
Capítulo nueve.
Neteyam estaba inquieto, y por más que quisiera cerrar los ojos y dormir no podía conciliar al sueño. Sentía la eternidad de la noche, su corazón estaba latiendo rápido mientras recordaba la charla que había tenido con Astorya. Luego de haberla dejado en la aldea, la chica se despidió de él agitando su mano para dirigirse a su marui y reencontrarse con su padre, después de las largas clases que habían estado recibiendo de los hijos de Tonowari. Por el momento, Lo'ak había sido el único que no podía montar un Ilu, pero con práctica sabía que su hermano lo conseguiría.
Cuando sus pensamientos lo consumieron, y se hizo la idea de que no podría dormir, se levantó para salir en silencio, más su escape se frustró cuando escuchó la voz de su madre.
—¿A donde vas? —cuestionó un poco adormilada. Al sentir a su esposa removerse, Jake se despertó también y miró a su hijo.
—¿Qué ocurre?
Neteyam pestañeó al ver como sus padres se levantaban tan pronto lo vieron querer salir del marui.
—¿Qué pasa, muchacho? —La preocupación era evidente en la voz de Jake, y suspirando, Neteyam desistió a la idea de mantener sus sentimientos para él solo.
Antes de que la respuesta saliera de su boca, Jake le hizo una señal a Neytiri para que permanezca acostada. Neteyam lo siguió cuando salió del marui. El frío de la noche abrazó sus cuerpos, él mantuvo la mirada baja todo el tiempo, su padre esperaba a que su hijo le comentara que era lo que lo tenía angustiado.
Neteyam usualmente guardaba cualquier tipo de incomodidad para él, no acostumbraba a contar cuando algo le ocurría, con nadie que no hubiera sido Astorya, y en unas escasas veces. Así que Jake aguardó paciente, observaba a su hijo abrir la boca y luego cerrarla, un pequeño gruñido salió de su garganta, siendo incapaz de encontrar las palabras para comenzar la conversación con su padre. Para expresar lo que le estaba sucediendo.
—¿Qué es, muchacho? Habla conmigo.
—Es sobre Astorya—confesó por fin, manteniendo la cabeza baja.
Jake alzó las cejas, luego una mueca de preocupación se formó en su rostro.
—¿Qué ocurre con Rya?
—¿Cuándo te diste cuenta que era mamá la mujer con la que querías pasar toda tu vida? ¿Cómo...? ¿Cómo sabes que es para siempre? —soltó, desahogando un par de las miles de preguntas que tenía en esos momentos
—Bueno, ella intentó matarme el primer día que me conoció. —Neteyam sonrió, y sintió la mano de su padre sobre su pecho, donde se encontraba su corazón. —Lo sientes ahí, muchacho. De una forma tan intensa y surreal que piensas: "Es ella, con ella quiero estar hasta el día que muera. Ella me hace querer despertar todos los días y verla a mi lado". Es confuso, quizás aterrador, querer a alguien con tanta intensidad que quieres pasar todos los días con esa persona. Pero es amor, muchacho. No sabes lo que la vida depara para tu destino, pero ruegas por que la mantenga a tu lado.
Neteyam se sorprendió por las palabras de su padre, pudo percibir un brillo en sus ojos, el mismo que se instalaba en los de su madre cuando les contaban a él y a sus hermanos las historias que tenían juntos.
—El amor se manifiesta de diferentes formas, hijo —la voz de Neytiri los sorprendió, y ella tenía una sonrisa en el rostro mientras se acercaba y tomaba a su esposo del brazo, ambos mirando a su hijo. —¿Cómo te sientes cuando estás con ella?
Neteyam sonrió al pensar en Astorya, su cola se movió inquieta, como una oleada de felicidad. Ella era esa luz que podía iluminar lo más oscuro de su ser, y ni siquiera sabía cuándo se había convertido en lo único que quería. La amaba, de una forma que no podía explicar.
—La amo, madre. Es la fuente de felicidad que Eywa me regaló, es...—se detuvo, intentado encontrar las palabras para poder describir su amor, pero no podía, no habían palabras suficientes para decir. Aquello lo frustró, por mucho tiempo había sido perfecto en muchas cosas, pero ahora mismo se sentía como un completo novato, débil y carente de conocimientos.
Neytiri puso una mano sobre la mejilla de su hijo.
—Sí ella está bien, todo mi al rededor lo está —murmuró Neteyam, mirando a sus padres.
—¿Y qué esperas, muchacho? Díselo. Si te asusta Tsu'tey yo me encargo de él —bromeó Jake. Neytiri rió y pronto dejó un beso en la frente de su hijo.
—Vamos a dormir, tienes que descansar. ¿Crees que puedas hacerlo ahora?
—Sí, madre, gracias.
Jake dejó una caricia en la cabeza de su hijo antes de volver al marui con Neytiri a su lado, los dos se vieron a los ojos y Neteyam deseó poder algún día llegar a ser correspondido de esa manera.
Astorya despertó cuando fue sacudida bruscamente por los hombros, y al abrir los ojos se encontró con los dorados ojos de Lo'ak. Ella de quejó, y el Sully volvió a sacudirla con más fuerza, hasta que consiguió un gruñido de su parte.
—Arriba, que Tsireya nos busca. Dijo algo sobre la respiración, no entendí muy bien con Tuk revoloteando, pero dijo que nos esperaba.
La na'vi suspiró y se levantó a regañadientes. Lo'ak la esperó mientras ella comía algo, quitándole parte de su comida en el proceso, para que su merienda tuviera un apresurado final. Ella por otro lado, escuchaba las palabras de su amigo borrosamente, estando demasiado absorbida por la charla que había tenido con Neteyam. Los nervios se hicieron presentes cuando pensó en que lo vería en algunos minutos, sin saber que le diría luego de lo que habían hablado. ¿Era una confesión camuflada entre ironías? No estaba segura, solo sabía que Lo'ak le arrebató su último bocado y la tomó de la mano para llevarla hasta donde los esperaba Tsireya y los demás.
—¿Puedo saber el motivo por el cual arrasaste con mi comida?
—Tsireya dijo que me enseñaría eso de los Ilu, soy el único que no sabe montarlos aún.
Astorya sonrió ampliamente.
—¡Por fin llegan! —anunció la Metkayina.
Estaban sentados en círculo, Rotxo, Kiri y Neteyam estaban allí también, había un espacio a ambos lados de Tsireya. Astorya optó por ganarse a un lado de Neteyam, recibiendo una sonrisa de su parte. Lo'ak se sentó en el espacio restante.
—Entonces, quiero que inhalen y exhalen —pidió la Metkayina. Astorya imitó lo que ella hacia, mientras observaba de reojo a Neteyam hacerlo. —Imaginen que hacen parpadear una llama. Deben reducir su ritmo cardíaco.
Astorya realizaba todo lo que la chica le indicaba, pero no podía concentrarse con Neteyam a su lado. No obstante, se obligó a concentrarse y cerró los ojos para realizar los ejercicios de respiración, una y otra vez, hasta que realmente sintió la paz llegar a ella.
Rotxo puso una mano sobre su pecho y la otra sobre su estómago, prosiguió a darle un asentimiento de cabeza. Lo estaba haciendo bien.
—Inhala —le pidió Tsireya a Lo'ak, imitando la acción de Rotxo con ella. —Inhala desde aquí abajo, y exhala lentamente. Lo'ak, tu corazón late rápido.
—Perdón.
—Intenta concentrarte.
Astorya reprimió una risa, compartiendo miradas con Neteyam y Rotxo, burlándose en secreto de la obvia atracción que sentía Lo'ak por la chica Metkayina.
—¿Puedo hablar contigo luego? —cuestionó Neteyam, acercándose a ella. Astorya asintió.
—Neteyam, intenta no perder la concentración —lo reprocho Tsireya.
—Lo siento.
Continuaron practicando, hasta que al final solo quedaron Tsireya y Lo'ak. Rotxo se había ido con Kiri y Tuk para enseñarle ha ambas chicas, no sería tarea difícil para él, ya que Kiri era una rápida aprendiz y la inteligencia de Tuk era una de las tantas cualidades que había heredado de Neytiri.
Neteyam y Astorya estaban sentados sobre la orilla del arrecife, mirando desde allí como Tsireya le enseñaba pacientemente a Lo'ak. La Metkayina le lanzó un coral a las profundidades para que fuera por él. Y tomando una buena cantidad de aire se sumergió a las aguas, para unos segundos después salir con el coral en la mano. Tsireya celebró con él, sacándole una sonrisa a Astorya.
—Te aseguro que en poco tiempo estará tan enamorado de ella que será un problema para nosotros. —Se burló Astorya, adentrándose al agua siendo seguida por Neteyam. —Oye, ¿Qué era eso de lo que me querías hablar?
Neteyam inclinó las orejas hacia atrás.
El agua llegó hasta la cintura de la menor.
—¿Recuerdas eso sobre escoger a mi compañera?
La pregunta la hizo tragar saliva, y para evitar mirarlo caminó hasta un viejo tronco que estaba cerca, allí comenzó a jugar con las pequeñas plantas que nacían de la humedad.
—Ajá, ¿Qué hay con eso?—cuestionó desinteresada, ladeando un poco la cabeza mientras veía la flor violeta frente a ella.
Neteyam se aproximó.
—Que ya lo he hecho.
La declaración del Sully hizo que Astorya guardara unos segundos de silencio, intentando recomponerse de la desilusión. Ahora es cuando debía fingir que su corazón no se había roto, y que estaba feliz porque su amigo había encontrado a alguien con quien pasar su vida.
—Estoy muy contenta —mintió, tratando de ocultar el enojo en su voz. —¿A quién escogiste? ¿Fue Sa'romi? Escuché que es buena guerrera para su corta edad.
Neteyam sonrió.
—No quiero a Sa'romi.
Astorya se giró cuando el Sully la tomó del brazo, su toque ardiendo sobre su piel.
—He hecho mi elección, pero la mujer que quiero debe elegirme de vuelta. Y sinceramente, espero que lo hagas, Rya.
Las orejas de Astorya se alzaron, y sus ojos se abrieron en sorpresa, sintiendo su corazón latir ferozmente. Entonces sonrió, la sonrisa más linda que Neteyam había visto en su vida. Él sintió como si Eywa le estuviera dando el mejor regalo, dejando frente a él a la criatura más preciosa de pandora, solo para él, solo para que sus ojos fueran honrados de admirarla. Solo él pudiendo deleitarse con su belleza. Se sintió... bien. Jamás pensó que una sonrisa podría hacerlo sentir de esa manera.
Sus ojos estaban un poco achinados por la inmensidad de la sonrisa, tierna y sincera.
—Te veo, Ma Teyam.
La aprobación de la muchacha sorprendió a Neteyam, pero además de eso, provocó una irreversible felicidad.
—Te veo, Ma Rya.
Y con la euforia recorriendo su cuerpo, Astorya se abalanzó sobre Neteyam para darle un gran abrazo.
Desde la distancia, Lo'ak le dio una pequeña sonrisa a su hermano, entendiendo que a veces había que dejar ir a quienes más amamos, para darle una oportunidad de entrar a nuestro corazón a quien sí puede darnos felicidad.
El corazón de Astorya le pertenecía a Neteyam, y el suyo debía dejarla ir para permitirle amar a quien lo amara de vuelta.
—¿Oye, me estás escuchando? —la voz suave de Tsireya lo sacó del trance.
El Sully asintió con una sonrisa, dándole una última mirada a Neteyam y Astorya antes de volver a poner su atención en Tsireya.
—Como decía... el mar da, y el mar quita.
rookiefilm ✰ 𝟸𝙾𝟸𝟹
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