Capítulo VII: Lecciones con Ino Yamanaka.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
—¡Eros!— las pequeñas pisadas fueron seguidas por las miradas de sus amigas. Verlo intentando caminar era un espectáculo lleno de ternura —Mira lo que tengo para ti— Hinata le dejó un tazón de leche a unos centímetros de distancia, eso para que no siguiera caminando más tiempo. El pequeño gato daba pasos cortos y encantadores, logrando robar más de una sonrisa.
—Aww— las chicas dejaron de prestar atención a su alrededor, ver al adorable gato beber leche era demasiado para su corazón. Los segundos parecían detenerse cuando se trataba de observar a Eros.
Hinata le sonrió con ternura, acariciando su cabeza en una de las muestras de afecto que más le gustaba. Hace sólo unos días, su esposo había llegado con un pequeño gato, al que rescató de ser agredido por un par de niños traviesos. El indefenso minino se encontraba un poco enfermo, pero rápidamente logró recuperarse con ayuda del veterinario al que decidieron acudir. Gaara le permitió ponerle un nombre, ella escogió el de Eros, luego de tanta indecisión e intentos fallidos. Debía tener sólo unos meses de edad, debido que seguía sin tener un gran tamaño. Dejó a su mascota comer y se dirigió al radio de la sala, el cuál encendió en alguna estación de música, sin llegar a subir demasiado el volumen.
Cuando estaba preparando el tazón de Eros, se permitió un poco de tiempo para pensar en su familia, habían pasado sólo unos meses desde que sus caminos fueron separados. Hanabi tal vez era la persona más afectada, ella solía ser más que una hermana para la menor de los Hyūga, y su partida simplemente no le fue posible de digerir. Intentó llenar el vacío que Hinata dejó en la aldea ocupando su lugar en el equipo ocho, pero al parecer ese plan no tuvo aceptación por parte de la Hokage, Hanabi primero debía convertirse en Chūnin. Hinata sabía bien que aunque fuera de visita, para su hermana o su equipo no era suficiente. Por ese mismo motivo, pensó muchas veces en seguir siendo ninja, pidiéndole a Gaara que le permitiera seguir haciendo misiones con Kiba y Shino. Su carrera como Shinobi "terminó" cuando dejó Konoha para formar parte de Sunagakure, hasta ese momento no se planteó la posibilidad de volver, siendo ahora ninja de la aldea de la arena. Quizás ver la fortaleza y tenacidad de Temari, fué lo que la inspiró a retomar esa profesión. Su autoproclamada nueva hermana, era una mujer que se ganó el respeto de una nación gracias a sus habilidades. Hinata no quería ser la excepción, no quería que la reconocieran solamente por ser la esposa del Kazekage.
Se sentó junto a sus amigas en la sala luego de ver a Eros terminar su leche, al gatito le encantaba que alguien lo consintiera en todo momento. Eso no representaba un problema para nadie dentro de la casa.
—Es mejor que me vaya ahora— Temari llamó la atención de todas al levantarse de su asiento, ajustando su ropa y despidiéndose de Eros con una corta caricia en su cabeza.
—¿Te vas tan pronto, Temari-chan?— la rubia casi quiso llorar de la felicidad al ver que su cuñada le llamaba de esa manera. Poco a poco la confianza iba creciendo en su relación, ahora ya no la trataba como si fuera una persona mucho mayor que ella.
—Sí, tengo que ultimar detalles para la próxima reunión de Gaara. Tiene que viajar por unos días y seré parte de su escolta— Hinata la miró un tanto sorprendida. Su esposo no le había comentado que salía de la aldea, se dijo a si misma que tal vez se debía a que siempre estaba muy ocupado. Un sin fin de preguntas comenzaron a formarse en su mente, ¿A dónde iría Gaara?, ¿Quién lo acompañaba?
—¿Gaara-sama saldrá de la aldea?— la hermana del Kazekage evadió su mirada, era muy obvio el estado de total confusión de la ojiperla, lo que le hizo saber que su hermano aún no le decía nada. Fue su error al hablar de más, probablemente Gaara estaba buscando el momento ideal para decirle que partiría unos días lejos de ella.
—Sí, hay algunos acuerdos que hacer con una pequeña aldea al sur. Es como una medida para dar a conocer al nuevo líder de Sunagakure a esos aliados— le explicó rápidamente, no podía dar demasiada información frente a ninjas que no pertenecían a la aldea. No tenía nada en contra de las amigas de Hinata, pero tampoco era demasiado confiada como para ir divulgando información privada.
