Capítulo 39
Un día como hoy hace tres años Susan había sido asesinada. Los Culpables o parte de ellos seguían libres. Su aniversario de muerte me recuerda no solo nuestra amistad, también que no he podido cumplir la última voluntad de su padre y no se ha hecho justicia. Me cuesta comprender cómo Eliú ha podido vivir todo este tiempo sin que le afecte. Yo no puedo verme en el espejo sin sentirme fracasado. La felicidad que me rodea se opaca de forma constante producto de eso.
Decidido a alejar aquellas malas energías y bajo al jardín a realizar mi rutina. Al llegar, descubro que el jardín no es suficiente para hacerla y requería de algo más fuerte. Salir a la calle me vendría bien y hacia allá me dirijo.
La casa dormía cuando crucé las rejas, el grupo de relevo estaba apenas ingresando y el saliente disfrutaba de un café. Era el inicio de un día común a esa hora, un par de ellos se detiene al verme pasar y otros continúan con su labor.
—Buenos días ¿Necesitaba un servicio? —niego al joven que se ofrece a acompañarme y alza la taza. —¿Duda que le siga el ritmo?
—No tengo uno definido —confieso estirando mi cuerpo en dirección a la casa contemplando la ventana de la habitación de mis hijos —hasta que el cerebro se agote. —finalizo.
—Suena doloroso —suspiro fuerte y afirmo.
Lo será si lo logro, pero es lo que busco.
—Si llego a conectar dos ideas, no será en vano.
Alzo mis brazos a la altura de mi cabeza y capto movimiento en la ventana. Saludo a Evy que se asoma y mueve sus manos despidiéndose a la distancia.
—No estoy esperando a nadie —les digo a ambos grupos y afirman en silencio.
La muerte de Susan y todas las pistas que he recogido a lo largo de estos años revolotean en mi mente. El viejo Damián fue el cerebro detrás de su muerte, a eso había llegado la investigación. Lo que hasta el momento es un misterio es quien hizo la llamada y planeó todo.
Me despido dando los primeros pasos por el sendero de salida a la mansión. Ingresar a ella requería pasar por un largo camino con bosque a lado y lado. Todos hablaban de que el creador de la multinacional era desconfiando. Cualquiera lo serían si su forma de obtener fortuna era quitándole a los más desafortunados.
El viejo tenia cola de paja, no eran enemigos imaginarios.
Enciendo el IPad y ajusto los audífonos, con los primeros acordes de la canción Believer inundando mis oídos. Que sea la banda Imagine Dragons el grupo preferido de Susan no contribuye a mi ánimo. Retiro los auriculares molesto y un golpe en mis hombros me hace girar.
—¿Qué haces despierto? —le reclamo al ver papá y miro a su alrededor —¿Y sin mamá?
—Tu madre salió hace unos minutos con Ivanna—se queja —el compromiso de Christine y tu cuñado —me recuerda y mi mente se aclara. —Quedé solo y estaré peor en unas horas. Gregory y Matthew han organizado un viaje juntos con sus familias. —protesta enfadado y me mofo por esto.
Supongo que no era la idea de vejez que quería.
—Te recuerdo que Emma y yo también somos tus hijos. Si eso no te es suficiente tienes la mansión para ustedes solo —alzo una ceja y sonríe al entender —espero aun te funcione.
—Soy un hombre sano...
—Estas viejo...
—Sigo siendo sano.
—Ello no te quita los años —finalizo.
No se enoja y eso me recuerda que no he podido encontrar un límite de enojo en mi padre. Se autodefine como el creador de las bromas y nada suele enojarlo cuando se trata de ellas.
—Siempre creí que nos llegaría la sorpresa que a Christine O´hurn le gustaban las chicas.
Papá sonríe aun mas fuerte, afirmando él pensó lo mismo. Se encoje de hombros y juntos empezamos a salir de sus terrenos. Esta convencido que sus padres pensaron lo mismo y si no fuera porque Damián se casó a escondidas le harían un altar.
—Se lo harán de todas formas cuando se enteren, de lo que le acusan la única culpable Christine —papá se detiene brusco al escucharme.
—¿Te refieres a casarse a escondidas?
—Irse a Berlín, durar más de lo normal, planear la boda, etc. —enumero y los ojos verdes de papá se abren con cada descripción —Damián solo está cubriendo su espalda…
—Me alivia que la ame en verdad —retomamos el trote y de apoco la salida se hace más clara.
Vincent esta preocupado por el poco interés que demuestra Damián en las cosas. No es sociable y suele responder con monosílabos. Hasta el momento solo ha visto rastros de amor en su hija, no en él.
—Creo que debería conocer a Evy o a Magda —sugiero —eso le daría una idea.
Saludamos a nuestro paso a los hombres de la última caseta. Y nuestros pasos se detienen al ver a los dos hombres que salen de su interior.
—Llegas tarde—se queja Gregory señalando el reloj.
—Era a las cinco…
—Estuve ocupado —le interrumpe.
—¿En que puedes emplear tu tiempo…? —Matthew calla de forma abrupta al ver el rostro interrogante de papá.
—¿En serio quieren detalles los dos? —niegan y ambos reímos — y no estoy tan inútil para necesitar de escoltas.
—Cualquier anciano se sentiría feliz por tremenda compañía…
—A mi no me engañas Gregory algo deseas —le interrumpe y mira a Matthew indignado.
—¿Por qué siempre esperas lo peor de nosotros? —le recrimina. —Solo queremos estar contigo hoy, mañana no estaremos…
—No voy a morirme —les reprende —Fiorella Exagera…
—¿Qué sucede? —pregunto y todos guardan silencio —¿Y bien?
—Nada —les reprende papá al ver que están por hablar —su madre no quiere que se vayan de viaje en base a un sueño que tuvo. —desecha aquel comentario moviendo las manos y empezando a trotar—Es Bradford, ya saben como son.
Los tres nos miramos en silencio mientras empezamos a trotar. El ultimo comentario debería calmarnos, pero obtiene el efecto contrario.
El tráfico a esa hora es abundante. New York es una ciudad activa, llena de movimiento a cualquier hora. Fascinante para algunos, pero también caótica, agotadora y llena de competencia. Esto hace a la población manejar un índice de estrés peligroso.
El mío incrementó con lo que acabo de escuchar. Mamá suele tener un sexto sentido y él nos enseñó a prestar atención a sus advertencias.
Me quedo relegado de los tres vigilando en todas las direcciones. Se que su esquema de seguridad está allí y que es uno de los mejores, pero no puedo relajarme
—En una semana tienes que dar respuestas. ¿Las tienes? —niego y se detienen.
—¿Por qué?
—Pensé que irías con Evy y los niños.
Gregory y Matthew esperan por respuestas, papá me observa como si las supiera todas. Me han negado la posibilidad de viajar con ellos, no hay forma que hagan una excepción. Siendo honestos, ni yo mismo lo deseo.
—¿Cuál es el problema? No es una orden como tal…
—No puede seguir de negarse —interrumpe papá y a todos les sorprende que lo sepa. —Es mi amigo jr. Me llamó antes de hablar contigo, me dijo que si quería el podría ayudarte… sé que no quieres mi ayuda.
Molesto empieza a caminar con los tres siguiendo sus pasos. Se ofreció a ayudarme a que recibiera un trato privilegiado, un puesto en la ciudad que no ameritara riesgo.
—¿Crees que no se por que amas en donde estas? —pregunta.—o como llegaste allí.
Guardo silencio contemplando los primeros signos de central park a lo lejos. Un poco más allá se vislumbra la torre Frederick y todo su poderío.
—No querías trabajar en un lugar que estaba manchado de sangre —sigue al ver que guardo silencio —compraste la casa del abuelo Epson con la herencia dejada por papá. Te negaste a recibirla por herencia. —sigue —trabajas en la compañía y no recibes un salario.
—¿Es eso cierto? —Matthew mira a Gregory quien solo me ve en silencio sin decir nada.
—Mi deber es mantenerlos seguros, recibir un pago por amarlos me resulta… ofensivo —concluyo —no odio ser un Frederick papá… solo ser comparado con él… no te estoy acusando por no darme una mano —sigo —en realidad, te agradezco y me siento orgulloso de ser tu hijo ahora que lo se.
—¿Vas a irte? Dejarás a los niños pequeños…
Matthew es quizás el más afectado por la noticia, Gregory no tanto. Es muy probable que papá le comentara o que alguien más se lo dijera. Mi padre es el dueño de la multinacional y muchos suelen halagarle de todas las maneras posibles. Gregory es el CEO y recibe un trato parecido.
—No puedo irme y dejar a Evy sola —les recuerdo.
—Si te niegas es el final de tu carrera —habla Gregory y guardo silencio —no te estoy diciendo que lo hagas… solo que pienses bien el paso a seguir.
—No hagas algo de lo cual te arrepientas o culpes a terceros más adelante —sigue papá —la decisión que tomes, estaremos aquí para ti. Sea para apoyarte aquí o cuidar de tu familia.
—Gracias —les digo suave.
—Considero que con quien debes hablar esto es con Evy —sugiere Matthew y afirmo —sigamos.
—Lo haré hoy, cuando vayamos al cementerio —prometo y todos asienten.
—Evy los niños se pueden ir con nosotros —sugiere Gregory —estarán protegidos y tendrás libertad para buscar a ese hombre.
—No querrá irse.
Papá se ofrece a cuidar de los niños, lo hará mientras espera por mamá. No tiene idea de a qué hora llegue, no le gusta quedarse solo y el cementerio es un pésimo lugar para un niño.
—¿No vas a ir a la fiesta de compromiso?
Niega viéndome a los ojos y me recuerda que Alexandra sigue anulando a nuestra hermana en sus reuniones. Mientras siga con ese comportamiento ni él o mamá asistirán a ningún sitio en que se encuentre.
—Se que debes ir y acompañar a ese chico… eres mi cuota en esa reunión.
Visitaran a Emma en la casa y se quedaran con ella durante el tiempo que dure la fiesta. Fue invitada, pero la tensión entre ambas sigue latente por lo que ha decidido mantenerse al margen para no dañarle fiesta a Christine.
No nos detenemos en central park como creímos que asi seria. Papá pasa de largo y media hora después se detiene cerca de un pequeño parque.
—¿Tienes una cita con una chica que dañamos? —Matthew rompe el silencio al verlo mirar con nostalgia y ver un lugar en específico.
Una vieja fuente que ha perecido las inclemencias del tiempo y que en la foto que Evy encontró se puede ver sus años de gloria.
—Recibí la noticia que Epson y Geraldine se iban a casar —empieza y la sonrisa de todos se esfuman —era mi novia por si no lo saben —nos mira de reojo y afirmamos.
—La que el viejo te bajó y luego te dijo que te hizo un favor porque era una cazafortunas —Gregory sintetiza todo de una forma cómica que nos hace reír a todos.
—Estaba apenas abriéndome campo con Pierre en lo del vino —sonríe con tanta nostalgia que sus ojos se humedecen —me sentía como tu —gira hacia mi antes de seguir —agobiado y sin salida. Estaba enojado, lleno de odio y creí que nada podría mitigar mi rabia.
Permaneció por varias semanas y hasta meses con ese odio visceral. Salía de permiso y visitaba al abuelo, pero lo hacia fugaz porque el viejo lo vigilaba.
—Si hablaba con alguien o saludaba… él lo sabía y esa misma noche tenía en la mesa quien era, donde vivía, etc. —sigue —insistía en que era su heredero y debía cuidar con quien me casaba. —nos mira a todos antes de seguir negando divertido —hice lo mismo con ustedes.
—En menor escala —lo defiende Matt y todos afirmamos —¿Qué es aquí?
—¿Perdiste la virginidad? —pregunto con cautela y su risa fuerte es lo siguiente que se escucha.
—Casi… —señala los restos de un árbol a unos cien metros y sonríe —pasaba por aquí en una ocasión, el viejo había insistido en una reunión y le había visto. Llena de joyas, elegante y distinguida. Cuando solía ser humilde, divertida y alegre. Era mi peor momento y la situación incómoda.
Caminó porque se dijo que asi despejaría la mente y le quitaría las ganas de retorcerse el cuello a la mujer. Sonríe al detallar lo frustrado y herido que se sentía al atravesar este parque. Se detuvo al escuchar una dulce voz cantar let it be de The Beatles.
—¿Se imaginan? Yo me sentía herido y aquel ángel cantaba precisamente eso —vuelve a reír esta vez más fuerte —Me enamoré de su voz, pero me bastó verla para darme cuenta de que no era solo eso. Ella era todas las respuestas que estaba esperando.
Señala el sitio en donde mamá solía cantar y recibir propina. Hemos escuchado aquella historia cientos de veces, pero solo hoy tiene sentido al conocer el sitio exacto. Le dimos un punto en el mapa a esas historias.
—Déjalo estar —sonríe al decirlo y me ve —al final todo pasa, sea bueno o malo…
No sé si los demás sintieron lo mismo. Pero me sentí más cercano a mi padre cuando compartió con nosotros ese sitio.
Evy
He sacado del baúl una de las fotos con Susan. En el hatico encontré un portarretratos que logré recuperar y en este instante adorna uno de los muebles de la habitación de mis hijos.
Sonrío a la imagen de la mujer de cabello y ojos oscuros que hace un guiño a la cámara al tiempo que saca la lengua. No dejo de verla mientras visto a los niños para su salida con su abuelo. Esta apoyado en la puerta de la habitación y me observa vestir a sus nietos.
—Se que solemos quitártelos muy seguido. —se excusa y niego.
—Ellos les gusta estar con ustedes. —sonríe entrando a la habitación y toma la diminuta camisa de Sebastián —si por ellos fueran se irían ni bien despiertan.
Y no miento, basta dejarlos en el primer piso para que inicien una caminata hacia el jardín, de allí a la casa grande. Un par de años más y habrá que asegurar todas las puertas con llaves o acabaran fugándose para ir con sus abuelos.
Para reafirmar mi punto ambos sonríen abriendo los brazos hacia el hombre que los recibe sonriente. Le gustan los niños y lo demuestra con sus nietos.
—Yo haré el resto, Jr. Te está esperando —sugiere —irán al cementerio.
Dudo en responder, más por mi salida que por dejarlo solo con ellos. Hace mucho tiempo que no salgo a un lugar en específico, la ultima vez lo hice del hospital cuando sufrí ese accidente. Él parece entender mi contrariedad ya que sonríe dejando a los niños en la cama y me permite vestirla.
—¿No te gustan los cementerios?
—Él está libre —le digo en un hilo de voz —no puedo estar tranquila sabiéndolo.
Toma un zapato de Sebastián y juega con él en sus manos sin decir nada. Todos han tomado medidas en base a su desaparición, la señora Isabella y su familia se han regresado a Escocia por órdenes de quien llaman el custodio. Emma y Alexis rara vez salen de la casa con los niños y los gemelos harán un viaje de vacaciones, pero yo se que es para alejar a su familia del caos que yo causé.
—Eres parte de la familia Evy, tu bienestar es el nuestro —habla como si pudiera entender mi silencio y paso saliva —no tienes nada que temer, ni por ti, ni por ellos.
—Me siento segura aquí …
—El encierro es malo cariño —interrumpe —estarás segura con él y si es por los niños, iremos con Emma.
Decidida a dejar la paranoia me despido de todos y voy por mi bolsa de manos. Encuentro a Jason cerca del auto esperando por mí cuando bajo media hora después.
—¿Todo bien? —afirmo y me abre las puertas del auto —no perdamos tiempo.
Entro al auto y observo el vehículo avanzar cruzando las rejas. Hoy es el compromiso de Damián y no me siento con ganas de asistir. He sido sincera con él al decirle, le ha restado importancia al decir que es un acto simbólico que solo tiene importancia para los padres de Christine, pero necesito comentarlo con Jason.
—¿Crees que es necesario que vayamos a esa reunión? —pregunto con reserva y me mira de reojo sonriente.
—Te diría que si no deseas no vayas, pero recuerda es tu hermano. —suspiro y él sonríe tomando mi mano —asistiremos unas horas y luego nos iremos, tenemos el pretexto de los niños.
—Tu padre me dijo que ellos los cuidaban y que irían con Emma. Creí que el señor Alexis era hermano de Christine…
—Lo es, pero están distanciados. —suspira antes de seguir —problemas con otra hermana y Emma. —me mira antes de hablar y regresa la mirada a la vía.
Se lleva nuestras manos a su labios y besa el dorso de ellas, diciéndome que creyó mi rostro era por no querer ir al cementerio. Puede entenderme si es asi, pues el no se lleva bien con los hospitales.
—Cuando Dayanne estuvo internada no la visité mucho. —suelta mi mano dejando un vacío inexplicable en ellas antes de seguir —llamaba a Susan para saber detalles y luego… —calla y aprieta las manos en el volante —quise llevarla al hospital de la empresa, pero los doctores dijeron que no había nada que hacer.
—Siempre me he sentido mal —confieso con la vista fija en el tráfico frente a nosotros —la visitaba todos los días… hasta que Susan murió. La ultima vez fue le día del sepelio de ella, el ambiente era tenso con sus compañeros.
—¿Tenso? —interroga y recuerdo aquel día.
Flash back
—No hay avances —me dice el doctor al que le he preguntado por la salud de Dayanne al llegar al hospital —su estado es bastante delicado. —no lo dice en palabras, pero su rostro es bastante gráfico.
No cree que sobreviva.
Soy nueva dentro del grupo de amistades, sus padres solo me reconocen por ser la amiga de su prometida y solo desde hace un par de meses. Hay varios amigos en uniformes, otros de civil, sus padres están abrazados a sus otros dos hijos. Dayanne era la mayor de tres hermanos, la única mujer.
Saludo a los padres de lejos y ambos alzan la mano. Mi ropa oscura debe indicar de dónde vengo por lo que su llanto regresa. Me mantengo alejada, por la impotencia de no saber cómo consolarles. Me siento al final de un grupo de oficiales y guardo silencio.
Es como una funeraria, con la única diferencia que la persona aun no fallece, pero que todos esperan lo haga pronto. Es posible, los únicos que se aferran a su recuperación son sus familiares.
—Les dije que dejaran de investigar —dice uno de los oficiales. —a nadie parecía importarle que el tipo era zurdo y el disparo lo hizo alguien diestro.
—¿Qué intentas decir?
Miro al costado contrario de los pasillos, pero sin dejar de escuchar la plática del grupo. Dayanne y Susan estaban investigando un posible robo y asesinato. El accidente de Dayanne pudo ser casualidad, pero que a pocos días se diera el deceso de Susan era demasiada coincidencia.
—Estuvo una semana sin que nadie supiera donde estaba —habla uno de ellos.
De viaje. Me gustaría poder decirlo, ella me había dicho que se iba una semana. Necesitaba despejar la mente, lo sucedido con su padre al estaba agobiando.
—¡Sabes dónde estaba! —quien habla es uno de los más jóvenes bastante exaltado. —no daban detalles de su investigación, pero ocho de nosotros vimos su casillero.
El chico se levanta enojado dejando a sus compañeros en silencio. Uno a uno se nos va dando el turno de verla, la traté pocas veces, pero lo suficiente para saber que se amaban.
Fin del flashback
—¿Puedes recordar sus nombres? —me pregunta —sé que iban de civil, pero debiste conocer a algunos…
—Reconozco a todos. —comento distraída y le doy los nombres de los que hablaron ese día.
Lo que sigue del viaje y hasta llegar al cementerio es en silencio, entramos al lugar tomados de la mano. Recuerdo el día que estuve aquí, hablé con el general y vi la figura oscura a lo lejos. Hoy, puedo decir con seguridad que era Jason quien lloraba frente a la tumba.
Se arrodilla al pie de ella, deja un ramo de rosas y guarda silencio. Toma un puñado de tierra que aprieta con fuerzas antes de decir.
—Al fin descansaras en paz cariño.
En Berlín se encuentra la de mis padres, que nadie visita o le pone rosas. Muchos dicen que una vez mueren los restos ya no importan, pero Damián y yo es todo lo que tenemos.
—¿Crees que algún día pueda ir a la de mis padres? —pregunto ignorando la vibración del móvil en mi bolsa.
Jason alza el rostro viéndome a los ojos antes de responder.
—¿Has pensado en la posibilidad de traerlos? —sorprendida y con un nudo en la garganta me limito a negar sin poder formular palabra —creo que Damián si lo ha pensado —concluye —de todas formas, tenía pensado ir allí contigo y los niños.
Me gustaría llevar a los niños, que conozcan de donde soy y sus orígenes. No deseo alejarlo de mi país y he empezado a enseñarles una que otras palabras en alemán. La vibración en mi bolsa regresa y a Jason también le suena el suyo.
Mira la pantalla antes de levantarse y alejarse a contestar. Un numero que yo tengo registrado y que no he podido eliminar por más que quiera.
Llamando Susan…
—Evy —saluda Eliú. —¿Adivina a quien tengo conmigo?
Mi mano tiembla con violencia y busco a Jason que en este instante cuelga la llamada. Pasa sus manos por su cabeza con desesperación y cuando nuestros rostros se cruzan, camina hacia mí con rapidez.
Retira el móvil de mis manos y presiona el altavoz. La imagen de ese hombre con el revólver regresa de nuevo, pero esta vez a quien sostiene no es a mi padre, sino a mis hijos.
—Hay muchas formas de asesinar en masa coronel y usted más que nadie lo sabe —susurra —liquidas a la cabeza visible y todos los demás caerán… —me abraza contra él al notar que estoy a punto de desmayarme y me pide guardar silencio. —¿Cómo miraras a los ojos a tu esposo o a tus hijos querida? ¿Cómo le explicas que su abuelo ya no está con ellos? por que quiso ser héroe y se intercambió para no dañarlos.
—¿Dónde lo quieres Cass? —la voz que sale de Jasón es irreconocible como lo es su rostro desfigurado por la ira en ese instante —¿Dime como deseas morir?
—Me gusta tu seguridad…
—Y yo defeco en tu inocencia —le interrumpe y tiemblo horrorizada cuando explota en una sonrisa.
—¿Quieres un souvenirs? ¿Un dedo o quizás los ojos?
—Te di la oportunidad de escoger como morir Eliú y lo desaprovechaste —responde tomando mis manos e instándome en avanzar a pasos rápidos —voy por ti… —Sin más cuelga. —los niños están bien, los tiene Emma.
Guardo silencio horrorizada por lo que está sucediendo. Su mandíbula esta tensa y él demuestra bastante calma. Lo escucho susurrar una y otra vez palabras ininteligibles, solo cuando llegamos al auto logro captar lo que dice.
—No esta muerto, no puede desechar a su único tiquete a la libertad… papá no está muerto…
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