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CAPÍTULO 0:
El ruido de la marea chocando contra aquel prestigioso barco y la lumbre de la noche eran los únicos testigos del dolor que dos corazones poseían.
Todos los tripulantes se encontraban afligidos porque sabían lo que sucedería al caer la mañana, dos de los reyes de Narnia partirían de nuevo. Pero nadie era capaz de llegar a entender el sufrimiento que ellos poseían. Cada uno en un camarote distinto, sin poder conciliar el sueño y el motivo de ello, en sus pensamientos.
Intentar no sentir u no amar a alguien es un pensamiento involuntario que te llega a traicionar. Ni siquiera nosotros mismo podemos impedir desarrollar un sentimiento o vínculo amoroso por alguien.
Pero Catherine y Edmund tenían miedo.
No querían amarse, no querían sentir nada por la otra persona. Pero el destino siempre traiciona y para su más complicada desgracia les fue inevitable caer en las redes del contrario.
Eran de distintos mundos, jamás podrían llegar a estar juntos. No podían ser felices.
Lo prohibido era tentador, y lo imposible un reto al que superar.
Catherine decidida a tomar algo para calmar sus emociones se levantó de su camarote, no sin antes percatarse de que Lucy seguía allí junto a ella, en la pequeña cama improvisada que tuvieron que hacerle ante su inesperada llegada.
A paso suave y lento para no despertar a la tripulación cruzó los pequeños y estrechos pasillos hasta llegar a la humilde y sinuosa cocina en la que no había nadie. Maldijo cuándo llegó, pues se había olvidado completamente de traer una vela y ahora carecía de luz.
Trató de buscar cómo pudo alguna bebida que la hiciera conciliar el sueño, pero todo fue nefasto debido a la poca iluminación.
Edmund Pevensie había tenido la misma corazonada que la mujer, debía tomar algo para poder olvidarla de sus pensamientos. Al menos, por esa noche. Pero al contrario de ella, él optaba por algo más fuerte que nublase sus sentidos.
Sacó la caja de cerillas del pequeño mueble al lado de su cama, con cuidado de no despertar a Caspián. El candelabro fue encendido por la pequeña llama de fuego, Edmund siguió el mismo recorrido que Catherine.
Percibió algunos ruidos procedentes de la cocina e inmediatamente su cuerpo e instinto se pusieron alerta. No llevaba espada con él, ni siquiera una daga, únicamente un simple candelabro que delataría su presencia en el lugar. Chasqueó la lengua, debía enfrentarse a lo que fuese el causante de aquel ruido.
Por el rabillo de ojo, la mujer pudo visualizar un resplandor de luz. Acudió rápidamente hacia él, chocando de lleno contra el rostro de El Justo.
━Oh, eres tu.━suspiró aliviado Edmund al ver la procedente de los ruidos, dio un paso hacia detrás para no chocar de lleno con ella.━ Creí que alguien había entrado en el barco.
Catherine relamió sus labios incómoda ante su presencia, ambos lo estaban pues habían salido con la intención de quitarse de los pensamientos al otro por un segundo y ahora volvían a chocar en su camino.
━No podía dormir, pero me dejé la vela en el camarote.━murmuró la morena.
Edmund asintió, caminando a un lado de ella para dejar el candelabro en la pequeña encimera de la cocina. Segundos después, Catherine se sentó en esta, observando cada uno de sus movimientos mientras, con nerviosismo jugueteaba con sus dedos.
━Tranquila, yo tampoco.━admitió alzando el brazo para abrir uno de los armarios.━ Es extraño.
Catherine se removió en su sitio frunciendo el ceño ante las palabras del hombre.
━¿Extraño?.
━Si━admitió girándose frente a ella sacando una botella de ron que seguramente la tripulación habría guardado, junto a dos pequeñas copas.━¿Quieres?━la mujer asintió y este comenzó a llenarlas.━ Lo hemos conseguido, pero eso me aterra. Tendremos que dejar Narnia de nuevo.
Ambos retenían las lágrimas que sus ojos cristalizados amenazaban con salir a relucir, afortunadamente la poca luz del ambiente impedía la visualización correcta por parte del contrario.
━Lo sé.━admitió con un hilo de voz, aceptando la copa que este le entregaba y dándole un rápido sorbo, sintiendo cómo el amargo y fuerte líquido quemaba su garganta.━Han sido muchas emociones vividas, pero todos sabíamos que en algún momento terminaría.
Edmund jugueteaba con el vaso entre manos, mientras la miraba contradecido. Relamió sus labios, no sabía a que se refería con sus palabras. Por una parte podría ser su trayectoria en Narnia, pero se aferraba a la esperanza de que pudiera ser sobre su relación. Pues, a pesar de no haber formalizado nada, era evidente el mutuo cariño que se tenían ambos. Incluso, los tripulantes cuchicheaban de mala lengua sobre el Rey y la Duquesa de Narnia.
Por unos minutos la conversación se tornó a un silencio incómodo mientras, Catherine reflexionaba sobre sus palabras y Edmund con la mirada gacha trataba de controlar sus sentimientos.
La Duquesa miró al hombre y volvió a hablar.
━¿Qué vistes hoy?━cuestionó.━En la niebla.
Edmund al escuchar su pregunta le dió un rápido sorbo a su vaso, entrecerrando los ojos sin poder creer cómo su tripulación disfrutaba de un líquido amargo como ese. Posó de nuevo la mirada en la chica, apoyándose contra la encimera sin quitarle la vista.
━Vi a Jadis.━titubeó sus palabras, pensando en decir lo correcto.━ Me volvía a ofrecer ser Rey de Narnia bajo sus ordenes, me dijo además..━suspiró conteniendo las lágrimas.━Cosas horribles.
Una mueca apenada y afligida se instauró en los labios de Catherine pues, ella sabía perfectamente todo lo que Edmund cargaba sobre su espalda y no era precisamente agradable ser conocido cómo "El traidor".
━Cosas horribles..━balbuceó ella.━Me imagino, pero sabes que no es real ¿Si?. No debes preocuparte, ella está muerta.
━Siempre serás el segundo, en todo lo que hagas. Primero fue Peter y ahora está Caspián, no eres tan bueno cómo ellos.━ recordaba la siniestra voz de el espectro de la Bruja Blanca aquella misma noche en el barco.━ Incluso, aquella chica.━Edmund instintivamente miró a Catherine quién parecía igual de petrificada que él.━ ¿De verdad puedes creer que ella te amará? ¿Pudiendo tener a alguien de su altura cómo Caspián?. Tú te irás y ella te cambiará, porque nunca serás la primera opción de nadie Edmund, recuérdalo.
━¿Edmund?━ la voz de esta lo hizo volver de sus pensamientos. Negó con la cabeza tratando de esfumarlos y no volver a recordar aquella noche.
━Sí, sí, lo siento. Está muerta, sí.━dijo con suma rapidez.━¿Tú que vistes?.
El cuerpo de Catherine se tensó incomodo inmediatamente y bajó la mirada dejando escapar un pesado suspiro de sus labios. Edmund se percató de que su expresión había cambiado y de momento se arrepintió.
━No tienes por qué decirme si no quieres..━tranquilizó con un tono de voz calmado.
━Ví a mi padre.━dijo cabizbaja.━Pero supongo que no debemos de aferrarnos a lo que vimos, es todo falso ¿No crees?.
━Sí, todo es falso.━concordó percatándose en su manera de hablar en que no era de su agrado el tema.
━Siempre deseé un varón que heredase el ducado.━recordó cómo la silueta de su padre aparecía tras ella.━Pero la vida me castigó con una hija. Asegúrate de ser bien educada para ser una buena esposa. No dejaré el ducado a manos de un bastardo. Me decepcionaste desde el momento en el que naciste, recuerdo cómo tu madre y yo te miramos sabiendo que todo el futuro de nuestro linaje será destruido, todo por tu culpa.
━¿Catherine?.━la llamó.
━¿Sí?.
━Gracias.
━¿Gracias por qué?━lo miró extrañada, dándose cuenta de que cada vez se acercaba más hacia ella, poniéndola nerviosa de inmediato.
━Por hacerme mejor persona, por creer en mi, por estar siempre a mi lado..━enumeró animándose de valentía para acariciar su mejilla con sus frías y rasposas manos.━ Por nunca juzgarme por mis errores cometido en un pasado y por darme los mejores momentos de mi vida.
Las perlas chocolate de la mujer chocaron contra las suyas , más profundas y ambos bajo la escasa luz pudieron observar cómo estaban cristalizados y a centímetros de sus labios.
━Edmund, no tienes por qué darlas..━aseguró mirándolo apenada.
━Catherine.━vaciló poseído por los nervios, sin saber si sería correcto expresarle sus sentimientos.━Yo te amo, Catherine. Por mucho que he intentado no hacerlo, me hes imposible no enamorarme de ti.
El joven unió sus labios por primera vez de la pareja. Sus labios se movían al compás torpemente, en un beso cálido, lento y reconfortante para ambos. Las lágrimas comenzaron a caer cómo un caudal desde los orbes hasta las mejillas de cada uno.
Se separaron lentamente y juntaron sus frentes mientras entrelazaban sus manos y se quedaron paralizados en ese momento; Solo ella y él, junto a los tranquilizantes latidos de sus corazones que bombeaban más rápido que nunca. Junto a las lágrimas y las esperanzas desvanecidas de un futuro juntos.
Todo se estaba desvaneciendo durante aquella noche, pues sabían que al igual que Peter y Susan, Edmund ya era demasiado mayor cómo para volver a regresar a Narnia. Las dos veces que había venido en la presencia de Catherine habían sido pasajeras y dejaron un vacío en su corazón que la apartaron por meses de todo exterior.
Pero en aquel momento ellos lo sabían, por eso no se atrevían a hablar. Esta era su última noche juntos. Al caer el día ellos se irían y volverían a dejar dos corazones destrozados y afligidos.
Catherine quería suplicarle que se quedara a su lado, que no se fuera. Edmund quería atarse a ella y jamás separarse de su lado. Pero eran de distintos mundos y esa era su última noche juntos.
La última noche que disfrutarían de la compañía del otro, del calor de su tacto, su dulce sonrisa y su resistente amor.
━Te amo Edmund, pero no estamos destinados a estar juntos.
¡Hola a todxs! Comenzamos una nueva novela, no saben lo emocionada que estoy por iniciar un nuevo fanfic, introduciendome por primera vez a escribir en este mundo, un poco a mi estilo.
Soy Alex, y les agradezco por darle la oportunidad a este fanfic de Narnia, espero que les guste, no dejarles un mal sabor de bocca y posiblemente agradecerles por darle una oportunidad y quedarse.
Dicho esto, os dejo con el siguiente capítulo. No sé olviden de darle apoyo y expresarme sus opiniones, me encanta escucharlos.
¡Os quiero!
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