Capítulo once.
Astorya caminó junto a Lo'ak y Neteyam con la cabeza baja. Eran dirigidos al marui de los Sully. Por primera vez no se sentía culpable por haberse metido en problemas, pues la golpiza que le dieron a los Metkayina se la tenían merecida, y ella lucharía porque se hiciera justicia. Al menos hasta que su padre no le dijera algo que fuera en efecto doloroso para ella.
La nariz de Neteyam y Lo'ak sangraba, mientras que Astorya solo tenía un rasguño en la mejilla, y la cola adolorida.
—¿Qué fue lo único que les pedí? —Preguntó Jake a sus hijos, Tsu'tey miró a Astorya con los ojos entrecerrados y los brazos cruzados.
—Que estuviéramos alejados de los problemas —contestó Lo'ak. Neteyam puso su mano en la espalda baja de la chica, y Tsu'tey inclinó las orejas hacia atrás luego de ver las sonrisas que ambos se dieron.
—Fue mi culpa —intervino Neteyam, poniéndose entre su hermano y padre, para que Lo'ak no fuera regañado en su mayoría. Astorya bajó la cabeza.
—No lo creo —negó Jake. —Deja de cargar la culpa de este tonto.
Neteyam retrocedió.
—Aonung molestaba a Kiri y a Rya, papá. Llamó rara a mi hermana. —Defendió Lo'ak, y eso pareció apaciguar el enojo de su padre, ya que suspiró y se dio una mirada con Tsu'tey.
—Ve a disculparte con Aonung —demandó Jake, inclinando las orejas hacia atrás. Astorya negó con la cabeza.
—Pero él no tiene la culpa.
—Astorya —le advirtió su padre.
—No. Él no tiene la culpa, papá. Lo'ak solo nos defendió —justificó, mirando a su padre con suplica.
—Es el hijo del jefe, cariño —le recordó Jake. Luego se dirigió a su hijo. —No me importa como lo hagas, solo haz las paces.
—Iré con él —anunció ella, saliendo del marui junto al Sully.
Astorya no podía dejarlo solo con esos chicos, así como tampoco permitiría que perdiera la dignidad él solo, después de todo, ambos golpearon a los Metkayina. Pero Lo'ak pensaba que debía hacerlo solo, y quizás necesitaba mantener a la chica alejada de él por el momento, al menos hasta que se acostumbre a la idea de que ahora salía con su hermano mayor, así que la detuvo.
—Está bien, Rya —expresó, deteniéndose junto a ella.
—Pero...
—Está bien —repitió. Dándole una pequeña sonrisa para luego pasar la mirada a Neteyam, este salía del marui, dirigiéndose a ellos. —Quédate con tu novio.
La chica inclinó las orejas hacia atrás, sintiendo el rechazo de su amigo. Ella intentó acercarse a él, pero Lo'ak ya se había ido, dejándola confundida por su repentino cambio de actitud, y quiso preguntarle si estaba bien, si necesitaba hablar con alguien, pero lo conocía y sabía que se cerraría. Quizás Tsireya podría ser la única en ayudarlo en esos momentos.
Sintió un beso en su mejilla y alzó las orejas.
—¿Estás bien?—preguntó Neteyam, pasando frente a ella. Astorya negó.
—No lo sé. No me gusta que Lo'ak vaya solo con esos chicos. Hay algo en Aonung qué no me termina de convencer. —Explicó, dejando que Neteyam tomara su rostro con ambas manos. Él la pegó a su pecho y dejó un beso en su frente.
—Ven conmigo —pidió, dejando suaves golpes en la cadera de la menor, Astorya ladeó un poco la cabeza.
—¿Qué?
Llamaron a los Ilu y Neteyam sonrió al ver que ella iba detrás de él. Esa mañana había estado pescando, a pedido de su madre, entonces consiguió divisar una pequeña playa, no habían criaturas peligrosas y estaba ciertamente alejado de la aldea. En lo primero que pensó fue en llevar a Astorya allí, para pasar un tiempo juntos sin tener que cuidar sus gestos de cariño, tarea difícil cuando amas demasiado.
Astorya soltó un grito cuando su Ilu saltó sobre el agua, para luego sumergirse en esta y pasar por el lado de algunos peces y más criaturas que se alegró de admirar. Cuando salieron a la superficie, Neteyam se giró a verla con una sonrisa burlona.
—¡Vamos, princesa Rya, no seas tan lenta!
La menor rodó los ojos y acabó el vínculo con el Ilu para lanzarse al agua y nadar hasta la orilla.
Miró a su alrededor, desconociendo el lugar. Neteyam caminaba unos pasos detrás de ella, viendo su perfil y esa sonrisa que tanto le gustaba. Y es que le parecía increíble como Astorya se había robado su corazón, tratándolo con gentileza todos esos años, así como también siendo un tanto orgullosa. Recuerda que una vez lo había golpeado con su arco por haberla defendido, discutiéndole que la hacía ver débil. La razón de haberla defendido no había sido exactamente porque él pensara que ella fuese débil, todo lo contrario, Astorya era una buena guerrera, entrenó mucho para ganarse esa posición. Neteyam la defendía porque sus instintos se lo pedían, porque era su chica la que en muchas ocasiones era pasada a llevar por los demás del clan.
Él estaba seguro que en una pelea, Astorya podría dejarlo muy herido. Su rostro de ángel ocultaba todo ese buen entrenamiento que usaba en casos extremos. Cuando ella tomaba un arco, podría fácilmente ser la pequeña copia de su madre.
Un arco era lo que Astorya no tenía desde que los avatares se llevaron a Spider, y él se tomó el tiempo de hacerle uno personalmente.
Astorya lo miró confundida cuando lo vio buscar algo entre las pequeñas plantas. Cuando sacó el arco su corazón se aceleró y una gran sonrisa decoró su rostro.
—Ma Teyam...—dijo en un susurro, tomando el arco entre sus manos, observando cada detalle que había en él. Su cola se movió ansiosa, feliz por el presente de su compañero. Neteyam dejó un beso en el hombro de la chica.
—¿Te gusta? —cuestionó dejando sus manos sobre la cintura de la menor, esta asintió y le dio una gran sonrisa.
—Es perfecto, muchas gracias, Neteyam.
El Sully tomó el arco para dejarlo sobre una roca, con suavidad tomó el rostro de la menor entre sus manos, sus pulgares acariciaron las mejillas de la muchacha, él dejó un beso sobre la frente de Astorya.
—Pelearé por nosotros incluso cuando no me quedan más fuerzas, Ma Rya, te prometo que seré el mejor compañero. Seré perfecto para ti.
Astorya sonrió y dejó ambas manos sobre el pecho del Sully. Negó con la cabeza mientras humedecía sus labios.
—No tienes que ser perfecto siempre, Teyam. Nadie lo es. ¿Lo sabes, no? No quiero que seas perfecto, solo que seas tú, que te sientas cómodo a mi lado, que estés junto a mí —declaró, hablando en voz baja, los nervios estaban a flor de piel, aumentaban cada que Neteyam acercaba su rostro al suyo.
—¿Piensas que no lo haré? Estaré contigo toda la vida, lo prometo.
Y sin más, la besó. Una beso lleno de amor y pasión que fue correspondido, porque sus corazones latían juntos, estaban enamorados y era lo único que importaba. La infinidad de emociones hizo que sus colas se movieran ansiosas.
Pasaron el resto de tarde juntos, recostados en la arena. Caminaron con sus manos entrelazadas como un lazo eterno entre ellos, dejaron leves caricias en sus cuerpos para luego volver a besarse. Juntos creaban recuerdos que resonarían en sus corazones como los árboles sagrados de la selva de Pandora. Astorya compartía algunas historias con él, mientras que Neteyam escuchaba cada palabra que salía de su boca, admirándola como la criatura más hermosa de Pandora, la más hermosa que alguna vez tuvo la oportunidad de venerar. Las horas se pasaron entre risas, besos y caricias.
Cuando regresaron a la aldea con las sonrisas cómplices en sus rostros, se encontraron con Aonung. Se veía nervioso, y eso a Astorya no le gustó para nada.
—¿Qué ocurre? —Inquirió Neteyam, rodeando la cintura de la chica con su brazo.
Aonung inclinó las orejas hacia atrás y bajó la mirada cuando sus ojos chocaron con los de Astorya. La Rongloa se tensó.
—Es Lo'ak...—anunció el chico. La femenina alzó las orejas y se aproximó a él.
—¿Qué le hiciste? —cuestionó con dureza, nada comparado con la suavidad con la que le hablaba a Neteyam minutos atrás.
—Fuimos a cazar fuera del arrecife y... bueno, lo perdimos. Creímos que se había quedado por ahí, pero todavía no ha llegado.
Neteyam gruñó y lo tomó bruscamente del brazo.
Astorya lo siguió, miles de escenarios pasaron por su cabeza, nunca debió dejarlo ir solo con ellos, ella lo sabía. Por la imprudencia del Metkayina, ahora su mejor amigo se encontraba perdido en el arrecife. Sentía una mezcla de ira y preocupación.
Le dio un empujón al chico para que avanzara más rápido hacia el marui de los Sully. Aonung sentía la presencia de Astorya detrás de él, los ojos de la chica le lanzaban cuchillos imaginarios.
Allí se encontraban Jake y Kiri, ellos rápidamente se pusieron de pie al ver a Neteyam sostener de esa forma al hijo de Tonowari.
—Vamos, dile lo nos dijiste —le ordenó Neteyam.
Aonung, bajo la mirada inquebrantable de Astorya, agachó la cabeza.
Astorya estaba desesperada, caminaba de un lado a otro, la ansiedad consumía su corazón. Si su amigo no aparecía pronto ella era capaz de salir allí afuera y buscarlo por todo el océano si era necesario.
Pero para su buena suerte, Lo'ak apareció.
—¡Es el hijo de Sully!
—¡Lo hallaron!
Lo'ak se encontró con la mirada de Aonung, y antes de que pudiera irse contra el chico, Astorya se lanzó a él parar darle un fuerte un abrazo, dejando allí su inmensa preocupación. Él se relajó y decidió devolverle el abrazo. Ella comenzó a revisarlo, fijándose que estuviera en perfecto estado. Si tenía el más mínimo rasguño se iría contra el hijo de Tonowari sin importarle qué fuera el dijo del líder, su cariño por Lo'ak no tenía límites.
—¿Estás bien? Por Eywa, me asusté muchísimo —expuso volviendo a darle un abrazo.
Pronto Neytiri llegó hasta ellos y Astorya se apartó de su amigo. Luego de revisar que estuviera bien, la nativa sacudió a su hijo de los hombros.
—Pido fuerzas para no arrancarle los ojos a mi hijo menor.
—Mi hijo sabe que no debe sacarlo del arrecife —intervino Tonowari, haciendo que Aonung se agachara para pedir disculpas. —La culpa es de él.
Lo'ak negó con la cabeza.
—No. No fue culpa de Aonung, fue mi idea. Él trató de detenerme —defendió el Sully, desconcertando a su familia y amigos.
—Vamos —demandó Jake.
Llegaron al marui de los Sully y Astorya se mantuvo cerca de Neteyam, mientras que Lo'ak era regañado por su padre. Eventualmente ella podría creer que aquella fuese una idea de su amigo, sonaba como una, pero esta vez sabía que no había sido culpa de Lo'ak. Y no entendía por qué se cargaba la culpa del otro chico. Solo aumentaba los deseos de Astorya, esos donde ella le daba una buena paliza al Metkayina por haber puesto a su amigo en peligro.
—Papá, me pediste que me hiciera amigo de ellos. Es lo que intentaba...—Jake lo interrumpió, molesto.
—No quiero oírlo.
—Papá...
—Avergonzaste a esta familia —espetó Jake, Neytiri le dio una mirada a su esposo. Y Neteyam sostuvo la mano de Astorya con firmeza.
—¿Puedo irme? —Inquirió Lo'ak, la tristeza se reflejaba en sus ojos.
—Sí causas más problemas te anudo la cola, ¿entendido?
—Sí, señor.
Entonces Neytiri se dirigió a su hijo mayor.
—¿Tú dónde estabas?
Neteyam inclinó las orejas hacia atrás
—Sí —sostuvo Jake. —¿Qué pasó con eso de cuidar a tu hermano? ¿Dónde estabas?
—Lo siento, señor.
—Estaba conmigo —confesó la menor, Jake alzó las cejas, sorprendido. —Lamento haberlo distraído. Cargo con la culpa.
Jake y Neytiri se dieron una mirada de sorpresa, Kiri a su lado sonrió.
No era justo que culparan a sus hijos por lo que había causado Aonung, y tendría problemas con su padre, pero tampoco podía dejar que Neteyam cargara con la culpa, no cuando ya tenía demasiado intentado ser el hijo perfecto para Jake.
—¿Toda la tarde? —Cuestionó el mayor, parecía más curioso que enojado.
—Sí, señor —contestó ella, firme y segura.
—¿Por qué? —Quiso saber Neytiri, entrecerrando los ojos. Neteyam la miró expectante.
—Porque estamos saliendo.
—¿Qué demonios?
La voz de Tsu'tey adentrándose al marui hizo que Astorya abriera los ojos en sorpresa. Tragó saliva y se giró a ver a su padre.
—Señor... se lo puedo explicar —comenzó Neteyam, nervioso.
Kiri reprimió una risa mientras observaba todo a una distancia.
rookiefilm ✰ 𝟸𝙾𝟸𝟹
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