La primera vez es dolorosa, vergonzosa y un asco en general.

Jimin y Jungkook habían escuchado eso un montón.

Y posiblemente lo sea para muchas personas, lo que es lamentable, pero cuando estás con alguien en quien puedes confiar, la experiencia es por lejos una de las mejores.

Ellos habían tenido una maravillosa cita, una cena a la luz de las velas, un paseo para apreciar las luces del rio Han y luego, allí estaban ambos en casa. En la habitación del menor, lejos de los oídos curiosos.

Dos chicos nerviosos y emocionados, claros en un simple pensamiento compartido; entregarse al otro.

Jungkook dio el primer paso para comenzar a besarse. Él podía ser el menor, pero tenía muy en claro a quien pertenecía su corazón y entregar su cuerpo no era más que parte de la ecuación. Se sentía conectado a Jimin a un nivel de almas, y dejó que eso se evidenciara en sus caricias en el cabello del chico más bajo. Lo desnudó entre besos y permitió que Park se acostará en la cama, para él mismo poder quitarse su ropa.

Se reunieron en el colchón entre besos y risas excitadas, sus manos vagando tentativamente en el cuerpo del otro, sacando suspiros y gemidos quedos.

Jimin se alzó por encima de ambos, recorriendo con sus labios el torso de Jungkook, haciéndolo cerrar sus ojos y retorcerse. Su corazón martilleaba en sus oídos de la anticipación. Él había traído consigo lo necesario para esta experiencia, y con un poco de torpeza, lo alcanzó desde sus pantalones desechados.

Jungkook le dio un asentimiento de cabeza cuando vio el lubricante en la mano de Jimin.

—Hazlo, —le dijo con convicción. —no sabes cuánto quiero esto, hyung.

Jimin se acercó para reclamar sus labios, mientras que con sus dedos comenzaba a prepararlo para el acto central. La frente de Jungkook se arrugó ante las sensaciones extrañas en su cuerpo, había un poco de molestia, claro está, pero quería esto y pronto se encontró gimiendo con la boca abierta.

Jimin tomó el condón y lo abrió con cuidado. Manteniendo la mirada del pelinegro mientras se lo colocaba. Alinearon sus cuerpos y Jimin entró en Jungkook mirándolo a los ojos. El maknae hizo una mueca de dolor.

—Pasará, —Jimin lo calmó con palabras tranquilas —respira Jungkookie.

Hubo un momento de adaptación que no fue agradable para ninguno de los dos, la presión para Jimin y la sensación ardiente de ser extendido para Jungkook, sin saber cómo calmarla, a la espera, unieron sus frentes asimilando todo.

Y tras eso, ellos dieron rienda suelta a su pasión. Pronto, Jimin se estaba moviendo con destreza, haciendo a Jungkook gemir al punto de tener que cubrir su boca con una mano. Las sensaciones eran todo calor, febril enamoramiento y una cima creciente de placer.

Un placer que les recorría el cuerpo completo.

Jungkook se arqueó en el lecho y Jimin supo que no dudaría demasiado.

A pesar de todos sus pensamientos sobre cómo sería su primera vez, nada se le podía comparar. Jungkook era tan hermoso que no había palabras para describirlo. Jimin lo llevó hasta la cúspide de su excitación y lo sujetó con amor cuando alcanzó el orgasmo y cayó de él.

Jimin le siguió de inmediato y jadeante solo pudo besarlo en compensación por tan increíble recuerdo que marcaría su vida.

Se acurrucaron juntos entrada la medianoche. Jungkook abrazado a Jimin, su cabeza descansando en su pecho, sus dedos recorriendo el tatuaje en el costado de su mayor con pereza.

—¿En qué piensas? —Jimin rompió el cómodo silencio.

Jungkook alzó su cabeza para mirarlo a los ojos.

Sentía que después de esa noche lo amaba aun si es que era posible.

—Te voy a llevar conmigo por siempre Park Jimin —dijo con voz llena de afecto.

Jimin suspiró compartiendo la emoción.

Se besaron tiernamente, hasta ser reclamados por el sueño. 

Entramos en la recta final de la historia, esperen los últimos capítulos.

Besos.