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Capítulo 30

Horas antes

Ambos nos sentamos en una banca, con un enorme cerezo dándonos sombra. El silencio que nos envuelve es bastante cómodo, pese al mal rato de hace unos minutos.

Esta serio, contemplando la caseta de seguridad. Un par de hombres instalan las ventanas con cristal blindado. No he preguntado porque se refuerza tanto la seguridad de este lado de la casa, por considerar que no me concierne saberlo.

Jamás lo había visto tan enojado. La furia que reflejaba sus ojos era tanta, que por un instante creí la golpearía. Ella por su parte, no parecía alterada y hasta lo retaba con la mirada.

Lo que quizás contribuyó a que su rabia aumentara.

—¿Era necesario todo esto? —suelta un suspiro viendo el césped frente a nosotros.

Su vista de perfil me deleita, sus labios carnosos se han convertido en una línea fina, mandíbula apretada y rostro serio. El enojo parece haber vuelto a él y lamento haber tocado el tema.

—No fui delicado —gira su rostro hacia mi antes de seguir —Intenté hacer esto de muchas formas, de hacerle entrar en razón. Ninguna dio resultado. —mira el reloj de pulsera antes de verme otra vez — Viajó de Boston a Miami, no ha pasado por la universidad en 20 días. Encima de todo esto y como si lo que nos ha pasado a ti a mí en estos días no le fuera suficiente.... doce horas atrás, se las arregló para entrar a mi apartamento. Se anunció como Nielsen y creí que era Terry con el que viaje. Se metió a mi cama mientras estaba en la ducha. Desnuda.

Suelto un respingo y él una risa amarga cargada de vergüenza mientras me narra los pormenores de su encuentro incómodo. No tenía idea que Terry viajó con él y no sé, si de saberlo hubiera cambiado las cosas.

Es posible que no.

—Es posible que te quiera en verdad —su cabeza gira hacia mí lentamente y se queda en silencio por varios minutos —Es bastante atractiva ¿No te gusta ni un poco?

—¡NO! —responde seguro apretando los labios, esforzándose a ocultar una sonrisa. —ni un poco, la mitad o solo la puntica.

Golpeo sus hombros al notar el doble sentido y en respuesta me abraza fuerte. Por varios minutos intento librarme del calor que me produce su abrazo, pero acabo rindiéndome a esa maravillosa sensación.

—Jamás le di esperanzas, para mí no era más que una amiga.

Su confesión es cerca de mi cuello ocasionando una descarga extraña que recorre todo mi cuerpo. Alejo solo mi rostro, al no desear romper ese hechizo mágico. Sus ojos grises sonríen al verme y se alza de hombros.

—No dejo de pensar que yo tengo que ver, ella puede desquitarse conmigo por esta humillación.

O lo que es peor, con nuestros hijos a quienes le he visto mirar con fastidio en varias oportunidades. Considero innecesario tener que humillarla de aquella manera, cuando pudo esperar estar solos para aclararlo.

—Te pregunté qué te dijo y guardaste silencio —me recuerda —te vi renuente a hablar sobre ello...

—No tengo derecho a pedir explicaciones.

Mi enojo era consigo misma, por creer en que sí y por sentirme engañada cuando no me ha dado motivos. Creer en las palabras de su madre me hizo sentir especial, cuando quizás no era así.

—¿Por qué crees que no las mereces? —alzar mis hombros en la mejor respuesta en ese momento y le siento sonreír.

—No me has dado motivos para pensar que lo contrario. Eres más cercano a Julia que a mí.

Hay que confesar ella, ella lo conoce mucho mejor y si se arriesgó a hacer eso, es que creyó tendría buenos resultados.

—No me gusta el acoso, de ningún tipo —la seriedad que sigue a aquellas palabras me dice que lo que está por decir es delicado —luché por mucho tiempo, con los acosadores de mis hermanos, papás y mi familia en general. Se hasta donde pueden llegar y lo peligroso que acaban siendo.

—Sigo creyendo que ella no se arriesgaría de saber este sería el resultado. Nadie juega si sabe va a perder...

—Eso es porque piensas como tu —me interrumpe presionando el dedo índice en mi nariz —tu jamás hubieras hecho algo así y es lo que más admiro en ti.

—Hablas como si fuera muy común para ti... —sonríe sin responder y decido no deseo detalles explícitos.

—Eres la única mujer que levanta una muro a su alrededor y no deseo derribarlo —aprieto las manos en ni regazo y veo como la suya reposa sobre ellas —deseo una escalera para escalarla.

—Algún lado masoquista has de tener...

—Es posible —confirma —No te cambiaría nada. Puede que algunos hayan deseado domesticarte... Yo te deseo así, rebelde, altanera y salvaje.

La risa que sigue ante mi indignación derriba las ganas de luchar y al ver sus ojos acabo sucumbiendo a ellos. La presencia de los Nielsen nos hace alejar brusco a ambos y a ellos burlarse.

—¿Vas a salir Margaret? —pregunto al verla bien vestida y afirma —¿Sin mí?

Sus mejillas se cubren de rojo y mira a su esposo, luego ambos a Jason. El suspiro que sigue achina la piel y su mirada llena de pesadumbre causan alarma.

—Yo se los diré —comenta y ambos afirman.

—Asegúrese que también sepa lo otro...

Dejan un beso en mi frente y se alejan hacia el viejo auto de Terry. Me sorprende verlo en uso, he escuchado que lleva tiempo sin usar. Guardamos silencio hasta que el vehículo sale con los esposos despidiéndose de Nikolái que supervisa los cambios en la caseta.

—Julia lleva mucho tiempo con ideas erróneas. Tú no tienes nada que ver, antes que llegaras yo había decidido tomar acciones al respecto. —suspira y suelta mis manos antes de seguir —buscarle un cupo en la universidad fue mi solución. Sin embargo, Terry era más radical.

Le entregó la carta de renuncia y le daría el tiempo para que buscara reemplazo. Lo hizo justo el día en que los encontré en ese parque. Me pide no sentirme mal por lo que va a decir y tenga en cuenta ese detalle.

—Intenté hacerle cambiar de parecer, pero ambos estaban decididos. Nunca creí que se irían, pero dado que era inminente...

Decidió no dejarlos ir sin saber que estarían bien. Ind. Frederick les pagó el tiempo servido comprándole un sitio en el que trabajar. Serían su propio jefe y el local tenía casa anexa.

—Ellos se cansaron de dar excusas sobre su comportamiento y yo de escucharlas. —sigue —mi trabajo me obliga a dejarte sola con los niños y no estaré tranquilo sabiendo que ella está aquí...Lo que me recuerda...

Se irá en dos meses, en esta ocasión va a durar más de lo normal. Dos años, estará en una zona bastante peligrosa, pero tendrá seguridad. Algo debe notar en mi rostro, pues lo toma entre sus manos antes de seguir.

—Aún no he dado una respuesta —paso saliva sin dejar de ver sus ojos y sonríe con nostalgia —no soy el mejor de los hombres, acabas de presenciar la peor versión de mí. Me gustas Evy y me encantaría intentarlo.

Su propuesta es viajar con él y los niños. Lejos de los consejos de terceros y pensando solo en el nosotros. Conozco la respuesta, pero decido pensarlo un poco más. Me gusta, eso no puedo ignorarlo y es la mejor forma de estar cerca a mis hijos.

Amarlo, se lo dejaré al tiempo.

—¿Has sabido algo de Damián? —niega y suspiro.

—¿Te gustaría hablarlo con él?

Él y mis hijos son la única familia que me queda. Damián puede ver las cosas desde un ángulo distinto al mío. Saca el móvil de su bolsillo, busca un contacto y tras marcar me lo sede.

En primera plana de la pantalla se muestra a un Damián con las cejas alzadas esperando. Sus facciones se relajan al ver que se trata de mí y espeta.

—¿No te han dicho nada sobre abrazar a desconocidos? —señala a Jason antes de seguir y ambos reímos —tendré que salir pronto de este lugar, hay una plática urgente que tomar tú y yo.

Contarle nuestros planes a Damián fue más risas que seriedad. No dejó de burlarse de ambos por nuestra atípica relación. Primero tuvimos hijos y luego seríamos novios.

Al final, aseguró que la decisión que yo tomará sería aceptada. Dentro de un mes se me retiraría el yeso y en dos estaría lo suficientemente bien para emprender un viaje

.

****

La dificultad la dieron las personas que menos creímos. La señora Fiorella y su esposo se negaron en aceptar que su hijo viajara a una zona tan peligrosa. Sin mencionar que le resultaba arriesgado que nos llevara con ellos.

Jason Frederick Jr. No necesitaba de una distinción a los ojos de su padre. Era uno de los cinco dueños de la multinacional petrolera. Cualquier cosa que quería estaría por debajo de ese título.

—Lo que quizás no entienda es que mi deseo es obtener algo por mérito propio —comenta cuando me ayuda a bajar del auto —por eso entendí a Susan cuando quiso hacer las cosas a su manera. Sin la intervención del general.

Para mí era una excelente idea, estaríamos solo los cuatro. Crearíamos lazos con los niños, sin la intervención de terceros. Sin Julia, sin su familia sacando a los niños a cualquier hora o pretexto.

—Ser policía y llegar hasta donde llegó por sus propios pasos —finalizo y afirma en silencio. —¿La extrañas?

—Mucho —mi ceja alzada al recibir su mano para salir del vehículo dice mucho y sonríe —la amé lo que corresponde en vida, como se debe. El cariño que le profesaba no podría explicarse con palabras. La acepté tal como era y no quise cambiarla como lo intentó su padre.

—No fue solo él —me atrevo a defenderle.

Jason me ayuda a salir y se queda viéndome intrigado. El general Cass actuaba bajo la presión de su hijo. Susan siempre decía que Eliú tuvo que ver en el distanciamiento con su padre.

—¿Estas segura?

—Lo dijo ella misma cuando me presentó a Dayanne. Ella y Eliú no se llevaban bien, solo simulaban delante de los particulares. —guardo silencio al ver que se ha quedado en silencio viendo detrás de mí.

Sigo el rumbo de su mirada y notamos a Nikolái acercarse. Sostiene en sus manos una correa con un par de cachorros muy parecidos a Dante. Su mascota le sigue a varios metros sin mover la cola como acostumbra y podría jurar malhumorado.

—Romperé dos reglas por ustedes —nos dice entregándole a Jason a las correas —una hembra y un macho, hermanos y esterilizados. Esta sería la primera vez que dejo algo de mi en un lugar. También, que me quede hasta despidida.

—¿Despedida? —preguntamos al tiempo y afirma.

—Mi trabajo aquí ha finalizado. —sentencia y Jason guarda silencio sólo unos segundos.

—¿Estás seguro?

—Completamente...La seguridad fue reforzada, el salón del pánico última los detalles en este instante. —guarda silencio y mira mi pie ya sin el yeso —y usted ya puede correr. —comenta sonriente. —dejé los detalles en el escritorio y todo lo demás —su rostro se torna serio al mirar a Jason —Damián lo enviará por correo.

—Lo revisaré en unos minutos... —me

El Intercambio de miradas me resulta sospechosa, pero las desechó en los siguientes minutos. Estrecho sus manos agradeciéndole todo cuando hijo y niega. Jason se despide y entra a la casa a pasos rápidos.

—Las deudas de honor deben pagarse. —aquel comentario es ambiguo y no da muestras de querer explicarse, ni yo en querer detalles —Trabajar con alguien tan calmado con usted, fue un oasis en medio de mi desierto.

—Gracias por obsequiarme dos de tus nietos...

Sonríe dando media vuelta, mientras muestra los dedos índice y corazón. En vaqueros holgados y camisetas anchas. Me quedo en silencio viendo su trasero por última vez.

—¡Evy! —el llamado de Jason hace voltear a Nikolái y sonríe.

—Fue un placer señorita Klein... —hace una reverencia para empezar su caminata de nuevo.

Me quedo viendo al par de cachorros corretear por el jardín. La imagen de ambos es tan tierna que decido subir por los niños. Su primera mascota, una que dejaran si decidimos viajar. Tomo las correas e ingreso a la casa ante la mirada divertida de Margaret.

—Creí que no viviría para ver a Jason Frederick celoso...

Jason está en una de las ventanas que dan justo al jardín. Una vez me ve entrar bufa molesto y entra al estudio azotando la puerta. Ante la risa fuerte de Margaret y la vergüenza mía por ser sorprendida viendo a Nikolái.

—No te sientas mal, de vez en cuando es bueno que se sientan inseguros... Sobre todo, él —le señala y mira a los cachorros.

Capítulo sin editar... 

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