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(4/5)
(Narrador Omnisciente)
“Cuando se termine este frío invierno...
Hasta que vuelvan los días de primavera...
Hasta que las flores florezcan otra vez...
Por favor, quédate aquí...”
Prometí quererte para siempre... Y era cierto, no había dudas en mi mente.
Si el destino tuvo planes diferentes y te vi por accidente... Perdón.
Jimin cambio la canción cuando comenzó a escucharla, no soporto la letra ni un minuto. Sabía que su corazón estaba plenamente destrozado, pero se obligaba a creer que todo estaba bien, que nada estaba fallando en su “feliz vida de casado”
Soltó un suspiro y se tragó el nudo en su garganta. Observó la casa y se obligó a sonreír, todo estaba impecable, todo había vuelto a ser como antes, o eso creía él. Nuevamente se levantaba por las mañanas, iba a correr o caminar junto Holly, su única compañía durante todo el día, regresaba a casa, limpiaba, hacía todos los que haceres y preparaba el almuerzo o en ese tiempo, la cena, ya que uno de los cambios en su vida, incluía la poca alimentación que tenía.
Jimin se estaba descuidando a un grado inexplicable. Si, salía, corría y se ejercitaba para mantener su cuerpo deseable para su esposo, sin embargo, su cuerpo se deterioraba con el tiempo al no recibir la alimentación debida.
No desayunaba, muchas veces en su almuerzo ingería únicamente una galleta o un vaso con jugo, para la cena, comía muy poco y muchas veces no lo hacía, ya que Yoongi no estaba para acompañarlo.
La relación de la pareja parecía haber “mejorado”, pero lo cierto era. Qué Jimin se había obligado acostumbrarse al nuevo comportamiento de su esposo.
Yoongi no llegaba a casa muchas veces o regresaba tarde, en algunas ocaciones cuando regresaba, lo hacía con muchos tragos de más y siempre lo insultaba, le gritaba o le daba órdenes como a un perro. Jimin se quedaba callado todo el tiempo y obedecía, prefería no responder o sabía que las cosas empeorarían y aunque no existían golpes o maltratos físicos de por medio, nada se comparaba al dolor que su corazón sentía en cada insulto o grito, era como incrustarle una daga en el pecho.
Jimin se lamentaba con el hecho de que su esposo había dejado de tocarlo sexualmente desde la última noche que estuvieron juntos. Los toques amorosos, románticos y dulces habían quedado olvidados, habían sido enterrados en lo más profundo del corazón del castaño y quizá no volverían a sacarse de ahí.
El menor sin darse cuenta había entrado en un cierto grado de depresión, en el que se obligaba a intentar vivir una vida, que no era vida.
Jimin no se estaba valorando a sí mismo, no se estaba dando su lugar. Era tan dependiente de Yoongi que no sabía cómo manejar sus propios problemas, sus emociones, las había sellado por completo y se permitía llorar cuando su pecho no podía más, se permitía sonreír forzosamente solo si su esposo hacía algún chiste de mal gusto, siempre referente a su trabajo. Se obligaba a “ser feliz”
Todo era diferente, pero Jimin creía que las cosas con su esposo habían mejorado.
Lo cierto era, que Jimin no era un chico independiente, no sabía actuar por si mismo, todos aquellos últimos años ha dependido emocional y económicamente de su esposo, así que intentar hacer algo por si mismo es casi imposible.
Todo había empeorado, pero el castaño no se daba cuenta de ello.
Aunque Jimin agradecía no haber encontrado nuevamente las muestras de que posiblemente su esposo le era infiel, en lo profundo de su corazón, sabía que aún le era infiel.
Tenían 2 años y 10 meses de matrimonio, pero los últimos 8 meses habían sido una tortura total para el castaño.
Jimin había adelgazado tanto que la ropa había dejado de quedarle, incluso se tenía que poner la misma muchas veces porque el resto no le quedaba, parecía que podían caber dos de él para una sola prenda y eso era preocupante.
El chico no lloraba, no hablaba, no hacía nada. Era como si sus emociones hubiesen sido encerradas bajo llave y tres metros bajo tierra por qué no las expresaba ni de chiste.
Las sonrisas habían desaparecido...
Los sonrojos no estaban más...
Las carcajadas dejaron de existir.
La felicidad, el amor propio y la confianza en sí mismo, todo... Absolutamente todo había desaparecido.
La pregunta del millón era. ¿Jimin podría regresar a ser el mismo de antes? O..., ¿Sería mejor?
- Bien Holly. Te dejaré solo una hora, iré al súper mercado, no hay casi nada y tú comida se acabó. Solo espero que esto me alcancé - Suspiró por enésima vez.
Una de los grandes cambios de Yoongi hacía Jimin, era que había dejado de darle dinero. Era como si el azabache se olvidará que aún está casado y prometió mantener al casataño.
Las últimas semanas Jimin había sobrevivido con las pocas cosas que logró comprar que Yoongi le dió la íntima vez, después de eso, el mayor no volvió a darle más.
Jimin tenía sus ahorros, Yeo-been le dio dinero por ayudarla hacer algunos diseños hace un par de meses, Yoongi le había depositado hace unos meses atrás y todo decidió sacarlo de la tarjeta y guardarlo.
Pero algo le decía a Jimin que todo ese dinero le serviría en un futuro para algo mejor. Así que lo escondía con recelo. Sin embargo, en esta ocasión le tocó sacar ya que no tenía casi nada y su perrito debía comer, así que no tuvo de otra más que tomar una pequeña cantidad.
- Prometo regresar pronto mi pequeñín - Dejó un dulce beso en la melena marrón del cachorro y salió de casa.
Llevaba una pequeña lista con lo esencial, en su mente no le sobraría casi nada de dinero, pues llevaba exactamente la cantidad que necesitaba.
Camino con “tranquilidad” hasta el super mercado y cuando llegó fue directo a tomar una canasta y comenzar a tomar lo necesario para la casa y su perrito.
- Primero tu comida Holly, es esencial - Se dijo a si mismo.
Tomo unas pocas verduras y más que todo comida instantánea, la más barata y rápida de hacer, no quería tener nada que posiblemente se pueda hechar a perder, así que prefería algo sellado, duradero y fácil de preparar.
Una hermosa camiseta para perro llamo su atención. Le encantó, era lindo, justo para la época fría, hubiera querido comprárselo a Holly, pero no podía, el dinero que llevo era justo para lo que llevaba y no podía darse ese lujo.
Aún así, lo tomo entre sus manos y lo admiró, era realmente hermoso, sentía que era exactamente a la medida de su pequeño mimado. Estaba por regresarlo a su lugar cuando alguien tomando un mismo conjunto llamo su atención.
- ¿Tienes un perrito? - Pregunto el extraño a su lado.
- Si - Fue la corta repuesta del castaño.
- Son un amor, ¿No es así?, Creo que ese conjunto es hermoso, ¿Se lo llevarás a tu mascota? - Pregunto el extraño.
- Eh..., No yo..., Solo los estaba viendo - Respondió Jimin.
El castaño admiró el bonito perfil de aquel hombre. Parecía maduro, le pareció guapo y atractivo, con aquel cabello negro y un poco largo, tenía una sonrisa hermosa y deslumbrante, sin duda idiotizo al castaño.
- ¿Tengo algo en la cara? - Bromeó el de cabellos negros mientras reía y por primera vez en meses Jimin se sonrojo - Oh, pero mira que lindo eres - Se emocionó el extraño.
- Yo..., Lo siento, debo irme - Dijo Jimin mientras metía el conjunto a la canasta sin derse cuenta y se marchaba hasta el cajero.
Sintiendo los nervios apoderarse de él, no se dio cuenta de que estaba dejando la canasta en el cajero para que le cobrarán y el conjunto seguía dentro de la canasta.
Las mejillas del castaño seguían sonrojadas y se sentía incómodo, ¿Desde hace cuánto no sentía ese tipo de emociones?, No lo recordaba exactamente.
- Son 30,000 wones joven - Jimin salió de su transe y hasta ese momento se dió cuenta de la cantidad que había salido.
- ¿Cuánto...? - Pregunto sorprendido.
- 30,000 wones - Repintio la cajera.
Entre los cálculos de Jimin, debían salirle exactamente 20,000 wones aproximadamente. Casi se ahoga al ver el conjunto bonito para perrito entre las cosas que había metido a la canasta.
- ¿Podría... Borrar el precio del conjunto para perro?, Es que yo..., Lo eché por error - Dijo con suma vergüenza.
- ¡¿Va pagar o no señor?! - Grito una anciana al final de la corta fila.
Jimin comenzaba a desesperarse, jamás había pasado tanta vergüenza como en ese momento. Quería que la tierra se lo tragará y lo escupiera en otro lado o mejor aún, se lo tragará vivo, eso era muchísimo mejor a devolverlo aquel mundo.
- Disculpe señorita, cargué todo a esta tarjeta - Llegó el miso chico que intento entablar una conversación con Jimin anteriormente.
- ¿Qué?, Oh no, yo no puedo aceptar eso - Intento negarse Jimin. Sin embargo, era demasiado tarde, la cajera había cobrado por las cosas de Jimin y lo del extraño - No tenía por qué hacer eso - Dijo Jimin con pena.
Estaban fuera del súper mercado. Un Jimin demasiado sonrojado era una imagen tierna de ver, el contrario sonrió y sintió su corazón acelerarse al ver la dulzura de aquel chico. Jamás se había sentido tan flechado por nadie como por aquel bonito chico de ojitos adorables.
- No es ninguna molestia. Parecía que estabas en un aprieto y solo intenté ayudarte - Hablo el dulce chico.
- Yo..., Gracias. Solo puedo agradecerle por esto - Reverencio el castaño - ¿Puede... Darme el número de su tarjeta?, Prometo regresarle lo que gasto.
- No te estoy cobrando. Creeme, lo hice con mucho gusto, pero si te hace sentir mejor, puedes pagarme de una forma - Jimin frunció su ceño al no comprender.
- ¿Cómo...?, ¿De qué forma? - Pregunto el castaño.
- Dime tu nombre - Sonrió el peli negro.
Sin duda alguna algo se removió en el interior de Jimin. Nadie había intentado conocerlo, desde que conoció a Yoongi lo único que los demás hicieron fue alejarse por ser la pareja más codiciada, en aquel entonces todos lo envidiaban o detestaban por estar con él capitán de básquet y uno de los chicos más inteligentes del instituto, pues el otro era él.
Qué alguien sintiera cierta atracción o interés a su persona le hizo sentirse extraño, pero al mismo tiempo aquello le agrado demasiado. Sentía que aún existían personas buenas en el mundo.
- Me llamo Jimin - Dijo el castaño, pues no sabía el porqué no quiso decir su apellido real y mucho menos el de casado.
- Jimin..., Un hermoso nombre para tan bello ángel - Sonrió el contrario y Jimin sonrió - Y vaya que tienes una sonrisa encantadora - Halago.
- Gracias - Respondió un sonrojado Jimin.
- Yo soy Hoseok - Se presentó el peli negro - Jung Hoseok - Le tendió la mano.
Jimin la observó y la estrechó con el contrario. Aquel simple toque fue cómodo, agradable para ambos, Jimin no podía decir que posiblemente había conocido a un nuevo amigo porque lo cierto era, que aquello era imposible.
- ¿Puedo invitarte a un café Jimin? - Pregunto el mayor.
- Oh, me encantaría, pero... - el castaño observó su anillo, que parecía quemarle en ese instante - Soy casado - Dijo al fin con dificultad.
- Entiendo - Sonrió aún así el peli negro - Tu esposa es muy afortunada.
- Esposo - Corrigió Jimin.
- Entonces ese hombre debe saber al ser tan valioso y deslumbrante que tiene a su lado - Siguió con sus halagos Hoseok aún sabiendo que Jimin es casado, aquello no le impedía admirar la belleza del chico.
- Supongo - Respondió el castaño.
- Espero volver a verte pronto Jimin - Sonrió Hoseok, mostrando una vez más su linda sonrisa de corazón - Fue un gusto conocerte. Cuidate - Reverencio el mayor y se retiró.
Jimin observó el camino por el que se retiró el mayor. Lo vió subirse a un auto y marcharse, una sonrisa se dibujó en el rostro del castaño y su corazón se aceleró al recordar tan hermosa sonrisa.
Conocer a una persona que no te cause desconfiada o miedo es realmente agradable. Jimin se sintió tranquilo y estaba feliz, aquel chico le resultó atractivo y con aura increíble. Regresó a casa con una suave sonrisa plasmada en su rostro.
Toda aquella deslumbrante felicidad en Jimin desapareció al entrar a casa y verlo. Ahí, de pie con sus brazos cruzados y viéndolo fijamente con un odio y furia inyectado en aquellos ojos que intimidaron al castaño.
- Yoongi... - Hablo el menor.
- ¿Dónde estabas Jimin? - Pregunto el mayor con seriedad.
- Fui..., Yo fui al súper mercado - Le mostró las bolsas sin dejar de sentir miedo ante aquella mirada.
- Claro, y olvidaste tu teléfono, ¿Qué conveniente, no? - Río con ironía.
- No, es que... Hace unas semanas se dañó y no puedo usarlo más - Respondió con temor.
- No mientas Jimin - Gruñó con fastidio.
- No miento - Hablo bajo - No encendió una mañana y... Como nunca llamas no te diste cuenta.
- ¿Y por qué no me dijiste que se había dañado? - Pregunto.
- Te dije..., Pero me ignoraste - Susurró aún más bajo.
Yoongi achicó sus ojos y decidió dejar aquella discusión de lado. No pretendía pelear con su esposo en ese momento, tenía mejores cosas que hacer.
- Prepárame una maleta, me iré de viaje una semana por trabajo y necesito ropa y trajes limpios - Paso al lado del castaño entregándole su saco.
Jimin apretó aquella prenda entre sus manos al sentir el fuerte aroma a perfume. Un perfume a rosas que lo tenía mareado, era la segunda vez en aquella semana que lo sentía.
- Está bien - Dijo nada más y se fue hasta la habitación a preparar la maleta.
Dejó las bolsas sobre la encimera de la cocina y luego fue a preparar lo que su esposo le pidió. Se tragó sus lágrimas una vez más, no lloro y no dijo nada, sentía que se destrozaría más si se atrevía a llorar o sentir dolor.
Solo soportaba, todo lo soportaba por intentar mantener su matrimonio. Un matrimonio del que no se había dado cuenta, que se había destruido hace mucho tiempo.
Yoongi tomo un baño y se puso un nuevo conjunto de traje limpio y oloroso. Se sentía fresco y cómodo, fue a la cocina por una copa pero se encontró con que está estaba casi vacía. Gruñó molesto y reviso las bolsas de las compras que Jimin había traído, no había casi nada más que comida enlatada, aquello lo hizo enfurecer más.
- Aquí está tu maleta - Dijo Jimin, dejando la maleta a un lado.
- ¿Por qué mierda no hay casi nada aquí Jimin? - Dijo con molestia - ¡Esta maldita cocina está vacía!, ¡Te doy cada semana para los gastos de la casa y aquí no hay nada!, ¡¿Qué mierda haces con el dinero?!
Jimin sintió el nudo en su garganta a punto de estallar. No estaba soportando todo aquello, los gritos de Yoongi lo estaban alterando y sacando fuera de sí.
- Tú..., Haz olvidado darme d-inero - Dijo con miedo.
- Debes estar bromeando - Río con gracia el mayor - Te deposito cada semana sin falta Jimin, no mientas, mejor dime, ¿Para donde te vas con ese dinero?, ¿Lo gastas en cosas para ti?, ¿No es suficiente todo lo que te doy?, ¡¿Con quien mierda te gastas todo lo que te doy?!
Los sollozos de Jimin fueron los únicos que se escuchaban en aquella casa después de los gritos de Yoongi. El corazón del castaño estaba destrozado, no soportaba más todo aquello, se moriría de dolor en su pobre y lastimado corazón.
- N-o... He gastado nada - Lloraba el menor - No... Tengo dinero, tú... Dejaste de d-arme hace unos meses - Dijo con dificultad.
- ¿Y vas a seguir manteniendo tu maldita mentira? - Yoongi estaba cegado por la ira y rabia del momento - Eres una maldita desgracia Park Jimin. Trabajo todo el maldito día solo para ti, ¿Y así me pagas?, Si se supone que no tienes dinero, dime, ¿Cómo demonios compraste todo esto?, Por qué incluso compraste ropa para el perro de 7,000 wones, para eso sí tienes.
Jimin no quería responder, se sentía humillado, roto y dolido. No podía creer a que grado había llegado todo su supuesto feliz matrimonio con Yoongi. Nada estaba bien y él lo sabía, pero no quería aceptarlo.
- Te dejaré este dinero y más vale que si compres comida para la casa, no solo mierdas que no sirven para nada - El azabache paso al lado del castaño y se fue de casa.
Dejó a Jimin con el alma más rota que antes. Su corazón dolía como siempre desde que todo aquel calvario dio inicio. ¿Cómo podría recuperar su matrimonio si parecía que Yoongi odiaba todo lo que hacía y lo culpaba de cosas que no hacía?
Jimin no podía resistir más. Pero su amor por Yoongi le hacían creer que solo era una etapa y todo podía mejorar, que en un tiempo todos aquellos malos momentos solo serían horribles recuerdos del pasado y nada podía ser peor que aquello.
Entonces una loca idea llegó a la mente de Jimin después de haber llorado por casi una hora.
- Holly - Llamo a su perrito que estaba a su lado como siempre - ¿Crees... Qué si me embarazo él... Vuelva amarme como antes? - Pregunto.
La idea de Jimin era totalmente descabellada, pero él no se daba cuenta de ello, solo quería salvar a su matrimonio y no se daba cuenta de las consecuencias que aquello conllevaría.
- Él... Siempre me pidió un bebé. El implante anticonceptivo se venció hace unos pocos meses, quizá... Si me embarazo, él vuelva a ser el mismo de antes y me ame... Me ame como antes.
Jimin no sabía lo que decía o pensaba. Estaba roto, destrozado y desesperado por recuperar un matrimonio que estaba destruido desde que Min Yoongi decidió poner sus ojos en alguien más.
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¡Hola amigos!
¿Qué les pareció este capítulo?
Espero que les haya gustado a pesar de los capítulos tan tristes y todas las humillaciones que Jimin está viviendo. A pesar de sus pensamientos y malas decisiones, pronto él entrará en razón se los prometo.
¿Se esperaban la apareció de Hobi?
Este capítulo es dedicado a:
NicolJeon689
bloodbloodyg
MellaChur
Sin más que decir...
¡Nos leemos pronto chiquillos!
Bye💜
No olviden dejar su estrellita si les gustó el capítulo ⭐
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