Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1. Travesuras

El frío del otoño me calaba hasta los huesos consiguiendo que mi piel se pusiera chinita. Me arrebuge en mi abrigo mientras me arrepentía de haber traído un jodido vestido corto con este clima.
Caminé una vez mas por la calle repleta de antros de lujo.

Una mano levantándose a lo lejos entre la gente dispersa afuera de un antro llamó mi atención y sonreí al ver quién era la persona que me llamaba.

— ¡Llegas tarde! — chilló tomandome de la muñeca para llevarme con ella dentro del antro — mierda de frío que hace afuera y me tienes esperando como idiota.

— Solo has estado afuera cinco minutos, no seas exagerada, Karime — me defendí con una sonrisa divertida mientras pasabamos entre la multitud de gente ebria.

— ¡¿Qué?! — se detuvo a medio antro gritando por la musica alta —¡No soy ninguna exagerada!

— Lo que digas — murmuré sonriendo mientras me miraba mal.
Caminamos un poco más entre empujones hasta llegar al área VIP donde el resto de nuestros amigos esperaba con varias botellas de licor en la mesa.

— ¡Suz! — escucho mi nombre venir de boca de Thiago.

— Hola chicos— saludo quitándome el abrigo de piel. Mierda, aqui hace mucho calor.

— Llegas tardísimoooo.

Ruedo los ojos divertida ante Ariel, el hermano de Karime que luego de guiñarme el ojo, me tiende un vaso con alcohol.
Miro confundida el contenido del vaso. No es por desconfianza a mis amigos pero es algo que no dejo de hacer desde que un imbécil pensó que era buena idea drogarme y arrastrarme con él hacia una de las habitaciones de esa fiesta.

Ariel sonríe con algo de nostalgia ante mi reacción y se apresura a decir:

— Es vodka. Yo mismo me encargué de servirlo ahora mismo que has aparecido — se acerca dándome un apretón suave en el hombro.

Le sonrío apenada.

— No era por eso... Yo solo... Solo revisaba si no era, eh, tequila — reí nerviosa intentando excusarme — sabes lo mal que me la resaca cuando bebo eso.

Ariel me paso el pelo por detrás de los hombos con cariño.

— Lo sé — dice — asi como también se que no necesitas excusarte de nada, Suzel — suspira con cierto pesar — No tiene nada de malo revisar los tragos que te llevas a la boca — se encogió de hombros.

— No debería hacerlo cuando los tragos me los dan mis amigos — murmuré.

— Nadie de aquí te lo tomará mal, Suz — señaló a los demás que estaban vaciandole alcohol a la boca de Thiago — saben lo que pasó y créeme que no eres la única de nosotros que empezó a hacer eso desde... Aquello que pasó.

Asentí mirando mi vaso. Entonces lo extendí hacia el vaso que tenía Ariel en la mano para chocarlos.
Él sonrió haciendo lo mismo y ambos bebimos el contenido como agua.

—¡¿Venga ya, por qué tan aburridos?! — Thiago se acercó tambaleándose.

— Veo que hoy no estás de aguante.

— Ahora verás que tu tampoco — se giró hacía el resto y empezó a gritar tan fuerte que tuve que llevarme una mano a la oreja — ¡Suz necesita una triple dosis de shots por llegar tarde!

Entonces Karime y Ellen se acercaron a nosotros y una hora después entré en ambiente junto al resto.

Ellen me tomó de la muñeca y me arrastró con ella a la pista de baile donde había demasiada gente sudando por tanto bailar.
Algunos se besaban descaradamente. Iugh.

— ¿Dónde está Martín? — le grité a Ellen para que pudiera escucharme.

— ¿Quién? — me regresó el grito mientras pasaba sus manos por todo su cuerpo.

— ¡¿Martín, dónde está?!

— Ah — sonrió medio ebria — discutió con Karime y no quiso venir para no generar mas problemas.

Asentí, moviendome al ritmo de la música.

Karime y Ellen eran mis mejores amigas. Karime y yo nos conociamos desde que teniamos diez años, cuando ella y Ariel — que eran mellizos— se mudaron  a la cuidad junto a sus padres.

Y a Ellen y a su primo Martín los conocí en la universidad junto a Thiago.

El último estaba bailando sensualmente con una chica morena en la pista de baile a unos metros de nosotras.

La noche fue rápido entre shots, besos de tres con desconocidos, baile, más shots, cantar a todo pulmón y mas, más alcohol.
Para las 3 am, todos quedamos hechos un desastre. Unos más que otros como era el caso de Karime, Thiago y Ellen.
Ariel y yo éramos los mas cuerdos. Siempre lo éramos a la hora de beber.

Cuando salimos del antro, el chófer de Ariel y Karime nos esperaba afuera. Marco el chófer nos ayudó a meter a los más ebrios dentro.

Cuando no puse intensión de amontonarme dentro del coche, Ariel me miró con el ceño fruncido.

— ¿No entras? — preguntó.

— No hay mas espacio — dije divertida mirando a Thiago recostar su cabeza en las piernas de Ellen

— Puedes venir conmigo delante.

— A marco lo detendrán los de tránsito si nos ven así — lo vi basilar pero asintió apenado — No hay problema, llamaré a un Uber.

Levantó las cejas asombrado.

— ¿Te has vuelto a escapar?

— Digamos que la cena de mis padres junto a sus amigos estaba muy aburrida y tuve que tomar medidas extremas.

Hundió el entrecejo aun más.

— Carajo, Suzel, tu padre va a matarte — se alarmó.

Sí, resulta que mis padres eran un tanto estrictos, en especial mi señor padre, que se ponía como loco.

Esa noche tenían una reunión en casa y como un rayo de luz divina, Karime me había mandado la ubicación de la celebración de hoy.

¿Que estábamos celebrando? Nada en realidad. Solo pretextos para ingerir alcohol en cantidades gigantes.

Regresando al relato anterior, me había escapado de casa, llamando a un Uber por que mi coche lo tenía bajo custodia de papá desde la última fiesta de inicio de verano a la que había ido y casi había chocado por conducir un poquitín ebria.
Entonces desde hace dos semanas me muevo por la cuidad gracias al chófer de la familia. Solo que en estos casos donde necesitaba salir sin que nadie supiera a donde iba, tenía que escapar hasta de Gustavo, el chófer y mejor espía de papá.

— Te acompaño a casa, anda, pidete el Uber — aclaró sacándome de mis cavilaciones.

— No, no — me apresuré a decir — Puedo irme sola, no te preocupes.

— No voy a dejar que te vayas así a estas horas.

— Ariel, de verdad que estoy bien. No estoy tan ebria — intenté convencerlo pero parecía no dar el brazo a torcer — No puedes dejar a esos tres solos ¿Estás de acuerdo?

Los miró inspeccionandolos pero al final asintió haciendo una mueca.

— Pero tampoco puedo dejarte a ti.

— Te llamaré cuando llegue ¿vale?

— Agh, esta bien, pero a la próxima te llevaré a casa sin importarme este trío de borrachos ¿Entendido?

Solté una risita y accedí.
Ariel se quedó hasta el Uber llegó y por la ventanilla miré que no se subió a su coche hasta que mi Uber dobló por la esquina.

Después de cuarenta minutos, el coche se detuvo afuera de la residencia. No tendría paso ya que los de seguridad le harían una revisión hasta de culo y tendrían que llamar a mi padre, así que salí del coche. Tendría que caminar en tacones por el camino de césped bien cuidado por mamá.

Coloqué la clave en el panel de seguridad para que las grandes rejas se abrieran y entonces entré.

No aguanté mas los tacones y tuve que quitarmelos y llevarlos en la mano.
Sentí un escalofrío cuando mis pies descalzos tocaron el césped frío.

Vivíamos dentro de una de las residencias mas lujosas del país donde políticos, empresarios y algunos artistas con mucho dinero  comparaban propiedades que muchas veces ni usaban.

La verdad es que a mi me valía tres cuartos de pepino mi posición social en el mundo de los ricos. Tener lujos era bueno, claro, pero también generaba líos y compromisos en los que yo no quería involucrarme por voluntad propia.

Cuando abrí la puerta de casa, ésta estaba tenebrosamenente silenciosa. Era como si hasta hace unas horas no hubiera habido una fiesta con gente interesada por interactuar con mis padres por su dinero.
Todo estaba limpio y en su lugar.

Crucé el salón principal y estaba por subir las escaleras cuando un carraspeo grueso me hizo respingar. Mierda.

— ¿Dónde estabas?

Era mi padre. Por supuesto que iba a darse cuenta que había desaparecido con el historial de escapadas que tengo.

Me giré lentamente hasta encararlo.

Estaba de brazos cruzados aún con el traje pulcramente planchado que había usado en la fiesta.

— Salí a... caminar.

Asintió con la mandíbula tensa.

— Ya veo — murmuró mirando mi aspecto.

Oh, oh.

— Yo, eh, iré a dormir.

Intenté girarme pero su voz fría me detuvo.

— Danilo Maslow y yo tuvimos una conversación muy interesante esta noche.

¿Y a mi eso que?

Intenté con todas mis fuerzas no rodar los ojos.
No quería hablar mucho por qué sabía que mi aliento a alcohol me delataria y quería evitarme broncas aunque era mas que obvio que papá sabía perfectamente que le había mentido.

— Vale — me limité a decir — papá, estoy algo cansada y no creo sea algo me interese saber.

— Por supuesto que te interesará esto.

El efecto del alcohol aún seguía en mi sistema, por lo que una oleada de náuseas comenzó a invadirme.
Estaba un tanto mareada pero todo eso traté de disimularlo.

Okey, solo tenía que decirle que tenía que ir al baño y asi poder escaparme de su aburrida conversación con su socio.

— Tengo que ir al baño, tal vez mañana puedas contarme — enmarcó una ceja con el rostro muy serio — buenas noch...

— Danilo y yo queremos que su hijo y tu se casen — interrumpió.

— ¡¿Qué?! — chillé sorprendida.

Juro que en ese mismo instante la poca borrachera salió de mi cuerpo.

— Necesitamos crear un lazo fuerte para asegurar el futuro de las empresas.

Entonces di un paso adelante para acercarme a él valiendome un bledo mi aliento a alcohol.

— ¿Y no pueden firmar un jodido contrato o algo?

— Cuida ese lenguaje, Suzel.

— No puedes casarme con quien se te pegue la gana. Es mí vida — reproche — además tengo 21 ¿No sabes que estamos en el siglo XXI?

— Lo hemos acordado ya — respondió tan tranquilo e ignorando todo lo que le había dicho ya.

— No. Nada de que han acordado nada ¿Y la opinión de Mateo? ¿Y la mía? — solté las zapatillas de mis manos haciendo un ruido seco — ¿Por qué no casas a Megan?

— Tu hermana está de viaje por el mundo, te aseguro no le interesa casarse ni darme nietos...

— ¿Y que te crees que yo si quiero?  — rugi furiosa.

— ... Y Mateo Maslow esta únicamente interesado en ti — siguió ignorando mis comentarios — El chico ha estado presente en la charla y estaba que saltaba de felicidad.

— O sea que ese bastardo está de acuerdo con toda esta locura.

— Última advertencia con tu vocabulario, Suzel — levanto el dedo índice como señal de advertencia.

— No pienso casarme, papá — ahora ignoré yo sus palabras — No me has pedido mi opinión.

— No es necesario hacerlo — dio un paso delante y quedamos frente a frente — Tu opinión quedó nula desde el momento en que te escapaste esta noche.

— ¡Esto es injusto!

— Nada de eso, hija mía. Necesitas un marido que sepa controlarte ya que al parecer yo ya no puedo hacerlo.

— ¿No puedes controlarme pero si casarme con un estúpido niño rico, no?

— ¿Has mirado tu aspecto? Apestas a alcohol y cigarros — me miró de arriba hacia abajo — ese vestuario no es digno de una dama, sino de una prostituta — abrí los ojos sorprendida ante eso — y ni hablar de tus horas de llegada ni de tus escapadas.

Fingí que nada de lo que me estaba diciendo me dolía por que no era una persona que diera a demostrar sus sentimientos.
Asi que me tragué el dolor y estalle.

— ¡Y una mierda, no voy a casarme ni a hacer nada de lo que me pidas!

Y entonces sentí un latigazo de dolor en la mejilla.
Mi padre me había dado una cachetada tan fuerte que sentí la mejilla entumecida.

— Vas a casarte con Mateo Maslow y es mi última palabra.




¡Nueva historia corazones míos!
Espero la disfruten y le den mucho amor como a las otras  ❤️

Neydelyn C.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro