Epílogo
Ésto no es más que el principio
Volvió a acomodarse en la silla mientras esperaba a que la fotocopiadora sacase las copias.
Bostezó con cansancio cogiendo la taza del escritorio bebiendo café. Sabía que la nota había surtido efecto.
A su mente vino la imagen de la joven de ojos grises y sonrió con cinismo.
A partir de ahora, las cosas irían como quería.
Observó el cuaderno envejecido y amarillo del escritorio que había robado. Debía investigar todo sobre ella. Lo abrió con interés.
Su venganza comenzaba.
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