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Capítulo 12

A meses de nacer mis hijos yo sufriría su ausencia sin haber partido. Extendí por largo tiempo mi viaje por fuera del país, haciendo todo lo que podía desde la oficina o mi hogar. Las obligaciones labores llamaban y no tenía más excusas que dar. Era hora de viajar y contaba con dos días para compartir con ellos.

En adelante y por mucho tiempo tendrán a un padre intermitente. En el mejor de los escenarios, estaría cuatro meses por fuera, quizás más, muchos más. Mi ausencia los confundiría crearía apegos con Evy.

Yo no podía confiar en alguien que conozco poco.

La habitación de Evy esta justo al lado de los niños, junto a las escaleras. Debo pasar por ese sitio todos los días y el misterio que rodea a Evy me hace detener frente la puerta cerrada cada que lo hago.

Hoy no es la excepción. Ella en este instante lleva a los niños al jardín, con Julia siguiendo sus pasos. Julia duda de la historia que ha contado. En su tiempo también lo hice, dudar. La ausencia de errores en su relato me hizo calmar un poco. Y su excelente trabajo hablaba por ella, se esmera en el cuidado de los niños y estos se adaptaron a ella sin problemas.

Solo un vistazo Jason, no tocarás nada.

Entro a la habitación y miro a mi alrededor, parece el sitio de un militar. No hay nada fuera de lugar, las pantuflas debajo de la cabecera de la cama, pijama doblada en la piesera y en la mesa de noche varios libros.

No hay un adorno femenino, una libreta de apuntes, nada. Evy ni siquiera tiene móvil y hasta el momento nadie la ha llamado o pedido verla. Suelto el aire y tomo uno al azar, encontrando que es una enciclopedia para padres.

Ella debió comprarlos para su hijo.

De su embarazo solo se sabe que perdió el niño a horas de nacido, no hay datos del padre o algún familiar. A los Nielsen solo les dijo que no tenia a nadie en el mundo.

En cuanto a la enciclopedia una ojeada muestra sus avances en la lectura. Ha hecho anotaciones, pegó papeles de colores y dobló algunas hojas. Se preparó para la llegada de su bebé, ella debe estar sufriendo la perdida. Que no sea una mujer emocional que rara vez sonría y hable lo necesario, no significa que no le duela la perdida.

Cada uno pasa el duelo de la mejor manera.

La habitación de una persona suele decir mucho de ella. Lo que puedo decir en base a lo que estoy viendo sobre Evy Becker Koch, es que es ordenada en exceso. Padre militar o católico estricto, puede que lo dos. Todo parece estar en el lugar justo y alineado perfectamente.

¿Internado u orfanato? Las dos es posible.

Un baúl al lado del tocador llama mi atención y me hinco ante él al notar que no tiene candado. El ruido del móvil me hace cerrarlo y ver la pantalla.

—Gaspar —saludo al hombre del otro lado —¿Qué tal estas? —pregunto saliendo de la habitación.

—A punto de volverme loco, pero tú no tienes la culpa. —sonríe antes de seguir —el cheque sigue sin ser cobrado y el móvil apagado.

Suspiro deteniéndome en los primeros escalones y miro hacia el salón. Le pedí hacer ambas investigaciones, con la esperanza que el obtuviera mejores resultados. Gaspar era un ex compañero de servicio, se retiró por una lesión en la columna. Hace un par de años decidí contratarlo, era lo más cercano a mi mano derecha en la empresa.

El reemplazo del traidor de Epson.

—¿Estas allí? —pregunta ante el silencio impuesto por mí.

—Estoy pensando.

—Nuestra última esperanzas es el cheque o que active de nuevo el móvil. —confirmo asintiendo, empezando el descenso —dices que no tenia a nadie, que iba a regresar a salir del país.

—Si no ha cobrado no ha viajado gaspar, tan simple como eso. —resumo.

—Esta el adelanto recibido, con eso pudo viajar... aunque no explica porque no ha cobrado. —se apresura a decir.

—Quizás fue asaltada.

—Espero que no o sería más difícil rastrearla. Tengo una carta que aun no he jugado... los Klein. —lo pensé, pero no va a ayudarme.

—No pagué el faltante Gaspar.

Tenia motivos de sobra para no hacerlo, a ese infeliz le fue medianamente bien. Dañó al resto de embriones y me impidió tener más hijos. Si no fui a juicio o arruiné su clínica fue porque me dio a Sebastián y a Susan.

—Su esposa Silke o su hijo. Son más accesibles.

Recuerdo al hombre de manera vaga como el que fue enviado a negociar cuando se supo lo de los embriones. Fue claro en aceptar culpas, detalló el error y me aseguró que era casi imposible que mis hijos nacieran. En resumen, fue profesional en todo el sentido de la palabra.

—A mí no me dirán ni media palabra —Gaspar sonríe del otro lado y le sigo —si lo vuelvo a ver lo intentaré.

Dudo que vayan por allí comentando el nombre de las mujeres que usan. Imagino existe un anonimato y están personas acostumbradas a hacerlo. No llegué a tocar el tema con la chica, pero asumí que no era la primera vez que lo hacía. Gaspar asegura que él se encargará, pero podría intentarlo con Evy.

La persona que la recomendó trabaja con los Klein.

—Haré mi mayor esfuerzo —le digo —pero es imposible agradarle, es alemana y tiene más emociones George.

Ambos reímos y recordamos a nuestro compañero en la fuerza. George solo hablaba lo necesario, monosílabos la mayor parte del tiempo o gruñidos, odiaba que lo tocaran o bromearan con él. Eso sí, donde ponía el ojo estaba la bala, su puntería era magnifica.

—Te enviaré los reportes de seguridad de la planta, necesito que lo verifiques antes de partir.

—Los espero.

Cuelga la llamada prometiendo darme datos al volver a vernos. Me dirigía al estudio cuando veo los movimientos debajo del olmo justo frente a la puerta de la casa. Evy está tendiendo una cobija en su sombra y saca uno a uno a mis hijos. Ya pueden sentarse, recoger algo que se les ha caído e incluso hacer palmas. En estos momentos lo hacen al ritmo de lo que imagino es la canción que la chica les canta.

El ruido del móvil me hace verlo y son los documentos de Gaspar, siempre que abro la aplicación acabo leyendo los últimos mensajes que compartí con la mujer que gestó a mis hijos. Le quité el nombre de "Mamá1" por considerarlo frío, pero no encontré en mi cabeza un nombre a usar.

Ingreso al estudio y me siento en la silla contemplando la imagen de fondo del chat, Susan sonriendo. Era el mejor lugar para no olvidar la promesa hecha a su padre. Deslizo el dedo por la pantalla hasta quedar con la fotografía de la mujer en estado. Su móvil no ha sido vuelto a usar y aunque lo encienda es imposible de rastrear.

El cheque no ha sido cobrado y eso aumenta la agonía que algo pudo pasarle. Han pasado meses, en ese tiempo mi única esperanza son esas dos cosas. Tener el lugar en donde el cheque fuera cobrado, me daría un registro de cámaras y con eso su imagen.

—Entendí el mensaje —les hablo a las dos personas que han entrado.

Mis hijos tendrán a todos sus tíos y abuelos a su alrededor, pero no es suficiente. Necesitan a papá y mamá, Susan y Sebastián son muy pequeños contaban conmigo. Un padre que como mencioné estaría más tiempo por fuera que en casa.

—Lo sabemos —habla mamá apoyando su mano en mi espalda —lo entendiste desde que chateabas con esa chica.

—Y luego quisiste buscarla —sigue papá —¿No hay nada? —niego y suspira.

—¿Puedo saber tu interés? —sonrío viendo a mi madre sentarse frente a mí y a papá ocupar el puesto de al lado. —dudo que la quieras para casarte con ella.

Niego y mi madre suspira aliviada, lo que ocasiona mi padre se burle de mí y el recuerdo de su advertencia regresa. Papá a disfrutado mi etapa de padre soltero como ningún otro. No tengo como probarlo, pero estoy seguro a dado la orden a mis hermanos de no intervenir.

—No tiene a nadie más, necesita un lugar y yo a una persona de confianza. —hablo al fin.

—¿Qué hay de Evy? Pensé que era buena empleada.

Lo era, no tenía quejas hasta ahora de ella. Sin embargo, había algo en esa desconocida que me hacía recordar a Susan. En Evy estaba la certeza de haberla visto en algún lugar, que lo niegue me resulta extraño.

Peligrosamente extraño.

—¿Hay alguien mejor que la mujer que me ayudó a traerlos al mundo? —me atrevo a preguntar y papá ríe divertido.

—Le pagaste bien según recuerdo...

—Un pago que no ha realizado papá y una razón de peso para buscarla.

La puerta se abre y entra Evy bastante agitada arrastrando el coche. Todos nos levantamos ante su interrupción, pero me relajo al ver sus mejillas coloradas y sus ojos brillantes. Mis hijos se ven bien y sonríen al ver a mis padres allí.

—Deben ver y escuchar esto...

La mirada de todos va a los niños a quienes saca uno por uno del coche. Por un momento no entiendo lo que desea decirnos, mis padres parecen que si pues sonríen viéndolos. Hasta que el balbuceo es cada vez más evidente y me acerco a ellos.

—¿Eso es un papi? —pregunta mamá y mi padre sonríe afirmando.

—Y no es todo...

El primero en hacerlo es Sebastián ayudado de la silla se levanta y mira en mi dirección mientras sonríe. Estira su mano, abre y cierra los dedos hacia mi llamándome. No tiene que decirlo otra vez camino hacia él y le retiro del suelo mientras le aprieto fuerte.

Le sigue Susan apoyada de la falda de Evy y es a ella a quien abre los brazos. Si fuéramos una pajera ambos estaríamos felices. Susan dice lo más cercano a mamá y su hermano hace lo propio con papá.

La dificultad resulta evidente, Evy no es la madre de mis hijos.

—Darán sus primeros pasos contigo por fuera. Espero puedas meditarlo mientras lo estés y decidas dar el paso final. —habla mi madre recibiendo a Susan de los brazos de Evy. Acto seguido da media vuelta para salir —no tan rápido cariño —le detiene mamá. —mi hijo se irá en dos días, en adelante y mientras llegue no podrás salir.

—Si necesitas hacer algo aprovecha el día de mañana —sigue papá y ella guarda silencio —se que es un trabajo demandante, pero tengo entendido que ya lo sabias.

—No tengo mucho que hacer —comenta con vos firme y mirando a mi padre directo a los ojos. —solo tengo a un amigo y si no es problema el puede visitarme en el jardín.

Evy rara vez tartamudea o duda al hablar, habla viendo a los ojos y es puntual en sus palabras. Su acento alemán le da un toque hermoso al ingles perfecto que maneja. Es educada, respeta rangos y sabe cuando hablar. Papá se cruza de brazos y la observa con interés.

Yo creo que Evy estuvo en un lugar con mucho orden. Eso explica su comportamiento casi robótica y su habitación.

—Necesitamos el nombre de ese amigo y los días en que venga a visitarte —sugiere papá y ella afirma —en las dos casas no se permiten visitas sorpresas, sin excepciones. —recalca y ella afirma.

—Tampoco comportamientos inapropiados. —habla mamá —Nuestros nietos suelen cruzar hasta aquí y no deseo dar clases de educación sexual antes de tiempo...

La risa de Evy me hace verla y noto como su rostro cambia. Retira un mechón de cabello pegado a su frente sin dejar de sonreír.

—Al último hombre al que quiero tocar es a Damián Klein y creo que el sentimiento es mutuo. —papá deja de sonreír, al tiempo que mamá da un paso hacia ella.

—¿Cuál de los dos?

—Al hijo señor, con el padre no me llevo bien.

Ante la pregunta si fue él quien le dijo del empleo niega.

—Lo hizo Silke Klein, ella y mamá eran muy amigas en Berlín.

Gaspar aseguró que Silke Klein y su hijo eran accesibles. Miro a Evy con interés y sostiene mi mirada un poco aburrida, sin rastros de miedo.

—¿Jason? —me llama mamá y parpadeo tomando la mano de Sebastián —Evy te pregunta que si hay problemas en que su amigo la visite mañana.

—¿Cómo lo contactaras? —pregunto —no te he visto móvil.

—¿Dónde rayos estas? —la explosión de risa de mi padre ante el regaño de mamá no me altera. El suele gozar últimamente mi mala fortuna con mi madre —acabamos de entregarle uno —señala la mano de Evy y está alza el paquete —necesita estar en comunicación con nosotros o contigo.

No le respondo y solo me quedo viendo su rostro como si la viera por primera vez. Mamá rueda los ojos y mi padre sonríe aún más fuerte.

—Si no tiene inconvenientes en ser revisado al entrar o estar vigilados en lo que dure la visita, no habrá problemas.


Ella afirma sin decir nada y mira a mi madre quien le sonríe.

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