Prólogo
Los niños merodeaban a su alrededor riendo y jugando, la pelota de basket se acercó hasta él observándola tomó toda las ganas de lanzarla y simplemente la ignoró. Escuchó unos pasos haciéndose fuerte con cada pisada, levantó la mirada encontrándose con otra que lo fulminaba.
—Fenómeno.
Después de decir aquello salió corriendo con la pelota hacia el montón de niños dejándolo solo bajo el árbol. Jason sintió un vacío en su pecho el cual trató de ignorar. Pero su mente daba vueltas en aquellas palabras que lo hacían sentirse así.
En aquel orfanato los niños eran crueles con él desde que había llegado, habían escuchado a su madre decir que era un error, un terrible error, y él humillado no pudo hacer mas que largarse a llorar. Dejando que los niños se rieran a su costa.
Un toque en su mejilla lo hizo salir de sus pensamientos y giro la cabeza encontrándose con otra de sus pesadilla. Esa niña era lo más molesto que había.
—¿Te encuentras bien?—Susurró ella observándolo con lo ojos brillosos. Cada vez que lo veía le brillaban.
Jason decidió ignorarla como siempre hacia y aunque causó un poco de desilusión en la niña ésta no se rindió y le sonrió.
—Ignora lo que te digan, no eres un fenómeno por lo que te sucedió lo cual pasó hace tres años y ya tendrían que haber superado.—Ella inclinó el rostro para observarlo siendo que el miraba al frente tratando de ignorarla.— Si eres un fenómeno porque tu madre decidió no cuidarte pues yo también lo soy al igual que todos los que estamos aquí.
El la miró sin expresión.
—Tienes razón eres una fenómeno, una fea.—Giró la cabeza volviendo a mirar a los niños jugar.
Leslie ignoró el dolor en su pecho y decidió aún así quedarse a su lado en silencio.
Ella llegó un año antes que Jason, sus padres habían muerto en un accidente automovilístico en el cual ella no había estado presente, Leslie supo envolverse bien entre niños a pesar de que estaba enfrentando su duelo, había momentos en los que le gustaba estar sola a pesar de llevarse bien con la mayoría de las niñas. Y más que nada le gustaba estar con Jason a pesar de que este disgustaba de su compañía.
—¡Fenómeno y fenómena! Miren la pareja de fenómenos.—Escucharon la voz de Killian, gritando mientras los señalaban.
Se escucharon pocas risas, la mitad que les gustaba burlarse de él y la otra que no se reían no eran porque no pensaran aquello, era por la niña que se encontraba a su lado, esa mitad apreciaban a esa niña y si no se burlaban de él en ese momento era por ella.
—Fenómeno deja de perseguirá ¿Qué no ves que ella jamás se fijará en ti?—Río Killian burlándose.
—¡Leslie sal de ahí o te contagiara lo asqueroso que es!—Esta vez llamó su atención Alexa.
—¡Oye, ya basta!—Leslie se levantó enfadada logrando que Jason la observará pero con desprecio.—Deja de decir esas cosas, son horribles y no sabes el dolor que puede causar. El jamás les ha hecho algo a ustedes, déjenlo en paz.
—Leslie no seas patética, si su madre no lo quiso fue por algo y mas aún después de golpearlo.—Alexa miró de arriba abajo a Jason y luego a Leslie.—No puedes estar con él y luego juntarte con nosotros, es horriblemente asqueroso.
—Así es, así que o le dices que es un fenómeno o tu empezarás a llamarte así.—Determinó Killian.
—No lo haré. —Su rostro reflejaba dolor.- No le haré daño, jamás se lo haría alguien.
Los niños a su alrededor comenzaron murmurar y Jason se levantó quedando atrás de la rubia.
—Bien, cualquiera que se acerque a Jason y Leslie serán llamados fenómeno y serán apartados quedando bajo el árbol el cual Leslie es tu nuevo lugar.—Alexa sonrió con suficiencia.— Fenómena.
El grupo se alejo y luego de aquella palabras los demás niños se alejaron tratando de no estar cerca de aquellos dos. Leslie giro sobre sus pies y a pesar de que sus manos temblaban le regaló una sonrisa a Jason el cual le dio un mueca de asco y paso por su lado susurrando una palabra que siempre el remarcaba <Fea>.
Aquella noche después de ser ignorada por sus compañeras de habitación Leslie pensó que tanto debía sufrir su corazón para que el de él sea feliz.
El día siguiente después de lo acontecido, Jason caminaba hacia la puerta que daba al patio antes de salir dos cuerpos se metieron en su camino.
—¿Quieres que ella deje de molestarte?— Killian lo observó seriamente preguntándose por qué el fenómeno y no él.
Jason elevó una ceja tras la pregunta pensando si esto sería una trampa.
—Leslie, quieres que se aleje de ti al igual que todos lo queremos y por eso tengo un plan.—Alexa sonrió.
—¿Cómo se que esto no es una trampa?
—Seguirás siendo un fenómeno pero no tendrás a la rubia detrás de ti lo cual parece ser el mayor de tus problemas.—la niña se rió.
Hacer que Leslie se aleje de él. Por supuesto que si.
—Bien, te diré el plan.
Mientras los niños le contaban a Jason su plan, Leslie se encontraba acomodando su cinta roja, era la cinta que usaba su mamá en el cabello, ella había sacado el precioso largo y rubio que caía hasta un poco arriba de su cintura. Se sonrió en el espejo esperando que Jason le dijera lo bonita que se veía.
Al salir al patio lo busco bajo el árbol pero no lo encontró, preocupada observó a su alrededor y lo que vio la dejó sin habla. Jason estaba junto con Killian y Alexa, y se encontraban hablando calmadamente. Leslie decidió acercarse llamando la atención de estos.
—Leslie, hola.—Saludó Killian pero Leslie solo miró a Jason.
—¿Qué ocurre? ¿Te estaban molestando?
—Rubia no pienses mal de nosotros, hemos decidido darle una nueva oportunidad a Jason y nos ha caído bien.-el castaño asintió con la cabeza al pelinegro—Nos vemos luego.
Ambos niños se alejaron dejándolos solos, Leslie se acercó a Jason tímidamente.
—¿Es verdad lo que dijo? ¿Te dieron una oportunidad?
Jason sonrió sin reflejar nada en sus ojos.—Asi es, y quiero decirte algo después del almuerzo, nos vemos en el almacén ¿te parece?
Casi salta de la emoción al igual que su corazón, el le había sonreído y quería hablar con ella, ¿acaso estaba soñando?
—¡Si! Digo, claro.—Sonrió.
El timbre del almuerzo sonó y él comenzó a caminar eliminando su sonrisa, dejándola atrás.
Al parecer era su día de suerte, esa mañana una familia había venido y quiso verla y pudo ver que era pareja la querían a ella, luego de lo de sus padres se sentia devuelta querida vio el deseo en aquella mujer que quería adoptarla. Y ahora Jason quería hablar con ella, quizás le diría lo bonita que se encontraba y que quizás él listón había dado sus frutos.
Salió apresurada y entró corriendo al almacén esperando a aquel niño que hacía que su corazón latiera de esa manera. Pero se encontraba vacío.
—¿Jason?—Llamó.
La puerta se cerró y con ello la traba dejándola en plena penumbra, corrió hacia la puerta oyendo risas afuera.
—Espero que le tengas miedo a la oscuridad.
Era la voz de Jason burlándose, ese no podía ser él, su Jason. Y sus ojos se llenaron de agua sintiéndose humillada.
—¡Oigan, déjenme salir! ¡Por favor!—Oyó las voces alejarse—¡Se lo suplico, no me dejen! ¡Jason!
El silencio abundó en el lugar pero una botella moverse la hizo observar a su alrededor asustada, hasta que una pequeña bombilla se prendió y soltó un suspiro al notar que era el conserje, David pero este no se encontraba bien. Caminaba medio raro mientras la miraba. Leslie supo que algo no andaba bien en el momento que se detuvo frente a ella miró sus piernas.
La niña quiso correr hacia la otra punta pero un golpe en su cabeza la tiro al suelo dejando puntos en su vista, su vestido se levantó dejando a la vista su ropita interior de corazones, y escuchó el sonido de un cierre. Y en ese momento lloró llamando a su mamá al sentir un dolor desgarrador.
En la noche la puerta fue abierta y ella fue arrojada fuera del almacén, se levantó sintiendo un dolor en su pancita y su cosita de mujer, camino en medio del silencio donde todos se encontraban durmiendo, llegó hasta el baño y abrió la ducha nivelando el agua caliente. Con un nudo en la garganta se sacó su vestidito, sus zapatos junto con las medias, bajo su bombachita viendo una mancha roja en esta, la dejó en el lavabo y se baño tratando de olvidar lo que le había sucedido, pero al salir de esta volvió a ver la mancha y sin pensarlo comenzó a lavar tratando de borrarla. Aquella noche se fue a dormir con el alma rota.
Cinthia la había despertado, la directora del lugar vino a buscarla diciéndole que la pareja había venido a verla, sin ganas se vistió y camino hasta la dirección. Se sentó frente a la familia y los observó, la mujer dejó de sonreír y en cuanto la vio, esa niña ya no brillaba.
—Hola Leslie, ¿Cómo te encuentras?— Dylan Reed observó a la niña. Era un hombre amable el cual la primera vez al verla se sentó junto a ella y le enseñó una manera diferente de aprender y memorizar libros. Era lo que tenían en común, libros.
—Bien.—Sonó con desgana, la pareja la miraban preocupados. Y ella supo que debía hacer.— En realidad quería hablar con ustedes sobre algo. Yo no quiero ser adoptada, no quiero irme de aquí.
La mujer la vio con dolor y Leslie se insultó por causarle aquello.
—Si me voy con ustedes siento que estaría reemplazando a mis padres y no quiero hacerlo. De enserio agradezco su interés en mi pero no lo quiero.—Observó su uñas destrozadas por raspar el suelo la noche anterior.—Pero... se de alguien que le gustaría, el necesita una oportunidad fuera de este lugar. Esta roto y necesita ver que hay algo bueno.
Esa tarde Jason fue citado a la dirección encontrando una pareja, querían conocerlo algo en su pecho se movió. Trató de no ilusionarse, luego de un día en el que la rubia se encerró en el baño todo el día y el se sintió totalmente relajado hasta que luego de cuatro días llegó la noticia... Querían adoptarlo. Lo habían adoptado, un mes después empaco con rapidez lo suyo y bajo una vez que le avisaron que sus nuevos padres vinieron a buscarlo. No miró a nadie, no habló con nadie, ese lugar era su pesadilla.
—¡Jason!—No, otra vez no. Se detuvo y giro viendo a la rubia correr hacia el.
—¿Qué?
—Me enteré de que te adoptaron, estoy muy feliz por ti.—Sonrió sin ese brillo en los ojos pero aún lo hizo por él.—De enserio espero que seas feliz, lo mereces mas que nadie. Y quería decirte que... me gustas, te he querido desde el momento en que llegaste aquí.
Le extendió un papel doblado sintiendo sus mejillas arder, dejó de sentir el papel y lo observó sintiéndose ansiosa.
—Eres realmente una tonta.—ella palideció ante las frías palabras de él.—¿Realmente creíste que te correspondería? ¿Qué sentiría lo mismo que tú? Desde que he llegado no has dejado de molestarme, persiguiéndome de aquí allá, eres la niña más estúpida y horrible que he conocido.—Rompió el papel y ella sintió que así se encontraba su coranzocito en esos momentos.—Deja de molestar a la gente, nadie te querrá así, fenómeno.
Le arrojó los pedacitos de papel en la cara y se fue. La pequeña apretó con fuerza la pequeña cinta roja en su mano. Jason se alejó dejando a Leslie con una pregunta en su cabeza mientras sus ojitos seguían derramando lágrimas.
¿Dolía más el dolor físico o psicológico?
Había experimentado ambos a su corta edad y no sabía con cuál dolor lidiar primero. Para una niña tal dolor era demasiado y ella aún no había llegado a su punto de quiebre pero el día llegaría y pedía que eso no la matara.
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