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9. Confesiones.


8:30 AM


Inicia el resceso. Los estudiantes de Beverly High se encaminan desastrosamente por los pasillos de la institución en busca de sus respectivos destinos.

Algunos van a reencontrarse con sus viejos amigos de otros años o clases; otros, a la cafetería para desayunar tranquilamente mientras hablan con compañeros y amigos. Y yo, sólo tomo un asiento aislado en la cafetería, a saber, la mesa junto a la ventana donde suelo sentarme con Emma.

Comía mi desayuno sin importarme que sintiera dentro de mí esa sensación de que las personas a mi alrededor me observaban, sin poder quitar sus miradas de sobre mí. Hasta que Emma, Rose y Mía se sentaron en mi mesa, desde allí no volví a sentir eso.

—Hola lily —saludó Emma.

—Hola —saludé con el semblante serio.

Rose se aclaró la garganta.

—¿Cómo te sientes después de lo de ayer? —preguntó la rubia de cabello ondulado.

Exhalé.

—Nada bien, me siento aún extraña... —dije— Como si todos fijaran su vista en mí.

—Tal vez porque sí lo hacen —afirmó Mía. En eso, las chicas la miraron como si sus palabras fueran imprudentes, y sí que lo fueron. —¿Qué? Es la verdad.

Observé hacia mí alrededor y noté que era cierto, todos me miraban y cuchicheaban entre sí.

—¿Por qué lo hacen? —pregunté sintiéndome la persona más extraña del mundo.

—No lo sé —respondió Emma echando un vistazo a su alrededor— Tal vez Nate Parker tenga que ver con esto.

Rose se cruzó de brazos y frunció el ceño.

—¿Por qué Nate Parker tiene que ver con esto? —planteó.

Emma y yo nos miramos las caras en silencio, pues ella, además de mí, es la única persona que sabe dentro de este círculo amistoso que Nate Parker tuvo que ver con lo que me sucedió.

—Chicas, ¿Por qué se miran así? ¿Acaso ocultan algo? —cuestionó Mía moviendo la pajilla en su batido.

Supe entonces que debía hablar, porque si no lo hacía me estaría convirtiendo en la cómplice de mi secuestrador.

—Bien —hablé— Hay algo que no les dije.

Las chicas se quedaron a la expectativa de lo que diría.

—Nate Parker tuvo que ver con mi secuestro —solté.

Mía y Rose se miraron las caras y abrieron más los ojos en señal de sorpresa.

—¿Por eso no querías decirme nada?, ¿Porque Nate podría amenazarte? —preguntó Rose y bajó su semblante algo entristecida. Asentí con la cabeza aunque en parte, eso no sea cierto— Ya veo. Siento mucho lo que te pasó, Lily, pero... tratemos de enfocarnos en otra cosa. No es bueno para ti seguir hablando de ese tema.

—Sí, hablemos de otra cosa, como por ejemplo: ¿Qué hacía Zayn Beckett en tu casa un Viernes por la noche, eh? —levantó una de sus cejas le castaña con picardía en su tono de voz.

Rose cruzó los brazos sobre su pecho al escuchar las palabras de Mía.

—Oye, no tienen por qué atosigarla —se expresó molesta Emma por la actitud de este par.

Sonreí sin poder evitarlo.

—Tranquila —le dije a Emma, y luego, continué dando mi explicación—. Mi padre lo invitó a cenar, ya que Zayn fue quien me llevó al hospital cuando fui herida por uno de los vidrios de su auto.

Rose entornó sus ojos azules.

—¿Y qué hacías en el auto de Zayn? —interrogó como si sospechara algo.

—Es una larga historia —con eso les resumí.

—Que otro día les contarás —dice Emma levantándose de la silla— Debemos entrar a clase ahora. Vamos, Lily.

Emma tocó por accidente mi brazo herido, y disimulé mi dolor para evitar que ella y las chicas se preocuparan.

Mía fue a su clase de Ciencias y Rose se dirigió con nosotras hasta el salón de clases.

Me detuve frente a los casilleros para tomar uno de mis libros, me costó un poco por la herida en mi brazo, pero aún así logré tomarlo.

Zayn Beckett se acercó a mí y expresó en su rostro una mirada divertida.

—¿Qué tal tu brazo, Entrometida? —me apodó.

Esbocé una cálida sonrisa.

—Está mejor. Gracias por preocuparte, Bab boy.

De pronto cambió su forma de verme por una más aburrida.

—Mira, sobre lo de ayer... —le interrumpí antes de que completara la frase.

—Ya sé, fingiré que no pasó nada —coloqué un mechón de mi cabello atrás de mi oreja y cerré mi casillero sin siquiera mirarlo.

—No. Iba a decirte que debemos hablar —me sorprendió.

—¿De qué?

—Tengo algo que decirte y no específicamente de eso —contó— Pero, si también quieres hablar sobre eso, entonces está bien.

Lo miré.

—¿Cuándo y dónde?

Me puse nerviosa por el hecho de tenerlo tan cerca.

—No sé, ¿Tienes clase?

—A la tercera no.

Sonrió al notar mis manos temblorosas.

¡Estúpidas indiscretas!

—Bueno, nos veremos entonces a la tercera hora en la cafetería.

—Ah... Me parece bien.

Se dio la vuelta y se fue lejos de mí.

Procedí a entrar al salón de clases y a sentarme en uno de los asientos del final.

La profesora de Economía del Hogar explicó el tema de la evaluación para la próxima clase. Y al finalizar la clase, me dirigí a la cafetería, tomé un puesto y esperé a Zayn, quien ya estaba a punto de llegar.

[...]


10:20 AM


Él se sentó enfrente de mí.

—Puedes empezar ya —le concedí.

Se acomodó en su asiento poniéndose cómodo.

Tomé un poco de café.

—Pensé en lo que dijiste ayer y, si te sientes preparada, quiero que me ayudes a resolver el caso de Dean.

Me emocioné al instante, tanto, que escupí el sorbo de café.

—Me siento preparada, ¿cuándo empezaremos? —limpié mi boca rápidamente con una servilleta.

—Tal vez mañana, hoy van a interrogarme.

—¿Quién?, ¿El alguacil?

Fruncí el entrecejo.

—Exactamente.

—¿Por qué?

Se cruzó de brazos y me miró relajado.

—Porque según su investigación soy uno de los culpables.

¡LO SABÍA!

Sabía en el fondo que no era la única que pensaba igual. Aunque... también he pensado últimamente y... no me convence mucho que Zayn sea el culpable de la muerte de Dean.

—¿Puedo acompañarte?

Sonrió divertido.

—¿A dónde?

—A la estación del alguacil.

Su sonrisa se borró de inmediato.

—No. Esto es un asunto que debo resolver solo.

Me enojé un poco.

—Bien —espeté.

—Es todo lo que iba a decirte.

Miré mis converses de color gris y nuevamente levanté mi mirada hacia él.

—Yo quería hablar sobre lo que pasó ayer... —continué— No sobre lo de Nate o lo del secuestro, si no lo del beso.

Atentamente escuchó todo lo que le diría.

—Sé que solo fue un beso, que duró solo unos segundos y que quizás para ti fue algo sin importancia y estúpido, pero... —conté— para mí significó mucho. Fuiste mi primer beso, y para mí un beso significa algo más que una amistad, más que algo sin importancia. Y cuando me besaste sentí... que por primera vez sabía que era estar realmente enamorada. De verdad me cuesta admitirlo, pero.... Creo que me gustas Zayn, y entiendo si no sientes lo mismo, pero necesitaba decirte la verdad aunque complique las cosas entre ambos.

El silencio nos invadió por un momento, el me miró y supe que algo quería decir.

—Eres..., valiente... —soltó de repente— Nadie sería capaz de revelar sus sentimientos hacia otra persona de esa manera. Eso me gusta.

Los nervios me atacaron consumiéndome casi entera, e intenté disimular aunque mi mano temblara y sudara.

—Ah... Gracias —sonreí apenada.

—No tienes porque agradecer.

—Fue difícil hacerlo, pensé que serías igual a todos y te burlarías de mí —confesé —Debo admitir que me equivoqué al pensar así.

—Soy distinto. Todos tenemos siempre algo que nos diferencia —dijo— Tú tienes algo que nunca tuve, esa sencilla forma de expresarte aunque a veces te cueste. Siempre lo disimulas.

—Y tú tienes algo que yo nunca tuve, esa desconfianza que en algunos casos resulta ser buena —solté repentinamente— Hay veces en las que me gustaría dejar de ser tan confiada.

Soltó una pequeña risa divertida y después volvió a prestarme la debida atención.

—¿Sabes? Eres increíble, no importa lo que la gente piense —solté.

—Tú también eres increíble... —hizo una pausa— Increíblemente entrometida.

Reí.

—Excelente cumplido.

Observó la hora en su teléfono.

—Tengo que irme, hablaremos luego —contó.

Se colocó de pie y siguió su camino hacia la estación del alguacil del pueblo.

Pensaba detenidamente en lo que me había dicho y me preguntaba una y otra vez: "¿Por qué no se burló de mí?"

Ciertamente había quedado como una tonta delante de él, y era de esperar que se burlara, no comprendo por qué no lo hizo.

[...]


10:39 AM


Zayn Beckett:

El alguacil me miraba como si sospechara de mí, realmente eso no me afectó, pues de haber sido el culpable no sería el primero en la lista de un alguacil de pacotilla.

El hombre colocó unos papeles sobre la mesa y dio inicio a el interrogatorio.

—Zayn Beckett —me nombró— Sé que no tenías una buena relación con tu hermano. Un motivo quizás para asesinarlo ¿no lo crees?

El tipo se cree muy astuto, pero en vez de ir tras los verdaderos implicados en el caso, pierde su tiempo conmigo.

—Vaya ¿Qué otro motivo tendrás contra mí, Cooper? —pregunté con tono sarcástico.

—Si tanto quieres saber, te lo diré —procedió— Tienes un muy malo historial escolar. Aquí dice —Leyó uno de los papeles— que fuiste culpable de encender el autobús de la escuela y de pintar un graffity en la institución Beverly —concluyó.

Arqueé una ceja.

—Lo del autobús ocurrió cuando estaba en sexto grado, y lo del graffity sucedió cuando estaba en octavo año, ¿enserio eso me convierte en el asesino de mi propio hermano? —intenté hacer que examinara la lógica del asunto.

Me miró seriamente.

—No he terminado —siguió— Se rumorea que tenías graves discusiones con tu hermano menor ¿eso es cierto?

—Es cierto.

—¿Pero qué tipos de discusiones? Me refiero a el origen del problema, ¿por qué surgió todo?

—Es algo personal entre mi hermano y yo, ¿no lo crees?

—Necesito pruebas para encontrar al asesino de Dean. Si no colaboras, me dará aún más la impresión de que eres culpable.

—Bien —me recosté de la silla—. Él gustaba de una chica.

—Reese Griffin.

—Exacto. Lo aconsejé que no se ilusionara, era notorio que esta no sentía lo mismo por él y que podía herirlo.

—Entonces, ¿tratabas de protegerlo?

—Sí.

—¿Y siguió tu consejo?

—No, sólo se molestó. Reese le había dicho que en realidad le gustaba yo, claro, todo fue una mentira para alejarlo.

—¿Y lo consiguió?

—Algo así.

Entornó los ojos.

—¿Qué sucedió después?

—Se enteró de que su amigo, Peter Kaplan, era oficialmente el nuevo novio de Reese. Y este se convirtió en su enemigo cuando se dio cuenta de que mi hermano sentía algo por esta chica, originando una enemistad entre ambos.

—¿Crees que Peter Kaplan, tuvo que ver con su muerte?

—Lo creo.

El alguacil me miró otra vez como si sospechara algo de mí, y yo solo lo vi normalmente, demostrando que no me interesa lo que crea.

—Bien —finalizó— Puedes retirarte. Acabó el interrogatorio.

Me levanté de la silla y me fui de allí en cuanto dijo aquello.

Si bien, todo eso que dije era cierto, y más que cierto, creía que Peter tenía que ver con la muerte de Dean.

Todo debía averiguarlo más a fondo.

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