—¿Quién más irá?
Temari llevó uno de sus dedos a su barbilla de forma pensativa, tratando de decidir si era correcto o no seguir hablando del tema. Al final terminó alzando los hombros, restándole importancia —No estoy muy segura. Tal vez Baki o su secretaria.
Hinata frunció el ceño, sin embargo permaneció sin decir una palabra hasta que Temari desapareció de la vista de todas. Ino estudió con detalle el silencio de su amiga antes de hablar por primera vez, tratando escoger las mejores palabras.
—¿Aún no le has pedido a Gaara que despida a esa mujer?— fué más directa de lo que pretendía, carraspeó un poco para interrumpir el silencio en el que seguía la chica a su lado.
—No creo que despedirla sea lo correcto, su sueldo es de lo que vive— se detuvo a si misma con un largo suspiro, cerró los ojos en un intento por evitar las miradas acusadoras de sus amigas. Por más que lo deseara, Hinata no podía ser tan cruel como para dejar a alguien sin empleo, movida principalmente por sus celos.
—Es verdad— terminó por aceptar Sakura. Si se ponía en el lugar de esa mujer, ser despedida seguramente le traería problemas económicos, y eso no era lo que ellas pretendían.
—Quizás despedirla no, pero podrías pedirle al Kazekage que le cambien el puesto— dijo de pronto Tenten, captando por completo la atención de todas las chicas, y más de Hinata. Esa era la mejor opción hasta el momento.
—Sí, un puesto muy alejado de Gaara-sama— murmuró la joven azabache, una diminuta sonrisa se formó en sus labios al imaginar a Dai tan lejos de su esposo, que apenas y podría darle los buenos días una vez al año.
—Eres tan adorable cuando estás celosa— habló Ino mientras acomodaba su larga cabellera sobre su hombro. Sus amigas no pudieron hacer más que asentir, dándole la razón. Hinata les seguía mostrando más de esa faceta, hasta hace poco, desconocida en ella.
—¡N-no estoy celosa!— exclamó la antigua Hyūga contrariada, inflando sus mejillas, haciendo notar con esa expresión su inconformidad con lo dicho por Ino. Sus amigas tan solo pudieron reír por lo infantil y linda que se veía.
—Hinata— llamó su atención Tenten al tomar la voz nuevamente, ya le parecía mucho de burlarse de la pobre ojiperla, que no paraba de mover sus manos, argumentando que jamás había sentido algo tan ruin como lo eran los celos —¿Por qué no simplemente le pides a Gaara que te lleve con él en este viaje?
—Bueno— comenzó la chica, jugando con sus dedos índices para evitar así la mirada de todas sobre ella. Sabía perfectamente que, por el momento, tal vez esa era la mejor decisión que podía tomar. Como también ser sincera con su esposo y confesarle su sentir y sus más profundos pensamientos, empero, su timidez le impedía en gran parte hacer lo que creía correcto. Al igual que le impedía enfrentarse a Dai de la manera en que Ino sugería —No creo que sea correcto que Gaara-sama lleve a su esposa sólo por un capricho mío. Es más importante que su escolta o consejeros lo acompañen.
—Se supone que se trata de un asunto de diplomacia, creo que es algo normal que la esposa del Kazekage lo acompañe— en esta ocasión fue Sakura la que dió su opinión, Ino y Tenten estuvieron de acuerdo con ella. No había motivo por el cual Hinata debía hacerse menos ante otras personas, y estaban seguras de que Gaara no se negaría a llevarla con él.
—Hinata-chan, ¿Has pensado en volver a ser una kunoichi?— la pregunta la tomó por sorpresa, a pesar de que no dejaba de pensar en esa posible elección desde que dejó de ser una ninja de Konoha. Pensó muy bien en la respuesta que le daría a Ino, no pretendía hablar sin antes aclarar sus ideas.
—Sí, desde hace tiempo. Nunca me han agradado del todo los combates, pero ahora que soy la esposa del Kazekage...— guardó silencio por unos segundos, decir en voz alta que estaba unida en matrimonio a Gaara le provocó un ligero cosquilleo, le agradaba poder comentarlo con todos a su alrededor. Su esposo era Sabaku no Gaara —No quiero representar una carga para mi nueva familia, que me tengan que proteger si hay problemas. Baki-san me había dicho desde que llegué a Suna, que podía formar parte de los Shinobis de la aldea, sólo debía pedirlo— su voz fue bajando hasta que prácticamente se volvió inaudible —Quiero hacerlo. No deseo convertirme en una esposa trofeo.
Las chicas se observaron entre sí antes de hablar. Tal vez no podían entender por completo los sentimientos de Hinata, pero si ella pensaba de esa manera, tal vez se debía a lo que les contó cuando explicó el motivo de su matrimonio. Hinata se casaba con Gaara para que él pudiera tomar el cargo de su aldea, realmente, al comienzo no los unía ni siquiera un lazo de amistad. Ino notaba que eso poco a poco iba cambiando, Gaara demostraba un genuino interés en su amiga, además de un carácter amable y comprensivo hacia ella. Y Hinata no estaba muy lejos de parecerse a su esposo, lo trataba con dulzura en cada una de sus acciones, incluso estuvo dispuesta a hacer algo al pensar que su relación corría riesgo. Existía una cosa que no podía negar ninguna de sus amigas, esa era que ellos dos iniciaban un amor completamente inocente y puro.
—Me parece una buena idea que quieras volver, es como una manera de querer superar tus habilidades— Tenten fue quien decidió romper el silencio, regalando una enorme sonrisa a la ojiperla en señal de su total apoyo. Sakura también alzó sus brazos con entusiasmo, e Ino no tardó en seguirlas —Además, es un buen pretexto para entrenar con Neji. Tú irías a Konoha o Neji vendría a Sunagakure.
La idea de estar cerca de de su primo le pareció encantadora, lo adoraba, y verdaderamente extrañaba una cesión de entrenamiento con él. A pesar de que solía ser demasiado exigente y en ocasiones algo extremo, Hinata era consciente de que Neji sólo buscaba la manera de que ella lograra mejorar cada una de sus habilidades.
—Está bien, se lo diré a Gaara-sama— no creía que su esposo estuviera en contra de que ella volviera a ser ninja, sin embargo, creía que lo correcto sería comunicarle su decisión antes de llevarla a cabo. No pensaba permitir que Gaara le hiciera cambiar de opinión, simplemente quería informarle lo que sucedía con ella. Así como Gaara le contaba lo que él solía pensar sobre el futuro, como el hecho de querer hacer algo especial cuando fuera su primer aniversario. Eso último la sorprendió en su momento.
—Aunque creo que nos desviamos del tema principal— Hinata pasó saliva al ver la mirada llena de determinación de parte de Ino, sus ojos parecían brillar con el fuego de una antorcha olímpica —Hay que planear como deshacerse de esa tal Dai.
—De acuerdo— Sakura se acomodó mejor en su lugar, cuando se trataba de defender al amor que nacía entre Gaara y Hinata de aquella mujer, la Haruno se volvía más seria. A veces un aura oscura la rodeaba —Que comiencen las sugerencias.
—Yo pienso que debe ser sincera con Gaara.
—Debe hacer que cambien su puesto.
—Que la envíen a una misión lejos de Sunagakure, y que nunca regrese.
—Debemos decirle a Temari lo que esa mujer pretende con su hermano.
—Hay que amenazarla.
La sala se llenaba de ideas diferentes, la que hizo a Hinata abrir sus ojos fue esa última. Le espantaba el sólo pensar en amenazar a otra persona.
—Sí, tienen razón— Ino levantó su puño en señal de victoria, por fin había encontrado la respuesta a sus preguntas. Esa era sencillamente la idea perfecta —Hinata-chan, está decidido. Hoy mismo sacamos a esa arribista de la oficina de Gaara.
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—Es sencillo, Hinata. Sólo debes repetir lo que nosotros te decimos.
Se acomodó mejor el comunicador que Tenten le prestó, ella lo solía usar para sus misiones con su equipo, y funcionaba de maravilla. Se recordó que las instrucciones de sus amigas fueron claras y sencillas. Debía mostrarse intimidante y con seguridad en cada palabra que salía de su boca.
