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Capítulo 8 : El Mukul ༄


Jehová es tu guardador;Jehová es tu sombra a tu mano derecha.

Salmos 121:5

Los chicos caminaban lentamente, enfadados con Samuel porque gracias a su torpeza se habían tenido que ir.

Siempre iban al mismo restaurante después de los ensayos de los sábados pero ésta vez les atendió una camarera nueva. Sam al intentar coger su café había tirado todos los vasos y las tazas derramando su contenido. Rompiéndolas. La chica no sabía donde meterse, los jóvenes pagaron y se fueron sin nada. No querían causar más problemas.

Deambularon buscando un sitio, cómo solían ir al mismo no sabían a dónde ir. Una chica de cabello ondulado y corto caminó moviendo su esbelto cuerpo frente a los jóvenes. Marc no dejó de observarla un solo instante.
Entró en un restaurante que tenía un letrero de madera  : Mukul

—This site looks good-expresó Marc refiriéndose al sitio al que había entrado la chica .Hablando cómo con su habitual inglés.

—Tengo hambre

- Bo tú siempre tienes hambre -habló Sam.

—Let's enter here.-volvió a decir Marc

—Estoy de acuerdo con Marc -siguió Chris. Al ver que a él le parecía un buen lugar, le siguieron.

—Sí. Come on

El mukul era un sitio bonito a la vista.
En su interior podían verse sillas de terciopelo esmeralda en conjunto con mesas redondas de aspecto elitistas.
Tenía plantas grandes en macetas color beiges y algunas de ellas colgaban del techo.Dándole un aspecto tanto ecológico como elegante. Las paredes color verde esmeralda lo acogedor además de la iluminación íntima en cada espacio.

Se sentaron en una mesa cerca de la puerta. El lugar estaba vacío.
Apenas tres mesas albergaban clientes aunque el lugar era muy amplio.

Una chica de pelo rizado les atendió, sonreía pero bajo sus ojos se veían unas profundas ojeras.

Marc notó su parecido con la joven que llamó su atención. Sus rasgos eran parecidos.Aunque la camarera tenía el pelo largo,rizado y su piel era blanca. Intentó levantarse para buscar a la joven de pelo corto.Pero como no quería levantar sospechas. Decidió pedir algo de comer.

—¿Qué desean tomar ? —dijo muy alto con un tono agudo estridente.Acto seguido se tocó el cabello con nerviosismo.

—Coca Cola —comenzó Christian.

—Agua —siguió Bo que al ir al gimnasio quería mantenerse saludable.

—Dos cafés —dijo Sam pues Allan y él siempre pedían lo mismo.

—Fanta —pidió por último Marc que siempre alternaba. Sus ojos se movieron por todo el lugar, buscando.

Pidieron lo que querían comer. Aunque fuesen las cinco de la tarde tenían hambre.

—Deberíamos estar estudiando para EL EXAMEN—dijo Bo a forma de comentario.

EL EXAMEN era una prueba de evaluación de todas las asignaturas.  Los estudiantes de las universidades del país  daban prestigio a su universidad según las notas que sacaran.
Para todos los alumnos era trascendental, estaba en juego la reputación de su universidad. Era el más importante del año.

Las universidades que competían por la mejor del país eran la tradicional Mare nostrum con mas de 250 años de antigüedad y con un característico emblema rojo y dorado.
Y la innovadora ocean's wave con apenas quince años. Todos se habían asombrado de su éxito y el creciente potencial de sus alumnos. Decían que era una imitación barata, con un escudo azul y un nombre relacionado con el agua. Sin embargo los resultados eran asombrosos. Ambas universidades con métodos completamente distintos obtenían resultados similares.

A lo lejos la chica de cabello rizado que les atendió señaló a su compañera una mesa.
Estaba sentada en una silla alta junto a la barra y de un momento a otro , cerró los ojos cómo intentando respirar.

—Yo voy a atenderles — contestó su compañera. La de cabello rizado sonrió con esfuerzo, la otra caminó dispuesta a servirle a los chicos de la esquina lo que habían pedido. Los identificó cuando ya estaba demasiado cerca cómo para volverse atrás.

—Hola Liz —saludó Allan sonriente. Preguntó a cada uno cual era su pedido entregando lo solicitado. Ésta vez gracias a Dios Sam no intervino.

—¿Cómo estás ?

—Bien

—No sabía que trabajabas aquí —Liz afirmó con la cabeza.

—Es súper chulo éste sitio —habló Marc.

—Si que lo es... — contestó ella aunque sus pensamientos llenaban su mente sin dar espacio a nada más.
Se despidió de los chicos y caminó hacia la barra.  Notó que su amiga no se encontraba bien.

—Kalila deberías irte a casa —dijo viendo que ya se había quejado por segunda vez de un intenso dolor de cabeza. La chica negó.

Mientras Liz limpiaba las mesas sucias  y recogía las tazas pudo ver en la distancia al grupo de chicos reírse, se veían tan felices que  sintió nostalgia.
Hacía mucho tiempo que no reía. El de ojos verdes les contaba algo y todos se reían. Hasta ahora había pensado que todos fingían ser felices. Pero ellos parecían sentirse plenos de verdad y por un segundo pensó en que Dios tenía algo que ver con ello. Descartó la idea.

Recordó lo que el chico le dijo el día que intentó suicidarse, luego miró a Kalila. Era inocencia, alegría, ternura y amor. Todo lo contrario a ella misma ¿Cómo le abría sentado saber que se iba a suicidar? Sin duda no debía saberlo nunca. Era la única que la ayudó a conseguir un trabajo decente.Era leal y aquello no era fácil de encontrar.

Siguió con la siguiente mesa hasta que el chico rubio solitario en la mesa contigua comenzó a hablar con ella. Le conocía bien, era un cliente habitual y uno de los estudiantes del mare nostrum. Le sorprendió su pregunta, si creía en Dios. Era como si aquello la persiguiese constantemente.

Liz tras terminar aquella conversación cogió las tazas, las depositó en  la barra. Caminó hacia los jóvenes de Generación Luz.
Recogió los platos y los vasos. Cuando iba a coger la última taza de café Sam dió un codazo a la bandeja. Parte del contenido manchó su camisa blanca.

Todos le miraron mal sin atreverse a hablar. La tensión era palpable.

—No pasa nada. No te preocupes—respondió Liz rompiendo el silencio. Sonreía. Sin duda nadie fue capaz de contradecirle. Todos se quedaron conmocionados al verla sonreír. Era la primera vez que lo hacía.

La joven dejó las bandejas en la barra  junto con la taza y señaló a su compañera la camisa.

—Kali. Voy a cambiarme— habló mirando a los ojos a su amiga. Ella asintió con la cabeza.

Liz fue desabrochando los botones de su camisa mientras bajaba las escaleras para llegar al baño. Tenía esa sospecha de que alguien la observaba desde hacía un tiempo y lo cierto era que las evidencias se hacían cada vez más notables.  Como la marca de la triple X en una mesa.

Caminó hacia el baño de empleados. Allí tenía ropa de repuesto cuando llegaba de la universidad directa al restaurante.

Se quitó la camisa y notó el frío a lo largo de toda su piel, volviéndose ésta al instante de gallina a pesar de tener otra camiseta. puesta.
La zona del baño se encontraba bajando unas escaleras. Un espacio semioscuro. A punto estuvo de abrir la puerta cuando se encontró con unos ojos observándola. Dió un respingo ante el susto al ver a alguien en esos momentos.

Su mirada tenía millones de matices, era una mezcla de asombro, decepción,tristeza e incluso miedo pero había algo que destacaba en medio de todo eso, su mirada pedía una explicación.

Los ojos de Liz no pudieron mantener esa mirada e intentó entrar al baño pero la agarró del brazo.

—¿Cómo te hiciste esas marcas?— preguntó Allan que era la persona que la había mirado con ese énfasis.

Liz recordó sus brazos, solía ser prudente y procuraba que no se viesen las marcas, heridas y moratones en su cuerpo pero ésta vez no se había percatado de su presencia hasta que ya era tarde. Ni siquiera interpretó la mirada hasta que él le hizo la pregunta.

—¿Qué haces tú aquí?

—Estaba en el baño —señaló el aseo de caballeros.

"Claro, todos los baños están juntos " recordó ella.

Intentó soltarse de su agarre y entrar en el baño de empleados pero ni aunque lo lograse podría irse. Su mirada hacia demasiadas preguntas.

—Liz no son sólo cicatrices ...—decía señalando las marcas. Algunas largas y otras pequeñas que se veían en sus brazos—.Son heridas, costras y moratones...¿Quién te las ha hecho?

Ella permaneció en silencio

—Liz por favor contéstame

—Déjame

Escucharon unas voces acercarse y unos pasos bajar la escalera. Allan estaba decidido a saber que era de lo que había causado esas marcas o mejor dicho, quién. Intento controlarse pero su corazón latía con fuerza y los recuerdos de su pasado volvían una y otra vez.

—Liz por favor puedo ayudarte

—No—fue firme, unas voces se escucharon a lo lejos, de fondo, casi como un susurro, la frase que dijeron llamó mucho la atención de Allan.

—Aún no me creo lo del incendio del ocean's wave

—Fue increíble, la mejor aventura de mi vida después de Iván colgando la bandera —se rió. Seguían bajando, Allan presentía que tenía algo que ver con las hipótesis de Sam así que indicó silencio a su compañera .Ella se adentró en el baño para empleados sin hacer el menor ruido.
Allan caminaba hacia el baño de caballeros con el corazón a mil. Se metió en el primero que vió. Retuvo el aire al oír las voces masculinas entrar.

—Sólo fueron unos días pero desde que volvió, Iván no es el mismo

— Ya se le pasará, no te preocupes ...

— Eso espero. Debe de estar como loco porque debemos estudiar para LA PRUEBA y aún no hemos salido de aquí

Allan al oír esa palabra supo que eran del mare nostrum, sólo los niños ricos de esa universidad llamaban así a EL EXAMEN.
Casi sin respirar para no hacer ruido, se agachó para intentar identificarlos. Lo único que vio fueron dos pares de zapatos. Unas eran unas convers rojas y otras unas zapatillas negras.
El pantalón no era el de uniforme, llevaban vaqueros o eso creía. Se tropezó y tiró de la cadena. Abrió los ojos y subió los pies a la tapa del water. Le habían oído.

"De todas formas poco importa que me vean ¿o sí ? Tengo el presentimiento de que tiene algo que ver con el incendio."

Los pasos de los chicos se acercaron hacia dónde estaba, cada vez los oía más cerca.

—Acabo de ver a los cristianos

—¿Los de la banda generación Luz?— Los pasos se detuvieron. Notó el desprecio en sus voces.

—Sí a esos

—Qué raro, ¿Qué harán aquí en nuestro restaurante? — Allan abrió los ojos al oírles decir eso. ¿Su restaurante?

— Qué más da, vámonos ya a la biblioteca

—Pues yo ni me he fijado

Allan escuchó la puerta del baño cerrarse y los dos chicos salieron. El castaño respiró y bajó de la tapa.
Allan sabía que no era casualidad que justo hubiese estado allí. Era increíble cómo desde cero habían conseguido algunas pistas para comenzar la investigación del incendio. Sam estaba desesperado por descubrir que ocurrió. Como dijo Chris, tenían algo que ver los del mare nostrum. Sabía que Dios había permitido saberlo con un propósito.

Salió después de unos segundos tocándose el flequillo con nerviosismo. Se topó con el rostro de Liz que le miraba sin ninguna expresión.

—¿Sabías quienes eran ?—susurró él

—Sí

—¿Es suyo el restaurante ?

—No

—Pero ...

—Son del mare nostrum, los alumnos de allí vienen mucho por aquí — contestó. Hacía tiempo que no oía una frase completa por su parte. Se dió cuenta de que tu tono de voz no era muy agudo, pausado, no muy alto y firme.

—Vale pero ¿Sabes sus nombres ?

—Carlos y Víctor

—Gracias ... ¿Sabes algo más de ellos?

—Carlos tiene el pelo negro y Víctor es pelirrojo ¿Para que lo quieres saber?

—Tengo una sospecha nada más

—¿Sobre qué?

—¿Nos vemos mañana a las diez en tu portal ? Para ir al culto

La chica hizo una mueca no muy convencida, el cambio de tema fue drástico pero Allan solía hacer eso. 

—Sólo porque es Domingo y no trabajo

—Y porque prometiste que me dabas un mes

—Sí

—No sabía que trabajabas aquí

—Así es

—os vemos mañana. Dios te bendiga —la pelinegra afirmó con la cabeza.

Ambos subieron las escaleras y Allan se dirigió hacia el grupo.

—¿Visteis a unos que salieron del baño ?

—Sí. ¿Por? —preguntó Bo comiendo unas tiras de zanahoria de una bolsa de plástico que trajo de casa.

—Creo que sé algo relacionado con el incendio

—¿Si?— A Sam le brillaron los ojos—¿Qué sabes?

—¿Alguien tiene una hoja?

—¡Ese es mi Sherlock Holmes! — exclamó con orgullo Sam.

Tras escribir en una servilleta varios puntos de la conversación y los datos que le había dado Liz -pues excepto Bo  nadie se habían fijado en los que salieron- decidieron que debían descansar para resolver el asunto el lunes. En la hoja no había muchos datos. Sólo tenía escrito :

•Dos chicos
•Converses rojas
•Zapatillas negras
•Carlos de pelo negro
•Víctor pelirrojo
•Saben algo del incendio
•Iván diferente

Cuando alguien sonrió con malicia desde afuera ellos ni se dieron cuenta.

Kalila

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