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Capítulo I: La prometida de Gaara.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

"Si Naruto-kun deja la aldea para ser más fuerte, yo también debo esforzarme"

Era más sencillo decirlo, Hinata lo estaba comprobando. Los entrenamientos con su primo Neji eran severos, aunque la verdad es que aceptaba que lo necesitaba, no podía evitar sentirse agotada. Y lo peor es que Neji ni siquiera tenía una gota de sudor. Ella ya creía que su olor comenzaba a ser uno no muy correcto en una joven de su edad.

—Dos palmas, cuatro palmas, ocho palmas, dieciséis palmas, treinta y dos palmas— los rayos del sol hacían brillar las perlas de sudor que bajaban por la sien de su prima hasta sus mejillas —Es mi límite, Neji-niisan.

—No lo es Hinata-sama, no debe ponerse etiquetas. Recuerde que somos nosotros los que decidimos nuestros límites— las manos de Hinata seguían moviéndose con gran velocidad en el muñeco de práctica que Neji le pidió a su sensei —Es como un desliz, Hinata-sama.

Un momento de duda, y unos segundos después cumplía las exigencias de su nuevo mentor —Sesenta y cuatro palmas.

La chica cayó al suelo exhausta, llevaban desde las seis de la mañana en el patio y ya pasaba de medio día. En todas esas horas Neji solamente le había dado dos descansos de quince minutos.

—Ha superado su límite, ese es el secreto de la técnica.

—Neji-niisan— susurró, su voz ya no daba para más. Su primo comprendía su cansancio, pero su entrenamiento iba demasiado bien como para dejarlo.

—Aún falta perfeccionar sus movimientos, lo siguiente que pienso mostrarle es la rotación— ella lo miró realmente interesada, por un momento y olvidó que estaba agotada y que sus piernas le pedían no levantarse del suelo —Pero sólo lo haré si usted considera que está preparada.

—Lo estoy Neji-niisan, quiero aprender todo de ti.

—Bien— fue la simple respuesta del castaño. Si por algo era reconocido es por su seriedad, eso no quería decir que no le comenzara a tomar aprecio a su prima. 

La mirada de Neji se apartó de Hinata, que intentaba ponerse de pie para seguir el entrenamiento, quedaba claro que no le daría un descanso en un buen tiempo. Los ojos perla del genio Hyūga se encontraron con otro par de orbes iguales a los suyos. La falta de algún accesorio que cubriera su frente demostraba que el anciano, (que miraba desde hace horas su entrenamiento), pertenece a la rama principal. El mayor se alejó, caminando por el pasillo al notar la hostilidad de Neji hacia él.  

—¿Sucede algo Neji-niisan?

—No es nada. Continuamos después de un descanso.

—¡Hai!— Hinata agradeció al cielo porque Neji se apiadaba de ella. Sin darse cuenta, una gran sonrisa de alivio se formó en sus labios.

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—De pie Hanabi— la niña intentaba regular su respiración, estaba cansada de entrenar todos los días con su padre, quería tener por lo menos unas horas sólo para ella y su hermana. 

Sus rodillas intentaron despegarse del suelo con la ayuda de sus manos, no logró sostenerse por tanto tiempo y volvió a caer. 

—Hiashi— el nombrado no apartó su vista de su hija —¿Podemos hablar?

—Dígame— respondió con respeto hacia el anciano.

—A solas. 

—Retirate Hanabi, espero que tu desempeño sea mejor en la próxima cesión.

—Si, padre— la niña se levantó, aún sintiendo como sus músculos ardían por el esfuerzo. Con pasos lentos y dolorosos abandonó el dojo para dejarlos solos.

—¿Qué sucede?— habló al fin Hiashi para terminar con el silencio que se formó con la salida de su hija.

—He notado que Hanabi tiene dificultades para seguir el entrenamiento— el líder del Clan Hyūga no se inmutó por sus palabras —Y Hinata parece mejorar con ayuda de Neji.

—¿Qué insinúa?

—Creo que deberías tomarla en cuenta como heredera nuevamente.

La fina línea horizontal formada en los labios de Hiashi se movió ligeramente —¿A qué están jugando?, Me pidieron a Hanabi como heredera.

—Pero Hanabi aún no ha dado los resultados esperados— el anciano no se demostró intimidado por el aumento de voz en Hiashi —Tú también dudas de quién debería ser la próxima líder. Por ese motivo no has sellado a Hinata.

—¿Me consulta o me advierte?

—Te advierto, debes escoger a una y sellar a la otra. ¿Me dirás que decides?

Hiashi desvió la mirada para ver al Hyūga que corría en dirección al dojo, su interrupción lo había salvado de responderle al anciano que comenzaba a ser algo molesto. A pesar de no demostrarlo, él amaba a sus hijas, no se creía capaz de sellar a alguna de ellas. El que Hinata perdiera su lugar como heredera simplemente fue el pretexto para no sellar a Hanabi, y las dudas que habían entre el potencial de ambas aseguró que Hinata siguiera perteneciendo a la rama principal.

—Hiashi-sama, disculpe que entre sin permiso— el chico de cabello corto se inclinó en una reverencia.

—No importa, dime a que has venido.

—Es Tsunade-sama, ella lo manda a llamar a usted.

Está vez Hiashi no logró evitar que la sorpresa se reflejará en su rostro, que la Hokage lo llamara era inusual. Algo importante debía estar pasando.

—Iré enseguida, gracias.

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La oficina de Tsunade Senju, que se encontraba en lo alto de la torre Hokage, estaba en completo silencio. Sin Naruto pidiendo misiones o simplemente haciendo algún escándalo todo era más tranquilo. Tsunade no lo admitía delante de nadie, pero en ocasiones extrañaba un poco el ruido de ese rubio revoltoso. 

—Tsunade-sama— Shizune entró a su oficina sin aviso previo, sacándola de sus pensamientos con el ruido de la puerta al abrirse —Hiashi-sama se encuentra aquí, como lo ordenó.

—Lamento haberte llamado tan pronto, hay algo que debo hablar contigo como líder del Clan Hyūga— con una mirada rápida Tsunade le indicó a Shizune que los dejara solos, ella obedeció, cerrando la puerta detrás de si al salir. 

—¿Qué ocurre?— Hiashi permanecía serio, el presentimiento en su pecho le indicaba que algo importante estaba por suceder.

—Como sabrás, el cuarto Kazekage ha muerto a manos de Orochimaru y Sunagakure busca su reemplazo— el Hyūga asintió, aún sin comprender a dónde quería llegar ella —La aldea de la Arena tiene un candidato en mente, y mientras él se prepara hay un líder interino para ellos. Algo no oficial.

—No entiendo a donde quiere llegar— la interrumpió, siendo educado en todo momento. 

—El próximo Kazekage será Sabaku no Gaara— el poseedor de ojos perla asintió para permitirle continuar, recordaba al chico de los exámenes Chunin. Era Gaara quien se enfrentó a Sasuke antes de la invasión a la aldea —El consejo de la Arena le pidió a Konoha un miembro del Clan Hyūga, específicamente a una mujer. Quieren que ella se encargue de dejar fuera de combata a Gaara si este llega a salirse de control, Sunagakure piensa que un Hyūga podría detenerlo golpeando sus puntos de chakra con ayuda del Byakugan. Lo piensan por como se desempeñó Neji en su batalla contra Naruto.

—¿Y por qué están pidiendo a una mujer?— la petición tenía sentido para él, excepto por la decisión de que fuera un miembro femenino. Normalmente a las mujeres de la rama secundaria no les gustaba involucrarse en el estilo de vida ninja. Claro que había sus excepciones, y muchas Hyūga se abrían paso entre el mundo de las Kunoichi —¿Y por qué simplemente no pidieron a Neji?, Fue él quien llamó su atención, ¿O me equivoco?

—No estás equivocado, si no pidieron a Neji es porque necesitaban una coartada para que Gaara no sospechara. No quieren que piense que no confían en él.

—Es la verdad, no lo hacen.

—Confían en que está cambiando, pero temen que la aldea no lo acepte como próximo líder. Planean hacerles creer que pueden contenerlo.

—¿Y cuál es la coartada?

—Quieren que sea una mujer para que sea la futura esposa de Gaara. A él le dirán que es un requisito que contraiga matrimonio para convertirse en Kazekage.

—Lo comprendo, quiere que escoja a la mujer que se encargará de vigilar al futuro Kazekage.

—Si, es justo lo que planeaba pedirte— dijo la Hokage con tranquilidad —¿Piensas en alguien?

—En mi hija, Hinata es la indicada— Tsunade abrió sus ojos de par en par, Hinata es la persona que pensaba estaría como última candidata en su lista.

—¿Qué?— exclamó exaltada, tuvo el impulso de levantarse de su asiento, pero no lo hizo. Los Hyūga solían ofenderse fácilmente —Pensé que enviarías a una chica un poco más grande. Tal vez alguien que tenga dieciocho.

—Hinata tiene la edad de Gaara, y la creo capaz de acatar está orden— lamentaba tener que deja ir a su hija, ella sólo tenía catorce años y ahora probablemente no la vería como acostumbraba. Pero era algo que debía hacer, de esa manera salvaba a Hinata y Hanabi de ser selladas. 

Tsunade bajó la mirada, de verdad sentía pena por la pobre Hinata. Para nadie era un secreto la gran admiración que la Hyūga le tenía a Naruto —¿No quieres tiempo para pensarlo mejor?— trató de insistir para obtener una negativa, tal vez Hiashi podría encontrar otra chica la cual si quisiera un matrimonio.

—No, esa es mi última palabra.

—De acuerdo, entonces informaré a Sunagakure la decisión— Hiashi se limitó a mover su cabeza, afirmando —Debes informarle a Hinata sobre la situación, tendrá que marcharse en una semana.

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Hiashi observó a sus hijas en la cocina, ambas preparaban algo que probablemente serviría para la cena, la más animada era Hanabi. Su primo mayor se unió a ellas después, Neji había sido invitado por las hermanas para unirse a su noche de películas. Sonrió sin darse cuenta, le dolía tener que separarlos ahora que parecían llevarse muy bien. 

—Hinata— los tres pares de ojos se dirigieron al marco de la puerta, la primogénita de Hiashi detuvo sus manos, que preparaban con gran esfuerzo los Onigiris junto a su hermana —Ven conmigo, necesitamos hablar.

—¿Justo ahora?— se adelantó Hanabi a responder —Onee-sama y yo hacemos Onigiris, comeremos mientras vemos una película con Neji-niisan.

—Ahora— habló Hiashi subiendo la voz. Hanabi permaneció callada al igual que Neji, Hinata pasó saliva antes de responderle a su padre.

—Ya voy, Otôsan— Hinata dejó el Onigiri que preparaba en un plato junto a otros más y limpió sus manos con un pañuelo que había en la cocina.

Hiashi se retiró primero, a pasos lentos pero seguros. Hinata lo siguió después de escuchar lo que Neji tenía que decirle.

—No permita que la intimide, Hinata-sama. Usted es más fuerte de lo que piensa.

—Gracias Neji-niisan.

—¿Tú sabes de qué quiere hablar Otôsan con Onee-sama?, Neji-niisan— le preguntó Hanabi a su primo mayor cuando su hermana abandonó la habitación para ir con su padre.

—No lo sé, pero siento por su expresión que no es nada bueno.

Hiashi se sentó detrás de su escritorio, Hinata le dió una pequeña reverencia antes de entrar a su oficina. Con un movimiento de sus mano, su padre le indicó que cerrara la puerta, ella obedeció. 

—¿Sucede algo malo?

—Seré directo Hinata, te he conseguido un marido— los ojos grandes de Hinata temblaron, observó a su padre con la boca ligeramente abierta —Tú eres la nueva prometida del Kazekage.

La ojiperla pasó saliva nerviosa, ¿Ella se casaría?, Pero si solamente tenía catorce años, le faltaba poco para los quince —¿Por qué?

—Es por tu bien hija, de esa forma el consejo no me pedirá sellarte a ti o a Hanabi.

—Hanabi— murmuró llevando una mano a su pecho, ella jamás dudaría en sacrificarse por su hermana —¿Cuántos años tiene el Kazekage?

—Aún no es nombrado oficialmente, primero debe casarse contigo. Cuando cumpla quince años subirá a su puesto— su hija bajó la cabeza para suspirar al sentir el alivio recorrer su cuerpo, eso quería decir que no se casaría con un hombre demasiado grande que probablemente podría tener la edad de su padre —Tú lo conoces de los exámenes Chunin, tu prometido es Sabaku no Gaara.

—¿Gaara-kun?

—Llámalo con más respeto Hinata.

—Gaara-sama... ¿Gaara-sama es mi prometido?

—Si, lo es.

—Entiendo, ¿Cuándo me iré?

