Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 33

Jason

Llegamos a la barbacoa cuando se encontraba en su máxima fuerza. Lo hicimos junto con la noticia que Damián había sido absuelto, pero aún no quería que Evy lo supiera. Quería darle una sorpresa el día del bautizo. Decidí darles ese espacio a ambos y no expresé mi opinión.

El comportamiento de ella dentro de mí familia sorprendió, no se mezclaba con ellos, ubicándose con las chicas del servicio y niñeras. Era tímida con mamá y mis hermanas, dentro del grupo de chicas de servicio, por el contrario, era distinto.

—Es lo que suele hacer siempre —explica papá al notar mi interés en ella—nadie ha logrado conectar, salvo tu madre.

—Es tímida y le cuesta hacer amistad. —me apresuro a decir.

A papá parece divertirle mi defensa y le ignoro. Estoy tan acostumbrado a sus bromas en mi contra que lejos de enojarme, me divierte. Papá ha sido el mejor en cuanto a formar mi carácter.

Aunque, los métodos sean poco ortodoxos.

—Sígueme —me pide.

Deja el vaso a medio tomar en la mesa, gesto que no pasa desapercibido. Cuando los temas a tratar son serios o delicados, papá no suele tomar. Si se le cruza en medio de un evento festivo, hace lo que acabado de ver. Deja de tomar y se aleja del lugar. El mío lo dejo a su lado y saludo a Evy que me ve entrar a casa con mi padre con curiosidad.

Al entrar, noto que Gregory baja por las escaleras con su hijo menor en brazos. Están en lo que parece una conversación bastante divertida. Papá se detiene al verlo e intercambian miradas. Mientras yo contemplo a ambos con intriga y cierto cosquilleo en mi piel. Es imposible definir que intentan decirse en medio de ese silencio.

Solo que es importante.

—Prometiste no decirle nada —reclama Gregory a papá.

Papá bufa dándonos la espalda. No entiendo el motivo del enojo de ambos, menos porque existe algo en la familia que yo no pueda saber.

—Él día que obedezca una exigencia de mis hijos, es porque estoy reducido a cama, no puedo hablar y me hago en los calzones—sisea avanzando hacia el estudio.

—Lo prometiste…

—No prometí nada —interrumpe y me divierte la discusión pese a que soy un protagonista ignorante de lo que ocurre. —De todas maneras, no le he contado nada, serás tú quien se lo diga.

—¿Decir qué? —pregunto hastiado de tanta conversación en claves.

Papá aguarda en la entrada y mira a Gregory, a quien no le gusta la orden que le envían en silencio. Baja lo que queda y al llegar deja al pequeño en el suelo cerca a la niñera.

Su avance hacia nosotros es con los hombros rígidos y su rostro férreo. Su hijo no parece querer alejarse de él y le sigue. Lo que sigue es la lucha de toda niñera con nuestros hijos. Se retuerce en los brazos de la chica cuyos intentos de convencerle quedarse con ella se agotan junto con las energías.

—Déjalo —le pido tomándolo en brazos, pues su padre lo ha dejado atrás y discute con el nuestro dentro del estudio —yo me encargo.

—¿Seguro? —pregunta con duda y afirmo abriendo los brazos hacia el pequeño que sonríe lanzándose en respuesta.

—Yo me haré responsable.

Sin decir más entró al estudio con el pequeño en brazos. Papá está en pie en la puerta que da al jardín, Gregory en mitad de la sala de y ambos enojados.

—Lo que sea tengan que decirme, debe ser tan importante que has olvidado a tu hijo. —le reclamo.

Su pequeño luce ajeno a lo que sucede, sonríe llevándose las manos a la boca cubriéndosela. Su inocencia le impide ver el enojo en su padre.

—Papá —le llama.

No es excusa, pero a mi hermano le disgusta hablar temas de empresa o delicados delante de sus hijos. Hasta hace un par de meses las mellizas desconocían el trabajo de su padre en la multinacional. En una charla escolar se enteraron de que su padre no era un empleado, sino uno de los dueños.

—¿Recuerdas como murió la abuela Isabella?

Lanza a quemarropa retirando a su hijo de mis brazos y abrigándole en sus brazos como si quisiera alejarlo de lo que está sucediendo o los recuerdos. Afirmo y un cumulo de sentimientos me embarga. Me siento confundido, aletargado, molesto y con la piel erizada.

La misma sensación me recorrió el primer y única vez que lo leí.

Isabella y Gregory Bradford, fueron la pareja de gitanos que acogieron a mi madre desde los tres años hasta los dieciocho. Mamá fue rescata de un bosque cuando estaba a punto de ser ejecutada por quien más adelante se creyó era un familiar.

Razón por la cual la mantuvieron oculta del mundo. Sin tener idea de quien era el verdadero ejecutor de ese macabro plan.

La educación y trato recibido estuvo bordeando los extremos del maltrato por parte de quien ella veía como su padre. El viejo gitano era un hombre hostil, de temperamento fuerte y dado a resolver todo a los golpes. Sin importar  sexo, su hija y esposa eran blanco de su furia siempre.

A esa crianza de maltratos y humillaciones mamá confesó le sirvió más adelante. En lo personal, creo que es su forma de justificar al anciano y de agradecer que la librara de trágico destino.

Isabella murió en un asalto al rancho familiar, cuando se encontraba sola con su hijo menor, los otros cinco estaban en la ciudad. Fue golpeada y abusada por venganza. La peor forma de destruir a una familia que en nada tenía que ver en ese instante con los motivos de esta.

Salvo ser la única persona que en verdad quería a mamá.

Sacudo las imágenes que me he imaginado desde que leí aquel relato. Riley Bradford estaba haciendo un libro sobre la historia de su familia desde sus inicios. Me pidió leer el primer borrador y darle una opinión.

Jamás debí hacerlo...

—¿Qué hay con eso?

Pregunto cuando logro conectar cuatro palabras con sentido y mi hermano tuerce los labios con ironía. Aparte de ser los motivos por los que no desea a su hijo con nosotros.

—Algo parecido sucedió con Amelia Klein. Damián Klein, me buscó cierta vez en que cenaba en un restaurante —empieza a decir.

Deja a su hijo en brazos de papá y camina a la biblioteca. Toma una caja en color madera cerrada, la deja en el escritorio y la destapa deslizándola hacia mí.

—Llegó con una historia un tanto inverosímil. Con muchas pruebas y nada de sentido común. —suspira y mira a papá en búsqueda de apoyo, pero solo recibe la orden de seguir —me pedía proteger a su hermana, por considerar corría peligro. También los niños, que insistían eran hijos de ella...

—¿Desde cuándo sabes esto? —increpó sin ver el contenido de la caja, no estoy interesado. Mi único pensamiento ante su silencio es desde cuando sabe que son mis hijos y no lo dijo. En búsqueda de respuestas miro a Papá —¿Y tú?

—Desde ayer. Me buscaron para darme una información, que no pedí y me hizo recordar tiempos oscuros—finaliza.

Centro mi disgusto en mi hermano, pero no luce arrepentido. Acepta que supo mucho antes que todos quien era Evy. En ese momento sólo eran conjeturas, necesitaba confirmar.

—¿Lo sabias? —acuso con la indignación bordeando lo imposible —sabias que no eran hijos de Susan y decidiste callar.

Acuso avanzando hacia él, solo el balbuceo infantil me detiene. Mi sobrino me hace recordar que quien tengo en frente es su padre, mi hermano. De golpearlo lo haría delante de él y de su abuelo. Una máxima familiar es no discutir delante de los niños y respetar a los mayores.

—¿Cómo creerle? —se defiende.

Calmado y sin que lo que está por decir le afecte. Gregory ha dejado de afectarle todo lo que no tenga que ver con la familia. Desconfía de todo acto altruista hacia él, por considerar que viene de la mano de algún interés particular. Pueda que tenga sus motivos, pero no deja de ser miserable en algunas oportunidades.

—Alguien se acerca con una historia digna de una tragedia griega —se mofa —me dice que tu niñera es realidad la madre de los hijos, su tío la está buscando porque está obsesionado con ella y quiere de vuelta a su hija —mueve las manos de un lado a otro brindándole a su relato un toque caricaturesco — y que él en papel su primo, pero en realidad es su hermano. —calla un instante y se cruza de brazos —¿Pretendías que lo aceptara todo sin dudar?

No. Solo que compartiera conmigo ese relato, de ninguna manera que lo ocultara e hiciera como si yo no tuviera voz ni voto.

—¡Eran mis hijos! Y ella la mujer que los gestó... —lo acusó apuntándolo con el dedo índice —la que todos sabían andaba buscando.

—No eres Dios Jason.

Son sus primeras palabras, que deberían calmarme, pero que obtienen el efecto contrario. Me señala de no querer intercepción de nadie en mi vida, pero yo siempre he ayudado a todos ellos en sus etapas más álgidas.

—Solo quise ayudarte, lo hice porque creí lo necesitabas. Lo volveré a hacer, no me arrepiento de nada —se excusa mirando a papá —Esperaba tener todo en la mesa para darte los detalles concretos. La vista suele nublarse cuando el protagonista es alguien de interés. Lo se por experiencia.

—Ella estuvo secuestrada... —insisto —tu sabias que corría riesgo.

—Eso no fue nuestra culpa, ni de tu hermano —habla mi padre y suelto el aire —no te permito comentarios absurdos…

—Salió de la mansión por sus propios medios, alguien le dijo que estaba sola —me recuerda Gregory por su parte sin perder de vista a su hijo —alguien dentro de la casa “Tu casa” —recalca — dio esa información. Prometí que nada le sucedería, siempre y cuando estuviera dentro de mis terrenos.

Señala la caja y dice allí encontraré todos los detalles. Damián exigió que no interfiriera, no acudió a él para eso. Su único pedido era cuidar de su hermana.

—¿Sabe de quién se trata?

Sigo cabreado con él, pero me centro en los detalles de lo que me cuentan. Damián puede saber de quien se trata o tener idea de ello. ¿Por qué pedir protección si no es asi?

—Y si no, lo sospecha. Asegúrate qué ella no lea nada de lo hay allí. Hay momentos en que la ignorancia es buena.

Papá se ha esforzado en distraer a su nieto. Gregory toma al niño y sale sin decir más, mi padre permanece a mi lado, pero sin tomar nada de la caja.

—Esto es una locura…

—Que debes tomar con cabeza fría —aconseja —esta historia es más oscura de lo que crees.

Reviso los primeros folios y al ver el contenido me siento de golpe. Con mi padre apoyado en el escritorio leyendo otro al azar. Evy y Damián eran dueños de una pequeña fortuna, la gran mayoría de ella estaba en edificios y centros comerciales, todos en Alemania.  Eso y la fábrica familiar que su anciana abuela había logrado comprar.

—Es lo único que bueno en toda esta historia. El mal nacido le aseguró que no tenía dinero. —afirmo a mi padre sin decir nada.

He tomado otro documento y al leerlo siento que algo se quema en mi interior. Por más que quisiera no podría formular palabra alguna. Al leer los detalles del asalto a la familia, entiendo las razones por las que mi hermano dudó del relato. Además de que pida ella no lo lea.

—Pagar esa deuda la llevó a gestar a mis hijos y sin eso jamás nos hubiéramos conocidos. —comento leyendo extractos de los hechos

Cierro el documento asqueado y me incorporo mareado. Ni mil tragos de Whisky tendrían ese poder en mi sistema. Necesitaba decir algo, alejar mi mente de aquella investigación.

—No necesito más que el nombre de quien lo hizo.

Papá retira el documento en mis manos y lo lanza a la caja que cierra en un rápido movimiento. Escucho el ruido de la madera crujir y algo ser lanzado a ella. Seguido de un nombre que nunca creí escuchar en esta historia, el que me he negado a ubicar en medio de los sospechosos por considerarlo inadmisible.

—Te ruego te controles. Las autoridades están al tanto de todo. Lo sucedido a los padres de Evy no fue en este país, todo lo demás es distinto.

No pagara por lo que acabo de leer. Doy media vuelta y veo los documentos siendo consumidos por el fuego. No podría verle a la cara sabiendo la verdad y que no hice nada.

—No puedo quedarme de brazos cruzados. —le digo y mi voz es casi un ruego —No me pidas que lo haga, no es justo para ella. La cárcel no es suficiente.

—Ni tu convertirte en asesino. —me interrumpe —la cárcel no es un lecho de rosas y no te pertenece a ti tomar justicia por mano propia.

Mi cabeza solo piensa en que debe morir, todos estos años el ha sabido la verdad y se ha burlado de mí. Vio consumirse a su padre y morir producto de la agonía de la muerte de su hija. Por hallar al culpable, al viejo general lo mató la impotencia. 

— No pagaras un día en prisión, una sola llamada te hará salir libre de toda culpa. Y, aunque en teoría puedo rescatarte de la cárcel, tu vivirás en una por siempre. Tus manos estarán manchadas de sangre, esas que abrazaran a tus hijos y besaran las de Evy. Las que  tomaras cuando la lleves al altar. —insiste y niego rodeándolo.

 —Era su hermana —le recuerdo dando un paso a la salida y mi padre se interpone en mi camino.

—No sabes si tuvo que ver también en eso —insiste y le doy la razón.

—Pero se dé un lugar en donde puedo hallarlas todas... —salgo de la habitación con el llamado de papá, que decido ignorar.

—Jason —la voz de Evy me hace detener y al girar la veo correr en mi dirección.

Sonríe, al hacerlo su cabello rubio esta suelto y hondea al viento. Si yo fuera un barco, su melena fuera las velas que impulsan mi vida, toda ella seria mi brújula. Las dos personitas que corren ante la voz de su madre detrás de ella serian mi puerto seguro.

¿Cómo no hacer justicia por ellos? me piden imposibles.

—¿A dónde vas? —me reclama —recuerda que debemos ir a la iglesia.

—No voy a demorar —prometo abrazándola y avanzando hacia los niños —lo prometo —insisto recibiéndolos en brazos.

—Te esperaremos aquí —señala la banca frente a nosotros y sonrió divertido —no es broma.

Me quedo viéndola y sonrío prometiendo no demorar. Esperaría a que se queden dormidos para ir a dar una vuelta a la casa de los Cass.

Narrador

Ser controlado por una versión en caricatura de Conan el bárbaro mezclado con papá Noel, no era algo que a Damián le agradaba. Sin embargo, entiende que es el padre de su esposa (así Vicent no lo entienda Christine lo es) por tanto, debe soportarlo.

Fueron dos horas que tuvo que aguantar, de diálogo insulso, sin sentido sobre la moral, el matrimonio. Luego sobre le clima, el calentamiento global, la contaminación y la pobreza. Resultaba irónico hablar sobre ello, dentro cuando los protagonistas tenían un hogar en Beverly Hills, con mas de 1500mt².

Sobrevivió. Con los labios apretados, mandíbula tensa y las manos en un puño. Se despidió de ambos y avanzó a la salida, con ella siguiendo su pasos y la orden de “—No demores” de Conan. Escucha las despedidas hacia Magda, más joviales que las de él y rueda los ojos. Con ella fueron muy amables, a él casi que le dan el puto te en la taza del perro.

—Lo siento mucho cariño —se excusa ella cuando llegan hasta el auto —se lo que odias los sermones.

—Sobre todo aquellos en donde soy inocente —esboza una sonrisa al verla a ella sonrojarse.

Fue ella la de la idea de acompañarle a Berlín y casarse a escondidas. Damián quería hacer las cosas según se esperaba y estaba convencido al viejo Vincent no le agradaría. Sin embargo, tanto ella como su hermano le restaron importancia al posible enojo de sus padres.

La abraza al sentir su incomodidad y la siente sonreír.

—Siempre he sido mala influencia para ti —sonríe alzando el rostro y le hace un guiño — Vincent y yo somos tu debilidad.

—Hoy día no entiendo si defenderlo fue una bendición o maldición —habla con la confianza que le da saber ella no va a enojarse, sino todo lo contrario.

Se ganó el cariño de su mellizo al ayudarle en una pelea escolar. Eran tres contra uno; aunque el chico tenía sus técnicas de karate bastante buenas, sus contrincantes jugaban sucio. En adelante, no hubo poder humano que logrará zafarle de él y su gemela. De la segunda quedó flechado, pero el gran parecido con su gemelo lo hacían sentir incómodo. Que sintiera atractiva a una mujer cuyo parecido con su hermano era perturbador, lo hizo dudar de su masculinidad por mucho tiempo.

—Tu eres mi bendición—sonríe — soportar a tu padre una maldición.

—Si crees que el matrimonio te hará tener privilegios estas equivocado —ambos se alejan para ver al chef cerca de ellos contemplando la escena —Te casas con un O’hurn y lo harás con todos... Literal. —señala serio.

—¿Pretendes que se asuste y se vaya? —se queja Christine y Damián sonríe al notar lo poco que le interesa al hombre el enojo de su cuñada.

—Hago un acto heroico. A mí nadie me dijo que sería de esa forma —señala a su cuñada y luego a la casa —son una plaga, huye en cuanto puedas—finaliza —Será mejor si entras— le advierte entrando a la casa —tu viejo esta en la ventana, segundo piso sexta ventana. Puedo ver el cañón de una semi automática desde aquí.

De todos en la familia de su esposa había dos personajes que a Damián le resultaban atrayentes. El chef era uno de ellos, le agradaba su carácter fuerte y el sentido del humor ácido. El otro era el mellizo de su esposa y no tiene que decir el porqué.

—Esta bromeando.

Lo duda, aunque no lo ha visto ver hacia arriba en ningún momento, Damián no duda de sus palabras. Suelta un suspiro de rendición negándose a ver en esa dirección y la mira a ella.

Hermosa, tierna, rebelde y libre. Su mujer era todo lo que necesitaba en su vida para ser una persona perfecta. Todo cuando a él le hacia falta a ella le sobraba y viceversa.

 —Él tiene razón, no deseo enojarlo más —comenta al fin — no me importa su bendición para vivir contigo —suspira fastidiado —pero, tu piensas diferentes, es importante contar con ellos.

Damián sabe que su pensamiento es por lo vivido. Quienes consideraba sus padres lo hicieron así. No le importa nada en la vida salvo su opinión y la certeza de estar haciendo las cosas bien.

Entendió hace mucho que el éxito de mantener a las personas felices era desgastante. El camino ha eso estaba lleno de infelicidad, dolor. En muchas ocasiones debías abandonar todo lo que eras y en lo que creyeras.

La observa dar media vuelta y entrar a la casa. Solo cuando se ha cerrado ingresa al auto, en donde lo espera Magda. Debe admitir que traerla fue buena idea, la presencia de ella cambió el comportamiento en su suegro.

Le debe un agradecimiento por limar asperezas.

—Gracias —responde entre dientes y ella sonríe —por lo que hiciste dentro. —apunta con una leve inclinación de cabeza hacia el lugar.

El mismo infierno era para él esa casa. Si de él dependía no entraría nunca a ella y se mantendría lejos de aquella multitud de locos.

—Si hubieras entablado una conversación normal no me necesitarías. — sonríe —gruñir o rodar los ojos no se consideran un método de persuasión.

—Detesto las conversaciones banales sobre el calentamiento global o el hambre. Sobre todo, en aquellos que tienen la posibilidad de cambiar su entorno...

—Ayudaron a Evy. Le dieron protección.

—Lo hizo Christine y pagó ella —corrige—con mi dinero —resalta.

No les debe nada.

—Aun asi, son la familia de tu esposa y debes hacer lo posible por agradar —gruñe en respuesta lo que la hace a ella reír y a él enojarse más.

Guarda silencio hasta llegar a la mansión y una vez allí se despiden. Ella le ha pedido ese espacio para guardar algunas cosas y cerrar su pasado.

—¿Seguro no quieres nada de allí? —niega y ella afirma —no es necesario que me lleves contigo.

—No fui obligado a hacerlo —miente y ella lo sabe porque sonríe —la casa es grande y te va a gustar.

—Si deseas algo me llamas…

Él no necesitaba nada de ese lugar, todo lo que hay allí le afecta y él no suele quedarse con nada que lo haga.  Solo podría ver feliz si viera la casa  siendo devorado por el fuego.

—Te recogerán más tarde, la mudanza pasará en la mañana —ella afirma y él alza la mano encendiendo el auto.

Sigue siendo difícil hablarse o tener una conexión buena. La marca de su pasado está indeleble en ambos, solo que esta vez él se ha esforzara en tener éxito.

****

Detiene el auto en el jardín y divisa el otro parqueado a pocos metros en la zona de visitas. En la entrada observa tres cajas y siente curiosidad, pero su avance es lento hacia el interior. Hace mucho tiempo le quitaron la facultad de tener miedo y con ello, la posibilidad de dominarlo. 

Contrató un sistema de vigilancia nuevo y deben ser ellos instalando las cámaras. Las cerraduras también serán cambiadas, pero pidió estar allí cuando se hiciera. Era una casa hermosa, que le traen buenos recuerdos.

El hombre que sale del estudio se detiene al verle allí y por un instante no dice nada. Sostiene un arma en sus manos y apunta hacia Damián.

—¿Debo preocuparme? —pregunta con tranquilidad retirándose la corbata.

—¿Te has vuelto loco? —sonríe a su casi cuñado y abre sus brazos señalando en todas las direcciones.

—Busco respuestas y soy un hombre implacable.

Cree fervientemente que heredó aquello de su padre. La curiosidad y el deseo de saber todo sobre cualquier duda que este en su entorno. Por ello sabía que el acabaría por saber quién era el culpable de la muerte de sus padres.

—¿Por qué no lo dijiste?

—No es tu problema Frederick—recalca —es mio —apunta a su pecho con solemnidad —es mi problema, fueron mis padres y la mujer que murió fue por hallar al culpable…

—Susan era más que una amiga y en este instante eres el tío de mis hijos —le recuerda y asiente cruzando el salón —¿Qué intentas hacer?

Siente los pasos del hombre detrás de él y no se molesta en detenerse. Mira el video en su móvil y luego a su alrededor asegurándose que va por el lugar correcto.

—Aquí se planeó la muerte de mis padres y aquí mismo acabara. —sigue deteniéndose en una habitación pequeña —se supone que vendrías en dos días y no hoy.

Le dice viéndolo por encima del hombro sin poder quitar el tono burlón en su voz.

—Tuve una amena conversación con mi hermano —ingresa a una habitación sus ojos marrones buscan a su alrededor y una vez encuentra sonríe.

—Algo me dice que no te sorprendió saber quién es —confiesa —eres un tipo listo Frederick, pero emocional.

—¿Lo sabias?

—Lo sospeché —confiesa —y lo confirmé hace unos minutos.

Abre el closet retira la maleta y saca la caja detrás, la lanza en la cama y se aleja al ver el polvo que despide ese gesto. Es su cuñado quien se acerca y mira en el interior como si lo que viera allí fuera restos humanos.

Casi que lo es.

Saca un viejo diario del interior y se lo extiende. No lo ha leído, le bastó ver la primera hoja para detenerse. Lo hizo en honor a la gran mujer que le dio la libertad y a quien le debe todo lo que está dispuesto a ser.

—Es tuyo y de Evy —le dice al ver que no lo toma. —está dedicado a ustedes, también una caja en la habitación de ella.

Lo observa tomarlo con dudas y abrirlo delante de él. Sonríe al leer la frase escrita allí como si entendiera y Damián le alivia saber que hizo lo correcto.

“Es ruda, como te gustan”

Asi empezaba la dedicatoria de ese escrito. No le encontró sentido a lo que allí decía, pero imaginó que alguno de los dos sí.

—¿Qué harás aquí? —le pregunta cerrando el libro y enfrentándole —¿Esperar por él y cazarle aquí?

—¿Por qué no? has venido a eso también ¿Me equivoco? —le reta divertido.

Solo que él tiene un plan mucho mejor.

—No voy a mentir, pero dudo que tengas... 

—Te entregaré lo demás. —le interrumpe.

El tiene todo lo que necesita e incluso un poco más. No necesita dinero para efectuar el plan perfecto, solo cerebro y el suyo dicen que funciona mejor que la gran mayoría.

—Estaré allí para el bautizo de los gemelos, seré el padrino como lo propusiste. —intenta calmarle, pero descubre al verle que quizás ha subestimado la inteligencia del hombre frente a él.

—Como quieras.

Jason parece haberse rendido, aunque sus comportamiento diga otra cosa.

Disculpen la demora, haré mi mayor esfuerzo para terminarla, pero mis horarios son muy complicados. Espero lo entiendan. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro