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Capítulo 4: Heridas

Mi cuerpo es una bomba de sentimientos encontrados o mejor dicho de sentimientos guardados. Mi mente está saturada de recuerdos que había jurado haber dejado atrás, recuerdos de mis padres, de mis hermanos y de aquella persona que tanto me había costado superar.

Jhon me llevó al departamento, ambos en silencio, el brindándome su apoyo sujetando mis manos mientras conducía. Me duelen los brazos, mis dedos palpitan y siento la cabeza pesada, las heridas queman atravesado mi piel haciéndome recordar que mi objetivo de lastimarme para distraer mi mente ahora me hacía recordar lo que mi cuerpo sentía.

—Lo lamento—murmuré avergonzado por haber dejado la sesión de ese modo, avergonzado porque el ni siquiera se haya cambiado para llevarme al departamento, avergonzado de aquel beso que no puedo sacar de mi mente.

John se mantuvo en silencio pero no sé apartaba de mi, parecía preocupado de que me volviera a lastimar. Mientras acariciaba a Max en la puerta de mi habitación. El silencio me mantuvo ansioso mientras acariciaba los rasguños en mis brazos y manos.

—¿Cuánto... cuánto tiempo llevas de esa forma?

—Los 18.

Me observa con los ojos preocupados y el entrecejo fruncido.

—Nunca nos dijiste— se que refiere a que él y Tony jamás supieron de esta parte mía—. ¿Por qué...por qué ocurre?

No le miro, solo voy hacia la cama para sentarme al mismo tiempo que Max se sube a ella, recostándose en mis piernas como si supiera mi estado de ánimo. Aunque me siento mejor al acariciarlo., pero aun así mi pierna no deja de moverme en un sube y baja, la energía todavía esta aquí recorriendo cada rincón de mi ser.

—Ansiedad, negación, recuerdos...—arrastra la silla del escritorio hasta sentarse frente a mi.

—¿Que te ha puesto ansioso, Lee?

Sigo sin mirarlo, no quiero hacerlo y ver una reacción negativa a mi respuesta.

—Tú.

Se mantiene en silencio, y entonces después de unos segundos se ríe. Lo miro y le veo cubrirse el rostro ocultando una gran sonrisa detrás.
Su pecho sube y baja mientras se ríe, la poca ropa que lo cubre se expande al mismo tiempo que su pecho lo hace, yo solo le miro sin entender que le causa tanta gracia mientras yo tengo un sentimiento abrumador sobre mi.

—Lo-lo lamento—murmura entre risas extiende sus manos y las comienza a subir por mis piernas bajo el cuerpo de Max que ni se inmuta.

El calor de sus manos me pone nervioso, tanto que quedó duro como una piedra mirándole fijo. Un cosquilleo sube por mi pierna y termina en la punta de los pelos de mi cabeza.

—Tu también me pones ansioso, Lee—sonríe, trago al ver su rostro tan cerca del mío—. Me pones tan ansioso que quiero esconderme bajo las sábanas y esperar a que tú me busques.

No sé en qué momento su cuerpo se subió hacia la cama, con las rodillas a cada lado, retirando a Max de mis piernas.

—¿Qué haces?

—No me gusta verte en ese estado, Lee—su boca está nuevamente cerca de la mía—. Por favor, no te lastimare—su aliento caliente choca contra mi—, solo búscame y yo te haré sentir bien.

Nuestros labios se toman el uno al otro, en un beso lento que me deja en blanco. Nuestros cuerpos acercándose lentamente al del otro, sus pulsaciones chocan mi pecho, no puedo.

—John—suspiro alejándome, sus ojos parecen decepcionados—. No puedo hacer esto ahora.

Suspira alejándose por completo.

—Tienes razón, yo...lo siento—su celular comienza a sonar—. Disculpa un minuto.

Sale para atender la llamada y yo me quedo sintiéndome abrumado, confundido y acalorado. ¿Por qué hizo eso? ¿Su actitud quiere decir que el...se... siente atraído? Pero no, no puede ser. No hay posibilidad de eso, el tiene a su esposa yo tengo, no, los tres estamos completamente solos, nuestras esposas ya no están, pero aún así es muy pronto, tampoco puedo aceptarlo, no podemos ser así.

—Lee—llamó—. Mi jefe acaba de llamar, dice que no te preocupes que se pusieron a observar las fotos que habías tomado y no hay necesidad de más, estás más que perfectas y que llamarán de nuevo para la próxima vez.

—No fue un buen trabajo.

—Claro que lo fue.

—No es así, me fui en medio de una sesión no es correcto y no está bien visto para el estudio.

—Oye—se vuelve a acercar, está vez tocando mi hombro—. El jefe solo vio lo dedicados que son con tu equipo a pesar de que los de maquillaje llegarán tarde, lo primordial eras tú, y estuviste tan bien que es la primera vez que oigo a mi jefe tan decidido a utilizar las fotos. Así que no te preocupes, Lee, fue más que perfecto.

Asiento solo para darle el gusto, más no estoy conforme con migo mismo.

El sonríe, pareciera que solo necesitaba creer el mismo que a mí no me importaba o que no le daría más vueltas al asunto.

—Debo irme, tengo que sacarme está ropa y no te preocupes yo llevaré tus cosas al estudio.

—No es necesario—me apresuré a decir, no puedo dejar que haga todo el—. Estoy bien, puedo regresar con tigo y llevarlo yo.

Me mira en silencio por unos segundos.

—¿Sabes que debemos hablar nosotros dos solos, verdad?

Le miro, se que se refiere a el beso o tal vez yo pienso eso y quiere hablar de mi estado y del porque me hago daño así que solo asiento, ya veré luego a que se refiere aunque no me gusta no estar preparado para una charla sin antes pensar que debo decirle o no, o como debo decir algo.

—Te llevaré, no es necesario que me busques luego de volver, me traerán de vuelta.

—Está bien.

Me miró y lo noté decepcionado, pero no estoy listo para volver los dos solos de nuevo, puedo aceptar que me lleve, pero traerme de vuelta y tener esa conversación en el auto, no, no estaré cómodo.

John manejó todo el camino de vuelta a ModelMode, estar de nuevo en encerrado en el coche me hace sentir sofocado recordando mi momento de locura. No puedo creer que esos recuerdos volvieran, creí que estaban tan atrás, tan atrás de mi subconsciente que no volverían a aparecer haciéndome recordar la peor etapa de mi vida, mis momentos antes de conocer a Jennifer, de enamorarme de sentirme cómodo y querer formar una familia por primera vez en mi vida, los momentos en que me alejé de aquellos que más tendrían que apoyarme, mi padres.

Procedo a bajar la ventanilla cuando el ácido de mi estómago parece querer abandonar mi cuerpo. El gusto en mi boca me remueve el estómago y la cabeza me da vueltas mientras el viento algo frío logra hacer efecto lentamente haciendo que ignore mi estómago y dejándome abrir los ojos de a poco.

—¿Estás bien?—asiento sin saber si me vio o no, pero me es imposible hablar en estos momentos.

Mientras me recupero noto que mi celular comienza a sonar, lo saco sin ánimos y parece que mi cuerpo lo olvida todo cuando leo nombre en la pantalla.

—¿Jennifer?

John me observa con tanta velocidad que me da miedo.

Lee—su voz es lenta, suena preocupa.

—¿Jennifer?—vuelvo a preguntar pero esta vez preocupado, ¿tal vez se quiera disculpar? ¿Pero como le explicaría lo que ocurrió con John? Mi cabeza se va a las nubes.

Lee, necesito-—hay un silencio tras eso y de fondo puedo escuchar el sonido de cajas moverse—, necesito saber dónde te estás quedando. El resto de tus cosas están empacadas, dímelo y esta noche mi abogado te llevará los papeles para un divorcio por consentimiento mutuo, te devolveré tu parte del dinero por la casa y tus cosas serán devueltas sin falta.

No es una llamada para disculparse, es una llamada para decirme que esto está avanzando más rápido de lo que yo esperaba. El corazón vuelve a apretarse en mi pecho, pero no pelearé, no pelearé por alguien que ya no le importa mis sentimientos, no pelearé por esa persona que ya tiene a alguien más incluso mientras estuvo con migo, solo me rendiré a pesar que mi mundo y ese futuro que deseaba construir para ambos se derrumbe.

— Departamento Sallent, 2678 de Baltimore y Francis. 13vo piso departamento número 31.

Mi abogado irá a las 8 en punto, solo firma el papel.

La llamada terminó. Quedó en blanco sin saber que esperar, ella está decidida a no dar marcha atrás, solo puedo dejarla ser feliz mientras yo busco un nuevo propósito.
John no habló el resto del camino y una vez llegamos solo baja del coche y entra al estudio, yo por mi parte tome mis cosas disculpándome con el jefe de él y me marché de vuelta al departamento, pase la tarde jugando con Max, mi estómago no exigió alimento alguno y yo tampoco quise comer nada, solo me ocupé de Max y de limpiar el lugar para mantener mi cuerpo en movimiento evitando volver a lastimarme y así también evitar pensar algunas cosas de mas.

—Hola.

La voz de Tony me sobresaltó, estaba tan concentrado peinando a Max y con auriculares que no lo oí llegar.

—Hola—salude algo desanimado, no es mi intención sonar así, pero lo hago inconscientemente.

—Hoy llegaste temprano—dejó sus cosas sobre la mesa del comedor-cocina y se paró a mirarme fijo.

—¿Que te ha contado?—no me es difícil darme cuenta que ya lo sabe, es esa forma característica en la que no puede evitar expresar por sus ojos lo que piensa o siente.

—Tuviste un ataque de pánico, te trajo a casa y que luego tú exmujer te llamó.

—Ya no tengo hogar—murmuro, no espero que el lo escuche es algo que me lo digo a mi mismo.

Tony mordió sus labios, lucía molesto como si me hubiera escuchado, y creo que sí lo hizo. Se sentó junto a mi en las sillas. Puedo escuchar su respiración cerca.

—Este es tu hogar, Lee. No soy tacaño y nunca lo seré con la persona que quiero.

¿Persona que quiere? La verdad me siento confundido, primero John ahora Tony, no entiendo a qué se refiere con "querer", me confunde su expresión, su acercamiento, su actitud, no quiero darme ideas erróneas, no de nuevo.

El timbre del apartamento sonó tan estridente que ambos miramos a la puerta. Ese debe ser, el abogado. No había reparado en que ya seria la hora estipulada.

— Espera—Tony intenta tomarme la mano pero no alcanzó, solo sentí su roce.

—¿Sr. Lee Kang-Yoo?

Un hombre joven, de unos 30 bien vestido me saludó con un apretón de manos. Me doy cuenta que acabo de llamar joven a alguien que aparenta mi misma edad.

—¿Abogado de Jennifer?

—¡Así es! Tengo entendido que mi cliente ya hablo con usted y tienen todo acordado ¿no es así?

Pienso mentir por un momento, pero debo ser consiente y ser una persona razonable, esto llega hasta aquí.

—Así es. Me dijo que solo debo firmar.

Asiento y veo a un chico repartidor subiendo por las escaleras con una tabla y hojas en mano.

—¡Ah! La señora ya mandó sus cosas con una compañía de mudanzas—sonreía mientras hablaba.

—Claro, pase.

Tony me lanzó una mirada feroz mientras dejaba al hombre pasar.

—Es el dueño del departamento-

— Antonio Santos—Tony no solo se presentó sino que casi doblegó al sujeto cuando cruzó mano con mano.

—Un...placer—habló incómodo—. Bueno, solo necesito su firma y estará todo listo.

Sacó unos papeles y los dejó sobre la mesa ratonera. Mis manos tiemblan pero lentamente me hago consiente de que no conseguiré nada si yo solo lucho por intentar seguir en la vida de una persona totalmente diferente a la que conocí en mi adolescencia.
Una cursiva pulcra ahora toma el lugar que antes solo era un papel blanco con una línea.

Oficialmente, soy un hombre soltero.

Oficialmente, ahora este lugar es un departamento de solteros.

Los sentimientos florecen, pero no son buenos, más bien tengo sentimientos que me confunden, sentado en mi habitación ahora que los papeles al fin están firmados creí que comenzaría a llorar, a desahogarme pero no fue así, mi corazón no siente nada, más bien está vacío, como si nunca antes hubiera estado ocupado por lo que sentía hacia aquella mujer que me acompañó por gran parte de mi vida joven, y creyendo que nunca se iba a ir ahora resulta que todo cambió a pesar de que mi gran esfuerzo por hacer feliz a una persona aparte de mi...que mentira.

No siento necesidad de llorar, pero vamos, la sensación está allí al borde de mis ojos picándome la garganta con un sabor amargo al final de ella. Mi cuerpo entero está en una calma nerviosa, casi insoportable y desconocida. Puedo escuchar a Tony y John en una abundante charla unos habitaciones más allá. De hecho me recuerda que el increíble abogado Antonio Santos se quejo de no dejarle leer los papeles antes de que yo firmara.

Ellos son otra pregunta, no me he expresado en más de diez años tal cual soy, tal vez solo esté sobre pensando las cosas, capaz el beso de John solo fue parte de mi imaginación o de la alteración química de mi cerebro, tal vez las palabras de Tony no tenían el toque romántico y coqueto que yo creí escuchar, tal vez solo estoy pensando de más las cosas de una forma u otra y ellos no actuaron de esas formas siendo solamente yo el que tiene tanto deseos de algo así.

 ¡Lee, traje pollo frito y soju! Se que son tus favoritos y no sabes lo que me costo encontrarlo... nosotros...—hubo un silencio detrás de la puerta, John se volvió silencioso—. Se que no es buen momento, pero nosotros dos estamos aquí para ti, sabes que puedes ser tú mismo.

Ser yo mismo, ¿cómo puedo ser yo mismo si nunca experimente siéndolo? ¿Como puedo serlo si la ultima vez que fui yo mismo me rompieron el corazón?

No digo nada, pero no puedo hacer otra cosa que moverme y abrir la puerta, John ya no está tras ella, como si lo que me dijo hace solo un segundo también hubiera sido parte de mi imaginación. Me siento fuera de si, como un loco. 

El camino hacia la sala comedor se vuelve interminable mientras camino arrastrando los pies. Cuando llego encuentro a los tres sentados en el suelo, la mesa ratonera en el centro, cada uno en una esquina. Y digo los tres porque Max parece uno mas de nosotros. Efectivamente había pollo frito y soju sobre la mesita. Mi estómago volvió a la vida al ver la combinación en un perfecto estado. Mis pies se movieron voluntariamente hasta sentarme junto a ellos teniendo a Max al frente, Tony a mi izquierda y John a mi derecha, ambos no dijeron nada uno solo colocó el soju al alcance de mi mano y el otro colocó los pequeños vasos del mismo modo.

Solo necesitaba agitarlo un poco, hasta el punto en que se formará un pequeño remolino dentro, luego un golpe, unos golpes con las manos mejor dicho y luego un giro bastante pronunciado a la tapa y por fin verterlo en los mini vasos. Sin perder tiempo el líquido fuerte como el vodka y a la vez dulce quemó mi garganta revitalizando mis sentidos.

Deje escapar un sonido se satisfacción al mismo tiempo que golpeaba el vaso con fuerza contra la mesa.

—Tranquilo bestia—me dijo Tony intentando como yo beber del pequeño vaso de una sola vez.

—Come—John deja al menos dos patas de pollo frente a mi—, son tus favoritas, así que cómelas.

Solté una risita, empieza a recordarme nuestras noches universitarias después de los exámenes, durante los días festivos y en las noches de reunión con el curso. Noches de borrachera en otras palabras. Noches juveniles.

El sabor del pollo frito invade mi boca llevándome al éxtasis luego de no haber probado comida en horas, me siento como un bebé que prueba la comida por primera vez experimentando sabores nuevos y deliciosos. Tiene una mezcla de picante y dulce que acaricia mi lengua.

—¡Que delicia!

Tony deshuesa una pata y se la da a Max, como uno más del grupo el cuál se pone feliz tragando de un solo bocado. Comemos lentamente mientras bebemos solamente soju, sabiendo que en unos minutos nada más seremos conscientes de como todo da vueltas a nuestro alrededor. Ellos dos mas rápido que yo, pero no los detendré.

No sé si es porque hace mucho tiempo no bebo soju, o por lo vacío que estaba mi estómago al tomarlo, pero mi cuerpo empieza a calentarse y mi vista comienza a dar vueltas más pronto de lo normal. Veo a John bebiendo de un trago y se le ve mareado, Tony casi no bebe pero lo noto acalorado mientras mastica el pollo lentamente.

—Saben—hablo algo mareado —, ya tengo los papeles de adopción listos, solo necesitaba los datos de mi pareja—sonrío—, nuestras firmas, presentarlo y por fin tendríamos al niño que siempre quisimos.

La bebida me hace hablar, o tal vez solo soy yo el que quiere hablar fingiendo que es por culpa del alcohol en mi organismo y luego podría fingir que nada de esto hubiera pasado. Dejándolo solo como un recuerdo mas.

—Jennifer siempre quiso un niño, siempre quiso un pequeño al que le enseñaría a cocinar para que luego su nuera se sintiera orgullosa.

Ambos me observan en silencio. Lo se porque los veo de reojo mientras observo como se resbala la transpiración de la botella que esta frente a mi.

—No sé que hice mal—mi voz se quiebra, quemándome la garganta—. Hice todo lo mejor...hice lo que pude ¿por qué?—mi cuerpo se debilita y las lágrimas comienzan a caer—. Yo solo quiero hacerla feliz, ella  sa-sabía, sabia de mi orientación.

Cubrí mi rostro contra la mesa, avergonzado de llorar creyendo que ellos no me aceptarían, me avergüenzo de confesar que me atraen los hombres y que soy un homosexual que solo se casó con una mujer para que nadie lo supiera. Pero terminé amando a esa chica que lo sabía y me apoyó, y que aún así me abandonó por conocer a alguien mejor, a alguien que tal vez pueda darle lo que yo nunca le di. 

—Oye—la mano de Tony toca mi pierna, enviando una electricidad por todo mi cuerpo, me hace temblar—. No tienes la culpa de nada, jamás lo tendrás por tu orientación—sonrió amargamente mientras nos miramos fijo—. Nosotros no estamos aquí para juzgar, somos amigos y no te vamos a juzgar, no somos así.

La sonrisa de Tony fue tan amable que me hizo sonreír. John golpeó fuerte la mesa y se levantó y fue hasta su habitación.

—No te preocupes, sabes que le cuesta expresarse.

John puede ser alegre en ocasiones, pero es verdad, le cuesta expresarse, eso que me dijo ayer, apenas fueron una pocas palabras que de seguro le costaron mucho decir, cosa en la cual no me había puesto a pensar, en como ellos también tienen problemas.

El regresó con dos cajas que se me hicieron conocidas: juegos de mesa, mejor dicho de dados y fichas.

—¡Fua! Esto me recuerda a nuestra época de universitarios.

Dejo los juegos a mi lado por lo que aproveche a revisarlos con Tony pegado a mi mientras el vaciaba la mesa, dejando solo las bebidas y el pollo lo más cerca de nosotros, en el suelo.

—No te creas que porque no jugamos hace mucho te voy a dejar ganar, Tony, no dejaré mi racha de victoria solo porque tú no recuerdes los movimientos.

Ambos rieron.

—Entonces tal vez yo pueda ganarte—digo ayudándole a acomodar las fichas en los puntos de partida.

John sonrió de lado mientras sus ojos brillaron entusiasmados por un verdadero retador. Su actitud cambia tan rápido que es como si ese silencio y expresión seria que lo acompañaron hace solo segundos cuando fue a su habitación no hubieran estado allí en realidad.

—No seré suave, Lee, daré todo desde el comienzo.

—¿Quién dice que necesito que seas suave con migo?

Ambos nos sonreímos.

—¿Soy solo yo o el lugar está lleno de una tensión agradablemente seductora?

Nuestros ojos se despegaron al mismo tiempo para observar a Tony masticar un pollo frito mientras sonreía mirándonos. Todo indicaba que esta noche seria una batalla y quien dice...tal vez ocurran mas cosas que solo inocentes juegos.

La primera partida comenzó con todo, Tony no había logrado sacar si ficha de su casilla y luego seguí yo, que de inmediato mi dado cayó en seis permitiéndome avanzar y tirar de nuevo, un cinco perfecto para avanzar cinco casillas. Jhon sacudió la mano arrojando el dado sacando un uno enojandose por no usar su técnica de avanzar lo más que pudiera en la primera ronda.

La sensación de estar con amigos y olvidar todo mientras jugamos como jóvenes era algo que no quiero olvidar jamás. Antes de esto no nos habíamos visto por tres meses, y justo el día en que ambos me iban a visitar ocurrió todo aquello con Jennifer...Jennifer, solo dejaré que te vayas, ya no quiero preocupar a los que están a mi alrededor, aunque al decir esto no quiere decir que no te extrañe, solo que de ahora en adelante tendré que sportar saber que quieres a alguien más, y que yo solo puedo molestar en tu vida.

— ¡Oye si sigues pensando tendrás una prenda!

Jhon me llamó la atención, sonrio dispuesto a aceptar todo.

— Que así sea, hagámoslo, por cada ronda el que no avance se tendrá que quitar na prenda.

Ambos, Tony y Jhon sonrieron, no se si es el alcohol haciendo efecto pero los noté entusiasmados y algo pícaros.

— Bien—Tony sonrió de lado—, acepto.

— Si tanto quieres ver nuestros cuerpos desnudos—Jhon deslizó su mano sutilmente por debajo de la mesa rozando mi pierna—, podías simplemente pedirlo.

Sonrió nervioso bajo la vista de ambos y retiro si mano con la mía algo temblorosa.

— Jhon—Tony sonaba como si estuviera jugando—, tal vez nuestro Lee sea vergonzoso.

— Ya cállense y jueguen.

— Te toca a tí, vergonzoso—me dijo burlándose.

Para su favor tenía razón, y para mí mal mis nervios hicieron que el dado callera sin girar, un dos, ambos me miraron divertidos por la situación y en ese momento recordé que solo llevo una camisa y nada más abajo

— ¿Qué esperas?—sonrió a la espera Jhon.

— Podemos ayudarte si no sabes hacerlo solo.

— ¿Qué es lo que les pasa?—mis dedos comenzaron a desprender los botones de mi camisa con lentitud.

Tal vez es el alcohol, los nervios de que ellos vean mi cuerpo o el hecho de que me siento un poco excitado en estos momentos pero mis pezones podían notarse duros aún antes de deslizar la suave tela por mis hombros, bajando por mis brazos hasta finalmente dejar mi parte superior blanca a merced de sus miradas, porque si, ambos me observaban fijo desde el momento en que la prenda abandonó mi pecho.

— Esto si es un incentivo para jugar.

El calor de mi cuerpo aumentó con las palabras de Tony, presiento que aquí solo habrán excusas para desnudarse.

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