Capítulo 7
Lo que se lee de los libros, aprende de los documentales o mira de películas, nunca se comparará con experimentarlo de primera mano con los propios ojos y el propio cuerpo.
Sí, un libro bien descrito puede hacer sentir como si uno estuviera allí, sintiendo las emociones de los personajes como si fueran propias. Un documental bien investigado podía informar de detalles que nunca se conocieron o incluso pudieron adivinar antes. Una película bien escrita podía provocar los sentidos y evocar emociones en mientras se simpatizaba con los personajes y las imágenes vistas.
Pero en realidad no era la vida de las personas. Se podía olvidar fácil y rápidamente porque no son tan intensos y duraderos como cuando creas tu propia experiencia y te sumerges en ella. Después de terminar un libro o ver una película se veía o leía algo más y lentamente todo se terminaba olvidando
Esa fue exactamente la razón por la que Jimin sentía que necesitaba volver a visitar el baño por cuarta vez desde que llegaron al lugar de trabajo de Yoongi. Había estado ahí tres horas y todavía estaba nervioso, hiper ansioso y se moría por salir de allí. Su corazón latía con fuerza y se estaba volviendo bastante obvio que ignoraba claramente cómo era una pandilla.
Para ser honesto, lo que había visto y oído no se parecía en nada a la noción preconcebida que tenía sobre las pandillas. Solo le hizo sentir aún más como un extraterrestre, ver todo pasar como si no estuviera dentro de su cuerpo, sino fuera de él, viendo a la gente pasar y las conversaciones fluir.
No viajaron a un área deteriorada donde las personas tenían más probabilidades de unirse a pandillas para sobrevivir en un vecindario difícil, no. No se encontraron o reunieron con personas como los estereotipos de gánsteres que siempre se veían, no. No sentía que le iba a disparar un auto en coche mientras se dirigían por las calles hacia el lugar de trabajo de Yoongi, no.
Ninguno de esas cosas. De hecho, con todo lo que había visto, ni siquiera creía que Yoongi fuera un verdadero gánster. Llegaron a un edificio comercial de aspecto legítimo, nada fuera de lo común. De hecho, el edificio era incluso mejor que la editorial de Jimin. Ya estaba asombrado e impresionado incluso cuando el pelinegro le señaló brevemente que habían llegado a su destino y que le gustaría lo que vería.
Estuvo de acuerdo, de todo corazón coincidía con sus palabras. Solo mirando desde el exterior del edificio, se dio cuenta de que ese lugar era elegante. Se sentiría mimado solo al entrar al vestíbulo y tomar el ascensor hacia Dios sabía dónde. Sí estaba muy impresionado, debería pensar en mudarse a ese estilo de vida de mafiosos si las ventajas del personal fueran buenas. No negaba que la idea se le hubiera pasado por la cabeza.
El coche fue aparcado por un adecuado valet con un costoso uniforme. Fue educado, se presentó a sí mismo y a la compañía, además de saludar a Yoongi y Namjoon con el mayor respeto. Tenía la espalda recta, su sonrisa encantadora, haciéndole a Jimin preguntarse si las ventajas del personal eran lo suficientemente atractivas como para dejar su trabajo como editor y trabajar allí.
Entraron al edificio y casi pierde el control de su mandíbula. El techo era lujosamente alto y ridículamente hermoso. Había candelabros de cristal que se alineaban en el vestíbulo, como si fuera el vestíbulo de un hotel bien amueblado.
El piso era de mármol y las luces que tocaban el suelo hacían que pareciera que entró en cualquier lugar menos en un edificio de oficinas. Ese lugar ya le estaba atrayendo, a pesar de sentir que sus nervios se acumulaban dolorosamente.
En el camino se encontraron con muchos empleados que no estaban tatuados en lugares obvios de su piel, no retrataban una postura agresiva ante un extraño como él. Atravesó las puertas del edificio con Yoongi y Namjoon a su lado sin agujeros de bala en su pecho. Lo sabía, tenía una noción continua sobre cómo eran y realmente no debería juzgar a todos por lo que vio en la televisión.
¿Pero podían culparlo? Era tan ignorante como cualquiera que no hubiese visto más que los clichés de chicos malos. Además, la mafia siempre fue muy reservada hacia el exterior aunque entre ellos no lo fueran tanto. Caso en cuestión, Yoongi hasta lo mantuvo en secreto durante ocho años.
Parecía ser un lugar de trabajo de aspecto bastante normal, si se podía ignorar el hecho de que todos parecían estar en alerta máxima, dando solo asentimientos cortos con sus caras impasibles de póquer. La mayoría, si no todos los hombres que conoció estaban bien formados y sinceramente, casi no había mujeres trabajando en el edificio. Vio quizás tres camino al ascensor y a la oficina de Min, que estaba en el piso más alto. Honestamente, eso si fue un poco predecible, siempre supuso que estaría ubicado en el piso más alto. Es decir, Namjoon lo llamó "jefe". Supuso que tendría la oficina con la mejor vista y no lo decepcionó.
Para ser honesto, no sabía que los gánsteres estaban tan bien integrados en la sociedad. Si eso era así, ¿por qué había tanto estigma contra ellos? Parecían estar trabajando en trabajos reales, bien vestidos y educados, incluso si parecía una exageración. Ver su lugar de trabajo ya le daban ganas de trabajar ahí y, por su vida, no podía recordar por qué tenía tanta aversión a que Yoongi viviera ese estilo de vida en primer lugar.
No lo malinterpreten. Todas las caras que había visto hasta ahora le intimidaron y no les pudo mantener la mirada por más de medio segundo, pero parecían personas decentes. Personas que nunca imaginó serían consideradas mafiosas.
Pero a pesar de su opinión favorable sobre ellos, se recordó a sí mismo que debía mantener la boca cerrada mientras caminaba junto al pelinegro, con los ojos mirando a su alrededor discretamente cuando noté que todos se detenían para inclinarse ante él o lo saludarían antes de seguir su camino.
Inicialmente, pensó que su mejor amigo lo dejaría en su oficina y seguiría su camino para hacer las cosas que necesitaba hacer, tal vez lo recogería cuando terminara. Lo cual parecía la opción más segura, ya que no sabía nada sobre el negocio. Pero no, Min decidió que literalmente iba a ser su sombra mientras realizaba su trabajo.
Como si él fuera un empleado regular aprendiendo las tareas en el trabajo. No sabía si así era como todos los gánsteres solían ubicarse en sus roles, pero sospechaba que no. A pesar de su protesta inicial, como de costumbre, Yoongi ganó la discusión.
Así fue como se encontró tragando su propia bilis, aterrorizado de saber demasiado y algún día ser ejecutado por eso.
Estaban parados en una sala de reuniones sin ninguna mesa, solo cómodos con sofás individuales. Muy diferente a las salas de reuniones que había visto y usado en su compañía. No entendía por qué los mafiosos incluso necesitaban una sala de reuniones, pero claramente Yoongi tuvo razón, no recibiría un corte de papel ahí. No hubo un solo artículo de papel a la vista desde que entró en ese lugar.
Ahora se preguntaba dónde guardan todas las espadas porque no importaba cuán decentes lucieran, deberían tener armas en algún sitio porque simplemente, el poder acarreaba peligro porque, sino, los mismos presidentes no estuvieran tan custodiados por tantos hombres armados dispuestos a disparar a cualquiera en cualquier momento. Allí no había ni siquiera cuchillas a la vista.
Es decir, no que Jimin pudiera ver de todos modos. Los hombres cargaban cajas de madera y metal en el centro de la habitación mientras Yoongi estaba conversando tranquilamente con uno. Se acercó más a la esquina de la habitación y se pegó contra la pared para mantenerse fuera de su camino. El hombre con el que el pelinegro estaba hablando pareció detenerse cuando notó sus movimientos. Le miró por un momento, antes de volverse hacia Yoongi con una sonrisa divertida.
— ¿Nuevo juguete, jefe? ¿Pensé que no mezclabas negocios con placer en el día?
— Min miró al hombre con tanta intensidad que el propio Jimin sintió que le temblaban los muslos teniendo que sostenerse a la pared detrás de él para estabilizarse.
— Jimin es un amigo. — El mayor pronunció con un gruñido. — No voy a escuchar que lo degrades de nuevo con una palabra como "juguete". Dale el mismo respeto que me das a mí, es importante.
Y así, el débil corazón del castaño casi sufrió un paro cardíaco por miedo, emoción y cariño. En serio. ¿Por qué un gánster como Yoongi era tan elocuente con sus palabras cuando quería, reduciéndolo a nada cada vez que abría su boca sexy para hablar? Pensar que había tenido diez años para acostumbrarse a sus modales. No había progresado nada. El hombre que habló asintió con la cabeza inclinada.
— Sí jefe, lo siento sobre eso. — Miró a Jimin y bajó la cabeza. — Lo siento, Jimin. No quise faltarle al respeto. — Sacudiendo la cabeza, el nombrado agitó las manos rápidamente.
— No, no... Don, no se preocupe. No estoy ofendido, está bien. — Los ojos del hombre se agrandaron antes de mirar a Min con sorpresa.
— ¿Un inocente, jefe? — Preguntó, como si no pudiera creerlo.
— Sí, Taehyung. — Frunció el ceño — ¿Tienes algún problema? — Yoongi se cruzó de brazos con una mirada desafiante.
— ¡¿Por qué diablos traes uno aquí?! — Taehyung exclamó en voz alta y el resto de los hombres parecieron dejar de trabajar cuando se voltearon hacia Jimin parra comenzar a mirarlo como una criatura del zoológico o algún circo.
De cualquier manera. Él era el espectáculo principal en ese momento. No pudo evitar retorcerse incómodo y empezar a avanzar hacia un Namjoon, que estaba más cerca de él que Yoongi. Si llegaba a necesitar que alguien lo defendiera, su propio superhéroe llamado Namjoon sería mi gracia salvadora. Sí, quedarse con el hombre que sometió sin esfuerzo a su hermano era la mejor opción.
Miró al pelinegro, esperando que no fuera a sacar la hoja navaja oculta que estaba seguro tenía sobre él, para cortar al mentado Taehyung por el cuello. Por un lado, estaba aterrorizado de que protestaran contra su presencia ahí y exigieran que se retirara. Pero, por otro lado, estaba preocupado por ese pelirrojo por la forma en que estaba hablando con Yoongi. ¿Tenía un deseo de muerte? Pero el mayor solo se encogió de hombros.
—¿Por qué no?
Le sorprendió su respuesta, completamente esperando se volviera loco contra Taehyung como solía hacer cuando hablaba con él. ¿Era Taehyung también una especie de "juguete" para Yoongi y por eso la confianza y los conocimientos? No pudo evitar empuñar su mano a pesar de que no estaba dispuesto a enfrentarse contra un mafioso cuando lo único peligroso que había manipulado fue una pistolita de agua cuando niño.
Yoongi siempre estaba malhumorado con él, quejándose hasta del sofá cuando tenía ganas. ¿Por qué con Taehyung bastaba con solo encogerse de hombros? Imposible ocultar que dejó caer su mandíbula. Como si estuviera escuchando sus pensamientos, el pelirrojo le arqueó una ceja.
— Bueno, por un lado, parece que está a punto de orinarse y no voy a ser yo quien limpie la alfombra si lo haga. — Decretó con una cuadrada sonrisa. ¿Se estaba burlando de él ese idiota?
— Tengo un control perfecto sobre mi sistema urinario, muchas gracias. — Su lado descarado y rebelde apareció a pesar de estar contenido por el miedo que lo golpeaba en oleadas.
¿A quién le importaba si se enojaba con un gánster en ese momento? Namjoon y Yoongi lo respaldarán, se lo prometieron. Taehyung echó la cabeza hacia atrás en una carcajada.
— Bueno, quiero decir, sin ofender, pero pareces un bebé y los bebés se asustan fácilmente. — Ese hombre necesita aprender el significado de "sin ofender".
— Jimin no es un bebé, la mayoría de las veces al menos. — Yoongi le guiñó un ojo y el castaño gruñó.
— Vamos, deja de burlarte de él, jefe. — Namjoon soltó una risita a pesar de tratar de dirigir la conversación hacia un tema más serio. — Empecemos por los negocios. ¿Ya has hablado con tu marido? Necesitamos esa reunión con Jeon.
— Jungkook y yo solo hemos follado, ¿qué te hace pensar que tengo poder para pedirle una reunión al importante Jeon Jungkook?
La habitación finalmente pareció reanudar su trabajo y los hombres que estaban cargando en las cajas comenzaron a limpiar la habitación cuando terminaron. Algunos de ellos se quedaron atrás y Yoongi asintió con la cabeza a Taehyung antes de que los hombres se movieran hacia los cajones con barras y comenzaran a trabajar en ellos.
Pistolas estaban relucientes y mirando hacia Jimin desde unas cajas, después, otras cajas de armamento se les unieron. Los miró mientras estuvieron expuestos y dejé de respirar. Se olvidó de los cortes con papel y con cuchillas. Iba a morir, un cadáver lleno de agujeros de esas armas pesadas.
— Respira, Jimin. — Le susurró Namjoon al oído cuando notó que se había quedado muy quieto donde estaba parado.
Jimin se estremeció, incapaz de apartar sus ojos de las armas. Parecían falsos, para ser sinceros. ¿Pero qué sabía él? Nunca había visto un arma real de cerca.
Se inclinó más cerca de él y de repente encontró la presencia del peligris extremadamente reconfortante.
— ¿Son las armas algo común? — Musitó, incapaz de mantener sus ojos lejos de los artilugios metálicos de la muerte. El mayor asintió.
— Desafortunadamente, son esenciales. Te acostumbrarás. — Cuando uno de los hombres recogió una de las armas en la caja y jugueteó con ella hasta que emitió un fuerte chasquido en la habitación, comenzó el castaño a retroceder, tropezando con Namjoon. — Relájate. — Le puso su mano en la espalda para tranquilizarlo. — Estás a salvo. No dejaré que nada te pase, te lo prometo.
Jimin recordó repentinamente, la escena del peligris deslizándose en el callejón cuando su hermano le estaba literalmente pateando el trasero. Entonces se sintió seguro sabiendo que ese tipo lo respaldaba. Podrían ser incómodos el uno con el otro, ya que no se conocían muy bien, pero por alguna razón, sentía que podía confiar en él con su vida. Algo... ¿Raro? Lo era, mas así se sentía.
La reunión continuó y el castaño se fue después de un rato con los ojos todavía pegados a las armas. Ver a Yoongi manejarlas como si fueran juguetes completamente dominados por él, hizo que su estómago se apretara dolorosamente por lo mortal, pero carismático que se veía.
Cuando finalmente despidió a todos los hombres en la habitación, dejando a Namjoon y a Park con él en la sala de reuniones, finalmente el menor de los tres se permitió respirar profundamente y hundirse en uno de los sofás.
— Estos hombres, son mis hermanos. — Yoongi explicó mientras metía la mano en el bolsillo. — Nos apoyamos el uno al otro. Nunca nos traicionamos, nunca dejamos a nadie atrás; somos leales. No nos abandonaremos y estamos en esto para siempre, nunca sales. Si tienes familia, ellos también son parte de esto. Nunca traicionas a tus hermanos porque lo que tenemos es más espeso que la sangre. Ese pelirrojo al que le llamé la atención, tiene la lengua floja, mas es como un hermanito pequeño aunque cuando se desquicia es extremadamente peligroso. — Sonrió.
Sus palabras pesaban en el corazón de Jimin. Tenía la impresión de que no solo estaba explicando cuán involucrado estaba con la pandilla, sino que también lo esperaba de él. Mostrándole y diciéndole todo eso, Min parecía esperar que Jimin ahora formara parte de esa familia, algo que aterraba al menor. Se abrazó sin notarlo, apoyándose en la pared detrás de él.
— ¿Y si te quieres ir? — Yoongi le miró perezosamente con su vaso de whisky casi en los labios.
— Si se quiere hacer eso, será mejor que tengas una buena razón para hacerlo. — Tomó un trago de whisky. — Y será mejor que estés preparado para mucho, muchísimo dolor. — El menor se aclaró la garganta.
— ¿Pero todavía puedes irte? — Min asintió sin comprometerse.
— Si puedes irte después de que terminemos contigo, seguro. Es probable que ganes esa extraña oportunidad y rezar porque nunca nadie de esta organización o cualquier otra te vaya a buscar después aunque pasen años porque tú quizás puedas ser la pieza del rompecabezas que los podría hacer tambalear aunque ni siquiera los recuerdes. — Se encogió de hombros. — Jimin, este no es un grupo al que te unes por diversión. No es un club y no disfrutas de los beneficios de la membresía cuando compras en algún lugar. Las personas que eligen estar aquí, están en él de por vida. De hecho, esta es su vida. Las personas que se unen a nosotros, por lo general no piensan en irse. Este es el único lugar al que realmente perteneceremos.
— ¿Eso es lo que se supone que debo hacer también? — Miró alrededor de la sala de reuniones, preguntándose por qué necesitaba un espacio tan grande. — ¿Se supone que debo estar en esto de por vida? — Frunció el ceño, moviendo su cabeza hacia él. — Reformaré mi pregunta a una mejor, ¿estoy en esto? — Min rio entre dientes.
— Jimin, no te irás de este lugar que ya conoces porque yo estoy en él. — El pelinegro habló con aire de suficiencia. — Puede que no seas miembro de la Familia, puede que no trabajes para la Familia, pero nunca vas a escapar de la Familia.
— ¿Qué diablos significa eso? — Alzó sus manos en el aire. — En serio, Yoongi. Quiero decir, una cosa es que estás en esto, ¡pero es otra cosa cuando se supone que debo estar involucrado! — El mayor dejó su vaso de whisky, arqueando una ceja hacia él.
— Es realmente simple, Jimin. ¿Pensé que ya lo habías entendido? — Se acercó al contrario que se tensó. — Te he ocultado esto todo el tiempo que pude. He hecho todo lo posible para mantenerte como inocente. Pero tropezaste solo en nuestras puertas y exigiste que compartiera todo lo que sé contigo. — Se detuvo frente a él con una sonrisa que parecía tener una intención oculta detrás. — Ahora que has visto y escuchado cosas, no puedes irte. — Se inclinó más cerca. — Nunca.
Empujó el menor su pecho con tanta fuerza que lo escuché toser.
— Basta, Yoongi, en serio. — Se levantó del sofá y se alejó de él, tratando de aclarar su mente para poder pensar en lo que se suponía que se sucedería de ahora en adelante. — Solo quería que admitieras que estabas en una pandilla, Min. Yo no te exigí que me llevaras a tu lugar de trabajo y me presentaras a todos, ni me dijeras cuál era tu horario para hoy. No pedí escuchar esas historias o ver esas armas que solo quiero cree que adquiriste legalmente. De hecho, ¿por qué necesitas tantas?
Yoongi se echó a reír mientras sacudía la cabeza como si el contrario hubiera hecho una mala broma, cruzando mirada con un Namjoon que no decía nada.
— No puedes elegir lo que quieres saber y lo que crees que es mejor no saber, Jimin. ¿Piensas que revelarte que estaba en una pandilla no te ponía automáticamente en la mirilla? No por mí, pero yo no trabajo solo, hay más personas, arriba, detrás y a todos lados de mí. Y sobre las armas eso es para protección.
— Bueno, solo tienes dos manos. Solo deberías necesitar dos armas como máximo. — Revoleó los ojos hacia él. —Y debería poder elegir qué tan profundo quiero estar en esto.
— No dejaré que te lastimes, Jimin. Si eso es lo que te preocupa. Si mantienes la boca cerrada sobre lo que viste y escuchaste aquí, sobre mí, estarás bien. Todo estará igual, excepto que no puedes nunca más disociarte de nosotros. Lo cual no debería ser demasiado difícil, somos los mejores amigos de todos modos, ya se supone que debemos estar juntos para siempre.
— Para eso no me inscribí cuando elegí ser tu mejor amigo. — Entrecerró los ojos. — Esperaba tener que prestarte dinero cuando estás en la ruina, sacarte borracho del pavimento, ser tu compañero de vuelo, tu mejor hombre o incluso fingir que soy tu novio para sacarte de una apretada situación. No esto... — Señaló toda la habitación con dureza. — Estos no son los deberes típicos de un mejor amigo.
— Sí, pero es con lo que tendrás que vivir. — Yoongi levantó los labios en una débil mueva mientras se encogía de hombros. — Además, tengo mucho dinero, así que no tienes que preocuparte por prestarme nada. No te necesito como ayudante, lo hago bien solo. No me voy a casar por lo que puedes mantener tu ambición por toda la vida de ser mi mejor hombre. Y eres un bebedor más asqueroso que yo, Jimin Estoy seguro de que siempre seré yo quien levante tu trasero borracho del suelo. Por último, — le hizo un guiño. — ¿Qué pegajosa y extraña situación vamos a entrar en donde yo requeriría un novio? — Sonrió.
Negó Jimin con la cabeza por lo mucho que el contrario no estaba tomando en serio sus preocupaciones.
— Eres imposible, Yoongi. ¿Puedes verlo desde mi punto de vista por una vez? — Pasó su mano por su cabello. — ¿Por qué tuviste que arrastrarme a esto?
— No quería arrastrarte justamente a este. — Calló frunciendo los labios. — Porque no puedo dejarte ir. Ya te lo dije. — Espetó como si fuera el concepto más fácil que Jimin tuviera que comprender. — No sé por qué no puedes simplemente aceptarlo. Esto es todo.
Observó al mayor sabiendo que tenía razón. Toda su vida, Yoongi siempre había sido el que tomara las decisiones finales. Siempre estaba tan seguro de sí mismo y de lo que quería, que él nunca tuvo la idea de que las necesidades o deseos de los demás fueran más importantes que los suyos. Estaba malcriado y Jimin había contribuido a ello durante los diez años de amistad que tuvieron, desafortunadamente.
Ahora era un poco tarde para que él cambiara.
Pero solo tenía que esperar, Min Yoongi. Un día haría crecer unas buenas bolas de acero para mantenerse firme en su contra y no habría nada que pudiera hacer para defenderse o ir en contra del castaño.
Gracias a quienes le han dado ya una oportunidad a esta historia, las que se han tomado el tiempo para comentarme. Realmente se lo agradezco, en estos momentos me animan y son los que me impulsan a seguir publicando esta historia que no estaba muy segura de compartir La había terminado hace mucho, la comencé a publicar en Inskpired y ahora finalmente li estoy haciendo en ... Gracias otra vez.Wattpad..
LORED
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