Capítulo 33*
SPOILER ̸ ABVERTENCIA:
Ahora sí, si no les gusta las tajadas con pollo entonces no lean el capítulo, enserió lo estoy advirtiendo porque no quiero que se sientan incomodas.
El capítulo es +18, entonces quiero que tengamos en claro que no vamos a ver besitos vainillas, porque aquí habrá de todo, cuando digo de todo es de todo, créanme, así que sí.
Y para las personas que si lo leeremos: Que Dios los bendiga y a mí que me perdone.
Aquí una oración para que en mi casa nunca se den cuenta de que escribo esto, amén.
BEVERLY
Mis ojos pasearon por todo el lugar.
Negué con mi cabeza, no era cualquier lugar, era mi habitación.
Estoy en mi habitación con Noah Blythe.
Y algo más, no sé en qué momento propuse acceder a venir a mi casa, era mala idea, pero cuando me beso en el pasillo me tente a tal grado de seguir sus pasos cuando entramos a un aula vacía y me beso como si no importara nadie.
Sus manos se colaron por debajo de mi falda y en el momento en el que sus dedos rozaron piel incline mi cabeza hacia atrás, sintiendo su tacto tan bien y delicado.
Sus besos recorrieron mi cuello y mis manos subieron hasta su cabello.
—Te he deseado tanto, Beverly. —su voz ronca me estremeció la piel, tanto como sus dedos deslizándose dentro de mí.
—Yo... —susurre, tan débil que hasta dude si él me había escuchado.
—¿Tú qué? —arrastro en su voz, así como sus labios subían el marco de mi cuello.
—También te deseo.
—¿Me deseas tanto como lo hago yo?
—Mucho.
—Demuéstramelo.
—Vamos a mi casa.
—¿Segura?
—Jamás lo había estado tanto.
—Vamos.
Suspire cuando apoye mi espalda viendo como mis hormonas se descontrolaron en unos minutos, así es como Noah llego aquí a mi habitación, mire su espalda y volví a revivir lo que acaba de pasar.
Besos en mi cuello.
Sus manos en mis pechos.
Mis manos en su cabello.
—Noah.
—¿Sí? —se dio la vuelta, me miro como un niño feliz, sus ojos tan brillantes y ladeo su cabeza.
—¿Estas bien?
Él se acercó a mí, si no lo conociera diría que muy amenazante, pero sus ojos me miraron, había una sonrisa dibujada en su rostro, sus manos subieron y sus dedos rozaron mi rostro, ladeo su cabeza mientras su dedo bajaba lentamente por mi cuello, seguido de mi pecho y más seguido toco por encima de mi blusa.
—Estoy bien. —afirmo.
—No quiero que te arrepientas.
—¿Por qué lo haría?
—Me da miedo que mañana me mires como si no existiera.
—Mañana y hasta el día que me permitas tomare tu mano delante de todos.
—¿Hablas en serio?
—Hablo enserió.
—Demuéstramelo.
—Fácil.
Fue lo único que dijo para luego besarme.
Fue un beso tan desesperado, fuerte, intenso y deseoso de más, nada que no estuviera acostumbrada cuando de Noah Blythe se trataba, sin duda alguna Noah es el único que podría tenerme con las piernas templando solo con darme un beso.
Estaba muy segura de que podría demostrar que soy una chica fuerte y que rechazo a todos, pero con él, con él nunca podría decir que no, tenía un imán hacia mí, era alguien exigente y cuando él me demuestra que puede mantener el control me derrite en segundos.
Mas cuando sus manos actúan tan rápido cuando quitaron mi blusa dejándome en sostén, sus manos me apretaban encima de la tela y aun así podía sentir su piel tocando la mía, apretando y haciéndome suspirar, sus besos tan calientes sobre mi piel me hacían perder la noción de todo.
¿Llevar el control? No, ya me cansé de eso, quiero que alguien lleve el control mientras me hace suya.
Y hoy más que nunca voy confirmaría que soy de él, era muy ilusa por tener intimida con Noah, pero estaba segura de que he sido de él mucho más antes de que conociera mi cuerpo.
Mis manos no se iban a quedar quietas, así que fui rápida al quitar su playera, la tire a un lado y mire su pecho marcado, sus brazos ejercitados y grandes, mis manos acariciaron su pecho y lo bese, empecé dejando besos por todo su pecho hasta subir a su boca y profundizar el beso.
Sus manos me agarro de mis muslos subimiento a la cama, me acostó y subió mi falda, sentí un escalofriante aire en mis piernas descubiertas, suspiré y mordí mis labios cuando sentí el aliento caliente de Noah sobre mi intimidad, cerré mis ojos al mismo tiempo en el que sentí a Noah.
Quito mi falda y luego deslizo la única prenda que me quedaba y lo mire desde arriba, su cabello rubio estaba desordenado, sus ojos verdes se miraban oscuros y sonrió bajando su cabeza lentamente para lamer.
Eso era todo.
Era suya.
Le pertenecía.
Trate de no sonar como si estuviera desesperada, más cuando me estaba haciendo desear que me subiera encima de él y también demostrarle que no necesita a nadie más que a mí, que yo puedo darle también lo que necesita, tal vez suene un poco egoísta y posesivo de mi parte, pero tenía sentimiento que sobrepasaban y eso era aterrador y muy excitante al mismo tiempo.
—Noah. —lo llame. Él me miro y yo sonreí —Ven aquí.
Sonreí más cuando él me obedeció y subió, lo bese y lleve mis manos a su pantalón para empezar a quitarlo, fue tan rápido que quite todo dejándolo sin ropa para mí, sonreí cuando mire sus partes y subí mi mirada a él.
—¿Te gusta lo que ves?
—Te confirmo hasta que lo pruebe.
—¿Y qué esperas para hacerlo?
—Que me lo pidas.
—Chúpamela.
Sonreí cuando Noah se recostó y me miro colocándome para poder complacerlo, no era una chica tímida en el sexo, tampoco era mi primera vez y pude notar que Noah me miraba satisfecho porque sé lo que hago.
Deslice mi lengua por su toda su anchura mientras lo miraba, era tan excitante ver como él sonreía como si no lo excitara, pero poco me importaba, quería que lo disfrutara y me enfoque en su longitud mientras deslizaba mi lengua por todo e introducía más mi boca.
Sentí como la cama se movía y aunque pude sentir la presencia de Noah viéndome desde arriba no me moví, menos cuando su mano se envolvió en mi cabello haciendo que entrara y saliera más rápido, ahogándome y sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas. Y aun ahogada dentro de la polla de Noah seguí.
No me detuve aun cuando él me soltó.
—Qué bonita te ves. —dijo, acariciando mi cabello.
Levante mi mirada, con mi boca llena y mis ojos rojos. Quise seguir cuando sentí como empezaba a palpitar y a expulsar un poco de líquido, sabía que él podía venirse si seguía, pero no me dejo, me alejo agarrando mi cabello.
—Ven aquí. —me dijo.
—Déjame terminar. —susurre.
—Ven aquí. —repitió.
Hice caso y me acerque subimiento encima de él, sus manos recorrieron mi cuerpo, sus manos grandes y suaves apretaron mis pechos tan fuertes que me hizo gemir, lo hice, gemí tan fuerte que si alguien estuviera en casa me escucharía.
Agradecí que hoy nadie estaría y aproveche el momento para gemir como nunca.
La boca de Noah bajo a mis pechos, los chupo, mordisqueo y beso de una manera tan ardiente que me hizo agarrarlo del cabello para hacerle entender que quería que siguiera haciendo eso, aun así, no podía más, estaba muy deseosa por tenerlo dentro, tanto que decidí moverme encima de él.
A él le gusto que tomara esa decisión más cuando me apretó más y sus manos me rodearon la cintura apretándome más a él, sentí su polla tan gruesa y lista para deslizarse dentro de mí.
—Estoy lista. —dije, y fue más como una súplica.
—¿Lista para mí?
—Lo suficiente para demostrar que si no me la metes lo haré yo.
—Que exigente.
—Solo con lo que me gusta.
—¿Y yo te gusto?
—Mucho.
Noah sonrió, me dio vuelta sobre la cama recostándome y se alejó agarrando su pantalón y sacando un sobrecito, me coloque bien cuando mire a Noah abriendo un condón y colocándoselo. Se acerco a mí, abriendo mis piernas, me quedé quieta cuando sentí deslizándose dentro de mí, cerré mis ojos cuando mientras estaba dentro de mí me beso los labios.
—¿Cómoda? —me pregunto.
Asentí.
—Necesito que me digas si estas cómoda y si puedo.
—Lo estoy.
—¿Puedo?
—Sí.
Me dio un último beso y comenzó a moverse dentro de mí, dentro, fuera, primero fue lento, cuando sintió mis manos en su espada iba acelerando los movimientos haciéndolos más bruscos, más rápido, más exigentes más deliciosos.
La manera en la que mi cuerpo se doblegaba ante él me aprecia sorprendente, más cuando nuestros cuerpos se combinaban de una manera tan particularmente única.
Mi cuello recibió besos y mordiscos de Noah y la espalda de él recibió mis uñas marcadas, nos miramos mientras él se movía y yo sentía su calidez. Le mire los labios y lo bese.
Para él, el beso que profundice lo hizo perder el control y volverse más brusco, se sentía tan bien lo rápido que iba, las piernas me templaban y mi interior se sentía tan cálido, quería que siguiera, que no se detuviera y que me hiciera correrme.
Y no paso mucho para lograrlo, literalmente sentía todo tan cerca, cerré mis ojos concentrándome en el momento, mi cuerpo se relajó y empezó y pude volver a sentir mi respiración agitada, al abrir mis ojos miré a Noah, me miraba sin reacción alguna, simplemente me miraba.
Me empecé a sentir insegura.
Quise hablar, pero no pude, solo lo alejé.
—¿Estas bien? —me pregunto, en el momento en el que se acostó en mi lado.
—Lo estoy ¿tú estás bien?
—Bastante.
—Me alegra. —conteste.
—Ven aquí. —su voz se suavizo y me acerco para abrazarme. —Eres preciosa, Bev. —dijo, para luego besar mi frente —Me quiero quedar contigo.
Él me beso la frente y con la misma delicadeza se acostó a mi lado y abrazo.
—Eres preciosa. —me dijo y yo sonreí.
Me sentí tan nerviosa que me acurruque en su pecho, nunca me había sentido así de especial como cuando estoy con él.
—Si lo sabes ¿verdad?
—¿El que? —lo mire.
—Que eres preciosa, me gustas, tu cabello, tus ojos, tus labios, tus manos, tú. Estoy completamente enamorado de la hermosa chica que eres. El simple hecho de que me mires me hace sentirme privilegiado. Es un honor estar contigo.
—¿Quieres estar conmigo?
—Es lo que más anhelo.
—¿En qué sentido?
―Quiero que me des la oportunidad de poder ser tu novio.
Lo había dicho.
Lo había dicho él.
Lo había dicho él viéndome a los ojos.
Mi sonrisa fue tan genuina que hasta sentí vergüenza de lo nerviosa que me había puesto.
—¿Hablas en serio? ―pregunte —Por favor, dime que estás diciendo la verdad.
—Hablo enserió, quiero que seas tú.
—¿Yo? —mi voz tembló de los nervios. Noah noto eso y sonrió acariciando mi rostro.
—Solo tú. —afirmo.
—Sí. —dije, sonriendo —Sí.
—¿Sí? —Noah me miro sorprendido y yo asentí —¿Si puedo ser tu novio?
—Sí. —sonreí.
—Entonces voy a besarte.
Y lo hizo.
Me beso.
Me lleno de besos la cara y me la sostuvo con sus manos viéndome a los ojos.
—Ya no tienes escape.
—Es imposible querer tenerlo si eres tú. —le bese la mejilla.
—Solo no me vuelves a evitar.
—Lo intentare. —bromee y él sonrió. —¿Noah?
—Dime.
—¿Enserió quieres estar conmigo?
—Sí.
—Pero que pasara con Bianca, no quiero problemas con ella.
—Me dices, no te quedes callada, pase lo que pase, dime, Beverly. Me encargare de que nadie te moleste.
—Gracias.
—¿Estas segura que nadie vendrá? Podemos irnos a otro lado si quieres.
—¿Ir a dónde? —lo mire, él me acariciaba el cabello y bajo su mirada cruzándola con la mía.
—¿A comer? ¿No tienes hambre?
-Honestamente, sí.
—Vamos a comer, ve a cambiarte.
Asentí.
Noah me beso nuevamente y yo me aleje para irme a cambiar, honestamente solo me levante y fui a mi guarda ropa a buscar algo más bonito.
Noah por su parte comenzó a cambiarse.
—¿Te molesta si me doy una ducha rápida? —pregunté apenada, pero, aun así, seguí buscando mi ropa.
Noah negó y coloco sus pantalones.
Sonreí y entre al baño, seguido a la bañera. Me bañe correctamente todas mis partes me puse enfrente del espejo, me mire y sonreí, no puedo creer que haya pasado esto y que él este esperándome.
Me sentía muy nerviosa, Noah me gusta mucho y estoy feliz de que el sentimiento sea mutuo, pero aún no puedo dejar de pensar de que puedan pasar cosas malas en el futuro y que se involucren personas de su pasado o del mío.
Aparte, creo que estamos ¿qué? En el proceso de: ¿novios? ¿estaré yendo muy rápido?
No quiero terminar siendo la chica que le robo el novio a otra.
Negue en todo momento las cosas negativas y me peine el cabello y aproveche que metí mi ropa y comencé a cambiarme, no me haría mucho, solo me retoque mi mascara de pestañas y me eche mi labial.
Salí encontrando a Noah acostando en mi cama con su teléfono, su cabello rubio estaba desordenado y ligeramente unas puntas más rebeldes que otras, el sol entraba por la ventana y lo hacía ver más rubio, sus ojos cruzaron con los míos y una sonrisa se formó cuando me miro.
Suspiro y se levantó.
—No me cansare de decirlo. Eres hermosa.
—Gracias.
—Te ves preciosa cuando te sonrojas.
—Ya basta. —sonreí apenada.
Noah sonrió y me beso.
—Vámonos preciosa, te llevare a comer.
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