13.Anónimos.
Anonymous
08:30 AM
Desperté, todo parecía igual a mí alrededor. Un día más en mi vida. Pero, la única diferencia de este día con otros, era Zayn, quien se encontraba en mi habitación dormido en el sofá.
Miré a mí alrededor, preguntándome cómo terminó él aquí. Sin embargo, no quería saber aún la respuesta.
Me incorporé de la cama e intenté despertar a Zayn, dando palmadas en el sofá para que el ruido lo despertase, y funcionó. Abrió sus marrones y claros ojos situándolos en mí.
Su piel estaba descubierta, no llevaba puesta su camiseta, y podía ver con total claridad el tatuaje de una cobra en su hombro izquierdo.
—Debes ir a clase —me recordó.
—No iré, ya es tarde —dije seriamente.
Sonríe como si mi expresión seria le divirtiera.
—Me sorprende que tu padre no viera ese beso de anoche —contó— Se ve como esos padres sobre protectores.
—Lo es —afirmé levantándome del sofá— Y, hablando de mi padre, ya debe estar por irse al trabajo. Será mejor que te vayas.
—No me iré —imitó mis palabras— Ya es tarde.
Supe que se burlaba de mí, así que le lancé fuertemente su camiseta dándole en el pecho, pero fue como si no la hubiera lanzado debido a que, por su muy bien ejercitado abdomen, no pudo sentir nada.
Parece extraño el hecho de que papá no me haya despertado esta mañana, suele hacerlo cada vez que no despierto a tiempo o que mi reloj despertador se daña. Me da terror tan sólo pensar que pudo haber entrado y no me di cuenta. Aunque sólo Zayn me haya besado, el hecho de que ambos estuviéramos durmiendo en la misma habitación ya me quita puntos.
Después de que Zayn saltara desde mi balcón, me dediqué en ir a Beverly High. Me duché, arreglé y trasladé a la secundaria.
Mi padre preguntó el porqué de mi tardanza. Le expliqué que me había quedado dormida —y aunque en parte era cierto— Marcos me veía de una manera sospechosa.
No me enfoqué en ello y me encaminé a la institución.
08:41 AM
Caminé hasta el salón de ciencias, allí mi profesora estaría explicando el nuevo proyecto científico que se haría para la próxima clase.
Me detuve en la puerta y pedí permiso para entrar. La profesora de cabello largo y con mechas rubias me concedió dicho permiso.
Tomé uno de los puestos del final, notando que todos centraban su vista sobre mí; algunos de mis compañeros murmuraban entre sí, quizás sería porque llegué tarde y siempre acostumbro a ser una de las primeras en entrar a la clase. Pero, aunque hicieran muchas suposiciones, no sabrían la verdad —y si la contara— nadie me creería, ni yo misma pude creerme todo eso.
Todavía no he digerido lo sucedido.
Estos últimos días han sido realmente extraños, todo lo que conocía antes ya ha cambiado. Jamás habría pensado que Zayn pondría mi mundo patas arriba. No somos nada, pero el caso de su hermano ha cambiado drásticamente todo.
Exactamente, TODO.
—Tendrán que formar equipos de cinco para la feria de ciencias de la próxima semana —informó la mujer.
Emma volteó a verme, e inmediatamente me di cuenta de que trataba de decirme que seré parte de su grupo. Al mismo tiempo ella veía a Rose sentada desde la otra esquina.
Mientras la profesora de Ciencias (la Señorita Jennkinds) revisaba unos documentos puestos en su viejo escritorio, el director Griffin interrumpió la clase, directamente desde su oficina. Por lo visto, ha informado desde el micrófono situado en su escritorio, algo que quizás sea importante.
Mis compañeros de clase se miran las caras, pero yo no logré oír la información.
—Repito —mencionó el director— El estudiante de penúltimo año, Nate Parker. Ha sido suspendido. Por favor Señor Parker, dirigirse pronto a mi oficina.
Nate Parker —de quién ignoré su presencia dentro del aula— empuñó su bolso y se retiró molesto del aula, lanzándome una mirada cargada de odio, logrando así llamar la atención de la clase entera, haciendo que todos lo miraran y murmuraran.
Emma volvió a mirarme, y supe que quería hablarme.
09:16 AM
Cuando la clase acabó, me dirigí muy pronto a mi casillero, esta vez, para guardar mi libro de ciencias.
Al intentar colocar este libro, una pequeña caja con un listón en ella cayó al suelo.
Fruncí el ceño y me bajé a tomar la caja.
¿Un paquete sin remite, sin nombre? ¿De quién podrá ser?
Resuelta a abrirlo, quité el listón de ella y levanté la tapa calmadamente. En ella había una nota, si bien, no contenía ningún nombre plasmado, sólo habían un conjunto de palabras formadas por recortes de revistas.
Leí la nota.
No pude evitar sorprenderme por lo que decía, en cuanto la leí, mi piel comenzó a erizarse por el pánico, y en esta se hallaba escrito:
Para: Lilian Jones.
"Has hecho cosas que no deberías, te metiste en un problema que no te pertenece. Si continúas investigando el caso de Dean Beckett, tendrás que sufrir las consecuencias."
Att: Anónimo.
Me atemoricé. En aquel momento no quería saber quién había mandado aquella nota. Me interesaba saber por qué fue solamente a mí, por qué de esta manera. Quizás esa persona sea el verdadero asesino de Dean, y es por ello que me amenazó para que dejara de investigar.
Me quedé inmóvil, de pie en el sitio sin moverme por unos segundos. En mi cabeza repercutían las palabras escritas en la nota. El temor volvió a mí tan rápido, así como las olas vuelven a la orilla, y comencé a desplomarme del miedo.
Dejé caer al suelo la caja sin dejar de pensar en lo que se decía allí.
Emma caminó hasta mí, noté su presencia al tenerla de frente. Se hallaba preocupada por la expresión de mi rostro, por la palidez de mi piel.
Dijo palabras que no escuché, no tenía la culpa, me hallaba descuidadamente encerrada en mi propia mente, repasando detalladamente una y otra vez la amenaza del posible asesino, y sobre todo, preguntándome el por qué.
Entonces pregunté a Emma:
—¿Qué dices?
—Te pregunté: "¿qué te sucede?" —repitió.
—Ah, disculpa, Emma —luego negué— No sucede nada.
Levanté la cajita junto a la nota y la guardé en mi mochila.
—Conozco esa mirada de impacto. Sucedió algo —reconoció— Puedes contarme. Prometo que no le diré a nadie.
Suspiré con preocupación.
—Okay —saqué la diminuta caja de mi bolso— Recibí esta nota. Léela.
Emma examinó detenidamente la nota, y al igual que yo, se sorprendió.
—Es... ¡Una amenaza! —exclamó.
—Sí, pero... ¿De quién?
—No dice nombre. Sólo dice Anónimo.
—¿Quién crees que pueda ser? —se preocupó.
—¡No lo sé! —respondí algo desesperada.
—Tranquilízate, Lily —puso su mano en mi hombro— Hay que hablar con el alguacil.
—Hay que hacerlo.
—Muy bien, entonces iremos a la oficina del alguacil esta tarde —me informó intentando calmarme— Será mejor que vayas a tu casa y descanses. Llama a Marcos y dile que venga a buscarte.
—Sí, lo llamaré.
Marqué el número de mi hermano y coloqué en mi oreja el teléfono.
Esperé que contestara la llamada.
—¡Vamos, Marcos! ¡Contesta de una buena vez!
Por fin él atiende y procedo a hablarle.
—Marcos —dije directamente desde la línea— Necesito tu ayuda.
—¿Para qué? ¿Es importante? —utilizó un tono aburrido.
—Necesito que me lleves a casa —contesté— Y sí, lo es.
—¿Por qué debería hacer eso? —cuestionó odiosamente.
—Es un favor, lo necesito. Te explicaré en el camino —le dije— Estoy cerca del salón de ciencias de mi año, cerca de donde tú estás.
—Okay, pero tendrás que esperar a que salga de la clase —estableció una condición.
—De acuerdo. Puedo esperar —acepté y colgué de prisa el celular.
Emma me miró expectante.
—¿Y? ¿Qué te dijo? —preguntó mi amiga.
—Que vendría por mí después de terminar su clase —respondí.
—Bueno, no tenemos clase ahora mismo. Vayamos por un café, así esperaremos a que termine su clase —me convenció.
En ese momento nos dirigimos a la cafetería de la escuela. Luego de unas largas horas, Marcos fue a buscarme a ese lugar.
Nos encontramos allí y me despedí de Emma, quien se notaba realmente preocupada, quizás sea por la amenaza que recibí o por otra cosa, lo cierto es que nunca antes la había visto de esa forma, y me inquieta.
Me moví hasta el auto de Marcos, me abroché el cinturón de seguridad y miré hacia el frente mientras mi hermano tomaba control del volante.
—Puedes contarme —me permitió.
—Lo haré, pero no quiero que le cuentes a nadie sobre esto —le pedí—Sobre todo a Papá.
Blanqueó sus ojos.
—No le diré a nadie.
—Recibí una nota anónima. Una amenaza.
Marcos frenó el auto de inmediato y lo estacionó por un momento. Su expresión denota asombro, molestia y preocupación.
—¿Una amenaza? ¿Por qué? ¿De quién?
—Léela tú mismo.
Le mostré la nota y lo que en ella habían escrito. No tardó más de un segundo en leerla.
Se quedó impactado. Sabía que más allá de la preocupación, estaba molesto por lo que hacía.
—¿Así que a eso te dedicabas? ¿A investigar el absurdo caso de Dean Beckett? —Preguntó enfadado— Nos tuviste preocupados cuando te secuestraron, ¿y todo fue porque no mediste las consecuencias? Seguro por tu estúpida idea de investigar el caso ¿no? Tú idea de jugar a detective con Zayn Beckett. Porque era él, ¿no es verdad?
—¡Marcos déjame explicarte! Yo...
—¡Tú nada, Lilian! —me miró decepcionado— ¿Crees que no sé que investigabas algo que tenía que ver con Danielle Cocks? ¡Me viste la cara de idiota!
No pude decir nada, sus palabras eran tan ciertas que solo me dejaron sintiendo la necesidad de no hablar al respecto.
—No, Marcos. Yo no... —me interrumpió.
—No he terminado —dijo —¿Qué te traes con ese tipo?
Fijó su mirada enfurecida en mí, ocurriendo una sensación molesta y mala.
—¡Nada! —oculté detalles.
—¿Por qué estaba contigo el día de tu secuestro? ¿Ah? ¿Por qué ha estado en tu habitación más de una vez? ¿Por qué sabía él que tú buscabas a Danielle Cocks? —interrogó continuamente.
Me quedé en silencio. Sabía la respuesta a todo, pero ¿cómo lo explicaría? ¿Cómo se lo haría entender?
—¿No vas a responderme? —miré hacia abajo, en cambio él miró hacia el frente— Eso pensé.
—Llévame a casa —dije, sin mirarlo.
Encendió su auto y nos alejamos prontamente del lugar dirigiéndonos a casa.
09:42 AM
L
ogan y Luke seguían en la escuela, era trabajo de Marcos ir a buscarlos, así que en cuanto me dejó frente a la puerta de casa, fue en busca de ellos a la escuela primaria. Drake y yo nos quedamos en casa. Para ambos, el día en la secundaria había acabado.
Subí a mi habitación, y me mantuve encerrada.
Mientras escuchaba un disco con mi música favorita, descubrí bajo mi almohada la misma pequeña caja que recibí esta mañana. No quería abrirla, pero algo dentro de mí tenía curiosidad de saber lo que esta vez diría.
Las letras se hallaban escritas otra vez por recortes de revistas.
Para: Lilian Jones
"Piensa tus pasos antes de darlos. No te equivoques al dar un paso en falso. Si le cuentas al alguacil sobre esto, tendrás que pagar todo aún más caro."
Att: Anónimo.
Sentí que el corazón se saldría de mi pecho. Pensé en cómo le explicaría a Emma lo sucedido, pero no hallaba ninguna respuesta.
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