Luego de estar gran parte de la mañana planeando su jugada, en el cálido interior que les ofrecía su nuevo hogar en Suna, el pequeño grupo de temibles Kunoichi se dirigió al edificio donde trabajaba el Kazekage. Su plan sería puesto en marcha, nadie podría detenerlas, y no es como si alguien quisiera intentarlo. Con sólo verlas caminar se apreciaba su gran determinación. Ino y Sakura incluso usaron una ligera capa de maquillaje en su amiga, ademas de cambiarle su atuendo por uno un poco menos conservador. Querían lograr que sus mejores atributos relicuerian, y lo consiguieron, sin lugar a dudas. Unos minutos antes de la hora en que Gaara decidía tomar un descanso para comer, la azabache se presentó ante su esposo con una canasta llena de bocadillos y uno que otro postre. El chico no logró articular palabra al verla en los primeros segundos. Su esposa se veía diferente, su cabello iba atado en una coleta alta, dejando caer unos mechones cerca de su rostro que cubrían sus orejas, tenía un poco de delineador en sus ojos y un lindo tono rojo en sus labios. Su vestimenta ahora consistía en una falda de color blanco que llegaba a sus rodillas, y una blusa rosa pálido que dejaba ver un poco de su abdomen.
Gaara de inmediato se llevó sus manos a su cabello al ver que se acercaba a él y dejaba la canasta sobre el escritorio, era consciente de que su aspecto probablemente era descuidado.
—Gaara-sama, ¿Le importa si me llevo a su secretaria por unos minutos?— el Kazekage pareció salir de su trance al escuchar que se dirigía a él, se sintió decepcionado al comprender que no le pedía que lo acompañara a él, sino a su secretaria.
—Está bien, no me molesta.
Hinata sólo atinó a sonreír antes de salir de la oficina con pasos firmes pero un tanto inseguros. Dai se limitó a seguirla en silencio, sin comprender el motivo por el cual la llamaba. Podía hacerse alguna idea, pero no creía que esa niña pudiera ver sus intenciones hacia su esposo. A su vista, era una chica demasiado ingenua, y eso que la conocía muy poco, solamente por las ocasiones en que llegaba a dejarle comida al Kazekage, o a informarle sobre alguna decisión que se tomó en casa con sus hermanos.
"Sólo repite lo que ellas dicen, sólo repite lo que ellas dicen" se decía una y otra vez la ojiperla, sin estar por completo segura de sí podría hacerlo.
Ambas chicas salieron con rumbo desconocido para el Kazekage, quien las miró partir con un extraño malestar en el pecho. Sentía preocupación por el comportamiento que últimamente tenía su esposa, no lograba comprenderla y por más que le preguntaba ella no le decía gran cosa. Hinata le hacía prometer que no terminaría con su relación, y Gaara no sabía de donde surgió esa duda. Si lo pensaba detenidamente, ellos en realidad no habían tenido un problema hasta el momento, era tal vez ese motivo por el cual no era capaz de manejar esa situación. Probablemente, lo mejor sería pedir un consejo a su hermano, (el ultimo que le dio funcionó bien), o a su hermana Temari, ella siempre estaba dispuesta a ayudarlo en todo lo que requería.
—Nuestra esposa está celosa— la casi silenciosa voz dentro de su cabeza detuvo el curso que estaban llevando sus pensamientos, le pareció extraño que quisiera intervenir justo en ese momento, pero creía que él tenía las respuestas que necesitaba con tanta urgencia.
—¿A qué te refieres?
—Tú sí que eres lento muchacho, nuestra chica está celosa…— lo meditó durante unos segundos, la idea era totalmente loca, no existían motivos para que su esposa estuviera celosa de alguien. Él sólo tenía ojos para ella. Su huésped interior resopló ante la ingenuidad de su portador —¿No has notado desde cuándo actúa así?
Ahora que Ichibi lo comentaba, no le había prestado suficiente atención a ese detalle. ¿Desde cuándo Hinata tenía esa actitud?, fue antes de que sus amigas llegaran, ¿Comenzó el día que conoció a su secretaria?, ¿Por qué estaría celosa de Dai?
—No lo entiendo— terminó por aceptar ante Shukaku, que rodó los ojos una vez más, ya harto de no poder hacer que comprendiera lo que sucedía.
—Ella está celosa de esa mujer que trabaja contigo, tal vez no lo has notado, pero ella suele insinuarse a ti— Gaara seguía reflexionando las palabras de Shukaku, de resultar cierto, todo tendría sentido —Debes hacer algo, no quiero que lo arruines. Ella me agrada, en las noches ella en verdad…
—Te dije que es sólo mía— lo cortó con molestia.
