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Capítulo 22

—No es necesario tu compañía —le comento al hombre a cargo de la seguridad de mis hijos y Evy.

En respuesta solo sonríe apoyado en su auto con la mirada puesta en la prisión frente a nosotros. Se poco sobre la contratación de ese hombre, salvo que fue un pedido de Damián. Gregory le dio el aval en base a su amistad con Angelo, Emma y Alexis estaban dentro de su referencias. Hacer parte del grupo que logró develar la traición de Epson, le dieron el cargo que hoy ostenta.

—Nunca abandono una misión —quita una hoja de un árbol y se la lleva a los labios.

—Creí que tenías pendiente la puesta de las nuevas cámaras —le recuerdo —Evy no corre peligro siempre que este conmigo y no hables como si estuvieras en la mafia.

—Todo en esta vida es una mafia, quien lo niegue se miente asi mismo. —explica apoyándose de nuevo en el auto —si su temor es que le coquetee a su prometida, pierda cuidado. Soy un profesional.

—No es mi prometida —corrijo rápidamente.

—Eso me alivia, no por lo que cree —se apresura a decir cuando me alejo del auto y me acerco a él —seria incomodo tener que explicarle que su prometida me lanza miradas indecentes —mi cuerpo se tensa al empezar a escuchar su carcajada. —tiene razón, quizás deba terminar de instalar esas cámaras. Nos vemos —entra al auto y sale del estacionamiento dejándome con el recuerdo de las palabras de Julia en mi cabeza.

"—No está interesada en ti ¿Es que no lo ves? Siente más a atracción por ese matón que por ti. La he visto ver su trasero de forma descarada".

Alejo mis pensamientos cuando la veo salir del centro de reclusión con los hombros caídos y disimulando su llanto. Detrás de ella viene una pareja en igual de situación que ella. Había puesto las esperanzas en esa visita, al parecer, no tuvo los resultados que esperaba. Le abro la puerta del copiloto y se tira de golpe.

—Está protegiendo a alguien —me dice una vez me siento frente al volante.

Hay una gran diferencia entre suponer que es así y que él directamente lo dijera. Podría también haberlo insinuado, aunque si no lo habla directamente no podemos hacer nada.

—¿Te lo dijo o lo supones?

Ella tiene la mirada puesta en la pareja de ancianos que salieron al mismo tiempo que ella del lugar. La posición de su cuerpo indica que llora y al tratar de tomarla por el brazo, se sacude.

Es común que me enoje el rechazo, sobre todo si es una mujer. Cuando es imposible de conquistar, busco otra más accesible. Con ella es diferente, su carácter arisco me resulta muy interesante y difícil dejar pasar por alto. La permito calmarse, mientras lo hace, apoyo mi cuerpo en el volante y pienso un poco en lo que es el caso de Damián.

Las cámaras del edificio de apartamentos en dónde vivía Damián y la seguridad estaba a cargo de la empresa de los O'hurn. Una falla en el sistema hizo borrar más treinta horas de registros, sin que nadie supiera como. Haciendo imposible ubicar a Damián en él o corroborar que no salió.

En la casa de Damián y Silke Klein, la imagen era aún más extraña. La puerta principal, la posterior y todas las ventanas estaban cerradas por dentro. Sin embargo, la mansión contaba con un sistema de seguridad que era posible asegurarla por fuera. Solo bastaba ingresar el código correcto y Damián era de los pocos que lo conocía.

La ausencia de la pareja fue alertada por su socio, al no llegar a una reunión importante. Los vecinos le extrañaron no verlos en la mañana en el parque en que solían hacer ejercicios. Ambas situaciones les hizo llamar al 911 y fue enviada una patrulla. La llegada de Damián coincidió con la misma y fue él quien les dio acceso.

Damián aseguró estar por fuera y no solía hablar con sus padres por teléfono. Algo que fue corroborado a través de los registros telefónicos. Desde que se fue a estudiar a otro país, la relación se quebró. Hoy día, solo con su madre se llevaba bien.

Los rastros del veneno fueron encontrados sólo en las dos copas y el último registro de las cámaras de la casa se puede ver al anciano apagándolas. Lo único que tiene las autoridades en contra de Damián es la acusación de su hermana y que sea poseedor de los códigos de seguridad. Una declaración del socio que aseguraba padre e hijo nunca se llevaron bien desde pequeños y que el chico era maltratado por sus padres.

—Es increíble que una persona asegure amarte y te haga sufrir —la voz de Evy me hace verla y la encuentro con la vista al frente—me dijo que no podía permitir que se viera involucrada en este escándalo. —sigue y me ve —¿Por qué cree que callaría?

Muchas razones, tantas teorías que me es difícil dar una en particular. Intento buscar una que se adapte al carácter frío del joven doctor y no encuentro

—¿Una mujer? —afirma y pienso un poco —es casada o comprometida. Si Damián fuera gay diría que es alguien que no ha decido salir a la luz. —ella junta las cejas ante esto último y sonrió —o alguien con padres rígidos o familia importante. —sigo y ella parece pensarlo — es probable sea más simple. La quiere lo suficiente para hacerla a un lado del escándalo y está confiado en su inocencia.

Sus ojos brillan afirmando que fue lo que había dicho. Aseguró no ser necesario decir con quien estaba si la policía hiciera bien su trabajo. No existía nada que lo ligara a esa escena más que conjeturas.

—La clave de acceso a la casa la conoce no solo él, también Magda, yo y hasta el doctor Sergio —explica —pero las autoridades solo lo ven a él.

—Tendrán que dejarlo en libertad tarde que temprano —le digo encendiendo el auto —he estudiado todo y no he hallado una huella que lo incrimine.

—Un oficial le acusa de ser lo suficientemente inteligente para crear una escena perfecta — bufa molesta abrochándose el cinturón —una teoría que no ha podido sustentar.

—La demanda que enfrenta la clínica Klein pone este caso en el foco público. Las autoridades tienen la presión de las víctimas del engaño, políticos y prensa...

—¿Qué tiene que ver Damián aquí? —habla indignada —cómo pueden ser tan imbéciles y culpar a otra víctima.

—La última persona en verlos con vida suele ser las sospechosas.

Le explico cuando nos topamos con un semáforo en rojo y al intentar tocarla, vuelve a sacudirse. El brillo de rebeldía me atrae y ese aire se indiferencia al verme, aún más.

—¡Manos fuera! —me reta —no confío en usted. —ante mí rostro divertido resopla regresando su mirada a la calle —Damián no fue la última persona que los vio con vida...

—Fue con quien aseguraron cenarían ar esa noche —aclaro —y dado que no ha podido confirmar una coartada por su negativa a hablar... Las autoridades asumen que si acudió a la cita.

—Necesito encontrar a esa mujer —habla molesta —pueda que él la ame y se lo demuestra en este instante, es ella la que no lo ha hecho.

—¿Has pensado que quizás le hizo algo malo y esté enojada? —le pregunto y me aprieta los labios —no es un santo, eso debes aceptarlo...

—No importa si le hizo algo o no, ella sabe que es inocente y ha callado por cubrirla...nadie merece ese tipo de sacrificios cuando no son retribuidos.

No sé qué responder, por lo que me limito solo a conducir. Desde hace tres horas Sebastián y Susan, fueron registrados como hijos nuestros. No será capaz de decirlo en voz alta, pero sé que le ha encantado la idea.

—Gregory está al tanto de la situación...

La miro a hurtadillas ver por la ventana, su rostro de perfil y su mirada lejana. Las palabras de Julia llegan a mí de nuevo y regreso la mirada a la vía. Sacudo la cabeza molesto por no poder sacar aquellas palabras de mi mente. Fue su manera de desquitarse por mi rechazo me he repetido una y otra vez.

Freno de repente cuando noto el sitio frente a mis ojos. Un lugar que suelo esquivar desde mis dieciocho. El sitio en que arrolle a Salomé Rubio, la prometida de Jedrek. Hoy día sé que no tuve la culpa de su muerte, pero si no hubiera estado tan asustado ella quizás viviría.

Parece que fue ayer cuando cruzaba este lugar en medio de las bromas de Gregory. Me iría a la armada al día siguiente, entre él y Matt decidieron darme la despedida. Mamá no quería, por el temor que bebiera, tuve que hacer muchas promesas para que me permitiera estar con ellos.

Matthew se había ido con una bailarina, Gregory estaba muy alcoholizado para conducir y yo no quise irme con aquella chica que me coqueteo toda la noche. Nos fuimos juntos a casa. Susan me había dado el sí, en ese tiempo aun no sabía de su inclinación sexual.

Aquella noche Gregory de burlaba de mí y el miedo que le tuve a mi madre, cuando ella salió de la nada.

—¿Señor? —La dulce voz de Evy me llega lejana y yo sigo recreando la escena de hace más de una década.

Esta frente a mi como una película en blanco y negro. Yo llorando con las manos en la cabeza, mi hermano sin perder el control revisándola.

—Salió de la nada y se atravesó en mi camino, con los brazos abiertos. —empiezo a hablar en alta recreando aquel día— a Gregory se le pasó la borrachera y yo empecé a decirle adiós a mi sueño de ser militar. Estaba descalza y con señales de ser asaltada. Algo común en esta zona y la hora.

La sorpresa de ver este sitio luego de tantos años me golpea. Desde ese día no había regresado, hoy lo hice por la distracción de mi acompañante.

Gregory le hizo un escaneo rápido, descubrió que tenía heridas en sus pies y golpes en su cuerpo. "—Fue asaltada. ¿Vez esto? —señaló marcas en su cuerpo y yo afirmo marcando a la ambulancia —no fueron hechas por el auto, la sangre está seca. Esta con vida y va a recuperarse".

Me calmé y respiré aliviado al saberlo. La ambulancia llegó minutos después, ambos estábamos tan alterados que no nos fijamos en lo rápido que llegó. El hospital más cercano está a sólo minutos, ella fue llevada a otro más lejos.

—Llegó agonizando —confieso y mi voz es cada vez más opaca —me costó siete años saber que no fue mi culpa, que las personas dentro de esa ambulancia, eran las mismas que la habían asaltado.

—Lo lamento mucho —me dice apoyando su mano sobre la mía. —usted mismo lo dijo, no fue su culpa.

—Pudimos hacer más por ella. Éramos dueño de un hospital...

Enciendo el auto y retrocedo buscando otro camino a casa. Es tanto el impacto de los recuerdos que siento pasar por ahí es volver a arrollarla. Al llegar a casa me dirijo directo al estudio, con Evy siguiendo mis pasos. No hace comentarios y permanece a la expectativa. Saco la carpeta del caso de uno de los cajones y camino hacia ella.

—Gregory se culpó de todo, ese otro día yo debía presentarme. No quería que le fallara a mis padres, ni truncar mi sueño. —toma los documentos entre sus manos y me ve preocupada —si alguien sabe lo que es estar en prisión por una situación que no cometió, es él.

Los Nielsen no han llegado del aeropuerto, los niños siguen en casa de mamá. No soy buena compañía, no deseo que me vea en este estado.

—¿Está bien? —me pregunta y detengo mis pasos cerca a la puerta.

—Iré por los niños. —le digo casi huyendo de ella y los recuerdos.

La dejo en la sala con los documentos en su regazo y voy por mis hijos. Toda pérdida humana duele, sobre todo cuando sabes que pudiste hacer algo más. Jedrek no tiene motivos para acusarme de su muerte y, en resumen, no me siento culpable por ello.

Se trata básicamente de que nadie vio cuanto sufría a manos del hermano de su prometido. Todos fueron indiferentes a su dolor y la única vez que pidió ayuda... También fue ignorada.

(...)

Envíe a los niños y el resto de sus cosas con dos chicas. Me quedé en casa para hablar con mis padres sobre sacar a los niños de casa sin pedirle opinión a Evy.

—Si la casa está sola ¿Qué haces aquí? — Gregory ha estado viendo mi comportamiento por varios minutos y sólo ahora se anima a hablar. —¿Todo bien? —insiste —si es por su hermano Gadien está por venir y es muy optimistas.

—Es virgen...

Es mejor ese tema que aquel que en verdad atormenta mi pecho. Ese mismo, en mi hermano, le recuerda que sus hijas y esposa estuvieron a punto de morir. Enarca una ceja y deja el sillón frente a mi para ubicarse a mi lado.

—Asumiré que lo sabes por hechos concretos e iré directo al punto —sonríe —¿Por qué eso es malo?

—No dije que sea malo...

—Te comportas como si lo fuera. —suspira y se queda viendo mi rostro antes de empezar a reír —eso te daña el idilio... —sigue riéndose —creíste que era una más a tu adquisición.

—No es eso Gregory... —le aclaro —que ella no sea... Virgen.

—Puedes decirlo sin atragantarte. ¿Sabes que te dice? —sigue riendo y ante mi amague de levantarme me sujeta del brazo —Te dice que estaba pasando una situación tan desesperada que no pensó en los riesgos. El hijo de puta de su tío la acorraló e impidió a los demás ayudarle, pero eso no la detuvo —cuando entiende no saldré huyendo me suelta — es una mujer que no se rinde —alza la copa antes de seguir —eso es todo lo que debe importarte, hay mujeres para cada ocasión. Debes aprender que la niñera no es para lo que la querías... ¡Supéralo!

Detesto que le den ese título, Evy es la madre de los niños y por tanto merece respeto. Mis padres pasan por encima de su voluntad al sacar a los niños de casa sin decirle a dónde irán, el título de niñera que nadie ha querido quitar. Estoy por protestar, pero una voz conocida me lo impide.

—¡Llegamos! —el grito de júbilo de Isabella y su hijo es acompañado por el trote de las niñas.

—Tía... Jason y Gregory irán al jardín y los mellizos ya caminan —canturrean a su alrededor. —¿Y tío Gadien?

—Está dándole sus afectos a la niñera y presentando sus servicios para sacar a su hermano —nota mi rostro molesto y preguntar —¿Dónde están los niños? —pregunta —¿Qué dije malo?

La llegada de Gadien con Sebastián en brazos y a Nikolái con Susan. Detrás de ellos las chicas con todo lo que se habían llevado. Nikolái mira a todos lados y deja a la niña en el suelo, al tiempo que yo me levanto lentamente. Gadien nota la tensión y se sienta llamando Susan que sonríe caminando hacia él.

Su auto no estaba en la casa cuando entré...

—¿Evy? —le pregunto pese a saber la respuesta.

—La última vez que la vi estaba esperándola y me ordenaste instalar esas cámaras —esto ultimo lo dice dando media vuelta saliendo de la casa.

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