Capítulo catorce.
Astorya cerró sus ojos, tomando el arco entre sus manos, aferrándolo a su pecho. Su corazón estaba acelerado, por lo que inhaló y exhaló con tranquilidad, buscando la paz, la concentración.
Cuando su cuerpo se sintió pleno y liviano, repitió aquellos ejercicios de respiración que Tsireya les había enseñado. El sonido del océano no fue un impedimento para poder encontrar la concentración que necesitaba, así como tampoco el calor del cuerpo de Neteyam detrás de ella. Sus manos se posicionaron en el pecho de la chica y otra en su estómago. Sólo así pudo sentir como poco a poco el corazón de la menor latía con menos intensidad.
Neteyam se alejó lentamente, y les hizo una señal a los demás para que estuvieran atentos. Cuando Astorya abrió los ojos, ellos comenzaron a tirar objetos, tal como lo habían acordado. Y Astorya comenzó a disparar las flechas, una tras otra, moviéndose por el lugar, mostrando seguridad en cada paso que daba. De reojo podía notar el movimiento de los objetos y allí era cuando disparaba las fechas, acertando a cada uno de ellos, sorprendiendo a los Metkayina. Ellos no habían conocido aún a Astorya en combate, por lo que solo tenían la primera impresión de una muchacha simpática y cariñosa. Quizás Aonung podría decir que tenía más experiencia con ella cuando se encontraba enojada, pero nada parecido como lo que estaba viendo en ese momento.
Lo'ak se aproximó para intentar hacerla caer, pero ella se hizo a un lado, sin perder la concentración, atenta al peligro en todo momento. Se deslizaba por el suelo con agilidad, era rápida, una verdadera guerrera.
Aonung iba a atacarla, solo para molestar, pero lo que recibió fue el fuerte golpe que le propinó Astorya en el rostro, la cual había utilizado su arco para defenderse. El Metkayina se quejó, y exigió detener el entrenamiento.
Astorya rodó los ojos.
—Eso fue... ¡increíble! —exclamó Tsireya, aplaudiendo con una gran sonrisa.
—Porque a ti no te golpearon el rostro con un arco —protestó Aonung, acariciando su mejilla lastimada. Le dio una mala mirada a Astorya y esta se la devolvió.
Lo'ak llegó a su lado para darle un pequeño empujón.
—No pierdes la práctica.
Ella destensó su cuerpo cuando sintió el beso de Neteyam en su hombro. Tsireya los vio enternecida y su hermano rodó los ojos. Al igual que Lo'ak, quien se acercó a la chica Metkayina.
Neteyam acarició la mejilla de la chica con suavidad, siendo tan gentil como de costumbre.
—Amigo, la chica podría patearnos el trasero a todos y tu...—Rotxo fue callado por el golpe que Tsireya le dio en la frente. Este la miró indignado y sin comprender porque había sido golpeado.
Ellos supieron que el entrenamiento de Astorya había acabado cuando Neteyam les dio una mirada hostil, queriendo pasar tiempo a solas con su chica sin requerir de espectadores. Ellos entendieron la mirada y rápidamente se alejaron del lugar. Entonces el Sully tomó la mano de la chica para caminar sobre la arena juntos, viendo como algunos de los Metkayina usaban sus redes para pescar. Tsu'tey y Jake se encontraba por ahí, así que debían de cuidar sus demostraciones de cariño que no fueran realmente aprobadas por sus padres.
Solo que a Neteyam le dificultaba el mantener sus manos lejos de ella. Le gustaba sentirla tan cerca como fuera posible. A veces sentía que la necesitaba más que el mismo aire que respiraba. Su sonrisa y ojos brillantes eran el motor de su día a día; mediante más pasaba el tiempo, Neteyam sentía que Astorya se volvía vital para él.
Era el calor cuando sentía frío, la luz cuando sus pensamientos lo llevaban a la oscuridad. La alegría que vencía la tristeza. Estaba enamorado, y lo que más calmaba su corazón y le agradecía a Eywa, era que el amor era correspondido. Aún si ninguno era capaz de explicar la intensidad y belleza de sus sentimientos, sabían que expresarlo como amor era lo más adecuado.
Su toque ardía en su piel como una inmensa llama de fuego.
—Entre más pasa el tiempo, mi corazón se consume por ti. Cada latido exclama tu nombre, Ma Rya. Y me siento tan afortunado de que estés conmigo —expresó, admirando el rostro de la contraria, memorizando cada detalle.
Astorya sonrió enternecida y se dispuso a besarlo, sin importar las miradas curiosas.
Neteyam suspiró cuando ella se separó.
—Gracias por escogerme, Teyam.
—Era imposible no hacerlo cuando mis ojos y corazón solo te veían a ti. Cuando yo siempre te quise a ti.
Estaban a punto de volver a besarse cuando una alarma los interrumpió, un fuerte sonido que no entendieron. Se acercaron a los marui para ver que ocurría.
Lo'ak, Neytiri, Tuk y Kiri estaban en el Marui de los Sully, arreglando algunas cosas cuando vieron a Tsireya en su Ilu, con una gran sonrisa y una alegría contagiosa.
—¡Los tulkun regresaron! —anunció con entusiasmo—. ¡Gente, nuestros hermanos y hermanas han vuelto!
Astorya se dio una mirada con Lo'ak, y antes de acercarse a su amigo le dio una sonrisa a Neteyam.
—¿Payakan estará con ellos? —Le preguntó, pero su amigo negó con la cabeza.
—No, recuerda que está exiliado.
—¡Ma Rya, vamos! —la llamó Neteyam. Haciéndole una señal con la mano. Astorya se despidió de Lo'ak y corrió hasta su compañero.
Ella se subió al Ilu junto a Neteyam, y siguieron a los Metkayina, sumergiéndose en las aguas.
Las inmensas criaturas estaban por todos lados, al igual que los na'vi junto a ellos. Era hermoso de ver, increíble de admirar. Como todos ellos compartían las historias junto a sus hermanos y hermanas espirituales, cada Metkayina que veían tenía una sonrisa en el rostro.
Astorya se aferró a Neteyam y este le dio una caricia en su pierna y procedió a enseñarle lo que parecía ser una pareja de tulkun, daban pequeñas vueltas y de vez en cuando sus cabezas se acariciaban. A un lado de ellos estaba Tsireya, haciéndo señas a un tulkun. Ellos pasaron cerca de la chica para saludarla, y la Metkayina los invitó a conocer a su hermana espiritual. Neteyam le hizo una señal para que fuera, mientras que él se encontró con Lo'ak.
"Ella es Astorya, una buena amiga del muchacho que conocí."
La Omaticaya sonrió y acarició la cabeza del tulkun. Se quedó durante un rato junto a Tsireya, hasta que Neteyam volvió por ella.
Astorya se alegró de haber podido presenciar el regreso de los tulkun, cada vez se sentía más como en casa.
rookiefilm ✰ 𝟸𝙾𝟸𝟹
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