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Capítulo IV: Nuevo amanecer.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Ahora que me voy, Hanabi, me da miedo pensar lo que tendrás que vivir. Me aterra, porque sé que me amas como una hija a su madre, (y el sentimiento es mutuo), nosotras comenzamos a ser tan unidas como antes desde hace unos años, y me duele pensar que esa buena relación pueda terminarse debido a la distancia. Sé que no soy el mejor ejemplo de una hermana mayor para ti ante los ojos del Clan, mis sentimientos se notan incluso a simple vista, pero, debes entender que aparentar ser fuerte no es señal de que seas perfecta. Demostrar que tienes miedo es lo que verdaderamente te hace fuerte. Aceptar que en ocasiones necesitas de los demás te hace crecer como persona.

Después de pasar diez años viéndote crecer, me entristece mucho que llegara el momento de separarnos. Siempre he sabido que ese día llegaría inevitablemente, pero no imaginé que sería tan rápido. Sólo quiero que estés consciente de una cosa, te amo Hanabi. Te voy a extrañar demasiado, es por eso, que te pido sigamos escribiendo cartas cada vez que sea posible. No me olvidaré de ti, y espero que no lo dudes. Iré a visitarte siempre que pueda, y tú puedes venir cuando así lo quieras. 

Gaara-sama dice que ahora, su casa también es mía, y puedo invitar a mi familia el día que lo desee. No necesitas preguntarme si puedes, porque las puertas de nuestra casa siempre estarán abiertas para mi familia.

Lo que más quiero en este mundo es estar presente para ti, darte lecciones que te ayudarán y ser un buen ejemplo. Tal vez no sea como lo tenía planeado, sin embargo, espero seguir siendo todo eso para ti. Recuerda mostrar todo el tiempo lo que sientes, nunca debes callar ni guardar nada. No permitas que te quieran intimidar, demuestra quien es Hanabi Hyūga.

No estoy segura de lo que pensarás al leer esta carta, me gustaría saber que comprendes el gran valor que tienes para mi. Quiero que entiendas lo orgullosa que estoy de ti, y lo mucho que te voy a extrañar.

Estaré contando los días que faltan para volver a vernos.

Te ama con todo su corazón,
Hinata Hyūga.

Hanabi siempre se había caracterizado por ser una chica decidida, no tenía miedo, no dudaba jamás. Su actitud valiente desaparecía cuando se trataba de Hinata, con ella podía seguir siendo una niña que necesitaba de los cariños de su hermana mayor. Se sintió mal al saber que ella se iría de la aldea, que la dejaría al igual que lo hizo su madre. Y como todo los problemas que le surgían, necesitaba encontrar al culpable, alguien a quien enfrentar para terminar con el problema. Era tal vez una extraña manía, no le gustaba decir que los problemas que llegaban a ella eran su culpa, porque en realidad, muchas de las veces se provocaban por causas ajenas a su persona. Como justamente le sucedía en esa ocasión. 

El problema, su hermana se casaba con el nuevo Kazekage. Lo que causaba su repentina partida hacia una aldea vecina.

El culpable, nada menos que su padre, Hiashi Hyūga. 

Si, no había ningún otro culpable. Su padre bien podía haber rechazado si el Kazekage pidió la mano de su hermana. Como lo hacía siempre que los encantos naturales de su hermana eclipsaban al hijo de alguna visita importante. 

Sus pies, apenas cubiertos por unas pantuflas especiales, daban grandes pasos por la madera del suelo. Las personas que caminaban por los pasillos se hacían a un lado al verla pasar con su aire decidido, cabeza en alto y espalda recta. Con gran determinación se abría paso hacia la oficina de su padre, ni siquiera se tomó la educación de llamar a la puerta antes de entrar. Con esa acción demostraba lo molesta que se encontraba.

—¡Es su culpa!

El líder del Clan Hyūga apenas y despegó la vista de sus papeles para dirigirla a la recién llegada —Es de mala educación entrar sin haber llamado antes.

—No me importa...

—Hanabi— la llamó para interrumpir su intento de protesta, su tono de voz daba a entender que no permitía otra falta de respeto, pero Hanabi no se daría por vencida tan fácilmente.

—Onee-sama— susurró con voz quebrada por el inicio del llanto —Onee-sama se ha ido por su culpa.

—No sé de qué hablas— se limitó a decir su padre.

—Siempre rechaza a los que piden su mano, ¿Por qué no hizo lo mismo esta vez?

—No podía ofender al Kazekage negando la mano de mi primogénita— Hiashi volvió su vista a los documentos de sus manos, no le interesaba tener esa discusión con Hanabi. No quería sentirse más culpable.

—Eso es mentira, podía rechazarlo.

—Hinata así lo quiso, respeta su decisión— la cortó tajante. El límite de su paciencia estaba por terminarse, lo que menos necesitaba en ese momento era desahogar su frustración con su otra hija. No podía alejarla a ella también.

—No es cierto— murmuró con amargura en cada una de sus palabras —Ella no elegiría abandonarme. 

—Lo hace para protegerte.

—¿Qué?— su voz pasó del enojo a la sorpresa en segundos, lo que su padre decía no tenía sentido. Ese pequeño momento pasó rápido, luego entrecerró los ojos con duda, intentando analizar si su padre decía o no la verdad.

—El consejo siempre ha tenido dudas entre quien debería ser la líder, Hinata estaba progresando bien con la ayuda de Neji— comenzó el relato Hiashi, cerrando los ojos con gran pesadez —Y tú no estabas mejorando.

—¿Y eso qué tiene que ver?

—El consejo me pediría nuevamente a Hinata como heredera, y tú serías degradada a la rama secundaria. Para evitarlo, Hinata decidió salir por completo de sus posibilidades de obtenerla.

—Casándose con el Kazekage— terminó Hanabi por él. Su tono ahora era totalmente bajo.

—Lo siento, pero Hinata aceptó.

La castaña se retiró sin decir otra palabra, estaba realmente frustrada. De alguna manera sentía que todo era su culpa. Por no ser más fuerte, por permitir que el Clan Hyūga dudara de sus habilidades. Su hermana nuevamente se sacrificaba por ella, viviría a lado de alguien a quien no amaba.

—Yo voy a mantener tu recuerdo, Onee-sama— alzó su mano derecha en dirección al sol, cerrándola suavemente pero con gran decisión. Estaba dispuesta a hacer lo que fuera para traerla de regreso, si es que Hinata quería regresar.

.

.

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Los rayos de luz que entraban por su ventana le hicieron abrir los ojos, somnolienta, frotó su cara en un intento por disipar el sueño que aún no la quería dejar ir. No sabía con certeza porque la ventana estaba abierta, por la noche no era así. Un sonrojo cubrió sus mejillas al recordar lo que sucedió en su noche de bodas, Gaara la había tocado, y ella no se sintió mal por eso. Giró un poco su cuerpo para encontrarse con la mirada de su esposo, el color rojo de su rostro no hizo más que aumentar.

—¿Cuánto tiempo llevas despierto?

—No suelo dormir— se limitó a contestar él. Prácticamente se podía decir que su cara no reflejaba ningún sentimiento, pero había algo que no podía ocultar. El brillo de sus ojos era como una señal de que se encontraba de buen humor. Hinata se sintió feliz al pensar que poco a poco comenzaba a comprenderlo.

—¿Por qué?

—Hay alguien viviendo dentro de mi, y aunque ya no parece ser como antes, no quiero darle la oportunidad de hacerme perder el control— Hinata se acercó un poco más a él, permitiendo que Gaara la rodeeara con su brazo derecho. Ella se permitió recargar un poco su cabeza sobre él —No me gustaría hacerle daño a alguien, mucho menos a ti.

Hinata acarició la parte de su pecho que la manta no cubría, sus dedos sauves trazaron círculos por su pecho desnudo —Jamás podrías hacerme daño.

—¿Cómo estás tan segura?

Ella sonrió un momento y dejó su mano justo en el lugar que ocupaba su corazón —¿Planeas lastimarme, Gaara-sama?

—No.

—¿Lo ves?, Tu corazón no se aceleró, eso quiere decir que no me estás mintiendo— la sonrisa de ella lo hipnotizó por un momento, reaccionó al escucharla hablar nuevamente —Yo te creo.

—Gracias.

El primero en querer salir de la cama fue Gaara, principalmente porque sentía que dejaba obstruida la pasada de su esposa. Lo segundo tenía que ver con su problema matutino, uno que probablemente debía solucionar con una ducha muy fría.

—¿Qué harás?

—Tomaré un baño, quiero ver los pendientes que tengo con Temari.

—¿Pendientes?— repitió.

—No sé si mi nombramiento será hoy o mañana, pero estoy seguro de que es en estos días— el pelirrojo permaneció sentado en la cama, la manta aún le cubría de la cadera hacia abajo —Quiero tener todo listo.

La chica pasó saliva al ver que cierta parte de la anatomía de su esposo también había despertado —¿Tienes... Tienes tiempo pa-para hacer al-algo antes?

—¿Algo?— frunció un poco los labios al no poder comprender el significado de su pregunta —¿Algo cómo que?

—Ayer Gaara-sama me hizo sentir bien— lo observó un momento, con los ojos temblando y la boca ligeramente abierta. Mejillas rojas y cabello alborotado —E-es mi turno d-de in-intentarlo.

—No es necesario— se dió la vuelta para darle la espalda y no darle oportunidad de que viera su erección. Sus pies tocaron el suelo frío.

Ella tomó su brazo y negó varias veces. Con los ojos cerrados y la cabeza agachada —Quiero hacerlo.

No dijo nada cuando ella bajó de la cama, tampoco cuando se arrodilló frente a él y le quitó la manta que le impedía estar por completo desnudo. Ladeó un poco la cabeza, creía comprender lo que ella planeaba hacer. Y eso se lo debía a los consejos de su hermano mayor. 

—Hinata— susurró para llamar su atención, pero ella parecía demasiado distraída observando cierta parte de su anatomía masculina.

—N-no sé cómo hacerlo, pe-pero lo intentaré— sus ojos blancos y brillantes se detuvieron hasta encontrar los suyos, regalando una mirada llena de inocencia y cariño escondido —Porque quiero complacer a Gaara-sama— le dijo al final, como si lograra leer la pregunta que recién se formaba dentro de su cabeza.

Hinata tenía sus manos apoyadas sobre los abdominales de su esposo. Su cuerpo estaba duro, su piel era suave y su olor a menta fresca le gustaba. Los ojos aguamarina se clavaban con gran intensidad en su lengua, que paseaba tímidamente sobre su miembro.

—N-no es necesario— intentó detenerla cuando aún podía contenerse. No es como imaginaba que sería su primer despertar con su esposa, él pensaba que solamente le daría los buenos días. Aunque ahora que recordaba lo dicho por Kankuro, tal vez a eso se refería con "buenos días".

Ella decidió ignorar a su razón para seguir con su objetivo, debía aprovechar el momento en que su vergüenza no estaba ganando la batalla. Las caricias suaves se volvieron más intensas cuando la chica lo introdujo por completo a su boca, impaciente por descubrir más, abarcando todo lo que podía. La punta siguió siendo atendida por su, ahora provocativa lengua. Los ojos de Gaara le hacían saber que le gustaba. Succionó hasta hacer un vacío en su boca. El futuro Kazekage sólo atinó a morder sus labios debido al placer.

Su miembro estaba completamente duro, y eso probablemente se debía a algo natural, como sus amigas le habían explicando con ayuda de un libro de la biblioteca. Los hombres en ocasiones tenían erecciones por las mañanas. Para ser sincera consigo misma, no sabía si el tamaño de su esposo era especialmente grande, no tenía con que compararlo, y no les daría detalles a Sakura e Ino como ellas lo habían pedido. Lo retiró de su boca pero siguió frotándolo un poco con ambas manos, luego tocando la punta con su lengua.

Un fuerte gruñido escapó desde lo más profundo de la garganta de Gaara.

—¿Lo lastimé?— él negó, cerrando los ojos un momento para contenerse.

Acto seguido, Hinata volvió a introducirlo dentro de su boca. Comenzó a relamer su glande aún dentro de ella. Se apartó un poco al sentir que algo salía de él y la llenaba. Dos pequeños hilos se formaron en las comisuras de sus labios.

—Lo siento, debí avisarte— murmuró el chico, que aunque no lo demostraba, se encontraba avergonzado.

—N-no hay problema— le respondió Hinata con una cálida sonrisa, mientras limpiaba cualquier rastro de semen de su cara.

—¿Quieres tomar un baño antes de ir a desayunar?

Ella tomó la mano que su esposo le extendía —Me encantaría.

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Los ruidos lastimeros que producía Akamaru no se detenían por más que Kiba lo acariciaba, su amigo, al igual que ellos, también extrañaba a Hinata.

—¿Crees que desintegren nuestro equipo?— se animó a preguntar por fin a su compañero Shino. Llevaba algunos días pensando en eso, la verdad es que sin Hinata nada sería lo mismo. 

—No lo creo, tal vez solamente nos den un nuevo integrante— le contestó con tranquilidad. Uno de los dos debía ser fuerte para ser el apoyo del otro, y Shino era mucho más maduro para ocupar ese puesto.

—Yo no quiero alguien más. Nadie puede reemplazar a Hinata— exclamó un tanto molesto. Akamaru ladró con aprobación.

—Nadie más que yo puede ocupar el lugar de Onee-sama.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí?— Kiba dejó de recostarse para sentarse de golpe al escuchar una nueva voz. Estaba demasiado distraído pensando en su mejor amiga que no notó la presencia de la hermana menor de esta misma.

—Yo estaré en su equipo, sólo hasta que mi hermana vuelva a tomar el lugar que le pertenece— terminó de explicar, sin haber respondido a la pregunta anterior.

—Vaya.

Shino no dijo nada, se limitó a observar a la pequeña Hyūga con curiosidad. ¿Ya tendría el consentimiento de Tsunade?

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Perdonen nuevamente la tardanza 💔

Espero les guste el capítulo, dejen sus votos y comentarios 💖

Nos leemos en la próxima actualización 👀✨

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