Capítulo 11
Decir que tenía ganas de orinarse en los pantalones sería escatimar su miedo. Los dientes de Jimin temblaban antes la ansiedad que todo aquello le provocaba. El modo en el que ese sujeto le preguntó mientras lo miraba directamente a los ojos, como si lo estuviese detallando y probando, no le ayudaba a relajarse en lo absoluto.
— Éramos muy, muy, muy jóvenes cuando se unió a tu organización. — Hizo bastante hincapié en la palabra "muy" para asegurarse que el hombre comprendiera que apenas eran unos niños por aquel entonces. De algún modo guardaba con la esperanza de que de alguna manera ayudara a su caso. — Éramos tan jóvenes que como era de esperar, probablemente no fuimos los mejores para ser astuto. Quiero decir, Yoongi es realmente bueno e inteligente ahora. Pero en aquel entonces, fuimos mejores amigos.
La mano de Namjoon volvió a entregarle un poco de tranquilidad, el mayor había notado lo mucho que se estuvo inquietando y como estaba a punto de comenzar a divagar.
— M-Me refiero a que somos mejores amigos, así que pasamos mucho tiempo juntos y es difícil no notar cuándo se iba la mayor parte del tiempo, como cambió. Salía de casa y no regresaba por días a veces, cuando le preguntaba a dónde iba, decía que a verse con amigos. Un poco obvio, quiero decir, conocía prácticamente a todos sus amigos, además, él era bastante solitario, todos los conocidos eran de la escuela. Así que comencé a sentir curiosidad y cuando se volvió más reservado, cuando noté el cambio en la forma en que hablaba, en la forma en que me miraba y cuándo comenzó a...
— Respira, Jimin. — Esta vez fue Yoongi quien le dio una palmada en la rodilla para detener su diatriba de pánico.
Tosió, la sangre parecía subírsele a la cabeza como si lo hubieran dejado caer desde un techo con sus piernas amarradas cuando se dio cuenta de que había comenzado una vez más a divagar. Se sonrojó de vergüenza y su mejor amigo no pudo evitar sonreír mientras acariciaba su espalda, dejándolo que lentamente se recuperara.
— Perdónalo, Padre. Está realmente nervioso por conocerte. — Yoongi se volvió hacia el hombre con una sonrisa.
Jimin realmente no comprendía cómo lo que le estaba ocurriendo era divertido al punto de que se tuviera que reír de eso. Ante las palabras del pelinegro, el hombre echó la cabeza hacia atrás en una carcajada tan fuerte como extraña, parecía un limpia parabrisas que hacía eco en la habitación. Algunos de los otros hombres parecían encontrarlo igualmente divertido, podía escucharlos riéndose aunque ya no sabía si era por él o por la risa de aquel a quien llamaban Padre.
Cuando la cabeza de la organización finalmente se hubo recuperado, tuvo que acercarse el pañuelo de bolsillo y llevarlo los ojos para limpiarse las lágrimas, antes de hacer un gesto hacia Jimin.
— Continúa. — Agitó su pañuelo alrededor.
— Lo aceché. — Soltó sin más. — Es decir, lo comencé a perseguir, miraba todo lo que hacía en casa detenidamente, como comenzó a mandar a lavar sus ropas fueras, salir con una y regresar con otra. Prácticamente me convertí en su acosador. — Hubo un completo silencio en la habitación por unos momentos antes de que Yoongi frunciera el ceño.
— ¿Me acosaste y vigilaste? — Su voz estaba llena de incredulidad y el menor no sabía si molestia también.
El castaño hizo una mueca al darse cuenta de lo que acababa de admitir. Aunque ya era demasiado tarde ahora, Park Jimin, ya había firmado su sentencia de muerte demasiadas veces en ese año. Solo rogaba que fueran suaves con él, que le dieran una muerte rápida, preferiblemente una con dolor mínimo o nulo. Relamió sus labios y asintió en silencio sin mirar a Min.
— Así fue como me enteré. Quiero decir, fuiste muy bueno siempre cuidando tu espalda, pero creo que nunca pensaste que sería yo precisamente quien te seguiría, así que no me viste. Eras muy joven, Yoongi. ¡Realmente joven! — Tragó saliva intentando humedecer su seca garganta. — Solo te vi reuniéndote con...
— ¿Qué estabas pensando? — El pelinegro se levantó enojado, interrumpiéndolo, sus puños se cerraron, podría decir que incluso temblaron. — Podrías haberte lastimado. — Gritó ignorando al resto de los presentes.
Del otro lado de la mesa, Taehyung que era el hombre de confianza que Yoongi llevó junto a Namjoon y otros hombres por si la cosa se ponía fea, miró al bebecito. Era bastante atrevido, quizás su primera impresión se quedó corta y aunque asustadizo, era bastante valiente. Torpe, ingenuo e inocente, pero osado.
Su mirada pasó de u enojado jefe a Jimin, de este al segundo al mando y por último a Jungkook, encontrándose con que este también lo estaba mirando. Sus miradas se engancharon por breves segundos, antes de desconectarlas como siempre lo hacían. Solo Namjoon y Yoongi sabían en aquel lugar lo que ocurría entre ellos y ambos deseaban mantenerlo así.
Vio a Jimin encogerse en su sofá, sin esperar una reacción como esa de su jefe. Al parecer, ese inocente todavía no conocía la otra cara de la moneda, desconocía totalmente lo peligroso que era Min, lo mucho que le costaba controlar su ira cuando se enojaba. Muchos de esos momentos, algo terminaba destrozado, alguien terminaba sangrando. Creía que Jimin no estaba mal al abrir sus ojos con miedo.
— Yoongi, hijo, cálmate. — Habló pausada, pero firmemente quien se sentaba a la cabeza.
El nombrado escuchó a aquel sujeto, pero no dejó de mirar a Jimin con dagas en sus ojos, respirando con dificultad, como si se debatiera entre prestarle o no atención a las palabras del hombre, como si deseara entrarle a golpes.
El castaño deseaba recordarle a Yoongi que apenas se habían recuperado de una guerra fría recientemente y que probablemente no deberían tener más discusiones por un tiempo o podría no quedar nada de esa amistad en poco tiempo. También quería recordarle que dijo que él era permanente, lo que sea que eso significara.
Mas antes de que pudiera comenzar a rogarle al mayor que no se enojara con él, menos frente a todas esas personas, antes de recordarle que eso era un asunto que sucedió hacía años, Min eligió sentarse de nuevo al sofá, haciendo que su lado del cojín saltara al mismo tiempo que su corazón se saltaba varios latidos mientras lo veía enderezarse violentamente la chaqueta del traje. Yoongi definitivamente estaba enojado y Jimin seguro de que aquella conversación no terminaría ahí.
El tal padre parecía contento y disfrutar con las acciones de Min. Apartó la mirada de Min para apreciar a Jimin nuevamente. Esta vez, sus rasgos parecían más relajados que antes.
— Bueno, Park Jimin... Estoy seguro de que ahora que has conocido y aprendido sobre mi familia, ¿entenderás por qué fue increíblemente estúpido de tu parte haber seguido a Yoongi? — El castaño asintió, a pesar de odiar el hecho de que en realidad lo estaba llamando estúpido. Aunque lo sabía, no fue lo suficientemente valiente como para abordar ese punto en particular. —Mi nombre es Kim Seokjin. La mayoría de ellos aquí me llaman jefe aunque como ya sabrás, Yoongi y Jungkook me llaman Padre. — Se presentó a sí mismo.
Seokjin cruzó las piernas y se inclinó hacia atrás, mirando a Min por unos segundos, luego al rubio que el menor presumía era Jungkook antes de levantar una ceja.
— Tú también puedes llamarme Padre.
Su mandíbula cayó ante su sugerencia, por un lado porque ese hombre parecía su hermano mayor, por otro, porque le estaba dando un trato diferente al resto que lo miraban sorprendidos. Podía ser que no supiera mucho, pero creía ahora que había algo significativo en llamar a aquel hombre — Seokjin — Padre. Sus sospechas se confirmaron cuando el sujeto sentado al otro lado de Jin se puso de pie inmediatamente.
— ¡Padre! — Él siseó. — ¡Eso es extremadamente inapropiado! — Tanto el pelirrojo como Jungkook y Min miraron a quien exclamaba molesto.
Al parecer, había más de dos personas que llamaban a ese hombre "padre". Jeon JungKook tenía el mismo estatus que Yoongi. Por las posiciones que ocuparon en la habitación, Jimin pudo confirmar esa teoría que vagaba en su mente. No obstante, quien reclamaba, se encontraba por detrás del rubio y el pelinegro. Seokjin levantó la mano para detener al protestante e inclinó la cabeza mientras hablaba.
— Solo yo decido lo que es inadecuado, Seonghwa. — Se volteó para mirar a castaño con una sonrisa amable que el menor no sabía cómo procesar. Parecía amable, pero aun así no lograba dejar de temblar.
Relamiendo sus labios, vacilante, le clavó los ojos como dardos a un Yoongi que mantenía una expresión cerrada en su rostro que no pudo leer. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Claramente no se le debería permitir a Jimin, un inocente, llamarlo "Padre". ¿Por qué Yoongi no estaba diciendo nada para ayudarlo?
— Yo no quiero problemas. Puedo llamarte jefe como lo hacen el resto de ellos... — Seokjin levantó la barbilla hacia Jimin y este supo que era su señal para callarse.
— ¿Qué dije? — Cuestionó lentamente, Jimin podría haberse orinado un poco.
— ¿Que lo llamara padre? — El castaño mayor asintió ante eso, echando la cabeza hacia atrás mientras volvía a soltar una estrepitosa risa, esta vez, algunos de los otros miembros en la sala se unieron a él. — Dios, realmente estás nervioso.
Lo intentaba, pero aunque quisiera, Jimin no pudo reírse. Su rostro estaba atrapado en una mueca, una especie de sonrisa a medio camina mientras deseaba mentalmente irse de allí. Miró a Yoongi, este lo observaba con una sonrisa como si hubiera hecho algo muy torpe o gracioso. No sabía exactamente qué hizo, pero lo tomó como una buena señal de que no terminaría muerto esa noche. Cuando finalmente la risa se Seokjin cesó, miró a Min.
— ¿Le has dicho cómo funcionan las cosas por aquí? — Yoongi negó con la cabeza.
— Estuve pensando en que era preferible que te conociera antes... — Seokjin asintió, orgulloso de Min porque desde joven su tacto y rápida captación de lo que sucedía a su alrededor lo cautivó. Pensaba correctamente en las distintas vías de salida antes de dar un solo paso.
— Haz que Namjoon le presente al resto de la gerencia. — Pasó su vista a Jimin, era como un maestro que miraba a su alumno. — Tienes que aprender rápido o te encontrarás en muchos problemas, Jimin. — Le advirtió y el aludido asintió velozmente. De todas formas, eso ya era algo que se propuso hacer. — Bien. Celebremos entonces. Hobi... — El sujeto que había estado parado como una sombra detrás de la cabeza de la organización, dio un paso adelante.
¿Celebrar? Jimin miró a su mejor amigo, pero él ya estaba de pie, caminando hacia su Padre al igual que el rubio frente a ellos y Seonghwa justo a su lado con la mirada en dirección de Jimin. El castaño trató de ponerse de pie, solo para tropezar cuando sus rodillas temblorosas se debilitaron por completo debido a toda la tensión y el pánico al que estuvo sometido. Las manos de Namjoon le rodearon los codos para estabilizarlo rápidamente.
— Vaya, cuidado. ¿Estás bien? — Preguntó, frunciendo el ceño.
— Sí. — Aclaró su garganta. — Solo nervioso. — El peligris le sonrió.
— Lo peor ya pasó, Jimin. Lo hiciste bien, en realidad lo hiciste bien. — Palmeó su hombro. — No hay nada de que preocuparse. Has sido reconocido por el gran jefe. Eso significa algo.
No sabía exactamente a qué se refería con eso, pero le tomó la palabra a Namjoon confiando en que lo peor ya había pasado. Realmente no quería pensar en lo que le sucedería si no cumplía con las expectativas de ese nuevo padre. Ya había decepcionado a su padre biológico, ese Padre nuevo definitivamente haría más que solo renunciar a él y echarlo a la calle.
— Ahora, tendremos una fiesta para celebrar tu unión. No te preocupes. No es nada extravagante. Solo una reunión de verdad. Te traeré y te presentaré a algunos de los jugadores clave. Como dice el jefe, tienes que intentar aprender rápido. — Namjoon observó a Min. — Yoongi estará ocupado y solo esta noche. Tiene que atender al jefe.
No comprendía muy bien cómo debía atenderlo, mas no tenía deseos de hacer otra pregunta en su vida. De acuerdo, estaba exagerando, al menos por el momento.
Se dio cuenta de inmediato también que Namjoon se estaba refiriendo a Min como Yoongi y no como jefe, como solía hacerlo. Suponía que cuando había un jefe más grande en la habitación, el resto de ellos simplemente eran degradados.
¿Cómo funcionaba todo eso exactamente?
Era raro.
Namjoon lo alejó de Yoongi y el menor no pudo evitar sentir un poco de pánico, antes de que él comenzara a explicarle la estructura de su grupo, haciendo todo lo posible por escuchar correctamente. Recordaba la advertencia de Seokjin, pero si había algo en lo que Park Jimin era bueno, era justamente en que se le daba excelente memorizar cosas.
En lo más alto de la cadena alimenticia de esa mafia, Seokjin, el jefe de todos, el líder, era como el padrino, el hombre que heredó una pequeña organización de su padre e hizo de esa lo que era actualmente. Él era el jefe de la familia, el Padre. La persona más importante. El hombre ante el que todos se inclinaban, ese que literalmente estaba siendo adorado por todos los demás hombres de esa Familia.
Seonghwa era su hermano menor, como un hijo biológico, a diferencia de Yoongi sí compartían lazos sanguíneos. Este llamaba a Seokjin padre porque, cuando el papá de ambos murió, fue Seokjin quien lo adoptó y crió como su hijo. Legalmente era su padre y tutor. A Jungkook y a Yoongi se les reconoció como dos hombres capaces, dignos de llamarlo Padre.
Ellos tres eran considerados los subjefes. Eran los siguientes en la fila después de Jin, aunque era ampliamente conocido que Seonghwa sería el heredero real de su legado, a menos que algo sucediera. Hubo algo en la forma en que Namjoon dijo la palabra "heredero" que le hizo sentir a Jimin que había algo complicado respecto a ese tema.
Luego estaba el consigliere, la mano derecha de Seokjin, este lo llamaba Hobi. Alguien en quien Jin confiaba aún más que en Yoongi, Jungkook y Seonghwa juntos. Un hombre maravilloso y poderoso también, aparentemente. Había estado situado junto a Seokjin todo el tiempo. Su nombre era Mister Dope para todos algunos lo apodaban Fantasma. Sinceramente, nadie conocía su verdadero nombre.
Jimin absorbía toda la información como una esponja, esperando nunca hacer algo que enojara demasiado a estas personas importantes. Además de esos jugadores principales que eran en realidad las únicas personas de las que Park debía preocuparse. Namjoon continuó explicándole que los subjefes, Jungkook, Yoongi y Seonghwa tenían sus propios hombres así como las áreas de las que estaban a cargo.
Había dos capitanes debajo de Yoongi, dos de Jungkook y tres debajo de Hwa. Esos capitanes estaban a cargo de sus propias áreas, pero informarían a sus jefes directamente. Luego también había soldados, meros hombres, bajo esos capitanes. De hecho, Jimin ya había conocido a un capitán y sus soldados. Taehyung y su tripulación.
Luego, por supuesto, había otras afiliaciones a la Familia que, como era de esperar, incluían funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, políticos junto a otras personas poderosas e influyentes. Esta familia también era internacional, tenían más gente en todo el mundo. Pero solos más poderosos eran esos que se encontraban en esa sala esa noche.
Namjoon llevó a Jimin para que conociera personas importantes, todo el tiempo cuidando tanto su frente como espalda. El menor interactuó brevemente con ellos, hizo su mejor esfuerzo para imaginar que eran civiles normales, hombres de negocios regulares, en lugar de hombres que tenían pistolas atadas a sus caderas, listas para reventarle el cerebro si no pensaban que era una buena compañía.
Al parecer, la mayoría había oído hablar de él antes. Jimin no pudo decir lo mismo de ellos. Yoongi siempre se había asegurado de él no se enterara de nada sobre sus negocios porque como descubrió esa noche, fue parte de su acuerdo al comenzar a trabajar con ellos, dejar que Jimin permaneciera cerca de él. Ahora era el pollito que se salió de la bolsa y que debía ser presentado oficialmente a todos ellos.
El castaño no estaba seguro de qué prefería más, que lo mantuvieran completamente al margen o que lo arrojaran en medio de todos esos leones que parecían quererlo como un juguete para masticar.
A medida que avanzaban, tuvo que aceptar algunas copas para brindar con esos hombres, que parecían relajarse solo con un whisky o champán en la mano. Hizo todo lo posible para mantenerse al día, pero ¿a quién engañaba? Era el peor bebedor del mundo y ya estaba llegando a su límite con solo un par de tragos.
En una oportunidad, Namjoon decidió dejarlo por un momento, diciéndole que volvería en un segundo, que debería permanecer sentado e intentar no emborracharse demasiado. Aunque Jimin estuvo de acuerdo, el peligris no pudo evitar barrer todo su entorno con una mirada, asegurándose de que todos conocieran su lugar.
Muchos de esos hombres mafiosos y poderosos jugaban póker mientras bebían vastamente. Había mujeres escasamente vestidas en las habitaciones, música a todo volumen y bailes, giros de caderas por todas partes que Jimin miraba. Algo le incomodaba, el darse cuenta sin ningún esfuerzo, de que Yoongi encajaba perfectamente en ese mundo.
Cada vez que lo miraba, era como si Min estuviera brillando como la más intensa luz. También podría ser que lo viera tan perfecto porque estaba completamente enamorado de aquel hombre y un poco borracho. En cuestión de un par de parpadeos lentos, de repente, hubo una mujer que tenía sus manos en los muslos de Jimin, peligrosamente cerca de sus partes privadas. El castaño resistió el impulso de quitar esas manos de su cuerpo y deslizarse hacia el otro extremo del sofá.
Sin embargo, antes de hacer nada, los dedos de la mujer se clavaron en su cabello, sus uñas dejaban marcas de su presencia por todo el camino que recorrían.
— Esto no es exactamente tu mundo, ¿eh? — Ella murmuró justo al lado de su oreja y Jimin no supo si estar disgustado o halagado por su encanto.
— La respuesta sería un rotundo no, no es mi mundo. — Especialmente si ella continuaba con sus manos sobre él.
— Pero eres lindo. No eres para nada como el resto de ellos. — Se apoyó en su hombro, mirándolo con pestañas gruesas llenas rímel. — Eres mucho más accesible.
Era evidente que Park no formaba parte de esa pandilla. No había intentado mirar a ninguna de esas mujeres porque no le interesaban, además, no comprendía cómo a esos tipos no le importaba que todas estaban siendo manoseadas por sus socios. Jimin tampoco llevaba una pistola atada a su cadera. Ningún cuchillo que pudiese deslizarse de su zapato.
— ¿Gracias? — Trató de evitar que su cerebro lo hiciera hablar más de la cuenta.
Fue entonces que su vista captó a Yoongi, este se inclinaba hacia una mujer que tenía su pecho medio expuesto. Sus labios estaban besando sus montículos gentilmente mientras la miraba sugestivamente, al mismo tiempo, ella sonreía y lo seducía.
Ella intentó acariciarlo y justo en ese momento, el pelinegro unió sus labios en un beso. Jimin se dio la vuelta, bebiendo rápidamente el líquido de su vaso sin querer procesar aquello. Saberlo y verlo eran dos cosas muy diferentes.
¿A dónde había ido Namjoon? ¿Debería tratar de no emborracharse demasiado o ir todo el camino para que no le importase lo que sucedía allí? ¿Cuál era la definición de demasiado borracho otra vez? ¿A quién le importaba? Estaba mucho más relajado en ese preciso momento y si no fuese por el alcohol, lo más probable fuera que estuviera llorando patéticamente lo que veía a Yoongi hacer o al resto de los presentes.
¿Era por eso que esas personas bebían tanto? ¿Para sentirse cómodos el uno con el otro? La señora mujer que le había estado hablando se apresuró a rellenar su vaso y por primera vez su presencia no le incomodó.
— ¿Cuál es tu nombre, de todos modos? — Preguntó mientras su mente se cuestionaba si Yoongi tendría algún tipo de reacción si lo viera actuando de la misma manera en que él lo hizo. Probablemente no, pero no lo iba a descubrir si no lo intentaba.
— Puedes llamarme Jade. — Ella se lamió los labios sugestivamente, admirando los de Jimin.
¿Por qué ese tipo de mujeres que prestaban sus servicios casi siempre escogían nombres de joyas o piedras preciosas?
— ¿Como el color de tus ojos o ese es tu verdadero nombre? — Indagó bebiendo de su vaso una vez más, en contra de su mejor juicio. Ella tenía hermosos ojos verdes. Jimin podía ser gay, pero podía ver a una mujer atractiva a un kilómetro de distancia. Ya la palabra lo decía, era gay, no ciego. Ella se rio, llenando el vaso de nuevo con más whisky.
— Como en el color de mis ojos y también mi nombre real.
— Realmente te queda bien, entonces. — Sonrió, mirando de reojo a Yoongi, quien sorprendentemente lo miraba con una sonrisa amplia. — Wow, vaya... — Su atención se apartó de Yoongi cuando un par de senos entraron en su línea de visión. Jade acababa de sentarse a horcajadas sobre él y tuvo que apartar la mirada para evitar empujarla lejos de él. Se recostó tanto en el respaldo para alejarse que Jade levantó una ceja.
— Tímido, ¿no?
— Ya ves, no sé si-
La mujer pasó sus manos por su cabello, moviéndose contra él al ritmo de la música. El castaño sostuvo su cintura rápidamente porque no le gustaba la sensación en absoluto. Trató de no pensar en el hecho de que estaba sosteniendo su piel directamente, ya que llevaba una blusa tan corta que bien pudo haber usado solo un sostén.
— Vamos, vive un poco. Diviértete un poco. — Se inclinó hacia él logrando que Jimin contuviera el aliento cuando sus labios tocaron sus oídos. Los vellos de su piel se erizaron. — Hay muchas habitaciones que podemos usar para intimar más, Jimin. — Ella lamió el lóbulo de oreja haciéndolo estremecer. — Me gusta decir tu nombre, Jimin. — Susurró con voz ronca y al menor se le encogió el corazón.
Se preguntaba si debía decirle que era gay. No estaba seguro de cómo reaccionaría el resto de esos hombres peligrosos a su confesión. Podrían usar esas armas para acabar con él por el simple hecho de que su preferencia sexual era diferente. Lo mejor tal vez sería no decir nada.
Parpadeó rápidamente mientras su corazón se aceleraba en el momento en que los ojos de Yoongi se clavaron en los suyos mientras sus labios estaban apretados en una línea. Parecía un poco preocupado, esto le hacía preguntarse si era por la mujer que estaba en su regazo en ese momento. El pelinegro miró las cartas de póquer que tenía en las manos y frunció el ceño aún más. De acuerdo, Jimin quizás había fantaseado de más. Esas malditas cartas de póker provocaban más emociones en ese idiota de corazón frío que su coqueteo.
Alzando su mano para quitarle el pelo del cuello, Jimin dirigía discretamente su mirada hacia el mayor. Una vez más, cuando hicieron contacto visual, lo vio tensarse. ¿Estaba mal imaginar que le molestaba que él estuviera siendo tan coqueto con esa dama?
— Vamos a darte más valor líquido, ¿qué tal eso? — Ella sugirió mientras él asentía con la cabeza en silencio, cogiendo el vaso de sus bonitos y delgados dedos, inclinando la cabeza hacia atrás y bebiéndolo de una vez.
Dios, ¿cómo bebía Yoongi tanto de esa bebida? Toda su garganta ardía como el infierno mismo. ¿Por qué ese valor líquido sabía a semen del diablo? No es que lo hubiese probado nunca, pero estoy seguro de que estaba cerca. Tal vez cuando las personas vomitaban por beber demasiado de esas cosas, realmente estaban teniendo un aborto espontáneo de su engendro de alcohol. Eso se escuchaba tan gracioso en su cabeza, tan divertido, que no pudo evitar reírse de las estupideces que andaba pensando.
— Otro. — Musitó alegremente, la chica echó su cintura hacia atrás con tanta gracia que sus globos oculares podrían haber salido de su cabeza por la forma en que sus caderas literalmente lo empujaron.
Jimin se aclaraba la garganta mientras la veía verter otro trago de whisky expertamente, a pesar de estar torcida como si ni siquiera tuviera columna vertebral. Ella era realmente flexible. Se volvió hacia el castaño con gracia y tan sin esfuerzo que este quiso aplaudir por su acto. Le entregó el vaso, bajando la mirada a esos labios que ella moría por besar.
— Aquí tienes, Jimin. — La veía esforzarse, podía ver cómo sus acciones podrían ser muy seductoras para los hombres heterosexuales. Si él fuera heterosexual, definitivamente se hubiera sentido muy halagado en ese momento. Pero no lo era.
Por lo que le agarró la cintura de Jade con más fuerza.
— Creo que ya he tenido suficiente. — Le sonrió, mirando alrededor de la habitación, tratando de localizar a Namjoon.
¿Ese imbécil realmente lo dejó solo en la guarida del león? Lo vio hablando con varios hombres minutos atrás, al parecer él trabajaba mientras Min se divertía.
Ya Jimin había tenido suficiente. No quería seguir viendo a Yoongi acariciar a una mujer, sin siquiera preocuparse por él lo suficiente, sin que le interesara que estaba a punto de tener relaciones sexuales con esa mujer en su regazo. Jade se rio, besándole en la mejilla y luego la comisura de sus labios.
— ¿Por ahora, quieres decir? ¿Por qué no vamos a algún lugar privado?
No estaba seguro, probablemente no debería, pero la mirada en el rostro de Min cuando ella descendió de su regazo y lo levantó del sofá, fue suficiente para hacerlo sonreír como un tonto. Por lo tanto dejó que ella lo llevara fuera de esa habitación para que Yoongi no pudiera saber qué ocurriría.
Consigliere: Es una posición dentro de la estructura de liderazgo de la mafia siciliana, calabresa y estadounidense.
(Posiblemente no vean las palabras en negrita que señalo en el texto, últimamente Wattpad no me las deja cuando pego el texto. No obstante, trataré de dejarle como siempre palabras que quizás no conozcan al final del capítulo)
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