—En una semana— Hinata sintió sus lágrimas quemar sus ojos en un intento por escapar, el nudo en su garganta le impidió decir algo más. No podía negarse, si lo hacía su padre mandaría a Hanabi en su lugar, su hermana aún era muy pequeña para contraer matrimonio —Lo siento hija.

—N-no i-importa.

—Te diré algo más Hinata. ¿Sabes lo que una esposa debe hacer en su noche de bodas?— la menor asintió en silencio, en algunas ocasiones Sakura e Ino solían hablar sobre las bodas y lo que estás conllevaban. Para ellas todo ese asunto parecía un cuento de hadas —No es necesario que lo hagas. Este es un matrimonio arreglado, no debes intentarlo.

—Si Otôsan. 

Hiashi no dijo nada más, si no podía evitar dejar ir a su hija siendo ella tan pequeña, por lo menos trataría de conservar su inocencia el mayor tiempo posible.

Lo siento Naruto-kun. Pensó la chica.

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Temari terminaba de arreglar el cabello de Hinata, lo último que colocó fue una flor que combinarán con su Kimono blanco. Le sorprendía que Gaara aceptara la condición de un matrimonio para convertirse en Kazekage, lo único que la hacía sentirse más segura era ver quién sería su esposa. Conocía poco a Hinata, pero Tsunade Senju y Sakura Haruno le aseguraron que Hinata Hyūga era la mujer más amable que conocían. Ellas no tendrían porque mentirle. 

Gaara entró a la habitación donde su prometida se encontraba, la azabache huyó de su mirada con un sonrojo en sus mejillas. 

—Gaara, iré a ayudarle a Kankuro. No tardo— el pelirrojo asintió, su hermana los dejó solos en la habitación después de despedirse de Hinata.

—Buen día, Hinata.

—Bu-buen día, Gaara-sama.

—¿Puedo preguntarte algo? 

—¡Sí!— respondió, de inmediato se cubrió la boca al pensar que habló muy fuerte. Gaara sonrió por su actitud.

—¿Me tienes miedo, Hinata?

—Admito que al principio, en los exámenes Chunin, si le tenía miedo. Pero ahora, Naruto-kun dice que es su amigo, y que ya no es el mismo de antes— Hinata sonrió al hablar del rubio. Ya no podría estar con Naruto como había soñado, ahora su destino era otro y estaba dispuesta a tomarlo —Yo creo que las personas pueden cambiar.

—Mi aldea te pidió que fueras mi esposa porque quieren controlarme, creen que no me daría cuenta— la sorpresa reflejada en su rostro era auténtica, Gaara comprendió que ella no sabía nada sobre ese asunto.

—Y-yo...

—Está bien Hinata. No tienes porque hacerlo si no quieres.

Hinata cerró sus ojos con fuerza y negó moviendo su cabeza de un lado a otro —Yo quiero unirme a us-usted, Gaara-sama. E-ese es mi destino.

—¿Eso crees?

—Si, lo creo.

—Bien— Gaara extendió su mano, su sonrisa hizo vibrar el corazón de Hinata. Estaba a unas semanas de unir su vida por completo a Gaara, un chico al que conocía sólo de los últimos meses que pasaron juntos en Sunagakure. 

Ella tomó su mano, su contacto cálido la ayudó a perder el miedo que la comenzaba a invadir —Gaara-sama.

—¿Quieres practicar antes de irnos?

—Sí, Gaara-sama.

Un suave color rosa adornó las mejillas de Gaara, el propio rostro de Hinata lo imitó cuando el futuro Kazekage tomó su otra mano —Yo, Sabaku no Gaara, te tomo a ti, Hyūga Hinata, como mi esposa.

—Yo, Hyūga Hinata, te tomo a ti, Sabaku no Gaara, como mi esposo— Hinata respiró profundamente para tranquilizar los latidos de su corazón. Estaba feliz de que en ese ensayo no se desmayó como en los pasados.

—Esto sólo es la fiesta de compromiso, no tienes porque estar nerviosa.

—Hai.

—¿Vamos?— sin soltar su mano, Gaara le pidió que lo acompañara. Hinata lo siguió sin decir otra palabra. Esperaba poder amar a Gaara en el futuro y que él la amara a ella. Así podrían ser felices. Porque los dos lo merecían.

Hinata entrelazó su brazo con el de Gaara para salir de la habitación —Gracias por invitar a mi familia, Gaara-sama.

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Nos vemos en la próxima actualización 👀❣️

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