Dai seguía caminando detrás de la ojiperla, resistiendo sus impulsos de preguntar a donde se dirigían, hace unos minutos que el edificio del Kazekage había quedado atrás. Lo que le daba un poco de miedo era notar que se retiraban de los lugares concurridos, para cualquiera sería una ubicación demasiado impropia. Ellas ni siquiera mantenían una buena relación, por no decir que era prácticamente nula, no tenían nada de que hablar. Y aun así, justo en ese instante se detenían en un callejón, un poco estrecho si se lo preguntaban a la mujer de linda cabellera.
Hinata se dió la vuelta para enfrentarla cara a cara, proyectando con sus labios la sonrisa más falsa que habían visto sus amigas en ella. Unos segundos después su acompañante reaccionó, mirando con recelo como la esposa del Kazekage la estudiaba con una mirada que pretendía intimidarla. Un presentimiento para nada positivo la invadió, podría asegurar que, no importaba que conversación tuvieran, eso terminaría mal. Sólo hasta entonces Dai notó que, efectivamente, no había más personas que ellas dos en ese lugar tan oscuro.
—¿Me puede decir para que...?
—Creo que sabes bien porque te he citado— la voz de Hinata interrumpió la pregunta de la chica, se notaba un tanto nerviosa, pero más que nada molesta. Eso sorprendió a Dai, por lo poco que sabía de ella y había investigado, ese no era su modo de actuar habitual.
—¿Y bien?— su mano estaba puesta en su cadera, no le interesaba para nada estar en ese lugar con aquella niña que pretendía jugar a ser la esposa del Kazekage. Muchas personas en Suna sabían que sólo se trataba de un acuerdo, algunas incluso estaban en contra de que alguien ajeno tuviera un lazo tan cercano con su líder. Era por eso que ella sentía que si lograba robar el lugar de esa torpe forastera, su aldea no la iba a juzgar.
La venas alrededor de los ojos de Hinata saltaron, haciendo ver que su Byakugan estaba activado. Sus labios rojos se volvieron una sonrisa inocente, al mismo tiempo que tomaba la ropa de Dai para acercarse amenazadoramente a su oído —Sólo lo diré una vez y espero lo entiendas. Gaara-sama es mío, no pienso permitir que te acerques a él un minuto más.
—Pe-pero...
—Será mejor que le pidas que te transfiera, porque si mañana vuelves a su oficina como su secretaria...— dejó de hablar por orden de Sakura, según ella, esos segundos eran para causar más temor en la contraria. Inconscientemente, apretó más la blusa de Dai antes de seguir repitiendo las palabras de Ino —Bueno, no creo que quieras saber lo que mis ojos son capaces de hacer.
En el instante en que soltó la ropa de la rubia, esta salió corriendo en dirección opuesta a ella, buscando con desesperación la salida del callejón. Hinata dejó salir todo el aire que sus pulmones retenían con tanto temor, agradeció que sus amigas salieron de sus escondites, ya que no resistió mucho y terminó por caer casi desmayada. Ella jamás había hecho algo similar, y esperaba no tener que repetirlo.
Que el cielo la perdonara por su escena de mujer cruel, pero como bien decía Ino, ella no podía permitir que una chica intentara robar a su esposo.
—¡Lo conseguimos, Hinata-chan!
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Unos delicados rayos de sol iluminaban el invernadero en donde Hinata solía pasar las mañanas, se le permitía ayudar a los médicos de la aldea cuidando plantas y cultivando nuevas semillas. A Hinata le gustaba mucho realizar aquella actividad, le permitía sentirse más útil enmedio de su nueva familia, donde todos tenían cargos importantes de los que dependía gran parte de la aldea. También había aprovechado que le concedieron el permiso de estar en ese lugar, para plantar girasoles y otras flores que disfrutaba ver. Cuando sus flores estuvieran más fuertes, las llevaría con ella a casa y las usaría para decorar.
Mientras el tiempo pasaba lentamente, pensó en sus amigas y el elaborado plan para expulsar a Dai de la vida de su esposo. Aún no sabía si había funcionado, se suponía que hoy era el día en que ella no regresaría a ser la secretaria de Gaara. Gran parte de su corazón continuaba sintiéndose culpable por tratarla de esa manera, pero una parte hasta el momento desconocida, le recordaba que Dai no se detendría a pensar en ella. Ino, Sakura y Tenten repetían que hizo lo correcto, aunque Hinata todavía no lo consideraba de esa manera.
—Hinata— saltó en su lugar al escuchar la voz a su espalda, la maceta que sostenía en sus manos por poco caía al suelo debido al gran susto.
—G-gaara-sama...
—Lo siento, no quise asustarte— el pelirrojo rodeó sus manos y la guió hasta dejar la maceta en uno de los estantes, el contacto tan intimo con su esposa lleno de un agradable calor a su corazón.
—¿Ocurre algo?, ¿Por qué está aquí?— era demasiado temprano para que Gaara hubiera terminado su trabajo, era por ese motivo que se preocupó pensando en que su llegada se debía a un evento urgente. No es que no le gustara que su esposo llegara a sorprenderla, al contrario.
—Desde ayer quería disculparme contigo— él aún tenía puesto su uniforme que lo distinguía como Kazekage, con un pequeño movimiento se quitó el sombrero y se acercó a ella. Sus frentes se unieron, haciendo suspirar a Hinata e impidiéndole tener abiertos sus ojos por más tiempo. Le encantaba sentir el aliento cálido de Gaara junto a ella, esa posición le causaba tanta paz.
—No tiene que disculparse por nada— la chica acarició sus mejillas, disfrutando de la suave piel con ligeras partículas de arena. Estar tan cerca de él siempre aceleraba su respiración, su ritmo cardíaco aumentaba a niveles que sólo había conocido cuando Naruto estaba a su alrededor.
—No me percaté de que Dai no te agradaba— no quiso mencionar el hecho de que probablemente ella estaba celosa, según Shukaku no era buena idea. A ciertas chicas no les gustaba admitir frente a su pareja que estaban molestas —Pensaba despedirla, pero Baki me informó esta mañana que ella pidió un cambio de puesto.
—Gaara-sama— no necesitaba abrir los ojos para saber que Gaara la veía, sentía su mirada fija en ella. Sus frentes seguían unidas, ahora Gaara decidió tocar su cintura, haciendo el contacto entre ellos aún más especial.
—Debo admitir que no me habría dado cuenta de lo que sucedía sino fuera gracias a Shukaku— le confesó, esperando nervioso a su reacción. Él no lo pidió directamente, pero creía justo que le diera el crédito correspondiente. Y también era una manera en que quería presentar a quien vivía en su interior, después de todo, era una parte importante de Gaara.
—Entomces, debo agradecer a Shukaku-sama por aconsejar a mi esposo— Hinata reunió valor y depositó un suave beso en los labios de Gaara, un toque tan dulce como delicado, del que fue difícil separarse.
—Dile que me gustan sus gritos.
—Él dice que le agradas— prefirió escoger esa oración, no quería incomodar a su esposa con los comentarios en doble sentido de Ichibi.
—Él también me agrada— otro beso le siguió al anterior, Gaara no estaba por completo seguro de si era dirigido a él o a Shukaku.
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Notas de la autora:
•Aprovecho para decirles que tenemos nueva portada ❤️
Créditos a Mairim89 ✨ ¿Verdad que ha quedado súper linda?
No duden en visitar su perfil si todavía no lo hacen, sus historias son increíbles ;)
•Incluir al gatito fue como parte de mi deseo por tener una mascota xd y su nombre es por un dios de la mitología griega. ¿Han leído la leyenda de Eros y Psique?, La verdad es que me dan ganas de escribir una historia inspirada en ellos <3
•Bueno, si ven que se salió un poco de control la dulce Hinata fue por influencia de Ino principalmente xd yo siempre he considerado que ella tiene una personalidad fuerte, obviamente no se quedarían de brazos cruzados al ver que otra quiere interferir en la relación de su amiga.
•Siento que ha quedado corto el capítulo, eso se debe a que me fue difícil recuperar el progreso que llevaba :c
•En el siguiente iremos viendo como Hinata inicia nuevamente su vida ninja luego de unos meses inactiva. En este momento de la historia, podemos decir que Hinata y Gaara ya están por llegar a los dieciséis años.
•Si Hanabi no obtuvo el permiso de la Hokage para poder ser parte del equipo ocho, es porque aún no tiene el nivel suficiente de momento. Y porque planeó reunir al equipo ocho en misiones eventuales. De ahí nace la idea de que Hinata vuelva a ser ninja.
•En lo personal, creo que es mejor si vemos a Hinata siendo activa y no sólo como ama de casa. Ojo aquí, no estoy en contra ni discrimino a las amas de casa. Sé que es difícil serlo, hay muchas responsabilidades.
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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