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Capítulo doce.

—¡Cómo es posible! —Exclamó Tsu'tey, alzando las manos, exasperado con la noticia.

—Mi hijo es un buen muchacho —habló Neytiri, poniéndose detrás de Neteyam para tomarlo de los hombros—, cuida tus palabras, Tsu'tey —amenazó la nativa.

Desde hace un rato que su padre estaba dando vueltas en el marui, con una mano en la cadera y la otra en la frente, preguntándose como era posible que su hija pequeña esté saliendo con el mayor de los Sully. Era algo que eventualmente ocurriría, todo el clan Omaticaya sabía que Astorya terminaría liderando el clan junto a Neteyam. Pero Tsu'tey jamás pensó que el chico tuviera la osadía de tomar a su pequeña tan pronto, de arrebatársela de sus brazos sin el concentimiento previo. Estaba delirando. Neytiri suspiró con aburrimiento, no esperaba otra reacción del padre sobreprotector que era Tsu'tey.

Astorya miró a Neteyam con una sonrisa apenada.

—¿Desde cuándo? ¿Cómo...? —Neteyam puso una mano en su pecho y otra al frente, mostrándole respeto. Lo que menos quería era que Tsu'tey malinterpretara sus intenciones con su hija.

—Señor, mi amor por Rya es honesto, la amo con todo mi ser, le prometo que no tengo malas intenciones con ella. Es amor puro y correspondido —expresó con sinceridad. Tomó la mano de Astorya y dejó un beso en su dorso.

Jake suspiró y apretó los labios.

—Ya está hecho. Pero supongo que no existe la necesidad de darles la charla. Porque son jóvenes responsables que entienden los tiempos de Eywa, ¿no? ¿No es así, muchacho?

Las orejas de ambos jóvenes se alzaron, sus ojos se abrieron en sorpresa. Neytiri sacudió los hombros de su hijo cuando este se tardó en contestar, demasiado avergonzado por la pregunta.

—No, señor. No es necesario —murmuró con la cabeza gacha.

—¿Astorya?

—No, papá, no es necesario —sostuvo ella, inclinado las orejas hacia atrás y dándole una mala mirada a su padre. Tsu'tey sonrió por lo avergonzada que se veía su pequeña.

Confiaba en ella, y sabía que Neteyam se sentía en ocasiones intimidado por él, así que estaba todo en orden. El Sully no se atrevería a retarlo, su esencia no se lo permitía y su experiencia tampoco. No podría negarle a su hija la oportunidad de experimentar el amor, y se sentía tranquilo al saber que sería Neteyam con quien lo estuviera experimentando. No había nadie mejor que el hijo de Jake. Era buen guerrero y tenía un buen corazón.

—La sabiduría los guiará por el buen camino, y Eywa se encargará de hacerlos muy felices. —Neytiri expresó su felicidad por ambos jóvenes dejando un beso sobre la frente de cada uno.

—Muchas gracias, mamá Ney —agradeció Astorya, con una gran sonrisa en el rostro.

Neteyam dejó un beso en la cabeza de la chica antes de que Tsu'tey tomara a su hija de la mano para llevársela al marui.

Astorya de inmediato se sentó en el suelo y le hizo una señal a su padre para que la acompañara. Él lo hizo y permitió que su muchacha tomara sus manos y le brindara la más brillante sonrisa que alguna vez pudo visualizar en su rostro. La nostalgia lo invadió al ver lo parecida que era esa sonrisa a la que tenia Sylwanin. Tsu'tey le sonrió a su hija.

—Muchas gracias, padre, por aceptarnos a Neteyam y a mí —mencionó, apretando las manos de su padre. —Que tú estés de acuerdo significa mucho para mí, tu apoyo es lo esencial en mi vida.

Tsu'tey soltó una pequeña risa nasal.

—Soy tu padre, cariño, sí tú te encuentras feliz, lo estaré también.

Se acercaron para darse un abrazo, con el corazón lleno por tenerse el uno al otro.

Astorya sonrió mientras miraba a Lo'ak finalizar de contarles lo que había ocurrido ayer. Ella se encontraba maravillada por la historia de su amigo. Escuchaba con atención mientras Neteyam reposaba su mentón en el espacio entre su clavícula y hombro, dejando de vez en cuando pequeños besos en su cuello.

—Ojalá hubiera estado ahí —comentó Kiri, sonriendo, también se había asombrado por la historia—, el océano te concedió un regalo, hermano.

Astorya asintió.

—Los Tulkun no han regresado —contradijo Ao'nung. Los Sully y Astorya rodaron los ojos—, y además, ningún Tulkun anda solo.

—Este lo estaba —defendió Lo'ak, y luego se dirigió a Tsireya—, y le faltaba una aleta. Tenía un muñón, en el lado izquierdo.

—Pobre tulkun —musitó Tuk.

Al mencionar aquello las orejas de Tsireya se inclinaron hacia atrás.

—Es Payakan —dijo algo asustada.

—¿Quién es Payakan? —Inquirió Kiri.

Astorya reprimió una risa cuando sintió a Neteyam morder su hombro, juguetón, molestándola. Ella se giró para mostrarle los colmillos y él la imitó. Lo'ak desvió la mirada para concentrarse en Tsireya.

—Un macho joven que enloqueció —explicó Rotxo—, está exiliado, solo. Y le falta una aleta.

—Dicen que es un asesino —dijo Tsireya, tomando la mano de Lo'ak, él negó con la cabeza, sosteniendo la idea de que el Tulkun lo había salvado de morir ahogado.

—No...

—Mató a unos na'vi, y a otros Tulkun —agregó Ao'nung. —No aquí, pero en el sur.

—No es un asesinó —sostuvo Lo'ak.

—Tienes suerte de estar vivo —mencionó Tsireya, Lo'ak negó con la cabeza.

—Les estoy diciendo en serio; me salvó la vida, es mi amigo —rezongó, negando con la cabeza ante la necedad de los presentes.

Astorya humedeció sus labios antes de hablar, no le gustó que los demás parecieran no creerle, ella lo hacía.

—¿Entonces por qué salvó a Lo'ak? No lo veo como un asesino —defendió ella, ganándose una mirada de su amigo.

—Mi hermanito —comenzó Neteyam, levantándose—, el poderoso guerrero que enfrentó al Tulkun asesino y vivió para contarlo.

—Neteyam —advirtió Astorya.

Lo'ak se levantó gruñendo. Seguramente molesto porque nadie parecía creerle.

—No me están escuchando, no me creen —espetó, negando con la cabeza.

—Yo sí te creo —dijo Astorya, también levantándose al ver como su amigo se iba. —¡Lo'ak!

Neteyam suspiró y se puso a un lado de la chica. Esta le gruñó por haberse burlado de su hermano. En los ojos de Lo'ak se notó la angustia de haber estado hablando todo el tiempo para que al final pensaran que era un mentiroso. Luego de ver la sorpresa en los ojos de Neteyam por su actitud, Astorya suavizó su mirada y dejó un beso en su mejilla.

—No me gusta verlo así —confesó con preocupación. El Sully entendió la situación y la atrajo a él para darle un abrazo.

De pronto, Tsireya rompió el silencio.

—Vengan, hay un lugar que quiero mostrarles.

Astorya retrocedió.

—Vayan ustedes.

Neteyam la miró confundido. Ella siempre se mostraba interesada en conocer más sobre la aldea. Astorya le dio un beso en los labios y le sonrió.

—Tengo algo que hacer, luego me cuentan.

El Sully asintió y dejó otro beso en sus labios antes de darle un toque en la cintura para seguir a Tsireya.

Astorya llamó a su Ilu.

—¡Lo'ak!

El recién nombrado alzó su oreja derecha al escuchar a la chica detrás de él, montando su Ilu. Astorya agitó su mano con una gran sonrisa antes de acercarse a su amigo.

—¿Astorya? ¿Qué...? No, vete —demandó, la chica lo miró con algo de tristeza. No entendía por qué él se empeñaba en hacerla a un lado.

Hace bastante que no pasaba tiempo con su mejor amigo, porque cada vez que quería hacer algo con él, Lo'ak le ponía alguna excusa o simplemente decía que no tenía ánimos. Ella se cansó de su compartimiento. Eran amigos, ¿qué podría ser más importante que eso?

—Quiero verlo. Te creo, Lo'ak, por eso vine —quiso explicarle, con voz suave.

El Sully suavizó la mirada y bufó antes de comenzar a llamar al Tulkun. En secreto su corazón se alegró de que estuviera allí, acompañándolo como antes. Al parecer, volverían a tener una aventura de amigos. Él se obligó a verlo de ese modo, y dejando de lado sus sentimientos, le hizo una señal para que nadara hasta su Ilu.

Ella lo hizo.

De pronto, una inmensa criatura llegó a su lado, saltó sobre el agua dejando ver su grandeza. Ella tuvo que sostenerse de los hombros de Lo'ak para no caer hacia atrás.

—Demonios, es grande —comentó, tragando saliva. Lo'ak rió.

—Ven —la llamó, bajando del Ilu para nadar hasta el Tulkun.

—Oh, así que nos acercaremos.

Lo'ak alzó las cejas, sentándose sobre el aleta de la criatura. Esta soltó un extraño y potente ruido cuando Astorya se sentó también.

—Hermano, ella es Astorya. Fue la princesa del clan del qué provenimos. Dile hola —se dirigió a Astorya esta vez. Ella saludó a Payakan con una sonrisa. De inmediato quedó asombrada por la criatura y no tardó en acariciarla. Lo'ak sonrió.

—Es precioso —opinó ella. Payakan volvió a hacer un ruido.

—Le agradas.

—Gracias por salvar a mi amigo —le dijo en lengua de señas, mirando a los ojos del Tulkun. — ¿Por qué te exiliaron? —cuestionó, recordando lo que habían dicho los Metkayina hace unos minutos atrás.

—Sí, ¿Qué pasó? —Quiso saber Lo'ak, hablándole en lengua de señas al igual que Astorya.

Payakan hizo un ruido, como un quejido. Y ella miró a Lo'ak.

—Dice que es muy doloroso. —El Sully se dirigió de nuevo al Tulkun. —Yo confío en ti. Así como también en Astorya. Puedes confiar en nosotros.

—Está bien, déjalo. No tiene que decirnos —aseguró ella con una sonrisa.

Payakan soltó otro ruido y Lo'ak rió.

—Sujétate, dice que quiere darnos una vuelta.

—¿Una vuel...? —Su pregunta quedó incompleta cuando se vio obligada a tomar aire antes de que Payakan se sumergiera en las profundidades.

Se aventuraron por el océano tomados del aleta del tulkun. Astorya rió muchas veces durante esa tarde, disfrutando de la compañía de Lo'ak, sintiéndose de nuevo esa niña que se escabullía con él para salir a recorrer los bosques y luego volver a casa con moretones y rasguños por las caídas qué sufría. O por las ramas que a veces rasgaban su piel al correr de las criaturas que Lo'ak molestaba.

Se sintió bien compartir de nuevo con su mejor amigo, con su hermano. Esperaba llegar de nuevo a la aldea y poder contárselo a Neteyam.

Su Neteyam.

Astorya se sostuvo con fuerza cuando Lo'ak le pidió a Payakan ir más rápido. Los dos soltaron un grito cuando salieron a la superficie y se impulsaron de la cola del Tulkun para saltar al agua.

Ninguno se percató de que el eclipse había había comenzado. Pues les parecía demasiado pronto. Las horas habían pasado de forma rápida tras haberse divertido tanto.

—Gracias —murmuró Lo'ak, subiendo a su Ilu. —Gracias por creerme, Rya.

Ella sonrió.

—Lamento que hayamos estado distanciados. Y que te hayas tenido que enterar sobre mi relación con Neteyam así.

Lo'ak se encogió de hombros.

—Nah, me alegra que estén juntos —dijo con la voz apagada, bajando la cabeza. Sin embargo, ella no pudo notarlo.

—Lo sé, Lo'ak. Lo sé.

Se despidieron de Payakan agitando la mano antes de volver a la aldea.

—El último en llegar tiene cara de pene —retó Lo'ak, avanzando antes que ella. Astorya rodó los ojos.

—Eso es asqueroso. ¡Oye!

Lo'ak gritó antes de sumergirse en las agua del océano.

rookiefilm ✰ 𝟸𝙾𝟸𝟹

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