Capítulo 43
Narrador
—¿Está usted seguro de lo que me está pidiendo? — el oficial pregunta luego de escuchar el favor que acaba de pedirle.
No. Pero es consciente que es la única salida para darle paz a su familia. El mejor obsequio de cumpleaños que puede ofrecerle a su madre.
Lo ha pensado mucho y es la mejor salida a todo esto.
Nunca persiguió a ese bastardo para hacerle daño o a su familia. "Perseguir" tampoco sería el termino adecuado. Se aseguraba saber dónde estaba y como vivía, saber todos sus movimientos le hacía sentirse tranquilo. No creyó en su arrepentimiento y en la historia que se haría a un lado se hizo mierda cuando lo vio en esa azotea.
Si alguien violó el acuerdo fue Jedrek al volver.
Regresó a sus vidas para hacer de ángel protector ¿Qué cojones esperaba que hiciera? ¿Qué al asesinar a tres hijo de putas y todo estaría perdonado? Su regreso era sinónimos de riesgos.
Asi su padre asegurara que no era asi.
—Se que lo que le he pedido es delicado y que va en contra de todo por lo que ha luchado. —enlaza sus dedos en su regazo y fija toda la atención en el hombre frente a él. —Piense que es una forma de compensar tantos años de injusticia cometidas contra él.
Su acompañante no dice nada y se limita a verle fijamente. La amistad con su padre lleva más de cuatro décadas, mucho antes de ostentar el cargo que hoy tiene. Cuando era un simple teniente al que le habían encomendado la difícil tarea de controlar el cuerpo policial que custodiaba gran parte de industrias Frederick.
—¿Jason tiene que ver? —su pregunta decide no responderla y sostener la mirada de su interlocutor —no son tus palabras Gregory.
Los comentarios y excusas están de más. Retirar los cargos contra Jedrek, es olvidar todo lo que hizo en contra de sus hijas y esposa. Todo el dolor que vivió Desiré al momento de dar a luz.
Era una derrota necesaria. Pensándolo un poco más y deshilando verdades, se da cuenta que es más una victoria para los suyos. El único que sale herido es su ego. Sonríe al darse cuenta de eso y el Comisionado le observa intrigado.
—Entiendo. —finaliza ante su silencio.
Toma el teléfono dispuesto en el escritorio. Se detiene con él en sus manos y lo observa antes de digitar los números. La ceja alzada y labios apretados parecen decirle que es su única oportunidad de retractarse.
Gregory afirma con la bilis subiendo por su garganta. Lo hace con la duda que lo ha carcomido estos meses. Su padre le tiene cariño a ese hombre y por eso lo hace, agradecimiento por lo realizado a favor de Matthew, Jason y con él.
Existe una remota posibilidad que sea que sea solo lo que le su madre le ha dicho. Que puedan vivir una vida en paz.
Nadie puede garantizarle que luego de darle la libertad y acceder a este país por vía legal, quiera terminar lo que dejó inconcluso. Tiene el entrenamiento, dinero y el odio para hacerlo.
También el odio y este lo acompañará siempre. No es un hombre de palabra y lo demostró cuando regresó a su vida. ¿Para que lo hizo?
—¿Existe una manera de limpiar su nombre sin que me sienta vulnerable?... — pregunta.
Sonríe cuando el hombre cuelga la bocina rápido y le observa detenidamente. Lo conocen lo suficiente para saber que no dará tanto, sin que se asegure que todo quedará en santa paz.
—Hay una forma. —sonríe inclinando su cuerpo hacia delante y apoyando sus manos cruzadas en el escritorio —¿Quieres que esto se vea como un cese al fuego, pero no deseas su amistad?
—¡Exacto!
El comisionado afirma y toma de nuevo el teléfono. Lo observa pensar un poco viendo los números y con la bocina en las manos. Se retrae en las condecoraciones y fotografías que adornan la oficina.
Se incorpora cuando sus ojos captan en varias fotografías a alguien que cree conocer. Algunas son a blanco y negro, otras los colores corridos y un par de ellas, actuales. Mientras el hombre detrás habla por teléfono, Gregory se concentra en el hombre que ha llamado su atención.
En traje gris oscuro, un brazo apoyado en la barra, abrazado a quien cree y si la memoria no le falla, es el padre del comisionado. Sostiene en sus manos un vaso de whisky y detrás de ellos puede verse una botella del fino líquido.
—No había visto una foto de Epson tan joven —comenta al hombre que se ubica detrás de él —¿Es tu padre?
—Si. —señala al resto de la fotografía y los nombra a cada uno.
No reconoce a ninguno y el comisionado le indica que la gran mayoría han fallecido. Hacían parte de la cúpula presidencial hace mucho tiempo.
—Hoy día lo hacen sus hijos y nietos. Me incluyo —sonríe al decirlo y Gregory le imita.
El también hace parte de alguna manera, solo han cambiado los nombres. Los apellidos siguen siendo los mismos. Él abuelo Matthew se deshizo de todas las fotos antiguas.
—La que había en casa eran con personas de dudosa procedencia —recuerda con nostalgia —el abuelo se deshizo de ellas, las quemó todas. —el comisionado retira la foto de la pared y la deja en sus manos.
El gran parecido del hombre de la foto con su padre es evidente, de no ser por el color de sus ojos podría pasar por Jason Frederick. El tono esmeralda de su padre y de ellos, es heredado de su abuela materna.
El carácter es una mezcla de ambos.
—El parecido es solo físico. Tu padre es un gran hombre. Lo demostró al darle una oportunidad a Jedrek —Gregory suspira al entender.
Toda su vida a querido no ser como el dueño de la empresa que hoy dirige. Algunas veces ha sido imposible no caer en aspectos mafiosos. Aunque, hay momentos que es necesario ese toque de malhechor.
—Y tú también al llegar aquí. —sigue como si entendiera el conflicto que maneja en este instante —No podrá acercarse a ti o alguno de los tuyos y quitarle la denuncia no implica retirar el veto a entrar a este país.
Ha entrado cinco veces con ese veto, Jedrek se limpia el trasero con la ley. Se traga sus palabras escuchando que esperan el documento. No sabe cómo hará su padre para contactarlo y tampoco le importa. Le basta con saber que cumplió con su palabra y de alguna manera se siente bien con saberlo.
Sigue viendo el hombre de la foto mientras sonríe. Acaba de descubrir por qué el viejo cuidaba a su padre con tanto celo hasta llegar al acoso. Su padre dice al respecto que la sobrepresión que ejercía contra él le ahogaba.
Llevar su mismo rostro era motivos para hacer todo esto.
—¿Qué tal va tu Padre?
—Prepara una boda y el cumpleaños de mamá —sonríe mirando por encima del hombro —eso te da una idea de cómo está su salud. Por cierto. —recuerda la invitación y la saca de su saco —lo olvidé.
Le entrega la tarjeta de la boda de su hermano que el comisionado lee con interés. Sonríe al verle abrir el sobre y ver en su interior. Es una tarjeta de bastante sencilla, sin más requisitos que acompañarlos.
—Esa invitación habla mucho de quien se casa —comenta jocoso —supongo que no necesita llenar una habitación con cosas que no usará.
Esas fueron más o menos las palabras de su hermano. No iba a hacer del día más feliz de su vida un mercado persa.
Solo sus hermanas y Matthew han tenido una boda soñada. El primer matrimonio de su gemelo con la hija del senador, el viejo insistió en lanzar la casa por la ventana. No llegó al cuarto año. La segunda fue sencilla, pero le augura éxitos. La llegada del tercer hijo es un indicador de eso.
La de sus hermanas ha tenido altibajos, los de Emma fueron delicados y algunas veces difíciles de lidiar. Hoy, puede decir que han logrado superar con éxito todos ellos. En cuanto a Isabella, las dificultades fueron durante el compromiso, de casados han vivido casi un cuento de hadas.
Uno en donde ella es la bruja. Aquel pensamiento lo hace volver a reír aun mas fuerte.
La suya fue sencilla, sin aspavientos por todo lo que vivían. Sin embargo, la de su hermano menor su madre tiene el control y ha decidido hacerle a Evy una boda digna de ella.
Lo que sea eso signifique para su madre.
Quince minutos después y con el documento en sus manos sale del edificio. Encuentra a su padre charlando animado con el jefe de seguridad y los demás escoltas. Nadie podría imaginar que el adulto que gasta bromas a sus hombres es su jefe y dueño de su existencia.
—Señor —saludan sus hombres alejándose, pero conservan la sonrisa en sus labios.
Su padre solo gira hacia él y le sonríe moviendo el bastón en sus manos.
—¿Qué se supone que haces lejos de casa? —le reprende. —¿Sabe tu esposa de tu paradero? —insiste al ver la sonrisa en sus labios.
La herida en su pierna le obligó a usar un bastón por tiempo indefinido y la de su pecho a someterse a los cuidados de un cardiólogo. Por fortuna, Matthew es bueno en lo que hace y le obedece en todo.
Lo que resulta extraño, teniendo en cuenta como es.
—Está en la iglesia, tenemos la cita con los trajes —no ha visto el sobre o quizás no le presta el interés que creyó tenía. —Desiré aseguró que lo ibas a olvidar.
—Mamá te dejó aquí para que eso no sucediese —sigue por él y sonríe en respuesta —debería estar enojado por el trato especial con él enano. A ninguno de nosotros le dieron tanta atención como a la Jason.
—He dejado de ser el buzón de quejas y reclamos —comenta alzando sus brazos indiferente —pero te diré a manera de spoiler que Evy es la hija que siempre quiso tener.
—¿Hablas de fría sin emociones y casi un robot?
Su queja cae en oídos sordos pues su padre avanza al auto e ingresa sin verle. Le sigue a pocos pasos y le entrega el sobre que guarda sin abrir.
—Me refiero a lo calmada y obediente...
Lo sabe más que nadie. Si bien, la chica tiene un comportamiento retraído la mayor parte del tiempo, la realidad es que es bastante calmada, capta todo a la primera y rara vez lleva la contraria. Aunque, la vio enojada cuando la hija de los Nielsen vistió a su hijo de niña.
—Es su libertad, lo que tanto me has pedido —le recuerda señalando el lugar en que ha guardado el sobre.
Una sonrisa se asoma en sus labios y permanece allí, al tiempo que su vista esta fija en los vehículos de la calle. Apoya una mano sobre la de su hijo que reposa en su muslo y suspira aliviado. Le recuerda el suspiro suyo al acabar una reunión llena de tensión.
—¿Cómo te sientes? ¿Te molesta darle la libertad?
La pregunta lo deja perplejo unos instantes, el sigue con la mirada fija en la congestionada calle. Busca en su interior un rastro de odio, miedo o frustración por lo que acaba de hacer y no hay nada.
Su alma, cuerpo están libres de cualquier sentimiento dañino.
—En primera no me sentí cómodo, en este instante no hay nada. —confiesa apretando sus manos —entiendo que es la mejor decisión dentro de todas.
—¿Qué te duele? —esta vez hace contacto visual con él y sus ojos se iluminan. —porque sé que algo te molesta.
Se siente feliz por verlo a él aliviado al ser obedecido. Gregory puede soportarlo y hasta acatarlo. Con todo, necesita respuesta.
—Que lo quieras tanto a pesar de todo lo que me hizo y no afecte el daño que pudo causar.
Sacar aquello de su garganta es casi que vaciar su corazón de todo el dolor que le atormenta. Verlo sonreír y acariciar su mejilla le reconforta un poco, pero no lo suficiente para dejarlo pasar. Necesita una explicación para aquel pedido de su padre.
—Buscaba tu libertad. —corrige palmeando su rostro—el odio es un monstruo gigante, cuya virtud es hacerse pequeño e ingresar a tu cuerpo. Aumentar o disminuir dependerá de nuestra capacidad de perdón.
—¿Qué ganabas con eso? —insiste.
—Ganarle a Epson. —sonríe aun mas y se encoje de hombros —le he ganado y hoy puedo hasta sentir que le he pateado el trasero.
Guarda silencio escuchando aquel sermón y la confesión de cuál era el más grande miedo de su padre. La casualidad hizo que ambos compartieran el mismo temor. Su padre no quería verle convertido en Epson y él ha luchado toda su vida por no seguir sus pasos.
Pasa su mano por sus hombros y lo atrae a él. Entiende que su temor nunca tuvo fundamento, jamás fue posible. Tuvo la dicha de tener grandes y maravillosos padres.
—De ser como él, Jedrek estaría muerto. Junto con toda su familia —y el alivio aumenta al verle sonreír.
—No sabes el orgullo que es para mí ser tu hijo. —murmura dejando un beso en su mejilla. —te amo...
—Soy casado y amo a mi esposa. —replica.
No esperaba menos de él que una broma para aliviar el ambiente. Su padre es el mejor cuando se trata de gastar bromas. Ha aumentado en estos últimos meses, sobre todo cuando se le pregunta lo que sucedió durante las horas en que estuvo raptado.
—Una aventura de vez en cuando, ayuda a una buena relación —comenta distraído.
La risa que rompe el silencio lo obliga a verle. Pensar que en algún momento de su rapto lo creyó muerto.
****
Cada decisión que Eliú tomó fue guiada por él, la única que hizo espontanea fue llevarse al suegro de Evy. La persona a quien debía llevarse era a Damián, por alguna extraña razón no lo hizo.
La calma y felicidad que lo rodeaba le asustaba algunas oportunidades. Contrajo matrimonio hace dos meses atrás, se fue de luna de miel por veinte días, regresó para estar al frente de los problemas que dejó el padre de Magda.
Damián detiene el vehículo a un lado del camino y se baja del auto. La espesa vegetación parece tragárseles al empezar a ingresar a ella. No ha regresado a este lugar desde lo sucedido, ni siquiera cuando le narró a la policía lo sucedido. Su abogado se negó a que regresara al lugar, por considerarlo dañino para su estado mental.
Se mofó de aquello, pero era necesario para limpiar su nombre, el del hombre que le ayudó y hasta del mismo Jason Frederick. Este ultimo se encontraba demasiado herido para poder ayudar, pero estaba allí y resultó manchado de forma injusta.
Se detiene frente a los restos calcinados de la fogata y observa el panorama. Estuvo todo el tiempo lejos de casa, sin protección y a la vista. Era el blanco perfecto, ese fue su error. Desconocía que, en el mundo de la caza, el silencio indica que hay un depredador mas fuerte.
Eliú Cass vio su tranquilidad, como una señal de peligro y se fue por el lado de la cuerda más débil. Su abogado le contacto con un hombre que le ayudó en todo lo referente a Cass. Aquella persona le siguió el rastro desde que abandonó Kiev y llegó al país, conocía todos sus movimientos. Lo siguieron hasta la cabaña donde lo vieron cortar madera por varios días.
Supo del rapto del anciano y al conocer el sitio al que lo llevaría decidió ir al rescate. Llegó en el instante en que disparaba al hombre, se lanzó sobre él para impedirlo, pero solo logró desviarlo. La descripción de lo que sucedió después fue una lucha que dio por perdida en muchas ocasiones. Estaba dispuesto a morir aquel día y lo haría feliz si se llevaba a ese miserable por delante.
No era un hombre de lucha, lo único que sus manos habían empuñado era un lápiz o una pluma. Y no se siente cobarde por eso. Ese día la fuerza se le dio su padre y la voz de aquel video asegurando que le haría pagar por su muerte.
En algún momento de la lucha y cuando lo tenia sometido en el suelo. Lo vio detenerse, luego caer sobre él mientras de su boca salía la sangre a borbotones.
—Me debes la vida —había dicho el desconocido cuando logró sacarse de encima al Cass y lo vio revisar al anciano Jason —Considérala saldada si salvas la suya. —señaló al anciano al decirlo.
Se notaba preocupado cuando lo hizo, una revisión fugaz le dijo que las heridas no eran delicadas, pero si su perdida de sangre. Sin decir más o cruzar palabras lo dejó controlando al herido, mientras él rodeaba el cuerpo de Cass con madera.
"—Te doy los honores". Fueron sus ultimas palabras al lanzarle la caja de cerillos y el móvil de Cass. Intentó llamar a Jason Jr. Muchas veces, pero no obtuvo resultados. Asi que, decidió llamar a su esposa y fue ella quien logró comunicarse a la mansión quien luego envió al helicóptero.
—Sabía que te encontraría aquí —le dice una voz detrás suyo —sé que no fue lo que planeaste, pero el resultado es el mismo.
—¿Cómo sabes que me siento mal por ello? —le pregunta a su cuñado y le escucha reír.
—Porque es lo mismo que estoy sintiendo. —camina hasta llegar a su lado y observa el enorme cráter negro que ha dejado el fuego. —gracias por salvarlo, sin ti no hubiera sido posible. Si hay algo que pueda hacer por ti...
—Hazla feliz —le interrumpe viéndole a los ojos —dale estabilidad emocional y hazla sonreír de nuevo —sigue diciéndole —no necesito más.
—Haré mi mayor esfuerzo, pero necesitaré tu ayuda en algunas ocasiones —afirma serio y mira por última vez el sitio —¿La llevaras al altar?
—¿Qué te hace pensar que no?
—Por que no la has visitado y no levantas sus llamadas —responde tenso —eres su única familia Damián y lo que sea tengas en mente, espero la incluyas.
—Eres un tipo molesto Frederick —se queja y lo escucha reír obligándole a verle —¿Sabe estas aquí? —niega y suspira —hablaré con ella mañana durante la boda.
—Es la peor despedida de soltero del mundo —le escucha quejarse y sonríe.
—¿Huiste de tus hermanos y cuñados? —la risa que le sigue es suficiente respuesta—no creo que sea peor que la de Evy.
—Se encerró en la habitación con llave con los niños y se ha negado a salir...
¿Qué puede decir de eso? Piensa mientras sonríe esta vez mas fuerte. Es algo que él hubiera hecho, yendo al extremo de drogarlos a todos y evitar ese incomodo momento.
—Vamos por una copa —le dice dando media vuelta —¿Me sigues?
—El auto me dejó aquí y huyó...
—¿Alexis o Vicent?
O ambos, son las únicas personas que ve dándole su paradero. Christine jamás le diría a nadie donde esta. La sonrisa que le sigue al pensar en ella es de ternura y su acompañante lo nota, pero no dice nada.
—¿Eres feliz? —la pregunta hace disipar el rostro de su amada en sus pensamientos.
—Tanto que algunas veces lo siento irreal...
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