Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 35

Damián me saca de la casa y se va conmigo en brazos lejos de todos. Escucho el escándalo y las preguntas sobre cómo llegó a mi algo de esa naturaleza. Apoyo mi cabeza en su pecho y me relaja los latidos de su corazón tan calmados.

—Te controlan con el miedo diosa —dice al sentarse en una banca conmigo en sus piernas —cuando lo retiras de tu sistema eres ingobernable.

—¿Los viste?

—Si. También me dolió, pero entendí que era un dolor necesario para crecer.

Permanecemos en silencio por largo tiempo, a ninguno de los dos nos molesta no decir nada en ese tiempo. La pareja de cacharros juega a nuestro alrededor y nos distrae verlos morderse entre sí.

—¿Cómo llegó eso a tus manos? —pregunta al fin.

—Me lo dio Julia, la hija de Terry y Margaret. Estaba sellado y con estampilla de Berlín. —sigo y afirma. —¿Crees que su sufrieron mucho?

—Ya no lo hacen y es en lo único que debes pensar. En eso y ser feliz —explica y me hace verlo. —somos mejores que él Evy. —acaricia mi mejilla con el dedo pulgar llevándose con ese gesto rastros de llanto —no dejes que te venza diosa, eres mucho mejor que ese miserable.

Y no estoy sola. Lo tengo a él para tener éxito.

—Esto les dará color a tus mejillas —unas manos con una bebida helada se cruzan en mi campo de visión y sigo a la dueña de aquella manicura tan perfecta. —¡Hola! —saluda tímida y algo me dice que ella no suele serlo.

—Tu debes ser Evy —habla una voz masculina y ruedo la mirada hacia él.

¡Gemelos! Un niño y una niña, como nuestros bebes. Ambos sonríen al ver mi rostro lleno de sorpresa viendo a uno y a otro. Son como esas aplicaciones que pueden hacerte ver como hombre si eres mujer o viceversa.

—Soy Vincent y ella mi hermana Christine —señala a la chica al lado y sonríe —soy el mayor, ella es la copia.

—Yo nací primero —se apresura a decir y su hermano bufa mirando a Damián que los ve en silencio.

—Eso no te convierte en mayor y lo sabes... —dice con superioridad —¿Te molesta si reviso cámaras y miro quien trajo el paquete?

—Llegó de Berlín, dejé el empaque en la habitación de Jason —afirma y se queda viéndome.

Rubios de ojos grises, el lleva el cabello largo que ha recogido en una coleta. Son básicamente muy parecidos, pero conservan los detalles propios del sexo distinto. Ambos son casi de la misma estatura, pero ella es más delicada, él tiene más músculos. Visten en jeans y camisa a cuadros, en tonos distintos. Cuando carraspea regreso a la realidad y me encojo de hombros.

—No es mi casa. —regreso la mirada a la bebida que ella aun sostiene en manos y la recibo.

Si no pienso en ello no sucede nada, si logro bloquearlo estaré bien. Lo repito tantas veces que se convierte en una oración silenciosa cargada de súplica. La esposa de mi hermano es hermosa, de eso no hay dudas y lo ve como si no existiera más nadie a su alrededor que él.

Como mamá solía ver a papá, como ellos se veían pienso al verlos a ambos. Me llena de felicidad saber que no lograron dañarlo lo suficiente, aun había mucho camino por recorrer y cosas que sanar. Que no lo hiciera solo hacia la diferencia.

—¿Segura no deseas entrar? —niego.

Sostengo el monitor de los niños en mis manos como si fuera mi amuleto y el desiste de insistir. Christine se ofrece a quedarse conmigo y ambos ingresar a la zona de los controles.

—Espero no me odies —dice sentándose a mi lado y la veo sin entender —lo digo porque callé que estaba con él.

—Te protegía. —recuerdo dándole un sorbo a mi bebida y recordando mi visita en la cárcel. —me dijo que si hacían su trabajo no era necesario dañar la imagen de nadie.

—Me lo hizo prometer el día que lo fui a buscar —comenta viéndome con curiosidad —¿Qué sucede realmente con la chica? ¿Necesitas ayuda?

Su rostro travieso al hacer esa pregunta me hace reír y escupir parte de la bebida. Niego e insiste en que debería hacerme respetar, sin importar que me sienta dueña o no.

—Le estás cediendo terreno. Tu a quien necesitas como maestra es mamá. —comenta divertida. —mamá te quitaría del camino a todos.

—Me dio curiosidad de conocerla —admito.

Sonríe pasando su mano por mis hombros y me atrae hacia ella, apoya su cabeza en mis hombros sin dejar de sonreír. Admite que sus padres han sido un dolor de muelas para Damián y se siente mal por ello.

—Papá no acepta que he crecido y he dejado de ser su bebé —puedo ver su sonrisa esfumarse de los labios cuando lo dice —Damián y Vincent han tapado mis faltas para que su furia no sea mayor.

—¿Qué tipo de faltas? —comento alejándome de ella y dejando la bebida a un lado.

La idea que sea una chica alocada y que meta a Damián en problemas me aterra. Sonríe con algo de vergüenza al detallar lo que es culpable y Damián se ha acusado. Acompañarlo a Berlín fue una de ellas y lo hizo con la idea fija en su mente.

—Amo a tu hermano y no estaba dispuesta a compartirlo con nadie —sonríe y me mira haciéndome un guiño—solo contigo y con Magda. No podía esperar a que mis padres aceptaran, si llegaba a casada nada podía hacer.

—¿Y fue asi?

Niega divertida. No como lo planearon ella y su hermano, de quien asegura aprendió todos los métodos para conquistar a Damián.

—Se hacia el irresistible conmigo y aseguraba no recordar que fui su novia. No me rendí e hice del refrán de mamá mi estandarte —muerde sus labios y cruza sus piernas divertida— "Todas somos putas en la cama, una dama en la familia, una asesina con las zorras, victima cuando peleamos y vamos perdiendo, y un bebé para nuestro papá".

—En definitiva, debo conocer a tu madre —ella sonríe volviendo a abrazarme.

Es algo que le sale bastante natural, eso y el beso que deja en mi mejilla como si llevara años conociéndonos. Una hora después, no me sentía incomoda por sus abrazos o besos. Christine había logrado alejarme de los malos recuerdos y me convenció a entrar a la casa.

El monitor no había sonado y acepté resultaba extraño. Damián salía de la caseta de seguridad bastante serio cuando ambas nos empezamos a entrar.

—Sebastián ¿Quién te vistió asi? —pregunta Margaret exaltada.

La alarma de mamá se enciende en mí y el de tío sobreprotector en Damián que cesa su platica y busca de donde llega la queja. Mi pequeño sale al primer escalón y sonríe en mi dirección, Susan le sigue igual de sonriente. Christine y su hermano son los primeros en reaccionar al correr hacia él.

Busco por todo el lugar a la única causante de que mi hijo tenga coletas, zapatos de niña y un vestido rosa. La encuentro viéndome cerca de la piscina sonriente y retándome cruzada de brazos.

—Evy... Diosa detente —me advierte Damián y lo rodeo con facilidad mientras me corro hacia ella.

—Hija de puta —escupo lanzándome con ella a la piscina.

Jason

Mucho antes de ingresar a la casa pude sentir que algo sucedía, los hombres de la caseta corrían rumbo a la zona de la piscina y los gritos femeninos se podían escuchar a kilómetros.

—¿Qué mierdas es eso? —Gregory señala a Susan en pie de la puerta en brazos de Vincent que le retira el traje.

Una mirada más detallada me hace ver que es mi hijo y que va vestido en traje de niña. Salgo del vehículo sin importar que he dejado a mis hermanos y papá dentro. El chapoteo en la piscina de varias personas y la voz de Evy me alarman. Los insultos que escucho de su boca son una sorpresa, mucho más que lo haga en alemán. Lo hace en contra de Julia a quien golpea en varias oportunidades y recibe otros ella.

Dentro de la piscina se encuentra Damián y un segundo hombre, pero a ambos les resulta difícil controlarlas. Evy le insulta y acusa de querer humillar a su nuestro hijo vistiéndolo como niña, lo hizo luego que no diera resultado mostrarle el video del asesinato de sus padres.

Ya estoy en la piscina cuando escucho esto último, Damián a logrado llevarla al borde de la piscina y la deja en mis brazos. Otra pareja sube a Julia por el extremo opuesto y no ha logrado subir del todo cuando Margaret la ha abofeteado.

—¿Cómo te atreviste a tanto? —le reclama—¿Qué te hemos hecho para que nos humilles de esta manera?

Evy tiembla en mis brazos y Terry nos cubre a ambos con una toalla, al tiempo que nos da una mirada llena de vergüenza. Cuando salí de casa anoche no creí que duraría tanto tiempo por fuera. Tampoco que la amenaza de Eliú de dañar a Evy era a través de esa cinta.

Estaba convencido que lo haría de otro modo, olvidando que existían muchos métodos de dañar a una persona. Uno de los barcos de su empresa familiar zarpaba rumbo a Roma, el único medio en que podía viajar. Al llegar al puerto había partido hace un par de horas y hubo que hacer una travesía larga para alcanzarle.

—¿Te sientes bien? —afirma sin despegar los ojos de Julia.

—¿Lo estabas buscando? —pregunta mirando a Julia.

—Si.

Ella no parece consciente que sigue hablando en su idioma natal, menos que le respondo en el mío. El fuego que sale de sus ojos podrían consumir todo cuanto nos rodea.

—¿Lo encontraste?

—No iba en el barco en que creí. Se lo tragó la tierra. No era la intensión dejarte sola tanto tiempo... —me excuso limpiando sus lágrimas.

Estamos ajenos a lo que sucede a nuestro alrededor, a la disputa de los Nielsen contra su hija. Su cabello esta revuelto, ojos y nariz roja, un golpe en su mejilla y marcas de uñas en su cuello.

Jamás la vi tan hermosa como en este instante.

—¿Qué sucedió cielo? ¿Por qué te fuiste a los golpes?

—Ella me entregó un paquete...era... —solloza y la abrazo fuerte al verla temblar. —horrible —sigue— luego viste a nuestro hijo como niña. No voy a permitirle que dañe a nuestros hijos. No la quiero cerca... —me ordena.

—No lo estará.

—Se ira ahora mismo.

—Tus deseos son órdenes para mí.

Me levanto y le ayudo a ella a hacerlo. Mi padre y hermano se encuentran a nuestro alrededor. No dicen nada, pero la actitud que toman contra de Julia Nielsen no es buena.

—Te irás de mi casa ahora mismo —señala enfadada.

En respuesta Julia da un paso hacia ella y yo doy un paso al frente. Jamás he golpeado a una mujer y se que no me sentiría bien luego de hacerlo.

—No me obligues a hacerlo —le advierto —ya la escuchaste.

—Si me voy, mis padres también —amenaza.

—No hables por nosotros —le advierte su padre —tu saldrás de esta casa ahora mismo, nosotros tenemos una promesa que cumplir.

—¡No puedes hacerme esto! recibí un paquete con su nombre y lo entregué ¿Qué hice mal?

—No mucho —responde Damián sacándose la camisa con fastidio —solo que te mantuvieras alejada de ella y no le entregaras nada.

—¿Quién eres tú para decirme que hacer?

—¿Qué pregunta es esa? —sonríe al dar un paso hacia ella —Soy Damián Klein y se te dio una orden sencilla que debías seguir, que tu escaso cerebro no pudo ejecutar. Al parecer, tu libido y calentura es mucho más fuerte que el sentido común.

—Tu beca ha sido revocada —le advierte Gregory y ella me mira sorprendida.

—No levantaremos cargos en tu contra —sigue papá y Matthew retira a Evy de mis brazos para entrar con ella al interior de la casa.

—¿Cargos? ¿De qué están hablando?

—Eliú Cass, fue la persona que secuestró a Evy —sigue mi padre —se cree que ayudado por alguien dentro de la mansión.

El rostro pálido me dice que no tenía idea, eso debería calmar mi enojo, pero no es asi. Cualquier persona que estimara a otra, aunque sea un poco, se cuidaría de decir detalles de su vida privada.

—Lo siento mucho... yo... no...

—Ya no importa —le interrumpo —es difícil creer dices la verdad, después de todo lo que has hecho.

Lo lamento por sus padres, ellos no merecen pasar por todo esto, pero mis hijos y Evy tampoco. Se le advierte que podemos cambiar de parecer si no sale en las siguientes horas.

Entró en la casa con el pretexto de retirar sus cosas y de ayudar a su madre con el traslado al local. Encontré a la persona que le entregaba información a Eliú, poco o nada importa si lo hacia consciente de sus actos o no. Gregory y papá han entrado a la casa le siguen los Nielsen que lo hacen sin ver a su hija.

De apoco nos vamos quedando solo ella y yo, he decidido esperar a estarlo para dejar las cosas claras.

—¿Debo tenerte dentro del grupo de mis enemigos? —pregunto retirando mi saco y lanzándolo lejos.

—Sabes que no seria capaz de hacerte daño...

—A ella si —interrumpo —te lo dije una vez Julia. El daño que le hagan a Evy, me lo hacen a mí.

—No sabia lo que tenía ese paquete... —insiste —maldita seas Jason ¿Desde cuándo tengo que justificar mis actos?

—Desde que dañas a la mujer que amo —respondo con tranquilidad viendo su rostro sorprendido. —si en verdad sientes algo por mi demuéstralo, Julia —le pido —aléjate de mi y no vuelvas a atravesarte en mi camino... o juro que no respondo de lo que soy capaz.

El ultimo recuerdo que espero tener de ella es verla sentarse en el césped y llorar. Lo hizo en silencio, sus padres no se acercaron a ella, ambos estaban en la cocina sentados uno al lado de otro tomados de la mano y llorando. Me sentí miserable cuando fui en búsqueda de ellos y los vi tan derrotados.

—Nos iremos hoy mismo —advierte Terry y asiento en silencio —no podemos dejarla sola y espero que entiendas.

—Lo hago mas de lo que creen y por eso los admiro.

A quien no le gustara es a Evy.

—Papi —Sebastián entra a la cocina solo en pañales y a pasos rápidos. Al parecer huyendo de alguien pues sonríe.

—¡Ven aquí! —la voz de Christine se escucha cerca y lanza un grito al escucharla, pero sonríe cuando lo atrapo en brazos —Eres un exhibicionista, igual a tu tío.

Mi sentido de supervivencia y decoro me dice que mejor no pregunte el porque dice aquello y me limito a abrazar a mi hijo. Damián entra en escena y se posa detrás de Christine viéndome en silencio. Me dice que Evy está con mi padre y Vincent, Matthew y Gregory se han ido llenvandose a Susan.

—Evy recordó los detalles de ese día —explica Terry—lo hizo después que tu te fueras.

Doce horas por fuera de la casa y lo único que logré fue causar dolor. Eliú resultó ser mas astuto de lo que creí. Cuando mi rostro se topa con el hermano de Evy, este solo me sonríe mientras su ceja se arquea. Hay superioridad e intelecto en aquel gesto y una sonrisa irónica en sus labios.

—Hablaré con ella —les digo levantándome y al pasar por su lado suelta.

—Te advertí no intervinieras...no necesito de tu ayuda. —sonríe al abrazar a su esposa y el intercambio de miradas es de complicidad. —lo mejor está por venir. —susurra tomando a su esposa de las manos y subiendo las escaleras.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro