—Recordare que desde algún cierto día yo te ame y recuerdo que del pasar de los años, tú te convertiste en una razón por al cual siento odio

8 de marzo del 2005
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Escuchaba por el pasadizo que daba hacia las escaleras el llamado de mi madre, eran las 7:00 de la mañana y tenía una nueva misión que todos los niños de mi edad deben empezar, la primaria. Para algunos les debe de parecer algo divertido, ¿no?. Conocer nuevas cosas, aprender algo más, pasar el tiempo con sujetos que en un futuro serán tus amigos. Pues si, suena divertido, pero no es lo mio. Quiero decir, no me gusta socializar mucho, es un grave problema que tuve con mi madre, ella casi nunca tuvo paciencia conmigo, en cambio mi padre si. Yo era como la cosa rara en la familia, claro, teniendo a tu hermano mayor que se cree la gran cosa, pero en realidad es un completo tonto.

—¡Amelia Rosaline Rose! ¿Hasta que hora voy a seguir esperando mi niña?—gritaba mi madre—Aprende de tu hermano, él es obediente, sigue su ejemplo.
—Ño, no quiero ir a la escuela más—me tapaba con la sabana cubriendo mi rostro y en posición fetal

¿Que podría decir? Era tan solo una niña de 5 años y que iba a tener una nueva aventura lo cual me siento obligada y estaré obligada por el resto de mi vida en asistir a estas cosas.
Terminando de desayunar mi madre encendió el carro y todos subimos en ella, abrochándonos con el correaje de seguridad.
Llegamos a la escuela de Green hill. Pequeña aldea perteneciente de la cuidad de Mobius.
Habían varios padres afuera de la puerta de la escuela con sus hijos, dándoles su despedida. Otros niños lo tomaron bien, pero algunos como todos estaban llorando asustados porque no quería separase de sus papas.
Para ese entonces yo me baje de mala gana del auto de mi madre, mientras tanto mi hermano se encontró con sus amigos de tercero y con sus típicas palabras que me daban tanta envidia de sentir la gran cosa, ¿como es que puede hacerlo? Quiero decir, el primer día que fue nuevo en la escuela hizo amigos sin ningún problema. ¿Me ocurría lo mismo? O tal vez no tendré a ningún amigo y comeré sola, andaré como una cosa rara en los recreos, en los trabajos grupales estaré sola, ¿quizás en la secundaria me pasa lo mismo? Tanto así que me volveré loca y hablare conmigo misma.

—Hey pequeños, los que recién se integraron a nuestro nido. Acérquense no teman.

Una de las maestras llamaban a los nuevos niños. Yo tome de mi mochilita y me coloqué en la pequeña fila que estaban formando uno tras otro y así cada profesora que formaba la fila de los alumnos se los llevaba a su respectiva aula.
Al llegar al salón solo habían 10 alumnos, la mayoría ya se había hecho amigos de los demás niños. Mientras tanto yo solo tenía en mente a que sonara la campana y comer mi rico emparedado. Recuerdo a que no estaba interesada en el resto.
De pronto una pequeña conejita, de vestido color naranja, franjas amarillas y su camisa de color pastel con lazos azules en sus dos orejas. Se acercó a mí con una hermosa sonrisa tallada en su pequeño rostro y sus relucientes ojos. En sus manos ella sostenía un recipiente de plástico y dentro de ella había zanahorias partidas y con un gusano pegado en una hoja pequeña.

—Hola—saludó la pequeña conejita—¿Te gustaría probar esto? Es delicioso, pero no te comas al gusanito. Es mi único amigo, por ahora.

¿Como no recordar ese momento en que conocí a mi mejor amiga? Quería echarme a reír por escuchar las palabras tiernas de aquella conejita

—Amh...l-lo siento, no me gustan las zanahorias. Gracias

—Soy Cream, ¿cuál es tu nombre?
—Me llamo Amelia...pero no me gusta, ese nombre me suena a viejita. Llámame Amy.—dijo Amy riéndose al igual que la pequeña conejita.

Nunca puedes decir cosas que las cuales no sabes qué pasará en algún futuro, ¿quién sabe? Yo sabia que lo más importante ya no me causaría problema, pues...tenía una amiga, mi primera amiga.
Pasaron cuatro semanas, no podía decir que todo estaba mal. Tocó el timbre, Cream y yo salimos al patio, ambas nos dirigimos al césped y ella me había pedido a que le espera ya que iba a pedirle ayuda a la maestra a que la acompañara ir al baño y así ella podrá ayudarla a limpiarse de sus deshechos. Aún ella no sabía cómo limpiarse.
Yo me quede sola, volteando a ambos lados. Pues tenía el miedo a que alguien me vendría a molestar, porque...oh vamos, estábamos al lado de la primaria y esos mocosos su diversión éramos nosotros. Lo había notado porque a unas de las niñas de salón 2D le habían quitado su muñeca unos niños del sexto grado.
Yo tomé fuertemente de mi emparedado y rogaba a que Cream llegara pronto o que algún maestro este cerca. Para mi mala suerte estaba sola y a lo lejos un grupo de niños estaba reunidos, abrazos formando un círculo. Uno de ellos volteo y me dirigió la mirada. Lentamente se acercaron a mi. Me pongo de pie y camino hacia el lado contrario de ellos. Eran los mismos alumnos del sexto grado que molestaron a una niña.

—¿A donde vas mocosa? Danos tu pan
—No, váyanse

Me tomaron de mi vestido fuertemente y me levantaron en peso.

—Te dije que me des tu pan, ¿que acaso estas sorda? ¿Eh? ¡Mocosa!

Yo ya sentía que ese día iba a tener el ojo morado o que algo malo me podrían hacer esos abusares, se me había pasado tantas cosas malas que lo único que me se me ocurrió para solucionar era llorar. ¿Que otra cosa podría hacer? Tenía solo cinco  años.

—Hey ustedes, inútiles. Déjenla—gritó una voz de firmeza.

Era cuando yo voltee y lo que vi con los reflejos del sol, era un erizo de pelaje de color al igual que el mar, ojos verdes y zapatos rojos con franjas blancas.

—Ustedes son muy grandes para meterse con alguien de nuestro tamaño, así es que bajen a esa niña si es que  o quieren que llame a mi profesora y así ella arreglara asuntos serios con ustedes.

Demonios, para unos mocosos como nosotros para hablar de esa forma frente a unos grandotes se necesita de  mucha, mucha valentía.
Y yo no paraba de apartar la mirada hacia él.
Los niños de la primaria me bajaron y con una mirada de odio se largaron del lugar.

—Debes de tener cuidado niña, estos son de lo peor.

—G-gracias...tú me salvaste la vida—dijo tímidamente la pequeña eriza

—Estoy harto de orinarme en los pantalones por esos feos niños.

—¿Cuál es...como te llamas?

—Mi nombre es Sonic y...tú eres Amy, ¿no?

Oh por dios sabe mi nombre...oh no puedo creerlo

—S-si, ¿como lo sabes?

—Pues dice tu nombre en el sticker de tu vestido.

—Oh....

—Bueno Amy, fue un gusto conocerte de esta forma. Quizás  nos vemos en otro recreo o por ahi.

—Si...adiós

¿Cómo conocí a Sonic el hedgehog? Pues simple, me salvó la vida de unos bravucones. ¿Quién diría que desde aquel día sucedió algo diferente en mi? Algo como si...tan sólo verlo mi corazón late, late muy fuerte que es algo que  no puedo explicar de como me siento.
Solo que hay un pequeño problema.
Eso fue antes de que llegaras a ser un completo idiota y es por eso que yo...

TE ODIO SONIC THE HEDGEHOG