(1)
—Creo que me iré a mí casa.—le dije a mi amiga.
Mi madre me dió permiso de dormir en casa de mi mejor amiga.
—¿Estas segura?, Amiga son las dos de la mañana.—Me advirtió.
Apesar de sus advertencias, me armé de valor y salí de su casa.
¿Porque era tan arriesgada?
Ya en el camino oscuro a mí casa, comencé a sentir que me seguían, pero le resté importancia y seguí.
En un momento un chico corrió hacía mí y gritó:
—¡Amor, espérame!—Cuando llegó a mi lado, me abrazó.
Traté de soltarme, pero me susurró:—Te están siguiendo tres hombres.
En ese momento obviamente estaba asustada, así que lo abracé, aún un poco insegura.
Sin entender muy bien lo que pasaba, el chico misterioso me llevó hasta mi casa y no se fue hasta que entré.
Justo antes de cerrar la puerta me gire para agradecerle a aquel chico tan gentil, pero ya no estaba.
Luego de entrar me dí cuenta que la puerta de la nevera estaba entreabierta, y la luz de la cocina estaba encendida.
Me pareció extraño, pero no presté atención, me acerqué para cerrar la puerta de la nevera y noté que había un charco de líquido rojo en el piso y habían marcas como si hubieran arrastrado algo, sentí pánico, sin embargo seguí aquel rastro que me guiaba hasta la sala, y vi la silueta de alguien en el sofá.
—¿Papá?—Dije con la voz quebrada.
Pero nadie respondió.
La silueta seguía ahí, inmóvil.
Me acerqué y encendí la luz,.viendo algo que heló mi sangre por completo.
En el sofá, estaba el cuerpo de el chico que me había acompañado a casa.
¿Pero como?, Si lo acabo de ver vivo afuera.
Corrí, subiendo las escaleras, en ese momento ví a una mujer de espaldas parada en la entrada de mi habitación.
—¿Quien eres?. ¿Que hiciste?. ¿Donde están mis padres?—Pregunté llena de miedo y angustia.
Sin embargo, aquella mujer no me respondía nada; yo estaba inmóvil, no podía siquiera mover un músculo.
En esas, la mujer se fue volteando lentamente y para mí sorpresa...era idéntica a mí.
Me sonrió.
Quise gritar, pero ya ni gritar podía.
De repente comenzó a reír, y entre carcajadas dijo:
—Tú me hiciste hacer esto...es tu culpa.
Salió corriendo hacía mí y en ese momento me desmayé.
Desperté en el hospital y estaba rodeada de guardias pregunte que pasaba y alguien me dijo:
—Hemos visto las cámaras de seguridad de tu casa.
FIN.
Atentamente.
—E. Díaz.
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