1._Collar
Era una tarde de lluvia helada. En algunas partes llueve y no hace frío, pero aquí no es así. Aquí te congelas y te empapas hasta los huesos. Sola en mi morada preparaba una sopa de pollo con verduras para calentar el cuerpo. El olor del caldo inundaba la estancia y el calor del fuego cubrió de vaho el cristal de las ventanas. No había otro sonido que el de la lluvia y la ocasional colisión de la cuchara de madera con la cacerola, por lo que los pasos sobre las tablas del piso llegaron a mi oído con la claridad del alba y el sentimiento de una rata acechada por un gato. Estaba sola. La puerta cerrada. Quien estuviera avanzando hacia mí no había sido invitado. Con discreción me apropie de un cuchillo todavía sucio con la carne del pollo, pero antes de que me girará al intruso oi su voz estridente y clara como una cascada en medio del bosque.
Su presencia me sorprendió lo suficiente para quedar sin habla, un instante. Él me miraba sonriendo de manera abierta, casi idiota. Aunque tengo que admitir la sonrisa de Goku tiene un poco más gracia. Me saludo de ese modo gentil- insolente tan natural en él, pero no pude responder. Todavía estupefacta lo apunte con el cuchillo, no para amenazarlo, sino para señalar con incredulidad, a mi misma, lo que estaba sucediendo. Cuando me di cuenta de que podía mal interpretar aquel gesto deje el cuchillo a un lado y con una voz algo nerviosa le pregunté:
-¿Qué estás haciendo aquí?
-Vine a pelear con Hércules- me contestó con mucho ánimo- ¿Me llevas con él?- me pidió juntando las manos sobre su cabeza e inclinándose un poco hacia mí.
Claro ¿A qué otra cosa podría haber regresado ese sujeto sino a medir fuerzas con el rival que le inventé? Tengo que confesar que me molestó que no me diera mi un gracias por haberlo cuidado todos esos días en aquel cobertizo. Habían pasado varios meses y durante ese tiempo, en más de una ocasión, me pregunté si él me recordaría. Nunca albergue esperanza de eso, pero descubrir o más bien corroborar que tenía razón dolió un poco a mi amor propio.
-¿Cómo llegaste aquí?- le consulté ignorando, a conciencia, su petición.
De forma breve me explicó que todo lo que tuvo que hacer fue reunir las esferas del dragón y deseo volver a este mundo.
Sonaba tan sencillo que no pude evitar sonreírme con desprecio hacia mi pregunta. De dónde él venía las cosas más inverosímiles se solucionaban con un chasquido de dedos del sujeto u objeto adecuado. Añadió también que hizo todo eso a escondidas de los demás, en especial de Vegeta, pues quería ser él, el primero en enfrentar a Hércules.
-Solo puedo permanecer doce horas en este mundo- agregó adquiriendo un tono y una expresión más seria- Así que llévame con él rápido p...
-Oye- lo interrumpí- ¿Y cómo planeas enfrentarte a Hércules? Tú aquí no tienes poderes.
Esa pregunta exaltó su lado arrogante y me explicó que en realidad no perdió sus poderes por estar en este mundo, sino por su llegada aquí producto del choque de energías. Sus palabras eran un tanto confusas y tampoco quería hablarme de eso por lo que no conseguí más información al respecto. Insistió nuevamente en que quería ver a Hércules y que lo llevará con él, pues no conseguía sentir un ki poderoso que lo guiará. Mientras con cierta impaciencia Goku me solicitaba ser su guía en aquella empresa que se monto, pensé en decirle que el sujeto había muerto de una enfermedad cardíaca. Él padeció aquello por lo que no cuestionaría demasiado que algo así sucediera. Considere eso porque me pareció cruel decirle que Hércules solo fue una mentira mía para hacerlo comer, para sacarlo de su estado de decadencia, sin embargo, concluí que estaba siendo demasiado indulgente.
Goku quería un combate. Por lo que su actitud era menos gentil que el resto del tiempo. Sus ojos, su voz, sus movimientos eran los de un individuo muy diferente al que normalmente era. Dejaba de parecer un vago despistado y bonachón, para convertirse en un tipo duro y hasta con un aire inteligente. Los combates eran su medio natural. Siempre estaba buscando la manera de llegar más lejos y todo lo que concluí la primera vez que lo ví, eran lo que lo hacía él. Goku era un prodigio en ese campo por lo que la forma en que entendía y se desenvolvía en el mundo respondían únicamente a esa característica. Sin embargo, siempre me llamo la atención la forma en que los demás lo trataban. Y es que aunque fuera el mortal más poderoso de su universo, las personas, los dioses y los administradores de este lado eran, con él, indulgentes. Tambien yo estuve a punto de serlo.
La primera vez que lo ví era un despojo de hombre, incapaz de hacer contacto visual. Ni siquiera sabía dónde estaba o que estaba pasando con él. Se puede decir que cuide de un cuerpo prácticamente vacío, pero en ese momento Goku estaba ahí realmente. El sujeto parado delante de mí estaba totalmente compuesto y era soberbio más allá de la arrogancia. Era gallardo y poderoso. Era alguien que de querer hacerlo me hubiese borrado de la existencia chasqueado los dedos. No había comparación entre él y yo. Prácticamente tenía delante de mi a un dios. No a uno que crea vida, que forja mundos y diseña especies. Pero si a alguien capaz de decidir el destino de un planeta o un universo. Entonces ¿Por qué seguía sintiendo hacia él ese ánimo indulgente? La respuesta era sencilla y un poco abrumadora también. Goku era superior a mi en mucha cosas, pero había algo en lo que yo lo superaba y con creces. Intelectualmente hablando, yo soy superior a Goku. Y no es que él fuera un estúpido, simplemente yo soy más inteligente que él. Por lo tanto lo veía con indulgencia. De ahí el que primer impulso fuera mentirle como si él fuese incapaz de comprender el porque tuve que inventarle un rival para que sorteará la depresión de la que fue víctima.
Pero lo que descubrí en ese momento no solo tenía que ver conmigo sino con todos o la mayoría. A Goku se le perdona cada falta de una manera que solo me invita a compararla a como se justifican los crímenes de un hombre ignorante. Alguna vez ví en la televisión el caso de un sujeto que asesinó a golpes a su mujer. Era un acto atroz, pero sucedió algo muy peculiar y es que cuando ese individuo salió en el noticiero su rostro afable y simple actitud enternecio a los espectadores. En especial después de saber que de niño fue horriblemente abusado por sus padres, no fue a la escuela, creció en medio del campo cuidando animales y otro montón de cosas que llevaron a las personas a compadecerse de él. A considerarlo inocente desde su ignorancia y a pedir clemencia a los tribunales.
De una manera muy parecida a Goku se le justificaba que fuera un mal padre, un mal esposo, que pusiera en riesgo a la Tierra y varias otras faltas que responden a su supuesta naturaleza Saiyajin, a su carácter simple y que se yo. Pero es que Goku no creció en su planta natal, sino en la Tierra y eso debería ser suficiente para que comprendiera como funcionan las cosas en una familia. Sin ir más lejos tuvo un abuelo adoptivo que estuvo con él y lo cuido. Viajo por muchos lugares buscando las esferas del dragón, conoció un montón de gente de toda índole como para no comprender las cosas que todo el mundo le justifica no entienda.
Goku no es un tonto. Mucho menos es alguien ingenuo. A visto al mal a los ojos decenas de veces como para no saber lo que está haciendo cuando decide perdonar la vida a sus más crueles adversarios. Esto tiene que ver con su propia indulgencia.
La indulgencia se le brinda a aquello que es inferior a nosotros. Perdonamos más fácilmente los errores de quienes percibimos más débiles, más ignorantes, más ingenuos. Como, por ejemplo, un adulto que perdona las faltas de un niño, pues todavía el infante no desarrolla sus criterios. Todavía es inocente y no sabe lo que hace. La indulgencia nace de nuestro ego. Es parte de nuestra soberbia. Y así como incluso los amigos de Goku son indulgentes con él por pensarlo inferior en aspectos como lo intelectual, él es indulgente con los que son inferiores a él en poder.
Después de mi callada reflexión, lo mire a los ojos y le dije:
-Lo siento. Te menti. Tuve que hacerlo porque prácticamente te estabas muriendo y no sabía que hacer para evitarlo- hice una pausa- Pensé que si te daba un motivo para seguir, podrías recuperarte y se me ocurrió inventar un adversario que te impulsará a ello. Sé lo mucho que te gusta combatir y por ello es que se me ocurrió esa idea. Hércules no existe.
Desde luego la noticia no le cayó nada bien. Lo sorprendió y decepcionó al mismo tiempo, pero no se lo tomó mal. Y no pude quejarme de que se lamentara un poco por todo lo que tuvo que hacer para venir aquí.
-Lo lamento mucho- me disculpé, otra vez, sonriendo con cierto alivio.
-¿Y no hay nadie fuerte con quién pueda pelear?- me consultó con esperanza.
-No. Este planeta está habitado por gente común. No hay aquí alguien que pueda darte un buen combate- le dije y apague la estufa. Mi sopa se estaba evaporando- Así que... ¿Por qué no vuelves a casa y te olvidas de todo?- le sugerí mientras ponía la tapa en la cacerola.
Su respuesta fue reiterarme que deseo permanecer aquí por todo un día lo que me puso los nervios de punta.
-Sí, bueno no tienes que esperar en mi casa todo ese tiempo- le señalé y entonces reparé en un pequeño detalle- ¿Cómo fue que me encontraste?- pregunté y no es que hubiera olvidado Goku podía buscarme por medio del ki, es que no concebía que pudiera reconocer tal cosa en el estado en que yo lo cuide.
-Fue porque le dije a Shen Long que me llevará con la dueña de esto- me contestó buscando algo entre su ropa.
Un instante después estiró su brazo hacia mí enseñandome algo que creí perdido, pues nunca espere él lo conservará.
-Mí collar- murmure con asombro, mientras Goku me sonreía.
Di un paso hacia él, con cierta timidez, y con lentitud levanté mi mano para recuperar mi triqueta de piedra. Era algo que yo quería mucho y me hizo feliz recuperarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro