Desaparecer
https://youtu.be/oUFJJNQGwhk
Dos semanas después
Roger me abrazó por la cintura mientras cocinaba. Posó sus labios sobre la nuca y me estremecí. Una sensación extraña me recorría entera, de arriba abajo, y no desaparecía. Me volteé y le miré a los ojos; esos ojos que me enamoraron. Todavía tenían un brillo especial, aunque menos intensificado.
-Me gustaría quedarme así por mucho tiempo -dijo besando mi cuello-, y disfrutar de ti todo lo que no puedo.
-Si pillaras a ese ladrón, ¿tendrías más tiempo?
-Sí, estoy seguro de ello. Además, por fin, hemos conseguido una imagen. No se le ve la cara, pero es un comienzo...
-Yo... no sé si creerte -dije entristecida. Realmente sabía que nunca volveríamos a estar tan bien como lo estábamos. Él tenía prioridades distintas a las mías, aparte de que le había sido infiel y sabía que no me perdonaría. ¿Sería capaz de contarle la verdad?
-Hermosa, créeme, sé lo que digo. -Le abracé y escondí mi cara en el hueco de su cuello. Recordar los momentos que había pasado junto a él era una bomba de relojería. Comencé a llorar; no sabía si sería capaz de aguantar más-. No, no llores. Por favor, perdóname. -El que me tendría que perdonar es él, no yo. Lo seguí abrazando, hasta que nos llevó al sofá. Allí, todavía entre sus brazos, me tranquilicé y me quedé totalmente dormida; sintiendo el aroma que tanta serenidad conseguía darme.
Me desperté a media noche. Roger estaba profundamente dormido, como siempre. Me levanté y fui a buscar una manta para taparnos. Tenía un poco de frío y que mejor que notar el calor corporal bajo ésta.
Me subí a una silla y busqué arriba del armario. ¿Por qué dejaríamos tantas cosas aquí? ¡Qué desastre! Con la manta en las manos ya pensaba en recoger al día siguiente todo aquel caos que había arriba del armario. ¿Cómo nos habíamos vuelto tan desordenados? Antes de salir y pasando por delante del escritorio, vi la carpeta de Roger. La esquina de una fotografía salía de ésta y no dudé en abrirla cuidadosamente, dejando la manta entre mis piernas y observando que no viniera.
La carpeta cayó y quedó todo esparcido por el suelo. ¿Cómo no había caído en la cuenta? Stefan me lo contó y yo no supe relacionarlo. Él era el ladrón que llevaba loco a Roger; el ladrón que me llevaba loca a mí. ¿Era una trampa?
¡Madre mía! Eché la manta a un lado, recogí todos los papeles y los puse en la carpeta, junto con la foto. La miré una vez más. Era él, estaba segura. Además, ese pasamontañas ya lo conocía. ¿Cómo no me di cuenta cuándo me lo dijo?, ¿cómo no lo relacioné?, ¿lo habrá hecho para hacerle mal a Roger? No podía creerlo, él siempre me ha sido franco, incluso me dijo que me amaba a lo que yo no contesté y me fui. Vi su cara antes de salir por la puerta, era triste y juraría ver lágrimas en sus ojos. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? Mi vida había cambiado, cada vez tenía el corazón más quebrantado y tenía la necesidad de que alguien me hiciera desaparecer.
Tapé la carpeta y me senté en la cama. Si le dijera a Roger quién es su ladrón, ¿volveríamos a estar cómo antes?, ¿sería capaz de guardar el secreto de la infidelidad con su peor enemigo?, ¿sería capaz de vivir con tal remordimiento?
No quise pensar más y me fui al sofá, me acosté a su lado y nos tapé con la manta. No sabía cuánto tiempo iba a ser capaz de aguantar esa situación; me estaba matando por dentro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro