Parte XIII
Cuando despertó horas después, Jimin se dio cuenta que ya era de día y que Jungkook estaba despierto mirando el techo a su lado. No tenía un reloj a mano para asegurar la hora, pero debía ser bien entrada la mañana. El sol pegaba fuerte en la ventana y se escuchaban ruidos fuera de su puerta, en señal de que el resto de los chicos en la casa estaban ya en movimiento como cada día.
—Buenos días. —Jungkook dijo en su misma posición.
Jimin lo imitó.
—Buenos días —respondió.
Se tendió en su espalda, mirando también el techo en completo silencio, escuchando los ruidos que los rodeaban. De algún modo, pensó Jimin, se sentía como estar donde habían estado en un principio, solo ellos dos, encerrados donde nada podía tocarlos. Salvo que después de una noche de confesiones, él no sabía dónde estaban parados y le terreno era inestable como para aventurar el primer paso.
—Kook...
—Dime Minnie.
Aquel apodo, él no lo había escuchado en un largo tiempo.
—Nosotros...
El menor lo cortó.
—Nosotros tenemos que hablar... un poco más. —Él completó. —Tu primero. Quiero que me digas todo lo que quieras decir y luego iré yo. No tengas miedo de herir mis sentimientos, solo háblame, por favor.
Jimin asintió, aunque Jungkook no pudiese verlo porque evitaba el contacto visual. Y quizás era algo bueno, puesto que Jimin estaba nervioso hasta el punto de comenzar a sudar y ya no había marcha atrás.
—Cuando terminamos... no creí que fuese cierto —comenzó. —Estuve aturdido los primeros días, luego molesto. Pensé que no me amabas, no en realidad. Solo Yoongi hyung me ayudó a ver lo que estaba ahí. —Jimin se acomodó de lado y jaló el brazo de Jungkook para que hiciera lo mismo. La mano de Jimin tocó el rostro del menor sutilmente. ¿Era muy tonto decir que había un cambio en ellos? Jimin tragó con tranquilidad para luego sonreír. —Pero aprendí algo de todo esto, de no tenerte... No importa lo que pase, siempre serás mi mejor amigo. Mi mejor relación. Mi primer amor. Siempre serás lo mejor que pudo pasarme. Y te amaré; te amaré cada día, hasta que muera. Te amaré de la manera que tú quieras que te ame. Si me dices que ya no me amas, está bien... Quiero decir, no está bien, voy a llorar como un bebé, porque me has dado el indicio de que aún me amas y no sabes lo feliz que eso me hace, pero yo... te amo lo suficiente para dejarte ir.
Jungkook inhaló, buscando absorber esas palabras y esa verdad. Las emociones fluyendo, el conocimiento de una persona entregada a otra por amor. Y decidió devolver lo mismo.
—Quiero pensar que puedo soportar cualquier cosa viniendo de cualquier persona, pero cuando se trata de ti... —Él negó sin miedo de lucir tonto o débil. Porque esto no se trataba sobre ese tipo de cosas. Era algo más. Algo mucho más importante y trascendental y así quería dejarlo claro. — Solo te necesito a ti. Necesito tu mirada en mí, tus manos en mi cuerpo. Tu apoyo, tu fuerza, tu risa y tus boberías. Eso es lo que puedo soportar de ti, no que rompas mi corazón.
Fue el turno de Jimin de sentirse abrumado. Su aliento tembloroso, sus ojos brillantes como las constelaciones de estrellas que tuvieron que alinearse para que ellos se conocieran.
Jungkook dio el primer acercamiento para el beso, pero fue Jimin quien se hizo cargo de él. Gimieron juntos, pues habían extrañado ese contacto íntimo. Ese roce sublime, aquel picor en su piel y la necesidad cruda en sus bajos vientres.
No fue mas que un permiso celestial concedido por minutos, mas ellos quedaron satisfechos al separarse, por ahora.
—Los doctores dijeron que me darán un día, y luego tendremos una charla sobre recuperación, tratamientos y demaces. —explicó Jimin con abatimiento tras recuperar el aliento. Estaba tan sumido en su relación con Jungkook que no quería pensar en lo demás.
El día de ayer, entre molestas examinaciones y sedantes bienvenidos, le habían explicado que, si bien lo suyo no era algo que fuese a truncar su carrera, requeriría rehabilitación. Si no hubiese sido que ya llevaba un tiempo viviendo entumecido, la noticia lo habría impactado.
Jungkook asintió.
—De acuerdo, entonces tenemos hoy y el mañana lo enfrentaremos juntos. —Él tomó su mano pequeña en la más grande y le dio un reconfortante apretón.
Jimin dio gracias a Dios por tener a su Jungkookie.
Le permitió a su maknae ponerlo en pie y vestirlo a su elección con ropa holgada y caricias que no estaban destinadas a ser excitantes, pero la corriente eléctrica estaba ahí. Se robaron un par de miradas conocedores y se besaron inocentemente.
Ya habría tiempo, pensó Jungkook colocando una sudadera por la cabeza de Jimin y viendo su torso desnudo ser cubierto poco a poco. A él en verdad que no le molestaría tener que hacer todo el trabajo mientras su Jiminie era cuidado y amado como se había estado perdiendo.
Salieron del cuarto uno apoyado en el otro. Jungkook llevaba un brazo cruzado en la cintura de Jimin para ayudarlo a soportar su peso por el costado de su tobillo magullado.
El resto de la banda estaba reunida en la mesa del desayuno, comiendo en pijamas y despeinados.
Los recibieron con sonrisas y miradas cuestionantes pasando de uno a otro.
Ellos se miraron a los ojos por un tiempo demasiado largo como para un afecto de simples amigos y todo quedó claro.
EL SIGUIENTE ES EL EPILOGO!!!
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