1 de octubre, 2022

Recuerdo cómo el mar había sido mi único aliado durante años. El único cuya tibieza conseguía calentarme los huesos durante el invierno, y el único cuya frigidez lograba refrescarme en verano.

Recuerdo aún con más claridad el momento exacto en el que se convirtió en mi mayor enemigo. Cuando sus brazos me agarraron impulsándome más y más hondo, más y más profundo. El momento en el que me negó el acceso a oxígeno, cuando se me cerró la boca, incapaz de tragar más agua de la que ya había por todo mi cuerpo, alrededor y dentro de él.

Recuerdo verlo a lo lejos y adorarlo, anhelar tocarlo.

Ya no puedo ni pensarlo.