
Capítulo 9: Los Primeros Problemas.
Capítulo dedicado a FelixTAlvarez muchas gracias por tus comentario y apoyo, significa mucho para mi.
—Bell —se separa, para mirarlo a los ojos —, yo... —a regañadientes la vampiresa está a punto de disculparse, sin embargo de la nada algo aparece empujando con fiereza a Bell haciendolo caer acantilado abajo.
Un grito de terror abandona su garganta al sentir la adrenalina recorrer su cuerpo.
Sin pensarlo dos veces Bloody se lanza atrapando a Bell justo a tiempo, para usar su cuerpo de colchón y que el menor solo se haga daños leves.
Al estar en el agua poco profunda, suelta al pelinegro, quien hace una mueca de dolor al sentir su hombro dislocado.
Por otra parte la vampiresa se levanta despacio; varios de sus huesos crujen en el proceso.
—Aléjate, pero no demasiado —avisa Bloody al menor, divisando al vampiro responsable a unos metros de distancia y sintiendo varias presencias más, no muy lejos de ambos.
Bell obedece sin rechistar, con los nervios de punta al ver a la bestia colmilluda con la que Bloody se enfrentará.
El primero en atacar es el contrincante, que lanza zarpazos a la vampiresa mientras esta se mueve ágilmente evitando ser agredida, hasta que por fin logra sostener uno de los brazos del susodicho, y de varios puñetazos le rompe el rostro de porcelana, hasta que finalmente lo suelta para asestar una brutal patada lateral que lo manda arrasando contra el suelo a muchos metros de distancia, dejando a Bell con la boca abierta.
Sin embargo su corazón da un brinco al ver de la nada a Bloody demasiado cerca de él, la cual lo aparta abruptamente y estampa una patada de frente a otro vampiro que ha aprecido, justo antes que pudiese cortarle el cuello a Bell, el cual cae adolorido al suelo, pero más aún ensimismado, ante tal acto mezclado con destreza y violencia que jamás imaginó presenciar en vivo.
—Bloody —antes que Bell dijese cuidado, la vampiresa se voltea y estampa su antebrazo en la mandíbula del primer contrincante que apareció.
Con brusquedad lo toma del largo cabello azul, y comienza a darle una serie de golpes, con tal rapidez que en casi un abrir y cerrar de ojos le rompe el cuello, los brazos y parte de la espalda.
Bloody sintiendo la presencia del segundo vampiro, afianza su agarre al primero y lo arroja cual pelota al segundo, el cual cruje ante el impacto, pudiendo los presentes asegurar que hubo varios huesos rotos.
Sin embargo no son los únicos, puesto que ha Bloody se le ha dislocado el hombro al hacer semejante esfuerzo. Sin dudar y de un crujir, vuelve a acomodar su extremidad, pero antes que pudiese defenderse es atacada por la espalda, con una mordida profunda y garras incrustándosele en la piel, sacándole un desgarrador grito, antes de poder tomarla con fiereza haciendo empuje hacia adelante y estrellarla contra el suelo a la misma vez que la vampiresa contrincante le arranca la carne, sacándole otro grito a Bloody, cuyos ojos se han tornado de un rojizo oscuro demostrando odio en su estado puro, mientras su herida sangrando a borbotones empieza a sanar.
Permanecen un par de segundos inmóviles, cuales felinos en cautela, mostrando sus enormes colmillos, hasta que finalmente vuelven a atacarse con brutalidad, desgarrándose la piel y rompiéndose uno que otro hueso, hasta que finalmente Bloody la atrinchera contra el suelo, mientras la vampiresa contrincante se retuerce con fiereza, la pelinegra le atraviesa el corazón y lo destuye con sus propias garras, haciendo que su enemiga empiece a volverse cenizas.
La respiración de Bloody se vuelve irregular y sin darle tiempo que esta se normalice, uno de los vampiros que había noqueado anteriormente la embiste ocasionando que su cuerpo se estrelle contra un roble, rompiendole más de un hueso.
—¡Maldito, bastardo! —vocifera la vampiresa, incorporándose con dificultal, para luego empezar a combatir a su contrincante.
El corazón de Bell se estruja, ante la serie de acontecimientos que la situación le propina, sin embargo a causa de su ensimismamiento, no se percata de la presencia del enemigo, hasta que el vampiro lo jala abruptamente del brazo, dislocado, componiendolo en el proceso, pero con el mismo impulso le rompe un par de huesos al arrojarlo varios metros contra el suelo, cual costal de papas.
El dolor tortura a Bell, cual calor quemandole las áreas lastimadas, pero, sin darle tiempo a procesar o poder siquiera quejarse de todo aquello, el vampiro llega hasta él con una velocidad descomunal, impidiendo que el menor se ponga en pie al tomarlo con fiereza del cuello a la vez que clava sus colmillos en la piel del menor, sacándole un grito desgarrador, que llega a los oídos, de la moribunda Bloody,ña cual acaba de terminar a su segundo contrincante.
La vampiresa sin darle el tiempo suficiente a sus heridas para que sanen, llega con velocidad hasta el par en el suelo y de un tirón, arranca al vampiro de la piel del menor, el cual suelta un alarido agonizante, al sentir parte de su carne siendo arrancada.
En una serie de ataques y golpes entre ambos vampiros, el enemigo resulta vencido, cuando Bloody le destroza el corazón entre sus garras y este empieza a consumirse hasta solo ser cenizas.
Es entonces cuando la vampiresa, muy débil y herida se acerca al agonizante Bell, para darle un poco de su sangre, sanando así las heridas del menor, pero tan pronto se curan y sin dar tiempo a Bell de sentir alivio, Bloody clava sus dientes sin ningún tipo de cuidado en la piel del menor, haciendolo gritar.
La vampiresa ingiere a tragos grandes la sangre del menor curando así sus heridas de forma más rápida y eficaz, sin embargo el líquido rojizo del menor es tan adictivo para Bloody, que se ve incapaz de poder detenerse aún cuando Bell ya estando moribundo suplica por lo bajo.
—Vas a matarme —susurra el menor adolorido a punto de desmayarse.
Es entonces cuando Bloody vuelve a sus cabales y lo suelta, sin embargo es tarde, puesto que los ojos del menor se han cerrado trayendole la inconsciencia.
Bloody, apresurada, abre una herida en su muñeca y la acerca a la boca del menor -la cual ha perdido el color- y como le es posible lo hace ingerir su sangre, viendo afortunada, como la herida en el cuello de Bell se cierra y su cuerpo toma un poco de color. Entonces da un respiro de alivio, que rápidamente se esfuma al percibir la presencia de una renivienta, en la distancia, la cual se aleja con velocidad.
—Esto está mal —murmura para si misma, sabiendo que aquella vampiresa que percibió, es probablemente una mensajera del Sureste.
Bloody no se encuentra del todo segura, pero dadas las situaciones que han ocurrido anteriormente, tiene la hipótesis que una guerra entre imperios se formará nuevamente y que Lotto, probablemente culpe a Bell de todo, puesto que al tener la sangre de Drycon y empezar a frecuentar a Bloody, los ataques de vampiros se han hecho presentes.
En definitiva para ella, esto no está bien.
Los ojos de Bell se abren lentamente, trayendole mareos mientras divisa la oscuridad del bosque permaneciendo cubierto por una manta, sin embargo estos se esfuman cuando le presta atención a la piel sobre la que yace su cabeza, abruptamente se levanta, corroborando que son las piernas de Bloody.
—Al fin despiertas —comenta aburrida, limandose las uñas, pero detiene la acción para pasarle su celular, con fastidio —. Esta porquería ha estado sonando como loca.
Asustado Bell toma su móvil, y su cuerpo desfallece al darse cuenta que tiene alrededor de cincuenta llamadas de su padre, más el repertorio de mensajes en WhatsApp.
Moriré joven piensa, con su corazón latiendole a mil por hora.
Mayormente al ver que ya son pasada las nueve de la noche y su toque de queda es una hora antes.
—Bell —lo llama la vampiresa al verlo ensimismado, pero este no le presta atención puesto que su mente se encuentra ocupada imaginando las miles de cosas que su padre puede decirle o hacerle.
Bloody, al ver que continúa ido, lo atrae para deborar sus labios sin previo aviso asustando al menor, que a los pocos segundos continúa el beso gustoso, hasta que siente el sabor metálico de la sangre, proveniente de la boca de la vampiresa. Al sentir el conocido mareo, se separa de inmediato, sosteniendo su cabeza, mientras siente todo dar vueltas.
—¿Por qué? —inquiere molesto, puesto que detesta el sabor de la sangre.
—Necesitas de mi sangre, tu cuerpo aún no está del todo bien.
—Estaría bien, si alguien no me hubiera chupado la sangre hasta dejarme como pasa —se defiende, cruzandose de brazos.
—Se dice gracias, renacuajo nerd mal agradrecido —se abre una herida en la muñeca, y atrae a Bell con fiereza del brazo, posicionando el área lastimada en su boca para que pueda ingerir el líquido, sin embargo el menor se retuerce en protesta —. No te soltaré hasta que bebas lo suficiente, maldito renacuajo, si te ahogas con mi sangre será tu jodida decisión.
Los ojos de Bell se cristalizan, y la mira suplicante esperanzado a que tal bestia se conmoviese, sin embargo ella le muestra sus ojos carmesí, provocando pavor al menor, quién se obliga a empezar a tragar tan asqueroso líquido, entre lágrimas. Cuando Bloody considera que es suficiente, lo suelta, Bell de inmediato escapa de sus garras y empieza a toser el resto de la sangre que queda en su boca, con gestos de náuseas.
—Mueve tu redondo trasero de renacuajo —indica poniéndose en pie.
—Necesito agua o voy a vomitar —avisa el menor, a lo que Bloody rueda los ojos.
—Estúpidos humanos, inútiles. No aguantan nada —empieza a quejarse, obligando a Bell a ponerse en pie y caminar un par de metros hasta el arroyo en la base del acantilado —. Bebe de una vez y luego no quiero que te quejes porque te duelen tus putos pies de princesa.
Con la vista baja, Bell bebe del agua fresca del arroyo, con ganas de llorar, puesto que Bloody solo está escupiendo palabras hirientes, aunque en muchas ocasiones se comporte de forma atenta con él y hace unas horas lo ha defendido en un duelo a muerte.
Su mente se encuentra confundida y su corazón igual, se siente extrañamente atraído a ella por los buenos pequeños detalles, sin embargo, cuando se comporta de forma tan cruel, solamente quiere huir y jamás haberla conocido.
Hace apenas unos días detestaba la monotonía en su cotidianidad, pero ahora, solamente desea fervientemente volver a lo repetitivo antes que Bloody apareciera poniendo todo patas arriba.
Sin cruzar más palabras y permaneciendo con la vista gacha Bell sigue a la vampiresa en un largo trecho, hasta finalmente llegar a la calle.
Allí Bloody divisa un vehículo, por lo cual se para a mitad de la calle y cuando el conductor se baja a reclamarle, le clava una aguja llena de su sangre, hipnotizadolo, para así tomar el vehículo.
—¿Qué esperas para subir? —cuestiona Bloody, al ver que el menor no sube.
—Esto es ilegal ¿lo sabías?
—Sí, y me importa una mierda, ahora sube, joder, no quiero que despierte o voy a asesinarlo —señala al ciudadano que yace en trance sobre el pasto.
—Eres increíble —murmura incrédulo, puesto que se está comportando de forma abominable.
—Escucha cuatro ojos, ni sueñes que te dejaré aquí, así que o subes de una vez o lo harás llorando y con algún hueso roto —regaña irritada.
—¿Dónde quedó la Bloody anterior? La vamoiresa buena ¿Te la robaron en el bosque? —se atreve a inquerir, viendo a la vampiresa arrancar el vehículo abruptamente para conducir como si no hubiera mañana.
—Nunca he sido diferente, Bell. Que te hayas idealizado un concepto distinto de un ser sobrenatural cuyo sostén alimenticio es la sangre humana no es mi problema.
Dichas palabras le pinchan el corazón al menor, el cual tiene sentimientos encontrados hacia la cruel mujer, los cuales no puede deshacer puesgo que no los controla, por mucho que se convenza a sí mismo que ella no es alguien que pueda amar o al menos llegar a sentir algo por él
Sin tardar mucho, ambos llegan a la mansión, mientras que Bell le alegra por fin estar en casa, Bloody percibe olor a sangre por doquier, trayendole un mal presagio.
—Gracias por traerme —suelta Bell con desgano y por compromiso.
—Te acompaño hasta tu habitación —avisa Bloody, temiendo que pueda haber algo malo dentro.
—No gracias, ya has hecho suficiente por mi hoy —cierra la puerta del auto, sin mostrar expresión alguna.
—No fue una pregunta jodido renacuajo —se encamina por el jardín, reconociendo la sangre de runa —. Huele a cadáver —murmura demasiado bajo, para que Bell no pueda comprenderlo.
Sin esperar a que el menor abra, Bloody entra apresurada, desconcertando al de ojos grises, quien la sigue de cerca sin entender, hasta que ve a Runa clavada con barras de metal a la pared del pasillo, entonces su corazón da un vuelco, ateerorozado, esperando que su padre no haya llegado aún para que no vea el desastre de la mansión.
Ella permanece cual muñeca de porcelana, sin moverse en lo más mínimo.
—¿Qué haces? Ella está muerta —habla Bell cuando ve a Bloody tomando una barra dispuesta a sacarla del cuerpo de Runa.
—Descuida duende bonito -suelta Runa entre quejidos, asustando al pelinegro —, me está doliendo más ahora de lo que me dolerá cuando los saque.
—Estas viva —retrocede unos pasos.
Bloody empieza a sacar los metales, haciendo soltar alaridos a Runa, cuyo cuerpo se cura a gran velocidad, aún más que el de Bloody.
—¿Qué ocurrió aquí? —inquiere cuando finalmente runa es liberada de todos los metales —¿Por que la sala y el pasillo están destrozadas? Exijo una explicación.
—No creo que quieras saberlo, pequeñuelo —responde Runa.
—No, claro que quiero saberlo -asoma su cabeza divisando el final del pasillo —. Imposible ¿la cocina también?
Molesto atraviesa el pasillo.
—Alto, no creo que quieras ir allí —Runa intenta detenerlo pero es demasiado tarde, Bell lo ha visto todo.
—¡Papá! —suelta un grito desgarrador, al ver a su padre tendido en un charco de sangre. De inmediato las lágrimas salen sin cuidado de sus ojos, mostrando el dolor como lanza que atraviesa tortuosamente zu corazón destrozandole por completo —¡No, por favor! Papá, abre tus ojos, te lo suplico, papá —exaspera.
—¿Qué ocurrió aquí? —inquiere Bloody, molesto viendo a Bell distraído.
—Vampiros del Sureste atacaron, el cadáver de la esposa está en el jardín. Intenté detenerlos, pero eran demasiado fuertes y solo asesiné unos cuantos.
—Debemos llevarnos a Bell.
—Imposible, no lo ves —señala al pobre chico que continúa llorando desconsolado aferrándose al cadáver de su padre.
—Tendrá que venir.
—¿Qué sucede contigo? Desde que Drycon murió, te has vuelto demasiado insensible, es por eso que nos pintan como los malvados en novelas y libros para pubertos.
—Deja las idioteces de lado Runa, no he cambiado y de ninguna manera imaginas el dolor de perder a tu otra mitad.
—Igual, no harás lo que se te de la gana, puta bestia —toma una de las agujas de el cinturón de Bloody y con impresionante puntería, la clava justo en el cuello de bell —. Duerme —ordena, haciendo que el susodicho le obedezca.
—Yo lo llevo, tú toma alguna de sus cosas y haz esto parecer un secuestro.
—Definitivamente, los lazos con el Sureste acaban de romperse —comenta Runa.
Hola a todos ¿cómo están?
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Qué creen que sucederá en el siguiente?
#Pobresito_Bell
#Jodida_Bloody
#Runa_¿por qué eres así?
Eso es todo por hoy, nos leemos pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro