Capítulo 7
Actualidad
Narrador
El día de ayer le despertó Damián y la noticia que Evy se había ido de la casa. Dejó una nota con un simple gracias por todo, la caja fuerte abierta sin sus documentos y un maletín con lo adeudado. En adelante y desde que vio aquella cantidad, no ha tenido paz.
Si Susan Cass viviera diría que ella se lo proporcionó, pero como no es asi. Solo le queda Jason Frederick y los Cass, cualquiera de ellos es un peligro potencial para él.
—No ha salido del país. —intenta calmarle la voz del otro lado —no hay reporte de su llega a Berlín.
—¿Te imaginas lo que te pasará si lo hace? —le reta —¿Lo que haré con tu maldito cuerpo si pisa suelo alemán?
—No fui yo quien la acorraló —responde la voz del otro lado —o el que insistió en dejarla viva.
No pudo hacerlo.
Le bastó ver en ese rostro el de su amada Amelia para no poder seguir con su plan y quererla cerca, como no pudo tener a su madre.
—Encuéntrala antes que Frederick lo haga...
Entra a su sitio de trabajo, medio de vida y su vida misma dejando a la persona detrás de la línea con la palabra en la boca. Tiene vigilado a Klein y sus avances, pero no a ese hombre y ese sí que es una amenaza.
Frederick entró al apartamento de Susan, lo sabe por la nota que dejó. Por ende, leyó la investigación que llevaba la teniente Cass, no se han visto desde que ella tenía quince. La carpeta solo tenía nombres, dentro de ella no se mencionaba apellidos. Le sería difícil al Marín asociar con alguien en particular.
Eso podría cambiar si su investigación le llevaba a la chiquilla que Susan había adoptado como una hermana. El odio creciente entre ambos hombres le ha ayudado a que no intercambiaran información.
Su buena suerte podría cambiar.
Lo que hizo va más allá de asesinar por una herencia (contaba con más dinero que su hermano), se trataba del trabajo de toda su vida, su prestigio. No podría por más que quisiera asesinarlos a todos los testigos y pruebas.
Le cuesta admitirlo, pero le tiene cariño a un par de ellas. Susan jamás debió investigar la muerte de los padres de Evy o llegar tan lejos en la historia de los Kline. ¿Qué tanta información compartió con Frederick? es posible que poca de lo contrario estuviera en líos legales.
—¿Qué tienes? —le pregunta a su socio al entrar al laboratorio.
Si se deja guiar por el rostro del hombre son malas noticias. No han tenido éxito con los embriones, Frederick Cass y eso le está generando gastos.
—Me temo que hay que afrontar la demanda.
—No sabes lo que dices —comenta haciéndolo a un lado. —nuestro suicidio sería mejor. ¿Qué hay de nuestro plan b?
—Esto es peligroso... Tu hijo y esposa están a cargo.
—¿Qué hay? —insiste en saber. —una desconocida para ti y para mí.
—Que decidiste dejar en manos de Silke y tu hijo —le recuerda—quiero advertirte que fue tu decisión y tu obra...
Se lo narró luego de hacer la inseminación, hacerlo antes era que se negara a efectuarla. No tuvo otra opción, era eso o afrontar la ruina y ha gastado mucho dinero, vidas para acabar de esa manera.
—La mujer es europea y la madre de Susan lo era. Rubia de ojos claros. —recuerda la foto que hay en el estudio y sonríe —los Frederick D'angelo tienen una mezcla extraña de razas...
No pedirán una prueba de ADN, son tan desconfiados que querrán controlar todo ellos mismos. Su hermano doctor y el dueño de la clínica es quien se ha encargado de escoger a la mujer. Ni siquiera en eso quisieron ayuda, hasta en los exámenes metieron mano...
De todas maneras, fueron burlados ¡Que imbéciles!
—Tiene tres semanas de gestación —responde derrotado —se la han llevado a un lugar desconocido y no hay manera de saber cuál...que Dios nos acompañe Damián.
—Él me acompaña —le calma palmeado sus hombros —siempre me ha hecho.
Lo hace desde siempre.
Sonríe viendo a la mujer entrar al laboratorio acompañado de su hijo. La parte más difícil es tener que soportar el rostro de su hermano en él, pero todo eso se olvida cuando lo llama papá.
—¿Todo bien? —pregunta a Silke al entrar y su hijo lo rodea sin saludarle.
—Jason Frederick a depositado —su hijo se dirige a su socio y no a él lo que debería ofenderle, pero está acostumbrado a sus sobresaltos emocionales—nos ha retirado del juego; en adelante, la clínica en cabeza de su hermano se encargará de todo.
—¿Canceló todo? —pregunta extasiado porque no podría resultar mejor.
—Solo un 60% —responde y sigue sin verle.
Desde que llegó de Suiza esquiva su mirada y le habla poco. Con Silke ocurre todo lo contrario, es como si se le hubiera despertado el amor de hijo. Si es necesario tendrá que recordarle quien manda y conoce la mejor manera de hacerlo.
Nada que una buena dosis de pasado no pueda solucionar.
Sería un poco difícil ya no tiene 5, pero si lograba someterlo de 15 podrá de 26. Ya no tiene a su hermana con la que desahogarse.
—Lo demás será desembolsado cuando tenga a su hijo —la voz le hace regresar a la realidad y afirma — Aceptará una conciliación si el embarazo llega a buen término, por los daños.
—Eres bueno y no solo en tu campo —le alaga, pero ni eso logra traerlo a él.
Es como estar frente a un tempano de hielo o una estatua sin emociones o movimientos. Lo mismo que sucedía con Evy y Magda, era una cortina protectora fuerte imposible de cortar.
—¿Qué hay de las demás? —pregunta como si no acabara de saber la respuesta.
—No se logró nada con las madres dos y tres. Te advertí que algo asi sucedería —le reprende Silke aprieta los labios al ver ese gesto de intelectual —... es un milagro que la numero uno gestara —al finalizar alza el rostro viéndolo directamente de forma extraña.
Aquella mirada que dice, conozco tus secretos. No es posible, se ha encargado de borrar cada uno de ellos.
—¿Sucede algo? —pregunta a madre e hijos quienes niegan.
—¿Sabes algo de Evy? —suspira aliviado cuando Silke habla. Niega y Silke mira a su hijo incitándole a hablar.
—Me mudaré—habla y esta vez sí lo mira directamente —tengo 26 años papá...ya no soy un niño necesito privacidad.
¿Es acaso una advertencia esa frase? Desecha sus pensamientos al verle sonreír y bromear con su socio quien le dice que sabe que tipo de privacidad busca.
—Seguiré trabajando aquí, solo si lo deseas...
—Esto es tuyo y de Magda —la mención de su hija menor hace humedecer los ojos de su madre.
La ausencia de Evy hará imposible logre saber dónde está. Es necesario encontrarla y deshacerse de ella, le dolerá hacerlo.
Pero ya no tiene opción.
****
Dispersados en el escritorio estaba todo lo que hasta el momento había de la muerte de su hija. Las grabaciones del 911 de la persona que llamó para alertar de un robo. Los videos de vigilancia de la joyería, los de la patrulla donde iba su hija, testimonios de testigos e innumerables pruebas que ha venido recolectando en estos largos ocho meses.
No se acostumbraba a la muerte de su hija, menos a la idea de que los culpables no pagaran. Hallarlos era lo que le daba un motivo para vivir. Su hija no murió en un cruce de disparos como lo hicieron creen inicialmente. Ella fue llevada a ese sitio, para ser asesinada.
La razón le era esquiva hasta el día de hoy. Lo único que había claro era que tanto ella como su amiga estaban investigando algo. Contaba con varias teorías de lo que podría ser, las gran mayoría de ellas describían como protagonista su amistad con ese Frederick.
Estaba claro que asi era.
El chico que la alejó de su lado y por años fue la piedra del zapato entre ellos. Jason Frederick lo odiaba, por que no le gustaba sus métodos de educación, cuando nunca supo sus motivos para hacerlo. Solo quien es padre soltero sabe los difícil que es y los riesgos a que se exponen sus hijos a diarios.
Operadora: 911 ¿Cuál es su emergencia?
Desconocido: Están asaltando a la joyería Pete. Dirección 4162 Broadway, tres hombres en trajes oscuros con pasamontañas.
Operadora: ¿Se encuentra usted dentro?
Desconocido: No, pero los vi entrar...
El desconocido permaneció en la línea por quince minutos, proporcionando datos dando de esa manera veracidad al salto. La hora de la grabación, 10:30am y los videos de la cámaras de vigilancia del centro comercial donde está la joyería indican que los asaltantes entran a las 10:50am.
Llamó antes que se diera el asalto, quien lo hizo era probablemente uno de los hombres que asesinaron a su hija. Conocía cada uno de los datos, se los aprendió de memoria de tanto estudiarlos. Los mira un par de veces en la semana, intentando encontrar algo que pudo dejar pasar por alto. Hace llamadas cada semana en espera de respuesta.
Algo que nunca ocurre.
—Si unes tus pistas con las de Jason...
Alza el rostro de la pantalla en donde se reproduce el video de la patrulla y mira a Eliú. su hijo. Jamás podría sentarse a hablar con ese hombre, puede ser el causante de la muerte de su hija. Retira sus lentes cerrando la laptop en el instante en que su hija cae, al no poder soportar lo que sigue.
—Me ha acusado de ser el responsable de su muerte y los hijos que nazcan de Susan no llevara nuestro apellido —le recuerda. —Me acusa de algo de lo que puede ser tan o más culpable que yo.
—Es impetuoso—le defiende Eliú— sé que dice que no tendrá nuestro apellido, pero en su momento, deberá decir la verdad a los niños —suspira antes de seguir—La última vez que la viste le dijiste que la preferías muerta a casada con Dayanne. Ambos se odian lo suficiente para creer al otro culpable. —Eliú se sienta frente a él y cruza sus piernas.
Se lamenta haberle dicho aquellas palabras, pero lo dijo en el calor del momento. Lo último que se le pasó por la cabeza fue que sería la ultima vez que la viera con vida. Susan se había distanciado de ellos después de eso, corriendo a los brazos de ese infeliz que le ocultaba y patrocinaba todos sus caprichos.
—Sus señalamientos son absurdos. Jamás quería a tu hermana muerta —solloza y su hijo le busca para abrazarle —el apartamento...
—Ninguno de los dos quería desocuparlo y tu amigo se ofreció a darnos una mano —sigue por él —tu querías dejarlo tal cual, y aunque fue muy prematuro, lo que decía el doctor tiene sentido.
Debían dejarla ir, ese apartamento seria una cueva de dolor, un sitio en donde ir a llorarla. Hoy, se lamentaba de esa decisión y debía admitir, aunque le doliera que Jason tenía razón.
Las cosas de Susan acabaron en una bodega llenándose de polvo como si no tuvieran un valor para nadie. Llegaba allí en busca de alguna pista nueva. No encontraba nada que pudiera ser interesante, muebles, ropa, un par de cajas con libros de estudio y dos cuadros.
Era eso a quedarse en casa a morir poco a poco con los recuerdos de su hija. Quizás dentro de las cosas que se llevó al vivir con Dayanne se encontraba algo de interés y si es así, Frederick jamás se lo diría.
—¿No te gustaría salir? —niega y su hijo bufa —esto te hace daño papá...
—Es probable que a ti no te importe su muerte o hallar el culpable tanto como a mí...
—No es asi—le interrumpe tomando sus manos —pero, entiende que esto te puede enfermar —señala todo el escritorio y luego lo ve—entrega todo lo que tengas a Jason y deja que se encargue.
Retira las manos de su hijo y lo hace a un lado mientras le dice que cierre al salir. No puede darse la mano con un hombre que lo acusa de asesinar a su hija, les quitó a sus nietos la posibilidad de tener un abuelo y además es muy probable sea causante del asesinato de su hija.
No de forma directa, pero su amistad pudo contribuir a hacerla presa fácil. Damián Klein tenía razón y todos sus males fueron causados con la llegada a la vida de su hija de ese hombre.
Demostró la clase de individuo que era y el poco respeto que le tenía a la memoria de su hija, cuando le acusó de boicotear el lugar en donde estaban los embriones que su hija y él habían guardado. Siendo su única prueba para señalarle la amistad con Damián.
—Susan no le gustaría verte asi...
—De ser tu o yo, ella hubiera movido cielo y tierra para hallar culpables. Ahora, si no vas a ayudarme ... ¡Lárgate! —le interrumpe y Eliú niega derrotado saliendo del estudio.
Solo cuando queda solo se permite llorar. Dobla todo su cuerpo en el escritorio recogiendo todo lo que sabe hasta ahora del asesinato de su hija.
Pierde la noción del tiempo y se olvida del mundo exterior como suele pasar siempre que esta estudiando la muerte de su hija. Hace las llamadas acostumbradas de cada semana a los investigadores y recibe la misma respuesta. No se rinde, jamás lo hará, no cuando afuera están los causantes de la muerte de Susan.
En ese sitio lo encuentra su entrañable amigo Damián, mas de tres horas después. La única persona que lo secunda en hallar el culpable.
—¿Alguna pista? —niega y suspira sentándose frente a él —¿Has encontrado que investigaba?
—No hay pistas Damián. — su amigo se tensa ante la mención de su sobrina y Nain lo nota —¿Sucede algo?
—Se fue de casa hace dos días. —comenta —¿Le diste dinero?
—¿Para qué? —quiso saber, pero no hay respuesta.
Sabe que le ha cobrado todo lo que le ha dado desde quedar huérfana. En un intento de saber de Magda que sigue sin aparecer, un acto inhumano que no tiene perdón a los ojos de todos.
—No se qué clase de personas se ha relacionado Nain, pero no me gusta. Abrigaba la esperanza que fueras tu quien le diera tanto dinero —comenta al fin —dejó una carta en el escritorio de despedida.
Esta mañana al entrar al estudio su hijo Damián la había hallado, junto con la caja de seguridad abierta de donde había sacado los documentos.
—¿Te robó?
—Creo que Damián le impidió hacerlo. La eduqué y quise como una hija, jamás hice preferencias entre ella y mis hijos.
Se guarda los comentarios, lo que sabe sobre Damián y Evy se lo contó Susan. Evy es una chica hermosa e inteligente, pero que no le gusta hablar de su vida privada. Lo hacia con Susan, a quien solía contarle todo lo que le sucedía dentro de la mansión Klein. Cuando alguna cosa bordeaba los terrenos delicados, Susan llegaba a pedir consejos a su padre.
Caso específico lo que Damián le hacia a Magda y las supuestas miradas de tío a sobrina.
Por eso, sabia de las miradas, comentarios y en un par de ocasiones roces fuera de lugar que su tío le mostraba. Sobre la deuda, fue Silke quien tocó el tema cierto día en que llevada por la preocupación sobre los malos ratos que le hacia pasar a la chica se lo dijo.
¿Qué otra cosa le ocultaba su amigo? Nain, no era lo que se dice un santo, tenia sus errores. La gran mayoría ocasionados por su testarudez y mal humor, pero, jamás sería capaz de hacer daño a alguien indefenso.
Menos si es familia y solo lo tiene a él para seguir adelante.
—Es lo mejor —habla cuando encuentra las palabras correctas —Tienes demasiado estrés con esa clínica. Por cierto ¿Qué tan grande fue el daño?
Hace unos meses atrás tuvo problemas con las temperaturas en los sitios en donde tenían los embriones. Un error humano que dio como resultados varios despidos.
Un grupo en concreto en donde se encontraba los de su hija. Razón por la cual, el chico le acusaba de boicot, en una supuesta venganza por perder la demanda en que Nain esperaba preservar lo único que tenia de su hija.
Jason quería que llevasen solo sus apellidos, negándole la posibilidad de tenerlos cerca.
—Un par de esos grupos no tuvo solución, pero logré llegar a un acuerdo —explica —el daño pudo ser peor.
—¿Qué hay con los de Susan?
Sonríe dándole tranquilidad y suspira aliviado al saber que no hubo daños. No se lo ha dicho a nadie para no alertar a Jason, pero esperará a que los niños nazcan y peleará de nuevo para que lleven su apellido y sean lo que son.
Sus nietos.
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