Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

No siempre es fácil ser egoista

Ethan Brown.

El molesto sonido de los cubiertos contra la vajilla, el murmullo de una melodía clásica y el golpeteo de mi pie contra una de las patas de la mesa era lo único que se podía escuchar en aquel inmenso comedor.

La discusión anterior había dejado un ambiente lo suficientemente incómodo como para que nadie se atreviera a proferir palabra.

Claro, no era como si la situación actual con mi familia fuese la mejor de todas.

Se dice que en las peores circuntancias es cuando la familia más se une... Dónde los lazos se afianzan.

Vaya tontería.

Desde ese día todo había comenzado a ir cuesta abajo y yo ya no tenía las energías ni las ganas de intentar mejorar las cosas. ¿Cuál sería el sentido? Hundirme más de lo que ya estaba y dejar que la corriente me llevará con tal de alegrar a quienes me rodeaban.

Cuando lo felicidad de los demás empieza a depender de lo que tu decidas hacer con tu propia vida. Las cosas empiezan a estar jodidas.

Saco mi celular del bolsillo de mi pantalón al sentirlo vibrar por enésima vez en lo que va de hora.

Simplemente hay personas que no entienden una indirecta. Pienso al ver que es otro texto de Joe.

Ruedo los ojos al leer el mensaje.

Idiota #1
¿Enserio no piensa venir?... Voy a ir a tu casa y te traeré a rastras.
                                                   10:25pm

Yo: Deja de molestar.
                                          10:27pm

—Hijo, por favor, deja el teléfono. Estamos cenando en familia. —pide mi mamá llamando mi atención.

—Por supuesto madre, como podría perderme la tan gratificante conversación que estamos teniendo —exclamo dejando el teléfono sobre la mesa.

—Tu sarcasmo está demás, Ethan— inquiere mi padre dejando sus cubiertos a un lado para colocar los codos sobre la mesa y fijar del todo su atención en mí. Genial.— No puedes tacharnos como los villanos cuando solo hemos buscado soluciones para tu problema.

—No, no puedo. Pero si puedo ponerme a la defensiva cuando quieren imponerme sus jodidas "soluciones"... Padre.

—Nosotros al menos estamos haciendo algo más que encerrarnos en nuestra habitación o ir por la vida odiando a todo lo que se nos cruce. —dice comenzando a alzar la voz.

—Por favor ya no discutan— ruega mi madre con cansancio. Debe ser molesto tener que escucharnos discutir casi a diario— hijo, entiende que está es una oportunidad muy valiosa para tí. Podría ser la solución a tu...

—Enfermedad, mamá. Dilo sin problemas, no es algo que no sepamos— tomó aire sintiendo como mi paciencia se empieza a agotar y talvez no tuviese problema con discutir con mi padre pero me veía incapaz de alzarle la voz a mi mamá. Por más enojado que estuviese— lo que ustedes ven como una solución yo lo veo como una maldita condena. Y sí, de todas formas me voy a morir...—noto como se tensa pero igual sigo— pero desearía que no fuese siendo una rata de laboratorio. Gracias.

—Estas sacando las cosas de contexto.

—No lo estoy haciendo, padre. Digo lo que es. No hay manera en la que acepte unirme a esa supuesta cura milagrosa que, por si se les olvida, sigue siendo experimental— remarco antes de levantarme de mi asiento y notar que apenas había tocado la comida.— Los dejo con su cena "familiar" ya no tengo hambre.

—¿Porque nos haces esto?...

Es lo último que escucho de los labios de mi mamá antes de salir lo más rápido que daban mis piernas.

Y eran momentos o palabras como aquellas las que por, minutos, me hacían replantearme si estaba haciendo lo correcto. Pero luego llegaban los mareos, las náuseas o las insufribles e interminables migrañas para recordarme que él único que estaba viviendo esto en carne propia era yo...y por ende tenía todo el derecho de decidir que era lo mejor para mí.

Aunque no siempre es fácil ser "egoísta" y pensar solo en uno mismo. No cuando tus decisiones parecían dañar a quienes te rodeaban.

Seguramente pensarán "Ajá, ¿pero que es lo que tienes?" Y yo como buena persona se los voy a explicar a ustedes, personas, animales o alienígenas que esté leyendo el aburrido diario de un condenado.

En palabras médicas lo que tengo de llama Glioblastoma multiforme en el lado superior del cerebro... En pocas palabras, cáncer.

Sí, como leyeron. Cáncer y no uno común y tranquilo. No. A mi cuerpo le gusta hacer las cosas por todo lo alto.

Mi tipo de cáncer es uno bastante agresivo y conocido por su jodida capacidad de burlar al sistema inmunitario y crecer a gran ritmo.

Genial, ¿No?.

Y por si se lo preguntaban...no, no tiene cura. Solo una gran cantidad de tratamientos experimentales que te joden aúnas el cuerpo. Como si lo necesitaras.

Fue esa la razón por la que discutía con mis padres. Tal parece que hay un nuevo tratamiento experimental/ milagroso que promete curar dicha enfermedad en Australia.

Pero repito "experimental"  no da resultados exactos mientras los doctores juegan con radioactividad en tu cuerpo y tu notas como de a poco desaparece lo poco de vida que te quedaba.

Y no, no estoy siendo pesimista.

Mi decisión estaba tomada, no me sometería a ese infierno. Pero ahora me tocaba lidiar con aquellos que creían saber que era lo mejor para mí y se esforzaban a diario por "hacerme entrar en razón.

Suspiro, cerrando mi libreta para observar lo que me rodeaba.

Podía ver las luces de los edificios de New York a la distancia mientras la brisa helada se colaba por mi chaqueta.

Me encontraba sentado en el piso de un mirador a las afueras de la ciudad, con la espalda apoyada en el carro, mi libreta sobre mi regaso y unas pocas lágrimas traviesas mojando mis mejillas.

Este era mi lugar seguro. El único lugar donde podía dejarme invadir por el dolor y el miedo sin temer una mirada de lastima, un consejo que no pedí ni palabras de consuelo que solo me hacían sentir aún más miserable.

Iba a morir, de eso estaba consiente y, de alguna forma, empezaba a aceptarlo. Aunque no podía negar que ver como mi vida se iba agotando de a poco me dolía como la mierda.

Conseguir que uno de mis libros saliera en físico fue sin duda uno de los mejores tres minutos de mi vida...porque una vez que esos tres minutos se acabaron la realidad me golpeó con fuerza para hacerme ver que no importaba que logros consiguiera...mi tiempo se estaba acabando.

Y yo dejaría muchas cosas sin concluir.

⏳〰️〰️〰️〰️〰️〰️

Estaciono frente a la discoteca y miro con molestia la cantidad de gente que se aglomeraba a un costado de la la entrada a la espera de poder entrar mientras un grandulon con cara de querer estar en cualquier sitio menos ahí dejaba pasar a uno que otro idiota que pintaban estar forrados en dinero.

Aún no podía creer que estuviese considerando entrar cuando era más que obvio que mi humor no era el mejor para la ocasión. Pero no me quedaba de otra...Joe podía ser un grano en el culo cuando se lo proponía y yo no estaba dispuesto a tener que aguantar su berrinche luego.

Bajo del carro y me acerco, con desgana, a la entrada pasando de largo a la gente que comenzaba a quejarse por mi acción.

—Brown, hace tiempo que no te veía por aquí — exclama el grandulon, cuyo nombre no recordaba mientras me escaneaba con la mirada.

Guardo mis manos en los bolsillos de mi chaqueta, encogiendo me de hombros.

—No estoy aquí por voluntad, te lo aseguro —respondo escueto. Aún sin poder dar con el nombre del sujeto frente a mi.

Recorro con la mirada mi entorno para luego volver a posar la en él.

—¿Como se encuentra el jefe?.

—Mi papá está bien. —suspiro— Oye, me quedaría a hablar pero me están esperando adentro así que...

Hago un ademán con mi mano un tanto flojo pero con un mensaje claro. Déjame pasar.

—Claro, claro, adelante.

Retira el cinto que "resguarda" la entrada y sin más entro sumergiendome en el mismísimo caos.

Está era una de las pocas ventajas que tenía que tu padre fuese dueño de una buena parte de los antros y casinos en está ciudad. Aunque claro, era mi primo quien más disfrutaba de esos "privilegios".

Frunzo el celo mientras me hago un camino entre el mar de gente sudorosa restregandose entre ellos en lo que, se suponía, era bailar mientras las luces de diferentes colores iban y venían en una danza que lograba confundir los sentidos.

Pasarían años y yo jamás lograría encontrarle el gusto a esto. Sencillamente no entendía que le veían de interesante a estar siendo aplastados en medio de la multitud, con la música tan alta que no lograba escuchar mis propios pensamientos y una luces que ya comenzaban a marearme.

Al fin y luego de lo que parecieron horas logro llegar al área VIP donde subo las escaleras adentrándome a la zona más calmada de todo este lugar.

El primero en notar mi presencia es Joe quien no tarda en hacer un comentario al cual respondo con indiferencia mientras intento entender que mierda intenta decirme con la mirada.

Observo a Jason con el signo de interrogación tallado en mi expresión más él solo se limita a contener una sonrisa en sus labios mientras Becca nos mira a cada uno antes de rodar los ojos.

—Idiotas —murmura lo suficientemente alto como para que todos la escuchen.

—Primo, déjame presentarte a Isabela, mi novia.— castaña, cabello corto y cara de borreguito. Así es la chica que me saluda con una breve sonrisa a modo de saludo antes de mirar a un pelirrojo que se posa a mi lado para luego estender su mano en mi dirección.

—Nathan, amigo de estás dos —señala , apuntando a ningún lado en específico con su mano libre mientras la otra no deja de sacudir la mía.

Borracho se quedaba corto para definir el estado del chico.

—Ethan. — me presento sin mucho miramiento. Alejando mi mano de la suya.

—Ella es Gabriela, es un poco tímida, pero creo que te va a agradar —exclama Jason con cierta burla que no terminaba de comprender para luego girarme en dirección a la chica en cuestión.

Mierda.

La veo levantarse de su asiento y acortar los pocos metros que nos separaban para, con una leve sonrisa y los ojos brillantes por el alcohol, extender su pequeña mano en mi dirección. Mientras yo solo me quedo viéndola como pendejo intentando recordar si me había quedado dormido en el mirador y esto era un sueño extraño.

¡Vamos! Sabía que el mundo era pequeño pero esto era una exageración.

—Es un placer. Tu primo a hablado mucho de ti —exclama con suavidad y una sonrisa traviesa temblando en sus labios.

Respiro hondo.

—Solo cosas buenas, me imagino. —me las arreglo para contestar, dándole un breve apretón a su mano antes de soltarla.

Se ríe y asiente.

— Depende de lo que consideres bueno. —inquiere con cierta burla antes de volver a su asiento a un lado del pelirrojo,quien pasa su brazo por encima de sus hombros.

Reprimo un suspiro y obligandome a dejar de mirarla camino hasta quedar a un costado de Jason quien se ríe en silencio ganadose una golpe en la nuca de mi parte.

—¿Por qué no me dijeron? —pregunto en un susurro a mi amigo.

Se encoge de hombros.

—¿Cuál sería la diversión en eso? Yo también me sorprendí cuando la ví —admite, acercándose un poco más a mí— y Joe no se lo podía creer.

—Por eso estaba tan insistente —aseguro para mí mismo y él asiente.

—Quien lo diria, ¿no?. El mundo es muy pequeño.

Ni me lo digas.

¿Que posibilades habían de que la novia de mi primo fuese amiga de ella? Al parecer, muchísimas,y lo podía comprobar al verla ahí. A tan poca distancia riendo de algo que le decía su amigo.

Allí estaba ella. La chica de la librería a la que siempre iba. La que miraba desde la distancia leer un libro diferente cada tres días.

Ella. Quien ví, reír, llorar y enojarse con cada página que pasaba. Quien fulminaba con la mirada a quién osace interrumpir su lectora, aún como ando se suponía que estaba en horario laboral... La chica que parecía querer desaparecer de la faz de la tierra a cada niño que entraba en la librería.

Aquella niña que secó las lágrimas de un desconocido aún cuando sus mejillas estaban bañadas de las mismas.

Lo sé. Deben estar pensando que soy un acosador y de seguro ya estaran marcando el número de la policía pero les puedo jurar que jamás tuve ninguna mala intención con ella.

Tan solo era el destino, la vida o algún ente superior que estaba encaprichado en unir nuestros caminos. De una manera bastante cruel, si me lo preguntan.

Rozo con la yema de mis dedos la cinta atada a mi muñeca y una pequeña sonrisa tira de a comisura de mis labios antes de morir en los mismos.

Bastante cruel.

—Hermano —me llama Joe sacándome de mis recuerdos— nos estaba comentando Gab que ha estado bloqueada con su libro y ahora uno de sus profesores mandó a entregar un borrador como trabajo final. —entrecierro los ojos él sonrie— le estaba diciendo que tu tambie eres escritor y tal vez puedas darle tu ayuda, algún tip para salir de ese bloqueo.

Tenso la mandíbula presintiendo sus intenciones.

—¿Si podrías ayudarme?. —dice ella interrumpiendo la batalla de miradas que se desataba entre el idiota y yo. Iba a matarlo.— Sería increíble, de verdad me estoy volviendo loca y el sádico de mi profesor hizo que ese trabajo valga el treinta por ciento de la calificación.

Su mirada era de absoluta súplica y yo no podía más que maldecir el momento en el que mis tíos engendraron al jodido de Joe por ponerme en está situación.

Despeino mi cabello antes de responder.

—No creo poder ayudarte. Digamos que no tengo mucho tiempo en mis manos y...

—Te puedo pagar por tu ayuda. Sería como una tutoría. —hace un mohin con los labios— Realmente me ayudaría aprender de un escritor con experiencia.

Abro la boca más ninguna palabra sale de ella y la vuelvo a cerrar mientras evito ver los ojos de cachorro que hace.

—Ese siempre a sido el sueño de nuestra pequeña Gaby. Ser una escritora reconocida —pronuncia el pelirrojo, cuyo nombre ya olvidé, dándole un sorbo a su trago— Dile que sí, amigo... No puedes negarte a esta tenurita. —dice, comenzando a apretujar los cachetes de su amiga quien no tarda en quitárselo de encima con un montón de manotazos.

—No soy tierna —refuta en un murmullo antes de dirigir su atención a mí.

No, no, tú síguele pegando al rojito. Pienso, deseando poder salirme de esto.

Suspiro por enésima vez en lo que va de noche y sonrió ante el recuerdo que viene a mí.

—Yo quiero ser profesor.

La niña me mira como si me hubiese salido otra cabeza antes de negar efusivamente.

—Eso es aburrido —se queja.

—¿Y tú qué quieres ser?.

Sonríe para luego colocarse frente a mi.

—Quiero ser una princesa guerrera y que mi mascota sea una dragón unicornio.

Sin evitarlo las carcajadas me invaden haciendo que pequeñas lágrimas se escapen de mis ojos.

—Eso es tonto... Los Dragones unicornio no existen.

—Callate. Los profesores son aburridos.

Bajo la mirada ocultando mi sonrisa. Supongo que los sueños cambian con el tiempo pero ahora ella puede crear su propio mundo donde las princesas guerreras y los animales mutantes sean algo cotidiano.

Y antes de darme cuenta las palabras escapan de mis labios sin saber que ese fue el inicio de nuestra historia.

—Te ayudaré.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro