Capítulo 40:Notas ༄
No hables a oídos del necio, Porque menospreciará la prudencia de tus razones.
Proverbios 23:9
Víctor fue a la universidad ocean's wave el Lunes a primera hora y se declaró culpable del incendio.
Confesó que había quemado las cortinas de la sala de informática por accidente.
Nadie sabía cómo pero Iván cumplió su palabra. Víctor odiaba al ocean's wave al ser alumno del mare nostrum. Sin embargo lo había hecho. El rumor de que un enemigo había entrado a quemar sus instalaciones corrió como la pólvora.
La directora al escuchar su confesión fue benevolente y decidió no denunciar ni llegar a trámites legales con tal de que pagase los gastos del daño causado.
Aquello conmocionó a los alumnos del wave que intentaron hacer una pequeña huelga en el patio del recreo. Rápidamente la directora volvió a obligarles a volver a sus clases.
***
La pelinegra subía las escaleras hacia el cuarto piso viendo el desastre en el patio. Hoy tendría su primera clase y debía cruzar el laberinto de pasillos del ocean's wave para llegar allí. Estaba especialmente feliz y eso no pasaba desapercibido para Maylin . Liz hasta se había colocado una chaqueta en conjunto con un vestido estampado y largo dejando de lado su habitual conjunto de ropa oscura. Se sentía bien. Despejada.
Llevaba en una mano la carpeta de apuntes y en la otra una taza de café. Li le cometaba algunas anécdotas graciosas de su clase de biología.
Las adonis caminaron hacia ellas, hablaban y se reían. Liz alcanzó a oír algunas de sus frases " ...lo que le pasó a An en la fiesta" "No la veo capaz de hacer eso" " Me da pena pero tampoco podemos hacer nada"
El nombre de la chica de pelo azul llamó su atención. No había escuchado el rumor completo pero sabía que no tardaría mucho en descubrirlo. La discreción no era uno de los fuertes de los alumnos del ocean's. El pelirrojo del mare nostrum había llegado hacía media hora a la universidad y ya hasta habían hecho una huelga.
Li Maylin se rió y sin pretenderlo empujó levemente a Liz. Su vaso de café se movió. Cayó casi íntegro a la camisa blanca de Shirley. Ambas se quedaron estáticas al ver lo que habían hecho.
— Yo...
La rubia abrió la boca sin ser capaz de gritar.
—Eres imbécil —soltó Melantha. Wenn no dijo nada solo las miró con desprecio.
—Shirley de verdad no quería mancharte la...
—¡Deberías mirar por dónde vas !A ver si tu asquerosa amiga y tú tenéis más cuidado ¡Has puesto perdida mi camisa y sólo es primera hora! — gritaba fuera de sí. Shirley se caracterizaba en la universidad por ser una influencia con un trato amable,cercano y carismático. Nunca la había visto manifestar tanta rabia.
—Te compraré otra
—¿Y esperas que vaya así todo el día ? —preguntó con sarcasmo, pareciéndose a Mel.
—Es igual de torpe que Kali — remató Melantha con burla.
—¿Qué has dicho?— contestó Liz acercándose, la asiática agarró del hombro a Liz y la apartó.
—Shirley lo sentimos mucho pero no podemos hacer nada ahora. Te compráremos otra.Tenemos prisa —habló con rapidez Li.Agarró el brazo de su amiga obligándola a subir los escalones.
—Esto no se queda así — murmuró la rubia pero aún a unos escalones de distancia la pelinegra llegó a oírla.
El día trascurrió tranquilo sin más contratiempos para Liz.
Era un día tan relajado que incluso había decidido pasar la tarde en la biblioteca con Evan y Li. Sacó el día libre para estudiar pues tenía exámenes finales.
Quería olvidar el incidente con Shirley y centrarse en lo importante.
Abrió su taquilla y observó las fotos en blanco y negra. El bebé era Evan,amaba aquella foto. Y en la otra foto estaban los dos junto con su padre.
—Cuánto te echo de menos — confesó en voz alta y suspiró.Era extraño para ella expresar sus sentimentos. Pero tras descubrir que Dios era real, algo en ella había cambiado.
Un sobre cayó de la taquilla y ella lo recogió pensando en la posibilidad de que Allan le hubiese enviado otra carta.
Sonrió ante eso. Las cartas de él eran diferentes. Hoy casi no se habían visto.
La releyó en su mente varias veces sin poder creer lo que veía. Era una nota escrita a ordenador con tinta negra. Decía así :
Nota 8:
Morirás. No mereces otra cosa que eso. Yo te mataré. Cuida tus espaldas.
Se dió la vuelta.Varios alumnos caminaban con tranquilidad, no podía ser ninguno de ellos.
Era lo más extraño que jamás había leído. Y si esa nota era la número 8 ¿Dónde estaban las otras? Buscó más sobres en su taquilla pero no encontró nada. La cerró y guardó la nota en su mochila.
Caminó por el pasillo con rabia. Sabía quién la amenazaba. No iba a aceptar que nadie la amenazase de muerte por una tontería. Ni siquiera Shirley.
Sabía que la camiseta debía ser cara pero no le importaba gastarse la mitad del sueldo en comprarle una nueva - porque aceptaba que la había manchado-.
Lo que no estaba dispuesta a aceptar eran amenazas de muerte por una ridículez como aquella.
Si tenía que gritarle a la mismísima Carolina Herrera lo haría pero nadie la amenazaba con una nota cutre.
La chica entró al comedor y caminó con rapidez hasta la mesa donde se encontraba Shirley. Llevaba una camiseta nueva incluso más hermosa que la anterior.Se sentó a pesar de las miradas extrañas que recibió.
—¿Crees que es gracioso? —y tiró la nota frente a ella.
—¿Qué es esto ? — preguntó con una mueca de claro disgusto ante la interrupción de lo que era el cotilleo de la semana. Leyó el escrito con rapidez y volvió a dejarlo en la mesa.
—Una amenaza de muerte que me has enviado. Entiendo que la camisa sea cara y dije que te compraría otra pero Shirley es una niñada cómo para amenazarme de muerte
—Yo no he escrito eso, no sé de que me hablas —contestó con un clara expresión de que estaba loca. Mel la miraba con odio. Habló.
—Elizabeth deja de inventarte estupideces.Eres capaz de escribirla tú misma con tal de llamar la atención
Liz la miró con ira. Mel era prima de Kalila y claramente todo el círculo relacionado con ella le generaba rabia. Liz sabía que tenía una envidia mortal a Munna y Kali.
—Tú callate. No hablo contigo
Melantha se levantó dispuesta a pegarla pero Shirley tocó su hombro y la miró con severidad.
—Elizabeth no sé quién te escribió eso — habló con tranquilidad la rubia— Pero no fui yo. Claro que me molestó que manchases mi camisa nueva pero las mujeres estamos para apoyarnos no para odiarnos y yo nunca escribiría algo así a nadie. Mucho menos a una mujer. Y respecto a la camisa, no te preocupes no creo que haga falta que me compres otra. Creo que lavándola será suficiente.
Sus palabras comprensivas y su tono de voz dulce y relajado calmaron a la enfurecida Liz que tras el discurso se arrepintió de haberla acusado.
Todo el comedor las miraba y murmuraba lo que sucedía.
Nadie veía lógico que la personalidad amable y carismática de la adonis combinase con una amenaza de muerte pero la pelinegra tampoco lo creía hasta que vió su reacción aquella mañana. Suspiró intentando calmarse. Después de todo se estaba dejando llevar por sus emociones. Bo llevaba razón, la ira no era buena consejera.
Lo más probable es que no fuese ella.Su voz sonaba tranquilizadora. Liz sonrió con sorna al ver cientos de ojos mirarlas, la rubia no quería quedar mal delante de todo el comedor.
—Lo Siento Shirley— detestaba pedir perdón pero se sentía con el deber de hacerlo— Creo que te he acusado sin tener pruebas
Liz agarró la nota y se alejó del comedor, decidió caminar hasta el baño para lavarse el rostro que estaba rojo de ira. Desaceleró el paso al sentir el persistente dolor en el abdomen, sus costillan aún estaban sanando.
No supo definir si Shirley mentía o no pero lo que sí tenía claro era que alguien quería matarla.
Eran de esas seguridades escalofriantes. Esa intuición femenina que le decía que alguien deseaba su muerte con urgencia. Pero aunque sabía que varias personas lo hacían quería descubrir quién le había enviado esa nota.
Se lavó el rostro y cuando iba a mirarse en el espejo la luz se apagó.Unos pasos se escucharon acercándose.
Dios les bendiga lucecitas,
¿Creéis que Shirley miente o que dice la verdad ?
por favor leer la nota que viene después del prólogo.Muchas gracias ❤️
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