
Epílogo.
—No... no, por favor —suplicó Neteyam. El miedo instalado en su pecho al ver la sangre derramarse del pecho de Astorya.
Con cuidado dejó su cuerpo sobre la roca en la que se encontraban. Lo'ak a su lado se encontraba sin palabras, con la culpa carcomiéndolo de la peor manera, estrujando su corazón y el toque de Tsireya en su espalda no le estaba ayudando. Nadie podía ayudarlos ahora.
Las manos de Neteyam jamás habían temblado como en ese momento, su corazón nunca había dolido así. Y estaba asustado, era uno de los mejores guerreros de su generación, y no estaba asustado por enfrentar a las personas del cielo o a las criaturas de pandora. Temía perder a la chica que amaba, estaba asustado de no volver a ver la sonrisa de Astorya, esa que le iluminaba los días, de no sentir sus toques, sus besos. Si la perdía, jamás se recuperaría. Sería condenado de por vida por la tristeza.
Lo'ak intentó acercarse a Astorya, pero la fría mirada que le dio Neteyam se lo impidió. No lo culpaba, no era la culpa de su hermano, solo quería pasar todo el tiempo sosteniendo el cuerpo de Astorya, porque temía que si la soltaba, ella se iría. No obstante, Tsu'tey, Jake y Neytiri llegaron a la escena.
El antiguo Olo'eyktan se tiró de rodillas, estas mismas ardiendo por el contacto áspero de la piedra, pero no era para nada comparado con el dolor que sintió en el pecho al ver a su hija en ese estado. Muriendo.
—No... mi hija. ¡Gran madre, no!
—¿Qué ocurrió? —Preguntó Jake, mirando alarmado a su hijo mayor, pero Neteyam permaneció en silencio. Entonces Spider fue quien habló.
—Ellos... fueron a buscarme, Astorya estaba con Neteyam y entonces... —se detuvo, y Tsireya, a pesar de no conocerlo, dejó una caricia en la espalda del humano.
—Papá, yo... —comenzó Astorya, su respiración entrecortada apenas la dejaba hablar, no obstante hizo su mayor esfuerzo. —No me quiero morir, papá. Quiero ir a casa.
Las lágrimas caían por las mejillas de Tsu'tey, quien aferraba a su hija contra su pecho. Y Neytiri se cubrió la boca, callando sus sollozos, imaginando el dolor que su amigo experimentaba, el sufrimiento de ver a su primogénita así. Ella desvió su mirada a Lo'ak, y observó a su hijo llorar en silencio. Por otro lado estaba Neteyam, quien suplicaba una y otra vez al cielo. Luego el Sully se acercó a su padre.
—Papá... papá por favor —suplicó, Jake sostuvo a su hijo de los hombros—, jamás te he pedido nada, he dado lo mejor de mí para que estés orgulloso, pero padre, por favor te lo pido, ayuda a Astorya.
Jake no le dio respuesta alguna. Aquello enfureció a Neteyam, quien buscaba desesperado una solución para el sufrimiento.
Spider volvió a hablar.
—En el puente de la nave, había un botiquín —anunció, Jake alzó las orejas. Y se acercó a Astorya para examinar la herida.
—La bala fue levemente retenida por el collar, si sacamos la bala, detenemos el sangrado y tendremos tiempo para llevarla con el clan. Llévame allí, muchacho —declaró Jake, moviéndose de inmediato.
Tsu'tey permitió que Neteyam sostuviera el cuerpo de Astorya, y soltando un gruñido subió a su Ikran.
—¿A dónde vas? —Inquirió Neteyam. Pero no obtuvo respuesta. Neytiri besó la frente de su hijo antes de salir detrás de Tsu'tey.
—Pagarán por el daño que te han hecho, hijo mío.
Lo'ak tragó saliva. Y cuando solo quedaron Astorya, Tsireya, Neteyam y él, decidió hablar.
—Perdóname, hermano. Rya... —su voz se cortó, el nudo en su garganta impidiéndole decir palabra alguna, incluso si tenía un millón para pedir disculpas.
—No es tu culpa, Lo'ak —Intentó tranquilizarlo Astorya, entre murmullos que le hacían doler el pecho. Sí aquella sería la última vez que estaría con él, no iba a permitir que su hermano se culpara por ello. —Oye... acércate.
—No— declaró Neteyam, colocando su mano en la zona herida, tratando de detener lo mayor posible el sangrado. Astorya levantó su mano para alcanzar la ensangrentada de Lo'ak.
—Oye, estoy muy orgullosa de ti, ¿lo sabes no? De ambos. —Confesó, su respiración estaba agitada, debía hacer un gran esfuerzo para hablar.
Neteyam rompió en llanto.
—Por favor, Ma Rya, no hables. Papá llegará pronto y estarás bien. Estaremos bien, porque si tu corazón deja de latir, el mío lo hace con el tuyo.
Astorya le dio una pequeña sonrisa y dejó que le diera un corto beso en los labios.
Neteyam... El poderoso guerrero. Siempre tuvo su atención, sus ojos se posaron en aquel muchacho que la protegía del más mínimo peligro, incluso cuando ella le reprochaba sus acciones. Él siempre estuvo ahí, y lo amaba por eso. Su corazón se aceleraba cada vez que él se encontraba cerca, se fortalecía su alma. Lo que sentía por él era extraordinario, tan potente y desconocido para ella, pero al mismo tiempo hermoso y la hacía sentir segura.
No tenía palabras para describir lo mucho que amaba a Neteyam Sully. Nunca las tendría.
Ella siempre disfrutó de la paz, la tranquilidad que Eywa le brindaba en sus momentos a solas, pero desde que Lo'ak llegó a su vida, nunca obtuvo un solo momento de tranquilidad sin ser interrumpida por él. Y lo amaba por eso, por hacer ruido y demostrarle que en realidad, disfrutaba más verlo a él revolotear por allí. Su alma libre y rebelde era la perfecta compañía para ella. Porque Lo'ak Sully era el ruido que hacía su vida más sonora. Su voz era el sonido más bello que Pandora tenía. La mejor canción cantada jamás.
Estaba lista, si Eywa lo quería así, ella aceptaría gustosa su destino. Incluso si le doliera el alma por tener que dejar a su padre. Se iría feliz porque experimentó lo hermoso del amor junto a Neteyam, la lealtad de la amistad con Lo'ak, y el significado de familia junto a su padre y los Sully.
Se sentía cansada, sus párpados pesaban.
Las súplicas de Neteyam se escuchaban lejanas.
Cerró los ojos, sintiendo paz y tranquilidad, justo como le gustaba.
—¿Rya? No... ¡No!
Astorya, a su corta vida, experimentó la belleza del amor. Neteyam, por otro lado, tuvo la mala suerte de sentir en carne viva lo que era perder al amor de su vida.
Lo'ak miró a Payakan, que se encontraba a unos metros. El tulkun soltaba quejidos. Entonces, mientras veía a su hermano desplomarse en tristeza, sosteniendo el cuerpo sin vida de Astorya, él miró a Tsireya, y recordó lo que ella le había dicho:
El mar da, y el mar quita.
FIN
NOTA DE AUTORA:
Y hemos llegado al final. No tengo palabras para describir lo agradecida que estoy con todos ustedes por darle apoyo a la historia, por votar y comentar. Inefable es una historia muy importante para mí, principalmente porque amo con mi vida el universo de Avatar, desde muy peque que soy fan. Neteyam merecía un final feliz, claro que sí, pero también tenía que sentir mi evento canónico que fue verlo morir ju. En fin, espero les haya gustado, el final apesta, pero bue, votan igual o lo edito y mato a Neteyam también (joke). Como sea, muchas gracias por todo.
Que Eywa los acompañe, conecten la cola neuronal con el amor de sus vidas antes de que se les vaya.❤️
All the love,
Mare.
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