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14.Culpables


El asunto daba vueltas en mi cabeza. Me preguntaba "¿Cómo podré decirle a Emma que no iré a hablar con el alguacil?".

La pregunta se mantenía en pie, aunque para ella no hubiera una respuesta concisa y directa.

Mientras formulaba preguntas en mi mente, fui interrumpida por una voz desde mi balcón que decía mi nombre, una voz esta vez preocupada y con un toque firme.

—Lilian —escuché— Debemos hablar.

Allí fue cuando me pregunté: ¿Sobre qué debemos hablar esta vez? Zayn y yo ya habíamos conversado con antelación sobre el caso de Dean y los posibles culpables, así que, ¿qué irá a decirme?

Su rostro no se notaba calmado, se veía más bien agitado y un poco abatido.

—¿Qué quieres decirme? —pregunté a la expectativa.

—Creo saber quién es el culpable de todo esto —informó entrando en la habitación.

Lo invité a sentarse haciendo un gesto que señalaba a la cama. Él tomó asiento.

Sus ojos transmitían dolor, cada vez más intensos; sus labios se movían como si temblaran, su piel se veía algo pálida y su semblante estaba firme. Esa posición de sus manos, empuñadas fuertemente. Todo indicaba claramente el estado en el que se encontraba. Estaba totalmente furioso, pero más que la furia, podía percibir los sentimientos que en este instante le invadían:

Dolor, sufrimiento, odio, rencor, con una pequeña gota de tristeza que era finamente ocultada por su frialdad e indiferencia.

—Fue ella, Lily. Fue Reese —contó con rabia en su mirada. Apretó sus manos, aún más fuerte, aumentando el tamaño de sus venas.

Compartía su dolor. Verlo así me hacía sentir lo mismo, y no quería verlo sufrir.

Me senté a su lado y lo miré esperando el momento ideal para hacerle una pregunta.

—¿Qué te hizo pensar que fue Reese? ¿Puedes decírmelo?

—Observé caerse de su bolso un papel que contenía la dirección del río Cembert, correspondiente a la fecha del día de la muerte de mi hermano.

—¡Imposible! —no tardé en sorprenderme— ¡No puedo creerlo, Reese Griffin no es sólo una chica arruina autoestimas, sino que también es una posible asesina!.

—No es todo —retomó la palabra— Varios de mis contactos afirman haberla visto media hora antes de la muerte de Dean en aquel lugar. Estoy seguro de que debe existir algo más que la incrimine.

—Tal vez...

Su expresión se transformó en una seria y fría emoción que me prohibió identificar lo que había detrás de él. Me prohibía conocer sus sentimientos, aquellos que había notado y ya no podía deducir.

—¿Quieres que te ayude a investigar más a Reese? —pregunté, creyendo saber qué es lo que él quería.

—No —contestó.

—¿Entonces qué? —volví a plantear una pregunta.

—Quiero que te alejes... —no me miró siquiera— De mí. De ella. De todos.

—¿Por qué debería alejarme, de ti y de todos? —cuestioné.

—Es lo mejor para ti y para tu familia —dijo.

—Ya salí herida una vez, y si me pides que me aleje de ti saldré aún más herida.

—¿A qué te refieres?

—He recibido notas... —le conté bajando un poco el tono.

—¿Qué? ¿Te amenazaron? —se expresó un poco alarmado.

—Sí —acaricié mi brazo herido.

—¿Qué decían las notas?

—Que sufriría las consecuencias si seguía investigando acerca de la muerte de tu hermano.

Frunció el ceño de inmediato.

—Por eso no quería meterte en esto. Sabía que tarde o temprano algo pasaría.

—Desconozco quién pueda ser. Ni siquiera la nota estaba escrita a mano. Fue escrita con recortes de revistas o periódicos.

Se quedó en silencio, pensativo, y por la forma en la que sus venas se brotaban cada vez más, me daba la impresión de que le molestaba lo que sucedía.

—Escúchame, Lily —centró sus ojos sobre los míos— Debes alejarte de mí. A partir de hoy trataré de estar lejos de ti. Este caso debo resolverlo yo. En cuanto descubra a el culpable, me iré lejos de Graydale, así tu vida no correrá peligro.

—¡No, Zayn! —le dije y mi voz empezó a quebrase— Sonará estúpido, sin sentido, pero.. ¡No me alejaré de ti, no lo haré!

—¡No somos nada Lily! ¡No estás obligada a estar cerca de mí! —se puso firme— Podrías terminar...

Se quedó nuevamente en silencio, sin completar la frase.

—¿Muerta? ¿Eso ibas a decir?

Algo me decía que debía permanecer cerca de él, que aunque no estuviera obligada y aquel caso no me involucrara totalmente, debía ayudarlo. Me había decidido a hallar al culpable, lo haría por él, porque es mi amigo, sin embargo comprendo que no debería.

Suspiró.

—Mi punto es... —mencionó—, que no te concierne.

—Bien, si no quieres que te ayude, entonces haré lo que me pides —soné desinteresada— Me alejaré de ti y dejaré de investigar el caso. Tienes razón, no me incumbe y tú y yo no somos nada. Ahora puedes irte y olvidarte de mí, pero estoy segura de que no me será fácil olvidarte.

Me echó una mirada divertida y sonrió como si mi comentario tuviera gracia.

Lo miré frunciendo un poco el ceño, pues me parecía raro ver esa sonrisa pintada en su rostro después de lo que hablamos.

—¿Qué? ¿Dije algún chiste?

—No —continuó situada esa sonrisa allí— Me gustas, Lily.

—¿El chico indiferente confiesa sus sentimientos hacia una chica? — parecía molesta, pero cambié la expresión de mi cara para luego preguntar: —¿Puedes decirlo otra vez?

—Ya lo dije una vez. No lo repetiré —se negó.

—¿Por qué confiesas tus sentimientos? —lo miré fijamente— Te irás lejos, ya no tiene caso hacerlo.

—Quería que lo supieras antes de que me alejara de ti —dijo.

—Te vas para no herirme, sin darte cuenta de que lo has hecho más de lo que pensabas.

—Te lo dije. Arruino vidas, y si continúo cerca de ti no recibirás solo notas —comentó— Estoy seguro de que esas notas fueron enviadas a ti por causa de mí. No queda duda.

—Si enserio te irás para siempre, hazlo ahora —dije.

Se incorporó de pie, volteó a verme y se retiró sin decir ninguna palabra. Sin decir siquiera un "Adiós".

03:55 PM

Los días transcurrieron normalmente. Mi vida volvía a ser la misma de antes. Llevaba una vida común y corriente. Haciendo lo mismo de siempre.

Todo era normal y tranquilo excepto por las notas anónimas que seguían llegando.

Obtuve tres notas seguidas esta semana, después de recibir las dos primeras.

Decían esta vez:

Nota 1

"Mantente alejada del misterio. Deja de nadar en aguas profundas, podrías terminar ahogándote"

Nota 2

"He examinado con cuidado tus pasos... Sigue así, aléjate de los Beckett"

Nota 3

"Ve al estacionamiento 15 de Beverly Street a las 4:00 pm"

"SOLA"

PDT: No llegues tarde.

Me inquieta saber por qué la nota número tres pedía que vaya al estacionamiento 15 de Beverly a las 4:00 de la tarde. Me daba algo de pánico y miedo, sin embargo me dirigí al encuentro de la persona que quizás fuera el asesino.

Esperé unos 15 minutos. En el estacionamiento se respiraba aire de tranquilidad y soledad que transfundía miedo. Esperaba allí, junto a un viejo libro de ficción y romance, el cual leía detenidamente a la vez que estaba en expectativa del posible criminal.

Me dediqué a pasar las páginas del libro una vez leídas.

Aún no llegaba nadie. Entonces, comencé a pensar que en realidad nada pasaría, que nadie vendría, pero algo me obligaba a estar parada allí un poco más de tiempo.

Sentí leves sonidos de pisadas detrás de mí, la presencia de alguien que me había estado viendo desde hace mucho. Me giré para identificar quién era, y esta vez, no era alguien conocido.

El chico estaba plagado de tatuajes en la piel de su brazo, era notable el símbolo de una cobra en su chaqueta de cuero negra y el túnel en su oreja derecha. Usaba guantes negros sin dedos, como los que tenían los hombres que me secuestraron. Su tez era clara, sus ojos verdes e intensos, su cabello de un tono claro del marrón y de una altura elevada a la mía. No podía divisar quién era, la expresión en su rostro me parecía familiar, pero era difícil de reconocer.

Pronto reconocí que su parecido era similar al de Zayn, en cuanto a la forma de mirar, aun así tenían sus diferencias.

—¿Quién eres? —me costó tragar saliva.

—No necesitas saberlo —habló con una pequeña y aburrida sonrisa en su rostro— No aún.

—¿Para qué me pediste que viniera? ¿Fuiste tú no? —le interrogué haciendo parecer que no me intimidaba.

—Todo a su vez, niña —prosiguió plasmando en su rostro esa sonrisa, esta vez con un toque de maldad—. Chris. Hazlo pasar —llamó a alguien más.

Pronto llegó un chico caucásico. Su cabello era de un negro brillante, ojos azules, bajo de estatura, y al igual que el primer chico, se veía fuerte. Seguido de él, había una chica de ojos —también azules— cristalinos, su piel pálida, de porte regio y cabello largo, negro y liso, e igual de baja que este. Ambos vestidos con las mismas chaquetas negras de cuero y los guantes negros en sus manos. No quedaba duda de que pertenecían a una especie de pandilla, y yo estaba en medio de ellos.

No podía de ningún modo saber quiénes eran. Sus rostros eran definitivamente desconocidos, jamás los había visto.

Me pareció ver esta vez una cara familiar. Era Nate Parker. Vestido igual que ellos, y con sus cejas enmarcadas.

Extendió su mirada hacia mí. Con mucha más razón me costó tragar saliva.

Ya estaba en esto, y no podía volver atrás.

—Jones —río maliciosamente— ¿Qué tal tu día?

—¡Arg! No seas ridículo —lo acallé por un momento.

—Qué pocos modales, ¿eso te enseñó tu padre? —usó un tono irónico—¿No te enseñó a tenerle respeto a los más fuertes?

—Seré débil, pero no rompo corazones —le dejé en claro.

Su sonrisa se borró de inmediato.

—¿Por qué lo dices? —preguntó.

—Por Danielle Cocks —contesté a propósito.

—No seas entrometida. Ya veo que "papi" no te enseñó a dejar de meterte en asuntos que no te incumben —provocó haciendo una tonta voz fingiendo imitarme— Incluyendo la muerte de Dean Beckett.

—¿Eres tú verdad? ¿Eres el de las notas? —planteé enfadada por su comentario.

—Tal vez no te equivocas.

—¿Por qué no sospeché de ti? —bajé un poco la voz— ¿Por qué lo hiciste?

—No te conviene saber las respuestas —mencionó amenazante.

—Pero a mí sí —se oyó una masculina voz acercarse al lugar.

Era él, era Zayn.

—Vaya, ¡qué entrada! —sonrió Nate— ¿La planeaste?

Zayn se acercó a él y lo sujetó por el cuello de su camiseta

—¡Responde de una vez idiota! ––lo miró furioso— ¿Tú asesinaste a Dean?

Zayn no le quitaba los ojos de encima, lo miraba con una mirada fuerte y colérica.

—No te mentiré. Fui yo quien ató esa soga a su cuello —afirmó para provocarlo, zafándose del agarre —Lo odiabas, ¿no? Te hice un favor.

—Debí imaginarlo. ¿Fue tu padre quién lo pidió? —interrogó al chico.

—No, fue mi propia iniciativa —se dio el crédito.

—¿Qué querías probar? ¿Ah? ¿Qué eres fuerte? ¿Es eso? —prosiguió el castaño.

—No necesito probar nada —dio respuesta a sus preguntas— Si te sirve de consuelo, no lo hice todo yo sólo. Ahora puedes estar en paz.

Se dio la vuelta, pero la voz de Zayn lo detuvo antes de que diera un solo paso.

—¿Quién ensució también sus manos con la sangre de él? —preguntó iracundo— ¡DIME!

Su fuerte y grave voz sonó al gritar. Se oía realmente furioso, ¡y cómo no darle la razón! Se hallaba envuelto en una difícil situación, una que quizás lo hacía sentir horrible y lo hacía querer acabar con todo de una vez.

Son cosas que supongo, me ideo una película en mi cabeza con sucesos que no están claros aún, que no sé si son ciertos. Nate tiene razón, soy una entrometida, y yo misma me metí en este problema. Zayn no era parte de esto.

—¿Quieres saberlo? —habló alguien para nada agradable.

Zayn del mismo modo que yo, volteó a ver al momento a aquella persona que hablaba. Sí, aquella de la voz desagradable e irritante que producía inmensas ganas de huir, sí, la voz de él, de Peter, esa voz que tanto detesto.

Se hallaba parado unos metros de distancia de nosotros. Próximamente este se acercó y sonrió con esa típica sonrisa de oreja a oreja que utiliza al estar cerca de su rival o enemigo.

—Peter Kaplan —Zayn lo miró de arriba abajo— Jamás hubiera imaginado que serías parte de esto.

—Recuerda que tú decidiste dejar a "las Cobras", Dallas —lo observó con esa mirada psicópata que se pronuncia comúnmente en su rostro.

¿Dallas? ¿Se llama así?

—Te ganaste nuestro odio... —añadió. Luego dejó que se pintara esa sonrisa nuevamente en su rostro— y perdiste todo lo que querías.

—Incluyéndonos.... —interfirió el chico de ojos verdes— A todos.

Zayn lo miró. Su rostro con el ceño fruncido demostraba que estaba resentido, pero cambió drásticamente la apariencia de su rostro, transformando todo en una emoción simple y aburrida.

Era notable que él los conocía, que entendía de lo que hablaban, y que detrás de esa cara él ocultaba mucho más que dolor y sufrimiento, había más que indiferencia, osadía y frialdad. Habían recuerdos. Esos que son difíciles de borrar, capaces de permanecer toda una vida.

Veía todo desde un lugar adecuado —en primera fila— prestando mucha atención, no podía entender muy bien qué pasaba o simplemente no podía unir perfectamente los puntos.

El aire se tornó tenso entre ellos, eran 5 contra 1 y estoy segura de que pronto se volvería un caos, un total desastre.

El chico de cabello negro —que tampoco conocía, junto a la chica a su lado— dio un paso adelante, Zayn (o Dallas) no se percató de ello, y se centraba en todo lo que éste hacía.

—Zayn —le saludó serio el muchacho.

—Christian —mencionó al parecer su nombre.

—Somos cinco contra uno —informó el chico— Ya ríndete.

—Lo siento mucho, pero yo no me vendo. Mucho menos aceptaría sabiendo que estaría cerca de los asesinos de mi hermano —aclaró su postura.

—Como digas... —dice el pelinegro.

—Dejemos de hablar y comencemos de una vez. Estamos perdiendo tiempo —mencionó a sus secuaces el joven, dicho nombre no conozco. Apodado por mí como "el de ojos verdes".

—Veo que ya se recuperó tu pierna, Nate —esbozó Zayn una agraciada sonrisa.

—Basta, Zayn —Nate acomodó las mangas de su chaqueta— Empecemos ya.

—¿Tanto miedo me tienen, que han de pelear todos a la vez, sabiendo que soy uno solo? —Zayn sonrió— No tengo algún problema en luchar contra todos, solo que, me causa gracia lo valientes que son cada uno de ustedes cuando están juntos, ¿no?

—¡Ya basta de tus comentarios sin gracia, Beckett! —intentó callarlo Peter.

—Deberías calmarte, Peter —sugirió "el de ojos verdes"— Todo está bajo mi control —se dio la vuelta, dándole la cara a sus amigos y dijo: —Pelearé con él. Es lo mejor, después de todo, tú ya perdiste tu oportunidad, Peter.

Peter hizo una mueca de molestia.

—¿Estás listo, Dallas? —preguntó girándose para verlo.

Zayn se volteó a verme y, con la vista encima de mí, se encaminó hasta que estuvimos de frente.

—Presta atención a mis palabras —ordenó— Mantente lejos de este lugar.

—¿Por? —fui interrumpida.

—¡Sólo hazlo! ¡Ya! —subió la voz.

Se retiró de mí.

Me distancié del lugar tal como me había pedido. Casi no podía verlos desde donde me encontraba. Sin embargo, estaba preguntándome: ¿Cómo Zayn se habrá dado cuenta de que ellos estaban aquí? ¿Habrá venido por mí? ¿Quiénes eran ellos? ¿Estaban de alguna manera vinculados con Dean Beckett?

Las respuestas no eran tan fáciles de saber después de todo.

Todos se preparaban para lo que sería una pelea. Zayn se hallaba preparado, y no dudaría en planear bien sus golpes, de ello estoy segura.

No podía escuchar muy bien todo lo que decían, pero si podía presenciar cada uno de los movimientos de estos al momento de la pelea.

Zayn Beckett:

Siento el impulso de ser el primero en atacar, la rabia se concentra en mis puños y mi mente se transforma en un baúl de malos recuerdos a la espera de ser abierto. Viendo fijamente sus caras siento el deseo de acabar con esto, y cada segundo mi pecho se infla y las venas de mis brazos se hinchan.

Ira.

Es lo que siento ahora.

Jamás hubiera pensado que estaría frente al asesino de Dean, o a los asesinos.

A Peter ya lo he vencido, por ello presencio en mí esa sensación de confianza y satisfacción. No pelearé con él, pero he de suponer que Erick es más fuerte que Peter, siempre ha sido eminente, lo supera por el entrenamiento que le ha dado su padre desde que era un niño, lo preparó para defenderse y para hacerlo su cómplice, por lo que creo que ha de ser una buena pelea.

Erick Howland es un hombre de veintitrés, parecido por lo creído y arrogante a Nate y a Peter, sólo que más ingenioso y calculador. Su padre, Ralph Howland, era el líder de "Las cobras negras". Una pandilla —la cual no ha sido descubierta aún— que se encargaba de trabajar para él y para su socio, el famoso empresario Nicholas Parker (el padre de Nate), traficando drogas al sur de Goldenvill, en Outtown, el pueblo al otro lado de río Cembert.

Sé quiénes son "las Cobras", quién es su líder y quiénes las conforman. Me uní a la pandilla cuando tenía quince años hasta que dejé de creerlo conveniente. Mis tíos, los Hale, nunca se dieron cuenta de ello.

Erick se prepara y empieza a lanzar golpes que esquivo al verlos. Durante la pelea, este no se molesta al no tocarme ni un solo cabello, sigue haciendo el intento, hasta detenerlo con uno de mis golpes. 

La escandalizada sangre desprende de una parte de su rostro, la nariz, para ser más específicos. Este procede a atacarme, clavando su puño en mi pecho. Ignoré su ataque. No me detuve a examinar si devolvérselo o no, sólo acabé enviándole un golpe que lo dejó en el piso.

Se puso de pie y me golpeó en la mandíbula fuertemente, comprobé con mis dedos que la sangre había salido de allí. Le di otro golpe en el rostro y me lo devolvió en el mismo sitio, en la mandíbula.

Cuando era pequeño, cada vez que peleaba siempre salía herido. Mi madrastra, la madre de Dean, —a quien quería como mi propia madre—, se encargaba de borrar esa cara de enojo y sacarme en lugar de ello una sonrisa; Me animaba con sus palabras y sanaba cada uno de los moretones que recibía. 

Era la única que creyó en mí, que creyó que llegaría a ser algo más que un vándalo, como me considerada el hombre que tenía como esposo (en otras palabras, mi padre). Ella pensó que existían probabilidades de que creciera y me convirtiera en alguien bueno como ella, pero tal como "predijeron" aparentemente muchos de mis familiares, fui una desgracia que manchó el apellido Beckett, siendo esto, un hecho fidedigno.

Me he convertido en lo que soy ahora, "un anormal sin sentimientos" como se rumorea en el instituto, "un criminal asesino" como me considera el alguacil, "un animal sin alma" como fui llamado una vez por una chica, y estoy seguro de que Jones me considerará un daña vidas. Y soy más que eso. Un chico con serios problemas de ira. Desafortunadamente es lo que me llena. Por más que quisiera ser igual a ella —a mi "madre"—, no lo conseguiría.

Son cosas estúpidas las que pienso.

 ¿Se supone que  debo estar pensando en ello durante una pelea? No, pero ya considero que esta lucha ha acabado.

—Nada mal —jadeó.

—Creí que te habías vuelto más fuerte, Erick —digo.

—¿Sabes Beckett? No lo necesito —dice levantándose— Ya conseguí lo que quería: Verte derrumbado.

—¿Qué te hace pensar que lo conseguiste? 

Levanté una ceja.

—La muerte de tu hermano —sonrió— Esa es la respuesta.

—No puedes derrumbar algo que hace años fue demolido —moldeé un viejo refrán a mi manera.

—¿Que fue demolido por un corazón roto? —intentó completar mi frase mientras estaba sonriendo de oreja a oreja.

El resto veía en silencio lo que ocurría, sin mencionar nada, sin tan sólo moverse.

—¿No quieres contarnos sobre Abigail Watson? —incitó.

Lo miré y escupí hacia el suelo de manera tosca y aburrida.

—Por favor, Beckett. Ya cuenta —rió Peter— Estoy seguro de que ella quiere saber sobre Abigail.

Peter señaló detrás de mí. Ahí estaba de pie, Lily.

Me veía como si no entendiera qué trataba de decir Peter.

—¿Por qué querría? —preguntó Grace, a quién había ignorado a propósito.

—¿Por qué te entusiasma saber la respuesta, Grace? —le pregunté sin realmente importarme.

—Soy 'Megan'[4] ahora —reclama.

[4]Nota: Megan es un el segundo nombre de Grace, que ella utiliza como si fuera el  primer nombre al formar parte de "las cobras". Pandilla a la que pertenece solo por su hermano. 

La miré con el ceño fruncido. Sin duda ser parte de las cobras hizo que se le subiera los humos a la cabeza.

—No comprendo. ¿Quién es Abigail? —habló Lily.

Erick me miró insinuante.

—¿Lo harás tú? ¿O prefieres que yo le diga?

No me importó que dijera eso, no me interesa que Lily sepa la verdad. Entre Abigail y yo había algo, era la única chica por la que sentía algo especial en aquel tiempo, pero se terminó cuando ella decidió mudarse a Goldenvill, de hecho no, no lo decidió. Sus padres tomaron esa decisión por ella, y como era una chica de dieciséis años cuando eso ocurrió, era de esperarse que obedeciera a sus padres. Decidimos terminar, era lo mejor, y además de eso fue por la enorme discusión que tuvimos el día antes de irse. Ella quería irse y yo por mi parte, no lo acepté.

Un año después, me enteré de que se había mudado a un departamento en el mismo pueblo, pero pensé que ella no me querría ahí, no después de todo lo que discutimos.

—Como quieras —comenzó Erick—. Abigail era una "amiguita" de Zayn. Jugó con ella hasta que dejó de parecerle divertido.

—Eso no es cierto —refuté, e inmediatamente miré a Lily.

—¿No es cierto que acabaste con su vida? ¿Que jugaste con sus sentimientos y la hiciste sufrir? —clavó su mirada encima de mí y continuó viéndome como si algo le divirtiera— La destruiste, pero ella ya no podrá vengarse de ti. Abigail ya no existe.

—Mientes —lo acusé.

—Acéptalo, Dallas —añadió a la información— Ella murió. Ella se suicidó por motivos que tú iniciaste.

Lilian Jones:

Miré a Zayn. Su pecho se inflaba a cada segundo, estaba furioso, esa noticia le había causado mucha molestia.

—¡MIENTES! —bramó iracundo.

—Puedes ir a su departamento. Aún su cadáver está ahí —le contó Erick.

Zayn intentó golpear a Erick, yo lo detuve, y este (Erick) sólo continuó parado allí seriamente. 

Zayn estaba enojado. Ya había descubierto a los culpables de la muerte de su hermano, pero no estaba feliz, mucho menos satisfecho. Aquellos asesinos no solamente le quitaron la vida a su hermano, si no que también lo declararon descaradamente y contaron cada cosa con una expresión de diversión.

Pero él no estaba furioso sólo por eso, quizás también lo estaba por esas acusaciones y calumnias que decían en su contra, debido a esa chica de nombre Abigail.

—No vale la pena, Dallas —mencionó Nate desde una distancia lo suficientemente buena para observar la pelea— Ya no está.

—Tenemos cosas más importantes que hacer, pero fue muy buena esta charla —contó Erick. Situó sus verdes y claros ojos en los míos— Sabía muy bien que pronto lo atraerías aquí. Buen trabajo, Jones.

¿Cómo sabe mi apellido? ¿Me habrá investigado?

Quizás Nate y Peter le hablaron sobre mí.

Zayn permaneció de pie mientras ellos se alejaban poco a poco del área. yo sólo contemplaba el logo de esas chaquetas que llevaban puestas, ese animal que resaltaba sobre ellas y que no era nada más que una cobra que llevaba escrito arriba "The Cobra's" 

[...]

05:23 PM

Acompañé a Zayn a su departamento, al llegar tomé un botiquín de primeros auxilios que había en la habitación y ayudé a limpiar la sangre que corría de su mandíbula. Él se concentraba en mirar un punto fijo en la habitación, parecía que no sentía nada cuando tocaba el gran golpe que le habían dejado.

—¿Por qué fuiste allí? Sabías que algo malo podría pasarte —continuó observando aquel punto en su habitación.

—Quería saber..., quién era el causante de la muerte de tu hermano, Zayn —dejé de limpiar la herida—Sé que dijiste que no querías que me involucrara más. Pero de verdad quiero ayudarte.

—¿Poniendo en peligro tu propia vida? —cuestionó mirándome.

—Si lo dices así, no suena bien —aparté un mechón de mi frente.

—No quiero que algo malo te pase, Lily... —lo miré —Eres la única que me ha seguido la corriente en todo esto, me has ayudado más de lo que podía desear..., eres lo único que tengo...

Sus ojos dejaban ver lo que sentía otra vez, no eran buenos confidentes. Dejaban apreciar un poco de dolor que él sentía, y verlo de esa manera me hacía darme cuenta de que existen posibilidades de que sea importante para él. Todo lo que me ha dicho estas últimas semanas, me ha demostrado que sí, verdaderamente le importo.

—También tienes a Emma y a tus tíos... —me interrumpió.

—Ellos no me importan, se que estarán a salvo, pero tú no lily. Tú me importas...—confesó dejándome atónita— y me he dado cuenta, de que en serio me gustas....

Sus palabras me hicieron desaprobar lo que alguna vez pensé de él. Como todos los estudiantes de Beverly High, llegué a pensar alguna vez, que Zayn Beckett no era más que un chico odioso y arrogante, e indiferente, y tal vez lo sea... pero aquellas palabras me demostraron, que puede sentir.

—También me gustas, Zayn —confesé una vez más.

Me acerqué a él y dejé que sus labios tocaran los míos, convirtiéndose en un beso. Uno que marcó mi vida desde ese momento, uno que me hizo ver que en realidad sí estaba enamorada, uno que me hizo entender qué es el amor realmente.

Y volví a perderme, entre sus besos, entre sus ojos que se situaban en los míos, entre sus caricias y sus palabras; y terminé enamorada locamente de el chico que había considerado un enemigo.

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