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Capítulo V: Celos

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Parte I.

Se levantó de la cama al escuchar la regadera, su esposo había decidido tomar un baño después de su repentina acción matutina. Se sentía tan nerviosa de verlo luego de haber hecho algo así, seguramente Gaara pensaba que era una pervertida. Negó una y otra vez para alejar todos esos pensamientos impuros que le venía a la cabeza cada vez que pensaba en él. Dejó el cepillo en la mesita de la cama y ató su cabello en una coleta baja, a pesar de que estaba mojado. Porque Gaara no fue el único en tomar una ducha.

Como ya era anteriormente su costumbre todas las mañanas en el complejo Hyūga, Hinata se dispuso a preparar el desayuno. Afortunadamente no había nadie en la cocina, lo que le hacía sentir que tenía toda la libertad del mundo. La avena le pareció una increíble idea para el desayuno. 

Suspiró, esos últimos días no podía hacer otra cosa que imaginar como sería su vida más adelante. Creía que sería feliz, de verdad lo hacía, no todo era malo como lo pensó en un principio. Sin embargo, el nombre de cierta persona le seguía rondando en ocasiones.

Naruto.

Trató de disipar la imagen de su amigo posando toda su atención en la olla donde removía la avena. Escuchó algunas voces provenientes de las escaleras, activó su Byakugan encontrándose con los tres hermanos de la arena bajando en dirección a la cocina. De inmediato desactivó su dōjutsu, no quería verse grosera al estar invadiendo parte de su privacidad.

—Buen día, Hinata-chan— saludó Temari con una gran actitud positiva. Lo primero que pensó Hinata es que se veía realmente radiante. Temari sin duda era una chica muy hermosa, a pesar de tener aspecto de haberse levantado hace sólo unos minutos.

—Buenos días, hermanita— Kankuro se acercó a ella para ver lo que preparaba, una gran sonrisa se extendió por su rostro al percatarse de que era uno de sus desayunos favoritos —Sabes, ganaste más de mi cariño. 

La chica rió un poco —¡Buen día!

Gaara estaba por tomar los platos para ayudar a su esposa, pero su hermana mayor fue más rápida —Debiste levantarme, Hinata-chan. Te habría ayudado a preparar todo.

—No hace falta, Temari-san. Era mejor que descansara un poco más.

—Oh, vamos— la rubia se quejó por lo bajo al tiempo que dejaba los platos de sus hermanos en la mesa. Kankuro fue el primero en sentarse a comer, Gaara lo siguió de cerca pero sin apartar la vista por completo de su esposa —No me hables tan formal, somos familia ahora. 

—Es-está bien, Temari-chan— susurró con timidez la ojiperla.

—¡Oh, sí!— chilló con emoción la mayor —Eso suena mucho mejor. 

Ambas chicas se sentaron para degustar del desayuno que Hinata preparó. Esta última escogió la silla que estaba a lado de su esposo, quien la había retirado para que pudiera sentarse cuando se acercó. Para Hinata, ese momento fue muy especial. Las comidas en su nueva familia eran más animadas que las que tenía en el clan Hyūga. Y no negaba que en ocasiones era divertido ver a Temari golpeando la cabeza de Kankuro a modo de reprimenda.

Se sentía feliz.

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—Vamos Tenten, no te deprimas— intentó animarla Sakura con una pequeña sonrisa. 

—Es verdad, en la carta, Hinata-chan dice que está contenta— habló esta vez Ino, tocando con suavidad el hombro de su amiga castaña. 

—Lo sé...

Las tres chicas habían decidido reunirse para disfrutar de un postre en la nueva tienda de la aldea, la cual rápidamente ganaba fama debido a su buen servicio y su increíble té. Cada una había recibido una carta por parte de su amiga, como lo prometió, Hinata les escribía cada vez que le era posible. Para las chicas era difícil que una de ellas tuviera que irse tan de repente, y más si se trataba de la pequeña y tímida Hinata. Ella era demasiado inocente para enfrentar el mundo sola. Por eso habían hecho a Temari prometer que cuidaría bien de ella.

—Aún así, me siento triste. Hinata está con alguien que no ama— murmuró Tenten con un tono de voz bajo, la chica era como una hermana para ella. Todo se lo debía a que Neji formaba parte de su equipo, y él y su prima casi todo el tiempo solían estar juntos —Sé que Hinata es una de las personas que realmente merece ser feliz.

—¿Y crees que sería feliz con Naruto?— Ino cruzó sus brazos y miró hacia un costado. No tenía nada en contra de Naruto, pero para nadie era un secreto que solía ser muy despistado. Jamás se dió cuenta de los sentimientos de su amiga.

—No lo sé, pero ella lo ama— prosiguió Tenten.

—Sólo espero que Naruto lo tome bien, después de todo, él si la quiere como una buena amiga— Sakura observó el cielo con cierto deje de tristeza. Su mejor amigo había perdido a una buena chica sin saberlo.

—Ya basta señoritas— Ino se levantó de su lugar y extendió su mano hacia el sol, no pensaba deprimirse, estaba claro que eso no es lo que Hinata hubiera querido. Además, su amiga no había muerto, solamente unió su vida a alguien más antes de tiempo. Y no se podía quejar demasiado, el Kazekage realmente era atractivo e inteligente —No dejaré que estén tristes todo el tiempo, a Hinata no le gustará verlas así.

—Pero Ino...

—¡No, en serio!, Es momento de alejar todo sentimiento negativo.

—¿Y qué propones?

—Le escribiremos una carta a Hinata-chan— anunció la rubia con gran determinación en su mirada —Tenemos que saber si tiene espacio en su nueva casa para tres amigas.

—¿Estás diciendo que...?

—Nosotras tres— en sus ojos parecía que dos llamas ardían con fuerza. Las sonrisas pronto se apoderaron del rostro de Sakura y Tenten —Iremos a Sunagakure.

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Han pasado algunas semanas desde que Gaara asumió su puesto como Kazekage. Ahora se encontraba más ocupado, y Hinata siempre le llevaba la comida y se quedaba a ayudarle con los documentos que no eran tan importantes. Era su pequeño pretexto para poder pasar más tiempo con su esposo, le sorprendió el hecho de que no sentía que fuera suficiente tenerlo sólo por las mañanas y en las noches.

Ya vestida, (con una falda beige y una blusa blanca), tomó el bentō que preparó para Gaara y tras haberse calzado las sandalias que usualmente usaba, Hinata se despidió de sus cuñados y salió de la casa.

Caminó por el centro de la gran aldea, dónde ya diferentes personas comenzaban a abrir sus negocios. Otros llegaban para comprar lo que necesitaban. Bostezó con cansancio, esa mañana se había levantado más temprano porque escuchó a su esposo mientras se arreglaba para el trabajo. Normalmente Gaara no hacía tanto ruido, al parecer, él no tenía un buen día. Es por eso que se esforzó un poco más al preparar su almuerzo.

Un poco antes de llegar a su destino, se encontró con algunos aldeanos que la saludaban de manera cortés. Le ardían las mejillas al ver la forma tan formal en que se dirigían a ella. Era como si hablaran con el mismísimo Kazekage, algo a lo que aún no se acostumbraba.

Siguió hasta llegar al edificio donde su esposo pasaba la mayor parte del tiempo, los ninjas que venían de la oficina de Gaara le sonreían al verla.

—Kazekage-sama ya la está esperando, Hinata-sama.

—Gracias— la chica se inclinó ligeramente en una corta reverencia.

Sus ojos brillaron más al imaginar la cara de ilusión que pondría Gaara al verla, le encantaba que aunque no dijera gran cosa, su mirada lo demostraba todo. Le gustaba saber que a alguien en verdad le provocaba cierto cariño.

Abrió la puerta y se detuvo abruptamente, la sonrisa de antes desapareció de su rostro para dar paso a una mueca. A lado de Gaara se encontraba una mujer rubia sirviendo una taza de café, tan cerca de su esposo...

Sintió un pinchazo que le hizo cerrar la puerta con más fuerza de la necesaria —Lo siento, de-debí tocar antes. 

Ambas personas la vieron con una sonrisa, una de ellas con clara falsedad. 

—¿Hinata?— el pelirrojo ignoró a la desconocida para centrar su atención en su esposa —Adelante, siéntate conmigo.

—¿Está ocupado?

—No, para nada— la mujer estuvo por replicar, pero Gaara rápidamente continuó hablando —¿Quieres almorzar con nosotros?

—¿Nosotros?— repitió dirigiendo su mirada a la mujer que aún no se apartaba del lado del Kazekage. 

—Oh sí, lo olvidaba— él señaló a la mujer de cabello radiante y ojos enigmáticos —Te presento a Dai Fukui. Baki la ha recomendado para ser mi nueva secretaria.

—Nueva secretaria— susurró Hinata. Su interior era todo un caos, no sabía correctamente si estaba molesta o preocupada debido a ese nuevo acontecimiento. 

—Si, ella me ayudará con el trabajo. De esa forma tú no tendrás que hacerlo— entendía que Gaara no lo hacía con mala intención. Sin embargo, a ella le gustaba ayudar, no significaba un problema. Al contrario, era su forma de estar juntos.

—Comprendo— bajó la mirada hasta llegar al bentō que llevaba en las manos, lo dejó sobre el escritorio y comenzó a retroceder.

—¿Hinata?— la llamó su esposo con la confusión reflejada en su voz. 

—Necesito regresar a casa.

Se fue sin despedirse como en otras ocasiones, lo que dejó al Kazekage con demasiadas dudas. ¿Hizo algo malo?

—¿Continuamos, Kazekage-sama?

—Si...

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Es un poco corto, lo siento :c estoy teniendo un bloqueo con algunas historias. Creo que todo eso de las tareas me está desesperado .-.

Dejen sus votos y comentarios 💖

Nos leemos en la próxima actualización 👀

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