar en familia ─ dice incómoda.

─ Eres como parte de la familia, venga, ven, nos vendrá bien que estés aquí ─ la guía hasta el comedor sin esperar respuesta.

Cuando nos quedamos los tres solos le advierto a mi padre.

─ Por favor, compórtate delante de ella, cuando se vaya me dices lo que quieras, pero ahora no. No le hagas pasar un mal rato.

Este asiente y los tres nos movemos al comedor. Nos sentamos alrededor de la mesa, lo cual es raro, normalmente cada uno como cuando puede y donde quiere, pero no, hoy cenamos todos juntos como una familia, nada más lejos de la realidad. Lo único reconfortante es la presencia de Liv, pero ni eso frenará durante mucho tiempo los comentarios de mi padre.

─ ¿Y bueno que tal los estudios? ─ saca mi madre un tema de conversación.

─ Bien, como siempre ─ contesta seco mi hermano pero nadie aporta nada más.

─ ¿Y qué tal el entreno? ¿Cuándo empezáis los partidos?

─ El mes que viene- contesto.

─ A ver si esta vez estas más concentrado ─ dice mi padre por lo bajo.

Noto como Liv se tensa a mi lado y coloco una mano en su rodilla para tranquilizarla, yo por mi parte no me afecta lo que diga, estoy acostumbrado a escuchar cosas peores provenientes de él. No es nada nuevo.

La mesa se queda en silencio, aunque por desgracia no por mucho tiempo.

─ Gracias Olivia por hacerle ver que debía volver ─ le agradece mi madre directamente a lo que ella simplemente me mira y sonríe.

─ ¿A qué viene tanto interés en que mi hijo juegue al hockey? ─ le pregunta mi padre.

─ Solo quiero que cumpla su sueño.

─ En ese caso deberías alejarte de él. Contigo al lado no lo va a conseguir.

─ Papá, nadie ha pedido tu opinión ─ salto a la defensiva.

─ ¿Se puede saber que te pasa conmigo? ─ por mucho que quiera evitarlo es una bomba de relojería a punto de estallar y eso que noto como se está controlando, si no se tratara de él ya le habría soltado un par de palabras para nada amables.

─ Solo eres una distracción para mis hijos, para los dos, pero sobre todo para él ─ me señala ─. Eres su punto débil.

─ Phillip deja Olivia tranquila ─ intenta controlar mi madre.

─ Tienes razón cariño, no ha estado bien lo que he dicho, discúlpame. No es culpa suya, es del inútil de mi hijo que prefiere escucharle a ella antes que a su propio padre.

─ Se acabó, he intentado mantener la calma, pero no puedo.

─ Liv déjalo, no merece la pena ─ exclamo débilmente pero no me escucha.

─ Debería darte vergüenza tratar así a tu propio hijo. Normal que no te escuche ni quiera hablar contigo. Estás demente.

─ Lo que me faltaba por escuchar, que una niñata enamorada me dijera como ser debo comportarme con mi familia.

La cólera aumenta en ella a una velocidad exponencial tanto que se levanta y sale de allí a toda prisa. Me levanto para seguirla, pero mi madre me interrumpe.

─ Deja que hable yo con ella

En cuanto desaparece del comedor dejo de comportarme y estallo.

─ ¿Se puede saber que cojones te pasa en la cabeza? Una cosa es que me digas todas esas gilipolleces a mí, pero ¿tenías que decírselo a ella? Menos mal que te he pedido que no lo hicieras, debería haber supuesto que no lo harías. No has cambiado nada.

─ ¿Es que no ves que vas a cometer el mismo error? Perdiste esa beca por a ver estado toda la noche con ella. Estabas más preocupado por ella que por tu futuro.

─ Estas obsesionado, que te entre en la cabeza, para mi Liv es más importante que el hockey y que cualquier otra cosa.

─ No dirás lo mismo cuando te rompa el corazón o cuando tú se lo rompas a ella.

─ Cállate, no quiero seguir escuchándote. Si pretendes que te perdone, así nunca lo vas a conseguir.

Tengo que salir de esta casa. Ojalá poder irme y no volver hasta que este psicópata se haya largado bien lejos de aquí. Al llegar al salón me encuentro a Liv histérica, está sentada en el sofá, pero no deja de mover las piernas repetidamente de arriba a abajo y retorcerse los dedos de las manos completamente nerviosa. Mi madre está a su lado intentando tranquilizarla sin éxito, cuando está en ese estado no escucha a absolutamente nadie. Ni siquiera a mí.

─ Creo que es mejor que la lleves a casa ─ dice mi madre al verme ─ y quédate allí esta noche, voy a llamar a Sophie.

─ ¿Estás bien mamá? ─ pregunto ya que también la noto algo alterada.

─ Si, estoy bien ─ se levanta para irse y cuando llega a un par de metros de donde me encuentro vuelve a hablar ─ No hagas caso a ni una de las palabras que ha dicho tu padre, ambos os necesitáis. El amor no te hace débil, sino todo lo contrario.

Intento sustituir las palabras de mi padre por las que me acaba de decir a la vez que me acerco a Liv y la abrazo como consuelo. No sé quién necesita más este abrazo, si ella o yo, ahora mismo la verdad es que los dos estamos igual de rotos.

─ Venga vámonos de aquí ─ susurro entre su cuello.

─ Di-dile a Alex que venga también.

Mierda, Alex, me había olvidado de él. Seguro que mi padre ha seguido comiéndole la cabeza después a él. ¿Cómo no me he dado cuenta? Soy el peor hermano del mundo. Voy a por él y juntos conseguimos escapar de esta pesadilla por un tiempo.

_____________________
Y hasta aquí el capítulo de esta semana un poco más dramático de lo normal ¿qué os ha parecido?

Me da mucha pena Aaron, le ha durado la felicidad cinco minutos. Y bueno tambien Alex y Liv. Me rompe el corazón verlos así. 💔😕

Nos vemos pronto en un capítulo un poco menos amargo pero con mucho drama.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro