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Capítulo 3: Lo que intento ocultar

Estoy seguro de que quieren saber que ocurrió luego de nuestra visita al bar. A mí también me gustaría saberlo, pero...ninguno de los tres recordamos nada. Bueno, hay vagos recuerdos.

Los tragos eran fuertes, como en nuestra época universidad, pero al parecer algo más fuerte nos había dado, y no sólo a mi, sino a los tres: la vejez. Ya no tenemos 20 años. 

No bien me levanto de mi cama un fuerte dolor en la cintura me recorrió por todo el cuerpo, incluso me dolía un poco la mandíbula. Había despertado en ropa interior y totalmente expuesto, por lo que al no poder recordar supuse que habíamos hecho alguna locura, lo cual me recordó a algo que había ocurrido con mucha similitud a mitad de nuestro segundo año universitario.

—¿Tu también estás adolorido?

En la cocina me encuentro con John, llevaba un bóxer azul que dejaba expuesto su miembro, y nuevamente me encontré mirándolo fijo, con un extraño calor en el cuerpo y punzadas en la espalda. Le rodee intentado esconder mi rostro acalorado del suyo, que aunque no me observaba sino su celular de todos modos sentía vergüenza de mi estado.

Debo calmarme, no puedo seguir así.

—Es como si hubiéramos hecho cualquier tipo de locuras anoche—tomé agua de la heladera y la bebí.

El frío que recorrió mi garganta aminoró mi estado. Traté de cerrar los ojos y respirar con calma y olvidar las vistas. Y lo que costaba hacerlo teniéndolo tan cerca.

—Buenos días—Tony apareció con las mismas pintas, y al parecer con los mismos dolores.

—Recuérdeme nunca más beber tanto—John se sentó en uno de los sillones de la entrada, con las piernas abiertas en nuestra dirección.

Tony y yo nos miramos, resultó ser que ambos lo habíamos visto fijo y notado lo mismo. Somos un maldito par de pervertidos.

—¿Y a ti porque no te duele la espalda?—preguntó Tony con la voz sosa.

Levantó los hombros y se centró en su celular.

La mañana la pasamos con resaca, dolores en la espalda y sin ánimos de comer, por lo que una sopa en sobre en una taza fue suficiente para los tres.

Max estaba que recorría el departamento entero en busca de atención, pasando entre nuestras piernas y acostándose sobre nosotros en la cama, por lo que arrastrados por el cachorro nos preparamos para ir al parque nuevamente. Hacía frío, y aunque era sábado no habían muchas personas, por lo que pudimos caminar sin la necesidad de correa. Tal vez eran poco más de las 14 hs. Pero aún así se podía sentir un muy helado frío a pesar de la presencia del sol. Reitero, odio con todo mi ser el frio.

Mientras los otros dos hombres jugueteaban con Max, yo solo podía sentarme medio de lado por mi dolor de espalda. Por más que trataba y forzaba la cabeza no podía recordar nada más que el gusto a alcohol que subía por mi garganta cuando me movía demasiado, era asqueroso. La sopa no ayudaba para nada, pues la bilis que trepaba pe mi garganta era tan amarga y asquerosa que solo siento deseos de vomitar.

Estoy demasiado grande para estas cosas, no se como me permití beber tanto. Yo del futuro, por favor no me dejes repetir mis viejas acciones.

Intentando distraer mi mente de mi mal estar, saqué el teléfono y comencé a stalkear la compañía de la competencia. Mi trabajo es la fotografía, y la compañía en la que trabajo tiene una gran competencia, aunque ahora, gracias a lo comentarios en redes sobre el trabajo de algunos comienzo a descubrir que muchos de sus trabajadores no tienen idea de lo que hacen, y gracias a la gente que comenta sus disgustos nuestra compañía subiría de rango.

Marco el número de Alexis, nuestro encargado de redes sociales.

—¿Un sábado, Lee?—reí al escuchar el tono sarcástico con el que me respondió apenas le marqué.

—Oye, Lex, chequea el Instagram de Photoflow, en la comentarios de las últimas tres fotos. 

—¿De que se trata?

—Tu solo hazlo. Tenemos una oportunidad y no debemos desaprovecharla.

Solo se oía el silencio del otro lado, luego, un largo suspiro.

—Lo revisaré y en cuanto halle a lo que te refieres te llamo. Chau.

Cortó la llamada y en eso Max se acerca corriendo hacia mí.

—¡Ey, chico! Se ve cansado—le digo a los otros dos cuando acarició al cachorro y su pecho sube y baja con rapidez por lo acelerado que tiene la respiración.

—Olvidé el agua—murmura Tony rascándose la cabeza—. Esperen aquí, voy y vuelvo—antes de irse se voltea y nos apunta—. Iremos a comprar alimento para Max luego, así que no se muevan de aquí.

John se sienta a mi lado, no quiero decir que me pone nervioso, pero si hace que mi cuerpo reaccione de tal manera que debo alejarme un poco de él. Todo por culpa de mis anteriores pensamientos. Esto esta mal, no puedo seguir así.

Pasando unos minutos en el que solo me concentro en acariciar a Max e intentar calmarlo un poco escucho su voz bastante cerca de mi. 

—Lee.

 Se me erizan cada uno de los pelos de mi cuerpo y me giro con una lentitud hacia el, como si mi cuello estuviera oxidado. Asiento para que hable.

—Necesito un equipo de fotografía para éste lunes en el trabajo, ¿crees que tengan algo libre en la compañía?

Me era extraño que me preguntara, ya que en mis 13 años trabajando allí nunca me lo había pedido. Asentí mientras apretaba los labios, podía sentirle observarme lo que me ponía aún más nervioso.

—Puedo preguntar.

—¿Solo dirás eso?

Ésta vez si le miré saliendo de mi trance de estatua, parecía un adolescente desesperado por una charla íntima.

—Es que...John—levante las cejas incrédulo—. Debo preguntar si hay horarios disponibles.

Empezó a mover sus labios hacia atrás y adelante, como puchero y luego se sentó recto volteando su rostro de mi. 

<<Nunca le había visto así>>.Pensé.

—Si no tienen horarios y estás desocupado ese día—habló después de un rato incómodo—, ¿no quieres modelar para mí?

Puedo jurar que un trabajo diferente paso por mi cabeza, no un trabajo modelando ropa sino el trabajo de modelar para él, semidesnudo, que solo sus ojos me vieran mientras mi cuerpo toma diferentes posiciones para el deleite de sus ojos.

—Mierda.

Apreté mis ojos con mis manos. No podía estar pensando en esto, no con un amigo. Y la imagen seguía allí sin importar las veces que me arrastrará los ojos.

—¿Estás bien?—preguntó y vi su rostro contraerse al ver mi actitud.

—Solo me pican los ojos...

...Y la entrepierna, casi digo pero me mordí la lengua.

—Sabes...no se me da eso de modelar—me hacía sentir completamente nervioso el solo pensar en eso—. Además yo solo soy el que ve a las personas posar y les toma fotos, no al contrario.

Sonrió soltando una pequeña carcajada.

—Me encantaría verte posando para mi—me miró con una gran intensidad y yo con tanta vergüenza—. Bueno, para la cámara. Pero creo que lo harías increíble.

—No he pisado un gimnasio en dos años, Jonatan—reí—. Todo rastro de músculo desapareció, además de que mi estómago ha aumentado un poco de tamaño.

—Para mi te ves bien—fue un murmullo pero lo oí tan claro que no entiendo cuando me vio para decir eso.

Vimos a Tony ya cerca de nosotros. Max le meneó la cola y se enloqueció cuando esté le sirvió un poco de agua en su pocillo. Me quede con la intriga de saber porque quería que yo modelara para el.

El resto del camino hacia la Petshop continúe dándole vueltas al asunto tanto que al divagar y solo seguirlos a los tres ni noté cuando llegamos al departamento.

En mi habitación solo recordé preguntar para sitas disponibles para el lunes y en cuanto Alexis llamó para avisarme que él junto a  su equipo ya estaban preparando una ventaja yo aproveché y pregunté los horarios.

—Solo tenemos dos horas disponibles, de las 12 del mediodía hasta las 15 hs.

—Agenda a ModelMode para esas horas, y pide ya a un equipo de maquillistas esten disponibles en esos horarios.

—¿Sabes que de eso o me encargo yo, verdad?

— Tú hazlo.

Colgué la llamada y yo también quedé colgado. No podía dejar de pensar en lo que había pasado, y como me llenaba de coraje para ir a hablarle simplemente le escribí diciéndole que el lunes iría hasta su trabajo, no para modelar pero si para ser fotógrafo.

El fin de semana llegó muy rápido, es viernes por la noche y tenemos una cena entre los cuatro programada. Aunque tengo miedo de probar la comida de John tengo que arriesgarme, no tengo de otra.

—Lee, ¿puedo hablar con tigo un momento?

Estoy a punto de mi salida, pero siempre hay algo de último momento en el trabajo, y en esta oportunidad es mi jefe.

—Lucius—me quejo.

—Vamos que te tomará solo 5 minutos.

Me arrastro hasta su oficina. Y no, eso no duró solo 5 minutos, fueron una hora y media de revisión de papeles. Hay productos desapareciendo, me refiero a han estado desapareciendo luces, trípodes, reflectores, maquillaje. Mierda han desaparecido cosas que valen miles de dólares. Una hora y media revisando a cuanto se fueron las pérdidas.

—¿Algo en cámaras? No sé, tal vez si hablamos con los empleados podríamos encontrarlo o encontrarlos.

Niego. Es una muy mala idea.

—No, así solo haremos que se esconda. Tal vez podríamos tenderles una trampa. Mmm...¿una cámara escondida en los depósitos? Tal vez.

Golpetea el lápiz sobre su escritorio. Lucius es un hombre ya de 30 años de experiencia, su empresa perteneció a su padre y cuando el ya no esté le pertenecerá a su hijo, es un hombre adulto que nunca ha pasado por algo así y yo soy el ser humano más cercano a él dentro de la empresa. Además...se lo que hago, no es la primera vez que trabajo en un estudio donde se roban las cosas.

—¿Tú podrías encargarte de eso, Lee? Te dejaré las llaves del estudio para el fin de semana yo...ya sabes que es el aniversario de Lucas, como su padre no puedo faltar.

Sonrió. Es verdad, no puede faltar.

—Claro que si. Yo me encargaré, tú ve y disfruta, dale mis felicitaciones a Lucas de mi parte.

La copia de las llaves del estudio viajan con migo el largo recorrido a casa. Dios, es la primera vez que me refiero al departamento de Tony comí mi casa. El corazón me palpita fuerte en el pecho. No solo no me siento mal de referirme como casa a su departamento sino que las pesadillas que últimamente andaba teniendo sobre Jennifer...han dejado de aparecer con el paso de las noches. Me siento extraño, pero no extraño porque mis sentimientos hacia ella se disiparon mas rápido de mi corazón sino me siento extraño porque es como si lo hubiera estado esperando, una oportunidad para dejar de fingir que me gustan las mujeres y no se ¿ser mas yo? Siento libertad, no me siento atado y creo que eso es algo que me hacia sentir incomodo, el que me sentía atado a Jennifer y nuestra relación que mas bien fue por conveniencia que por un verdadero amor, no digo que no la amaba, si lo hice, como una gran amiga y compañera pero nunca llegue a desarrollar una conexión de amor verdadero con ella.

<<Aun así llore como un niño cuatro noches seguidas, me sentí traicionado>>.

Le doy la razón a mis pensamientos, me dolió en el corazón no saber la verdadera razón por la que quiso dejarme, el que no me haya hablado con tiempo sobre sus sentimientos, el que todo haya sido tan de golpe, me duele que no haya contestado ni un solo mensaje en estas dos semanas. Quiero saber, quiero entender que ocurrió para que tomara una decisión  tan drástica.

Me doy cuenta que intento esconder de John y Tony que me siento traicionado. Pero intentare descansar este fin de semana, quiero dejar atrás por un par de días de mi pasado y centrarme en como puedo encontrar al ladrón. 

Había llegado el lunes, mi idea era ir directamente de la oficina al trabajo de John pero...al jefe le agradó tanto la idea de que vaya directamente del departamento al trabajo de mi amigo, porque si, se había enterado de que era mi amigo y eligió un trato "preferencial" para mis conocidos y más aún para la marca en la John trabaja sumando la propaganda que harían a nuestra empresa/estudio. Además Lucius quería encargarse el mismo del plan que detalle para descubrir quien esta robando en la empresa y quiso hacerlo solo.

En estos momentos no solo estaba algo hambriento sino que también molesto. Los maquillista que había pedido no aparecían y todos querían que se hiciera con lo que tenían allí, pero las cosas no son tan sencillas, si nuestro equipo ya cuenta con maquilladores para trabajar a la hora de las sesiones no me puedo permitir que las fotos se realicen sin una parte de nuestro equipo faltante y mucho menos para una empresa como ModelMode que está comenzando a ser reconocida mundialmente.

—¡Oye, oye!—John me detuvo de mi ir y venir dentro del camerino del modelo masculino—. Tranquilízate, esto no nos afecta, nosotros también tenemos maquillista, Lee. No tienes porque ponerte así.

Le observé sin creer lo que me decía.

—¡No me digas que me calme!—pronuncie exasperado—. Nuestro equipo tienen reglas y les damos la oportunidad a maquilladores para que se hagan reconocer ¿y ellos se toman el atrevimiento de llegar tarde? Así no es como nosotros trabajamos, si realizamos las fotos nuestro equipo se debe encargar del maquillaje, por eso trabajan con nosotros, para crecer en ser conocidos.

Mi corazón latía rápido, cómo si estuviera a punto de hiperventilar y tener un ataque de pánico en esos momentos. La ansiedad me recorre el cuerpo y comienzo a sentirme mal.

—Escucha, viejo—me alejó sacándome fuera, me tomo por los hombros y se acercó peligrosamente hacia mi—. Esto no afectará su trabajo, mi jefe no les recriminara por algo así, tampoco es como si eso detuviese toda la sesión, nuestro equipo es muy bueno en lo que hace, y aunque comprendo la política de tu trabajo en relación a querer ayudar a los nuevos integrantes que comienzan en maquillaje también entiendo que son ellos lo que se verán perjudicados.

Estaba tan cerca. Sus manos sobre mi cuerpo recordarme mis sueños de la noche anterior y anterior a eso, sus ojos que no dejaban de seguir los míos, ahí estaba de nuevo mi adolescente interior, acalorado y con la mente nublada. Tuve que apartarlo de mi, es la única forma de dejar de sentirme tan extraño.

—Tenemos una forma de trabajo, si eso no lo respetan los mismos trabajadores entonces el cliente tampoco lo hará.

En ese momento vi a los dos maquilladores y los encargados del peinado aparecer entre risa y risa por las puertas del estudio.

—¡Ustedes cuatro!—grite en su dirección, se detuvieron al verme—. Se pondrán inmediatamente a trabajar en ambos modelos, y esto...esto lo hablarán con el jefe en persona. ¡Así que muévanse!

Entre supuestas disculpas ingresaron dos y dos en ambos camerinos. Me di vuelta hacia John, quien me miraba con una extraña sonrisa de lado.

—Así es como se arreglan estos trabajos—cruce a su lado—. Ahora ponte a hacer tu trabajo.

A eso de las 13:45 p.m. ya habíamos acabado con la modelo femenina, terminando con unas impactantes fotos de diversas prendas multicolor de distintas texturas y largos. Por supuesto ese era el objetivo de mi trabajo al estar detrás de la cámara. La joven deslumbraba bajo el reflector y noto por su forma tan natural de posar que este es su trabajo ideal.

—Traigan al chico.

Era el turno del modelo para prendas largas. Mientras daba unos ajustes a la cámara y unos retoques al escenario cuando veo un extraño rostro parecido al cual no le doy mucha importancia por estar pendiente al escenario, las luces y la cámara.

—¡Estamos listos!—grita unos de los encargados y entonces pongo mi absoluta atención al modelo y su escenario.

Vaya, vaya, vaya. Mis ojos no solo veían un cuerpo y rostro parecido, sino que veían a un modelo que había dejado el rubro hace unos años.

—¿John?—pregunto observándolo y bajando la camara.

Me sonríe.

Volteo buscando a ese rostro entre los trabajadores del lugar y me topo con el anterior modelo que estuvimos arreglando. En su mano una venda y con ropa totalmente diferente.

<<¿Qué ocurrió?>> me pregunto, no creo que en unas horas haya ocurrido un accidente tan grave.

—Trabajaremos con migo, este sería un buen momento para anunciar mi regreso— la audiencia ríe.

<<Solo concéntrate, Lee Kang-Yoo. Piensa en que es trabajo nada más.>>

—Entonces trabajemos.

Suspiro mientras acomodo la cámara frente a mi rostro, su postura es tan natural. Sus manos sujetan la camisa por el borde elevándola haciendo que su abdomen sea llamativo. No entiendo como quiso trabajar desde atrás de las cámaras sabiendo que el modelaje es lo suyo. 

<< Solo concéntrate >>

Su espalda luce ancha mientras enseña la parte trasera de la prenda con una sutil mirada de lado.

<<No tengas escalofríos >>

Sus muslos anchos se abren para la cámara mientras una de sus manos es apoyada levemente sobre su pecho y la otra sobre su rodilla.

<<No mires más abajo>>

Un cambio de vestuario con una temática deportiva, ropa ajustada y algo sudado.

<<Solo no pienses >>

Una ajustada calza negra siendo acomodada por sus manos.

<<Debes hacer tu trabajo >>

Su ajustada entre pierna en el foco de mi cámara, sus ojos fijos en la lente, una sonrisa coqueta, mi cuerpo comenzaba a transpirar, me tiemblan las manos al ver sus ojos entreabiertos que permanecen atentos a los movimientos que hago, posando para mi pendiente desde el ángulo que tomo la fotografía.

~ ¡Eres un marica! ~. Grita mi conciencia y junto a ella otra voz masculina.

—Detengamos la sesión por el momento.

No lo aguanto. Dejo la cámara y salgo corriendo. No presto atención a nada ni nadie, simplemente me encierro en el coche y termino con la cabeza apoyada en el volante.

—No, no, no, no lo soy.

Angustia.

Mi pecho se contrae.

Me duele.

Mi cabeza se inunda de recuerdos dolorosos.

No puedo respirar.

Mis manos se inquietan.

Necesito golpearme, necesito sacar está energía que me recorre el cuerpo con dolorosos espasmos contrayendo mis músculos como si me controlarán.

Grito, un grito interno que no puedo soltar.

Me muerdo los labios conteniéndolo.

Me duele, pero no me importa, me lo merezco.

Lloro por el dolor de morderme a mi mismo.

Mis manos estiran mi cabello y mi cuerpo comienza a moverse solo golpeándose contra el volante.

Las uñas toman mi piel cortándola pero me lo merezco.

Me lo merezco.

Me lo merezco.

Me lo merezco.

—¡Lee! ¡Ey, ey, ey, deja eso!

Mis manos son tomadas por otras más fuertes, John me detiene y toma mis manos.

Sigue, sigue, sigue, lastimándote.

Lloro mordiendo aún más fuerte mis labios.

John me observaba confuso sin dejar de mover los ojos.

—¡Deja de hacerte daño!

Me toma por el rostro.

No puedo.

Mis brazos están sobrecargados.

Me araño.

John está confundido.

—¡Detente, Lee!

Con fuerza separa mis brazos. Sus manos pasan a mi rostro, y sus labios se presionan contra los míos. Suaves, redondos, húmedos...perfectos.

—No te hagas daño—suspira aún cerca de mi rostro—. No tienes que lastimarte, por favor.

Súplica aún sosteniendo mi rostro, con sus labios cerca mío y sus ojos al borde de las lárimas.

La energía desaparece, y comienzo a sentir el dolor de lo que yo mismo me provoqué.

—No te lastimes, Lee—nuestras frentes se chocan mientras solloza con angustia.

Y yo lo acompaño, liberando mi propia angustia entre sus brazos.

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