Four
Ante tantas miradas puestas sobre ellos, el pelimorado había tomado la muñeca del más alto llevándoselo al patio, lejos de tanta gente. El peliturquesa no se había negado, de hecho le daba igual donde fuera que vayan a hablar, lo importante era eso. Llegaron a una parte bastante alejada, apenas había algunos alumnos almorzando a solas o con poca compañía, así que decidieron detenerse.
— Bueno, cuando quieras, te escucho— murmuró el moreno al ver que el de mirada rojiza aún no se daba la vuelta para encararlo, pero notó entonces que el agarre de su mano en su muñeca había bajado hasta su propia mano—. ¿Bonnie?
— No tengo nada que decirte, ya lo sabes— suspiró aún sin darse la vuelta, presionando ligeramente la mano contraria—. Sí, estoy embarazado de tres meses y medio.
— ¿Es mío?— preguntó directamente, recibiendo un asentimiento de cabeza del contrario—. ¿Por qué no me lo dijiste?
— Porque no quería— se giró levemente para poder mirarlo finalmente, soltando su mano.
— Vale, ¿y por qué no me querías contar?— giró su cabeza hacia un lado, tratando de mirar el rostro del más bajo, notando un aroma algo tenso.
— ¡Porque no, ya está!— le gritó sin darle a notar su voz quebradiza, cruzándose de brazos aún dándole la espalda.
Bon respiró hondo antes de acercarse cuidadosamente hacia el más bajo, no quería alterarle más de lo que ya estaba. Sabía que no iba a hablar más en ese estado, y su instinto le ordenó que lo primero que debía hacer era calmarlo. Lentamente rodeó la cintura del pelimorado, posando sus algo grandes manos en sus costados cruzando los brazos por su torso, sin presionarle demasiado su pancita para no hacerle daño. Recostó su cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro, aspirando suavemente el denso aroma a moras que desprendía el omega entre sus brazos. Supo que le había sorprendido, pues el olor se volvía menos fuerte para no atraerle tanto, además de que había pegado un pequeño brinco del susto ante su acercamiento.
Sin embargo, no esperó que de un momento a otro el contrario comenzara a temblar, además de escuchar pequeños sollozos de su parte. De alguna forma, su pecho dolía a horrores.
— B-Bonnie, ¿qué te pasa?— sin poder controlarse, tomó de los brazos al pelimorado, girándolo algo brusco y observando sus cristalinos ojos—. ¿Bonnie?
— T-Tú no sabes por todo lo que he tenido que pasar— se apartó las traicioneras lágrimas que escapaban de sus ojos rojos, respirando bruscamente—. He estado días sin dormir, aguantando las náuseas de cada mañana aun si no comía casi nada, teniendo antojos a cada minuto que pasaba pero sin ceder a ellos...
— Claro que no sabía nada, porque no me lo dijiste— con delicadeza le tomó el mentón entre sus dedos, retirándole sus lágrimas con sus pulgares—. Me dolió mucho enterarme por terceros, los rumores se han expandido más rápido de lo que pensé, me sentí un tonto al ser el último en enterarme que esperaba un hijo mío...
— ¿Qué rumores?— desvió la mirada, si observaba más tiempo aquellos brillantes orbes esmeralda sentiría que no se contendría más las ganas de abrazarlo... espera, ¿qué?
— Hace unas semanas, mis mejores amigas me dijeron que había un omega de la escuela que estaba embarazado de tres meses y que lo habían dejado seguir viniendo porque su hijo era de un alfa que amenazó al director con dejarle seguir viniendo...— suspiró aún sin apartarse del contrario—. Pero no me confirmaba nada, ni siquiera pensé en ti cuando me lo dijeron...
— S-Solo una parte de eso es cierto...— sorbió su nariz, volviendo a encarar al moreno, llevando sus manos al pecho del contrario, tal vez por instinto—. Yo también he llegado a oír rumores sobre mí, incluso alguno me lo dijeron a la cara, creyendo que me había embarazado a propósito para llamar la atención— sonrió irónicamente aun soltando más lágrimas—. Pero si no aborté fue porque... porque...— se le atascaban las palabras.
— ... ¿Por qué?
— Porque, a pesar de que no fue planeado, no podía conciliar la idea de deshacerme de mi hijo— acarició ahora su vientre abultado—. Sé que soy muy joven, aún no acabo los estudios y aún planeo ir a la universidad después... Pero no podía vivir teniendo en la consciencia que podría haber asesinado a mi propio bebé... No me lo habría perdonado jamás, incluso si en el futuro tuviera más hijos.
— Aún así...— tras un leve silencio que había pasado observando las caricias de Bonnie en su vientre, Bon decidió ir directo al punto que lo intrigaba—. ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué me lo querías ocultar?
— N-No quería hacerte responsable— ya no podía apartar su mirada llorosa de la pacífica pero seria del contrario—. No quería depender de ti, me daba igual que fuera también tu hijo— admitió sintiéndose algo culpable al oírlo en voz alta—. No quería que pensaras que te haría hacerte cargo del niño aun si tuviera que obligarte a la fuerza...
— En pocas palabras— suspiró al entender su punto—, que no querías que no admitiera mi paternidad hacia nuestro hijo para dejarte solo con todo esto, ¿no?— ante la mirada incrédula del pelimorado soltó una risita—. Eres muy curioso, cualquiera en tu posición habría compartido esto con su pareja, pero tú te lo has guardado para ti solo todo este tiempo. ¿Tanto miedo te daba que te rechazara?
— E-Es que... Mira, esto es muy difícil para mí, porque vamos a tener un bebé en común y a penas sabemos algo del otro, todo porque yo quise mantener la distancia— con algo de dolor, se separó del cuerpo del contrario—. Tú no tuviste la culpa de esto, fui yo quien te obligó a acostarte conmigo, sabiendo que ambos teníamos el celo, fue mi culpa no haber tenido precaución y no haber usado protección— estaba tan sensible que no podía controlar su llanto, sin darse cuenta de que así solo dañaba más al moreno que lo observaba en cada uno de sus movimientos de histeria—. No quise decirte porque sabía que te ibas a negar y...
— ¿Y cuándo he dicho que me iba a negar a hacerme cargo?— al escuchar aquello, Bonnie se fijó en que el peliturquesa estaba sonriendo calmado—. Bonnie, estabas tan ensimismado en ti mismo que sin darte cuenta de lo que yo pensaba— se acercó de nueva cuenta, rodeando al omega de forma protectora y amorosa—. Si me lo hubieras dicho en un principio te habrías ahorrado tantas dudas...
— ¿Q-Qué me quieres decir con esto?— no quería admitirlo, pero se sentía muy cálido y protegido entre los algo fornidos brazos del más alto, sin darse cuenta de que se había acurrucado en su cuello.
— Que me haría muy feliz poder cuidarte, poder ver a nuestro hijo nacer sano y fuerte y, si es posible, poder conquistar tu corazón— sentenció bastante sereno y confiado, escuchando de nueva cuenta más sollozos.
— Por favor, Bon, no es momento de bromas— se separó para verle a los ojos, pero se sorprendió de ver la seguridad que irradiaba su mirada—. E-Espera, ¿lo dices en serio?
— Yo jamás mentiría ni bromearía si se trata de mi bebé o de mis sentimientos— le besó la frente—. Por favor, déjame forma parte de la vida de nuestro niño y de la tuya...
— ...— el pelimorado estaba mudo con la mente en blanco, aunque sus mejillas rojas delataban su estado—. ¿D-Desde cuando sientes algo por mí?
— Si te soy sincero, desde que te conocí— sonrió algo apenado, ruborizado hasta las orejas—. Me pareciste muy interesante cuando te acercaste a mí, aun queriendo solamente coquetear conmigo— recibió un ligero golpe por ello, pero no evitó reír—, pero tu aroma era tan empalagoso y dulce que... no sé, tenía algo que me dejó con ganas de más...
— Y-Yo pensé que a nadie le gustaba, es muy fuerte y demasiado pegajoso— hizo un puchero algo avergonzado.
— Pues a mí me pareció lo más delicioso del mundo— lo abrazó más para poder olfatear su cuello, sintiendo aún el aroma que lo volvió loco aquella noche—. No me importaría poder tenerlo todos los días...
Al parecer la sinceridad del peliturquesa había convertido al pobre pelimorado en un tomate andante.
— Bonnie, ¿quieres que te acompañemos a tu casa?— su amiga rubia se acercó a él mientras se ponía su mochila en la espalda.
— Amm... No, gracias, chicos, Bon me va a acompañar— sonrió algo apenado pidiéndole con la mirada su mochila de vuelta al pelirrojo que siempre se la llevaba por él.
— ¿En serio?— el de mirada dorada bufó molesto—. Llevas tres meses dándole esquinazo y ahora es el mejor novio del mundo— soltó con evidente sarcasmo.
— ¡N-No es mi novio!— replicó muy sonrojado—. A-Al menos no aún...
— ¿Vas a dejar que te ayude en tu embarazo?— preguntó algo preocupado el castaño del grupo—. Es decir, vale que es el padre, pero apenas lo conoces...
— Lo sé, por eso vamos a esforzarnos en conocernos un poco más, al menos que nos llevemos bien antes de que nazca el bebé— tomó su vientre entre sus manos, más confiado—. No os preocupéis, os iré diciendo si hay algún problema.
— Un mensaje por la mañana, otro por la tarde y otro antes de acostarte— le miró serio el más alto de todos—. Como se atreva a hacerte algo ese desgraciado no tendré piedad esta vez.
— ¿Esta vez?— no tuvo tiempo de preguntar cuando el peliturquesa se asomó por la puerta—. Ah, Bon ya está aquí, nos vemos, chicos.
Se despidió de sus amigos acercándose al peliturquesa, quien se ofreció para llevar su mochila igualmente, sin dejarlo negarse. Caminaron por la calle tranquilamente, hablando de cosas triviales, según Bonnie, pero que por alguna razón Bon tenía curiosidad en saber, como su comida favorita, bebida favorita, color favorita... en resumen, sus cosas favoritas. Él igualmente le hablaba de sus pasatiempos y sus amigas, las cuales deseaban conocer a su... ¿podría considerarlo ya un amigo? Para él, llamarlo la madre de su hijo le resultaba muy raro, porque ni era mujer ni quería que todo el mundo lo supiera sin el consentimiento del pelimorado.
En media hora llegaron al domicilio del más bajo, quien deseaba que sus padres no se encontraran en casa para que no vieran a Bon. Por su parte, el peliturquesa se encontraba muy cómodo al lado del omega, con altas ganas de tomarle la mano, pero no quería parecer muy apresurado, aunque técnicamente ya se había confesado. Por primera vez, su suerte no parecía tan mala, pues el de piel clara no parecía molesto ni incómodo. Aquello le dio esperanzas por una pequeña oportunidad que pensaba aprovechar.
— Ya llegamos, Bon— subieron las pequeñas escaleras que daban a la puerta principal de la casa—. Gracias por acompañarme hasta aquí, espero que no se preocupen en tu casa por llegar más tarde.
— Nah, mi padre trabaja hasta tarde todos los días, yo ya me cuido solo, por algo ya tengo diecinueve años— alzó los hombros restándole importancia.
— ¿Diecinueve años?— se sorprendió al conocer su edad finalmente, pues aún ni le había preguntado creyendo que tenía su misma edad, a pesar de ser unos doce centímetros más alto que él.
— Sí, tuve algunos problemas hace unos años, repetí un par de cursos por traslados de mis padre al cambiarnos de ciudad.
— Vaya, no sabía.
— Bueno, ahora ya sabes otra cosa de mí— le sonrió tomando sus manos tras dejar su mochila en el suelo—. Mañana puedo contarte más si deseas.
— Me encantaría— no evitó formar una linda sonrisa en su carita, causando un leve sonrojo en el moreno.
— Antes de irme, ¿me dejas despedirme del pequeño?— se agachó levemente levantando la camisa del pelimorado.
— B-Bon, ¿q-qué vas a...?— se puso nervioso al ver cómo dejaba su pancita al descubierto, pero los colores le subieron al rostro cuando el moreno pasaba sus tibias manos por encima con mucha delicadeza, dejando un ligero beso en este.
— Hasta mañana, bebé, no le causes muchas molestias a tu papi, ¿eh?— sonrió posando su mejilla sobre la suave piel de la barriga del pelimorado, riendo leve antes de separarse tapándolo nuevamente—. Perdón si fue repentino, pero tenía ganas de hacerlo...
— N-No te preocupes, en realidad... fue algo muy lindo— admitió intentando ocultar su obvio sonrojo—. Supongo que sí es cierto que te vas a hacer cargo...
— Por supuesto, yo soy muy responsable con mis obligaciones— alzó la barbilla orgulloso, haciendo reír al contrario—. En fin, nos veremos mañana en el insti.
— Claro, Bon— vio cómo el moreno se iba alejando, pero algo hizo que le llamara antes de que se fuera—. ¡E-Espera!
— ¿Qué...?— nada más girarse se encontró con el rostro sonrojado del pelimorado, causando que este le diera un ligero y suave beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de la boca.
— A-Ahora sí, hasta mañana...— antes de dejarle responder corrió adentro de su casa, cerrando la puerta de golpe.
Bon se tomó la mejilla sonrojado hasta las orejas, pero con una sonrisa de bobo que demostraba lo mucho que le había gustado aquel gesto. No evitó reír para evitar soltar un grito de felicidad en medio de la calle, yendo hacia su casa casi corriendo.
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To be continued...
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