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Capítulo 22

— ¿Cómo te fue?— Indagó el peligris en cuanto lo vio llegar a su piso.

El menor solo tarareaba, arrojándose al abrazo de Namjoon cuando estuvo seguro frente a la puerta.

—Todo lo bueno que pudo ser. Fue... raro, pero ya se acabó. — No podía sacar la imagen de la cara vulnerable de Yoongi de su cabeza. Se obligó a concentrarse en el rostro atractivo y bello que tendí delante.

— Estás... — El mayor lo atrajo fuertemente contra su cuerpo. — ¿Estarás regresando a casa conmigo? — Su cuerpo parecía frío contra el contrario, cuando sintió su calor extenderse desde el pecho hacia el resto de su cuerpo que estaba pegado al del peligris agradeció en silencio.

Un nuevo inicio.

¿Por qué ahora cuando Namjon decía la palabra "casa", no podía evitar la sonrisa en su rostro, pero escuchar a Yoongi decirla le hizo querer corregirlo?

— Me quedaré en casa contigo. — Confirmó con una sonrisa, envolviendo mis brazos alrededor del cuello de Namjoon para bajarlo a su altura. — Me aceptarás, ¿verdad?— Oh, Jimin se estaba volviendo travieso, Namjoon se rio entre dientes.

— Por supuesto necesito un cocinero, ¿recuerdas? — Le acarició la cabeza suavemente y Jimin se recostó en su cuello, una sensación de felicidad lo golpeó.

Estaba perdido en las palabras, disfrutando lo seguro y amado que Namjoon le hacía sentir. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió vivo. Mordió su hombro juguetonamente.

— Bueno, entonces cocinaré para ti. — Se apartó sonriéndole. — Pero eso es todo lo que haré por ti. — Jimin permitió que su mirada cayera a la ingle contraria, antes de empujar su pecho cuando trató de tirar de su cintura hacia él. Los ojos de Namjoon se abrieron una fracción antes de abrazarlo más fuerte

— Necesito más que tus habilidades culinarias. —Se apresuró a aclarar. — No me diste tiempo para dar más detalles. — Añadió descaradamente. — Puedo pensar en un par de habilidades más que tienes y necesitaré que realices para mí.

Ese tonto grande y por momentos intimidante cuando estaba haciendo su trabajo, siempre lo hacía sonreír con cualquier bobería. Es que solo tenía que caminar torpemente y ya Jimin comenzaba a reírse. Asintió sobre su pecho, esperando que el sonrojo en su rostro no fuera demasiado obvio

— ¿Seguro que quieres tener esta conversación aquí? — Le guiñó un ojo cuando elevó su mirada. — Namjoon suspiró con una sonrisa en su rostro, antes de inclinarse más cerca de él.

— Llevaremos esta conversación de regreso a casa, ahí podremos continuar donde lo dejamos antes.

Presionó sus labios contra los ajenos que le devolvieron el beso. La sonrisa en el rostro del castaño aún no flaqueaba. Podría hacer eso para siempre, podría quedarse en sus brazos eternamente, besarlo por toda una eternidad, escucharlo burlarse de él perpetuamente, realmente podría hacer eso.

— ¿Qué es esto?

Namjoon se apartó del menor empujándolo detrás de él mientras el menor se balanceaba torpemente sobre sus pies.

Jimin trataba de enderezarse mientras su corazón se sobresaltaba tanto que podía escuchar los latidos en sus oídos mientras la sangre corría por todo su cuerpo hasta su cabeza, incluso sus dedos hormigueaban fríos. Parpadeó con la boca entreabierta ante la mirada rígida, enojada y simplemente asesina en el rostro de Yoongi. La nariz del pelinegro se ensanchó ante su vista, atravesando la cabeza de Namjoon antes de buscar los ojos del castaño.

Sintiendo como la sangre en todo su cuerpo se drenaba en un segundo, Park se balanceó ligeramente, sintiéndose mareado y Namjoon se apresuró para sostenerlo entre sus brazos ignorando la forma en que eran fulminados con la mirada. Antes de que pudiera Jimin reaccionar, Min ya había dado zancada hasta ellos. Agarrándolo al menor del brazo lo separó bruscamente del peligris, antes de empujar duramente el pecho de Namjoon con su otra mano.

—¿Qué demonios es esto? — Su voz exigía una clara respuesta.

La mente del castaño había quedado completamente en blanco. Cuando observó la cara de Namjoon este llevaba una expresión de culpa y luego de miedo. Kim estaba luchando contra el impulso de recuperar a Jimin, pero no quería tirar de este como si fuese un muñeco de trapo, podrían sin querer dislocarle un hombro o dañarlo de cualquier modo.

— ¡Suéltame! — Gritó Jimin tratando de alejarse para llegar a Namjoon, pero el agarre de su mejor amigo era doloroso e inmóvil.

Había un dilema muy grande en la cabeza del mayor de los tres porque un solo paso ponía todos en peligro. Quería rescatar a Jimin, estaba deseando poner una jodida bala en la cabeza de Min por estarlo tratando así, pero ellos ni siquiera llegarían a la puerta de ese edificio vivo en esos momentos. Jimin podía sentir su deseo por rescatarlo, pero era contra su jefe contra quien estaba lidiando. El único hombre en la vida de Namjoon que este respetaba y al que nunca le iría en contra porque su lealtad le fue entregada desde el momento que se unió a Indigo.

— Kim, explícate.

Yoongi exigió déspota, girándose para mirar también a Jimin, los labios de este antes de volver a centrarse en el más alto con una mirada en su rostro que parecía implicar un asesinato en donde la víctima iba a ser el peligris ya fuera que este le diera o no la respuesta que quería.

Recordando lo aprendido con Namjoon, Jimin le pegó detrás de las rodillas a Yoongi, este lo soltó por un momento, pero antes de lograr dar dos pasos para alejarse, el pelinegro lo volvió a agarrar con mayor fuerza, inmovilizándolo. Sus esporádicas clases de defensa personas no llegaban a ese nivel aún.

— ¡Nos estábamos besando! ¿Qué te importa eso a ti? — Vociferó el menor, pateando y esperando que eso lo hiciera soltarlo. — ¡Déjame ir! — Min no estaba cediendo. Era como si sus patadas y golpes no fueran nada para él.

— ¡Jimin, cállate! — El pelinegro ni siquiera lo miraba cuando estaba hablando. Sus ojos estaban clavados en un Namjoon que tenía el ceño fruncido, con las manos en puños.

— No, tú te callas. ¿Qué está mal contigo para mandarme a callar así?

— ¿Te acostaste con él? — Yoongi todavía no miraba al receptor de esas preguntas y ya Jimin no sabía si eran para él o Namjoon.

Todo lo que sabía era que no deseaba que el peligris respondiera. Estaba consciente de que a este le estaba costando no arremeter contra Min. Podía verlo en sus ojos y en la forma en que estaba parado. Si Min lo presionaba más, realmente podría haber sangre derramada entre los dos ese día. No sabía si de a dónde salía su valentía o estupidez, mas prefería que la ira del pelinegro se dirigiera a él y no a Namjoon. Por lo menos, esperaba que a él no lo matara después de todo lo que habían pasado juntos.

— S-Sí, lo hicimos. — Respondió el castaño algo reticente.

No quería mentir, fingir que lo que pasó entre Kim y él no sucedió. Namjoon se merecía que no lo negara. No importaba cuánto temiera por la vida, sus vidas si Yoongi conocía la verdad, sabía bien que no podría mentir al respecto porque incluso sus ojos gritaban orgulloso que sí hizo el amor con ese hombre, que se entregó a él por primera y luego muchas veces. Estaba seguro de que Namjoon tampoco querría eso para ellos, mentiras, disfraces, aunque no hubiesen pasado mucho tiempo hablando de lo que estaba pasando entre ellos, lo sabía.

— Sal de mi vista ahora mismo antes de que te vuele la cabeza. — El líder de Indigo le ordenó a su mano derecha antes de tirar del brazo de Jimin cuando se dio cuenta de que este estaba buscando a Namjoon con añoranza. — ¡Detente! ¡Deja de mirarlo! ¡Es suficiente! ¡No andarás más follando por ahí! ¡Dejarán de verse a partir de este instante!

— Jefe... — Estudiando la situación, viendo por las ventanas como varios de sus hombres se ponían en posición desde diferentes puntos, Namjoon procuró hablarle con cautela porque no quería dejar a Jimin ahí solo con Min.

— Te sugiero que no digas una palabra más y salgas de mi frente antes de sellar mi convicción de ponerte una maldita bala en la cabeza. ¿Me escuchas? ¡Lárgate de aquí! — Yoongi exigió, gruñó en voz baja cuando vio a Namjoon vacilar. — ¿Prefieres que le meta esa bala en la cabeza a Jimin?

El nombrado que había estado mirando entre uno y otro, jadeó, temblando ligeramente en el agarre. Yoongi no lo haría, ¿cierto? Solo estaba fanfarroneando, ¿verdad?

Viendo los pequeños puntos rojos sobre el pecho de Jimin y el suyo propio, el peligris miró a su hombre con dolor antes de comenzar a alejarse. Apretó la mandíbula y los puños con tanta fuerza que se podían ver sus nudillos tornarse blancos.

— ¡No estoy follando por ahí! ¡Namjoon es el único hombre con el que me he acostado! — Jimin gritó entrando en pánico sin notar las luces rojas o lo que sucedía a su alrededor.

Solo el hecho de que Namjoon realmente escuchara a Min sin desafiarlo hizo que se preguntara el mayor en verdad creía que Yoongi era capaz de dispararle. El peligris cerró los ojos con fuerza por un momento, antes de abrirlos y mirarlo con sus ojos aguados por la furia, disculpándose antes de girarse sobre sus talones e irse a su casa.

— Solo... ¿Es él tu...?

— ¿Qué? ¿Mi primero? Sí, ¿y qué? En serio, déjame ir. — Estaba enojado con Min debido al enojo de este hacia Kim por estar con él, quería decirle demasiadas cosas, lastimarlo verbalmente aunque todavía no sabía con qué.

También estaba enojado con Namjoon lo había abandonado a su suerte para defenderse del gran felino enojado. Tanto por no quiso dejarlo solo con Yoongi para luego simplemente dar dos pasos atrás. Sería mejor que fuera bueno arrastrándose porque pasaría mucho tiempo antes de que el menor se tranquilizara.

— A partir de ahora no tienes permitido volver a esta a solas con Kim. Permanecerás donde yo puedo verte.

Yoongi había estado arrastrando a Jimin hacia su casa u ahora lo llevaba hacia las escaleras de caracol. El castaño tuvo la impresión de que lo iba a arrastrar hasta su habitación para encerrarlo allí y así probar su punto. Jimin se negaba a hacer cualquier cosa que Min quisiera. ¿Qué le sucedió al Min que acababa de ver en su guarida minutos antes? ¿Qué pasó con ese Yoongi suave, gentil y agradable?

— ¿Qué? ¿Estás loco? ¿Quién diablos crees que eres? ¡Jódete, vete a la mierda Min! — Lo maldijo, sabía que tendría moretones en sus brazos en la zona donde estaban hundiendo los dedos solo para sostenerlo.

Cerró sus ojos pensando en lo poco o nada que Kim le había cerrado, cuando abrió sus ojos, notó el arma de Min en su cadera. Nunca había agarrado una, no sabía siquiera cómo usarla, pero tal vez ese sería un buen día para aprender.

Elevó su rodilla izquierda antes de bajarla con fuerza sobre los pies de Min al mismo tiempo que con su mano siniestra agarraba su pistola y con la diestra lo empujaba. Casi no lo logró, esas mierdas no salían tan rápidas como en las películas que había estado mirando cuando se quedaba solo, pero lo consiguió.

Los ojos de Yoongi se ensancharon levantando sus manos en señal de rendición, este notaba como las muñecas de Jimin parecieron convertirse en gelatinas repentinamente. Incluso estaba hipando debido al nerviosismo, temiendo tener que realmente disparar cuando solamente quería asustarlo.

Ahí, nervioso, él no podía leer ni evitar que leyeran su lenguaje corporal, no sabían realmente nada de esto, pero estaba intentando utilizar todo lo que escuchó o vio. Ese fue el momento que Min utilizó para golpear sus brazos con cuidado y retomar su pistola.

— Lo digo en serio, Jimin. ¡No más! — Gritó en voz alta mientras lo sacudía violentamente.

— ¿Quién eres tú para decirme qué hacer? — La respuesta también vino en grito.

— Es por tu propio bien.— Replicó simplemente mientras Jimin se reía.

— ¡No sabes un carajo sobre que es bueno para mí, Min Yoongi! ¡Soy mi propia persona, tomaré mis propias decisiones! Si me acuesto...

Sus palabras se vieron interrumpidas cuando Yoongi le agarró las muñecas con una mano y puso sus dedos alrededor de la garganta con la otra, ahogándolo silenciosamente.

— Tú no vas a acostarte con Namjoon de nuevo.

— ¡Lo haré! Quiero hacerlo y lo haré porque no sabes lo exquisito que se siente entregarme a ese hombre, que me haga g- — El agarre en su cuello se afianzó y aunque Jimin se esforzó por continuar hablando, no pudo. Podía sentir la sangre que previamente había drenado de su rostro en pánico comenzando a acumularse en la misma incómodamente mientras se ahogaba.

— Veremos cómo haces eso cuando él esté muerto. — Escupió con desdén.

El corazón de Jimin apretó dolorosamente ante la idea, preguntándose si él realmente sería capaz de matar a Namjoon por algo tan infantil como eso. Tuvo miedo, pero a diferencia de antes donde con tres palabras temblaba y prácticamente se metía la lengua en su propio culo, esta vez no lo hizo. Él ya no se callaría más ante Min o cualquier otra persona.

— Gracioso. — Se reía burlonamente. — Te acuestas con tantas mujeres diferentes cada dos días y no me escuchas quejarme. ¿Ahora amenazas con matar a mi amante cuando yo me acosté con un solo hombre que me quiere, cuida y respeta?

— Namjoon no es tu amante. — El pelinegro lo miró con los ojos entrecerrados, antes de que el agarre en su garganta se aflojara cuando notó que el contrario estaba teniendo dificultades para respirar. Pero ni siquiera así Jimin calló, elevó su mentó con seguridad y desafiante.

— Él es lo que yo quiera que sea, así que puedes callar tu boca de una puñetera vez. — Las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos aunque no quería. Eran lágrimas de ira. ¿Ese hombre no le correspondió sus sentimientos y todavía quería controlar con quién se acostaba? Ese no era su maldito problema.

— No más andar follando por ahí, Jimin.— Trató de arrastrarlo a las escaleras de nuevo y el menor luchó con lo último de su energía.

— ¡No estoy follando por ahí! ¡Solo hago el amor con un único hombre! — Gritó desesperado luchando contra el agarre. — Sal de mi vista, Min Yoongi.

— Lo digo en serio, Jimin. Mantente alejado de Namjoon. Mantente lejos o los dos morirán y supongo que eso no es bueno para ti. — Lo sacudió fuerte.

— Y-Yoongi, yo no ando durmiendo por ahí con cualquier, solamente me acuesto con Namjoon porque me gusta! — Trancó su cara, molesto y confundido. — ¿Esperas que sea célibe? ¿Es eso? — Cuando Yoongi se quedó tan en silencio como si realmente estuviera sopesando aquello, Jimin se carcajeó. —¿Qué mierda te pasa por esa cabeza?

— No es seguro. — Soltó aquellas palabras sin sentido como si eso explicara algo. Sí, ese era el Yoongi que conocía. El hombre que decía cosas que no explicaban absolutamente nada, un genio que lo frustraba y sacaba todos sus demonios.

— Se utilizó un condón. — Se burló de él. — No te preocupes. De hecho, usamos cuatro de ellos esta tarde. Se seguían rompiendo cada vez que la metía hasta al fondo para verme gemir con gusto. Juro que nunca supe que los condones fueran tan fra-

— No quiero oír hablar de ello. — La expresión de su cara se puso más oscura, los vellos en su cuerpo se sublevaron más.

— ¡De acuerdo!

Yoongi lo soltó levemente, pero Jimin se encontró durante varios pasos haciendo una mueca por el dolor que lo recorría por todas las direcciones donde él lo había agarrado antes.

— No más sexo. — Yoongi agregó.

— ¿Y si tengo deseos? ¿Se supone que debo usar mi mano? ¿Qué otra cosa me va a satisfacer? — Se rio. — Tienes sus prostitutas, yo únicamente quiero a un hombre. ¿Es tan difícil de aceptar? — Yoongi se calló de nuevo y el menor sacudió la cabeza. — Eres tan jodidamente egoísta a veces Yoongi. En todo momento, en realidad. Tenía toda la intención de dejarte desde hace mucho.

— Sin embargo, me aguantaste. — Él sonrió con aire de suficiencia.

Era tan descarado para atreverse incluso a decir eso, no era gracioso en lo absoluto, eso lo repugnaba. Porque Min sabía exactamente por qué Jimin se quedó antes.

— ¡Sí! ¡Porque estaba enamorado de ti! — Alzó las manos en el aire, viendo como Yoongi le sonrió por varios segundos antes de que comenzara a fruncir el ceño.

— ¿Estabas? — Preguntó con una ceja levantada.

Jimin tragó molesto sin saber qué responderle. Las palabras simplemente salieron de su boca, no las eligió específicamente. No obstante, lo dicho, dicho estaba y no se podía retractar.

— Sí, estaba, en tiempo pasado. A ver Yoon, te lo explicaré como besito. Ya no más, ahora no y jamás amaría otra vez a un ser tan imposible. Así que sí ¡Estaba! Estoy haciendo un trabajo jodidamente bueno olvidándote, olvidando que alguna vez me gustaste, eso ya lo sa-

Jimin dejó de respirar. Estaba volviéndose loco procurando aire debido a que Min Yoongi, tenía sus putos labios sobre los suyos impidiéndole respirar. Estaba cubriendo sus labios de manera exigente. Al igual que sus movimientos, mordiendo, chupando y lamiendo sus labios. Yoongi lo estaba besando. Es decir, realmente besándolo. Corrección, se estaban patéticamente besando porque después de varios segundos, Jimin no pudo hacer más que responder su beso.

Tal vez se desmayó un poco. No podía mentir sus rodillas se debilitaron. Se fundió en un charco por el tipo de pasión con la que prácticamente estaba siendo atacado. Era casi como si Min estuviera tratando de devorarlo. Como si su plan fuera marcar los labios contrarios con los suyos. El menor no supo cómo responder. Nunca lo habían besado así antes, como si fuera una posesión, como si el pelinegro lo poseyera.

Namjoon nunca lo había besado así antes. Sí era firme y a veces exigente, pero sus besos iban de la pasión al amor, no a la apropiación. Intentó no quedarse como un pez muerto, pero le fue difícil incluso intentar igualar el ritmo de Yoongi. Tenía una técnica para besar muy diferente a la de Kim, era un experto sometiendo. Se notaba que todas esas noches de práctica con todas esas mujeres ciertamente había sido educativas.

Jimin no podía decir que los besos de Namjoon repentinamente palidecieron en comparación con los del pelinegro, mas nunca compartió un beso así con él, jamás.

Su mente se puso increíblemente en blanco por décima vez ese día y solo pudo concentrarse en el sonido de sus respiraciones mientras apretaban sus labios, sus gemidos y los gruñidos se tragaban por la boca del otro. No obstante, antes de que pudiera intentar comprender por completo lo que estaba sucediendo entre los dos, se terminó.

Yoongi se apartó, con una mano a un lado de la cabeza del menor y la otra detrás del cuello. Las dos manos temblorosas de Jimin solo lograron aferrarse a su camisa. Tragó saliva molesto cuando vio que le sonrió, porque el dolor en su pecho ahora se encontró con su propio rival: su corazón acelerado. Ambos intentaban dominar su conciencia, recordándole lo dolorosamente atraído que estaba por su mejor amigo.

— Te reto a que me olvides. Te reto. — Agarró el pelo castaño por la parte posterior de la cabeza y puso su frente en la contraria, mirándolo a los ojos como si estuviera mirando su alma. — Te reto a que Namjoon te toque una vez más. ¿Quieres que alguien te satisfaga? Te voy a follar con tanta fuerza en el colchón que olvidarás quién es Kim Namjoon.

Vulgar, cero dulzura y aun así, el menor estúpidamente dejó caer su mandíbula mientras su trasero se apretaba involuntariamente. ¿Era malo que sintiera que se desmayaría de nuevo? ¿Era malo que quisiera dejar que Namjoon tocara? ¿Era malo quererlo solo un poco, solo para ver cómo reaccionaría Yoongi? ¿Haría lo que le prometió? Jimin no entendía lo que quería Yoongi de él.

— Si intentas incluso una vez salir de esta casa para buscarlo, te encadenaré en tu habitación y le dispararé a Kim. No me tientes. — Min le soltó la cabeza y dio un paso atrás. — ¿Entiendes? — Si Yoongi estaba hablando en serio, Jimin tendría que reconsiderar el estado de salud mental del pelinegro. Parpadeó sin decirle nada, ni siquiera fue capaz de formar una sola palabra debido a la conmoción por sus acciones. — Voy a decirle Kim, que te mudarás de regreso a casa.

Dicho esto, el pelinegro se apartó del menor para meterse en su guarida, cerrando la puerta de golpe, dejándolo aturdido e inmóvil, con los ojos muy abiertos y la respiración superficial.

LORED

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