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Capítulo 11: Las adonis ༄


El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco.

Conmigo está el consejo y el buen juicio; Yo soy la inteligencia; mío es el poder.

Proverbios 8: 13-14


Christian y Marc salieron de EL EXAMEN con sonrisas en sus rostros y chocandose las manos entre ellos contentos con los resultados. Chris estudiaba Historia del Arte. Marc lenguas modernas; Bo y Allan les esperaban en la entrada.

—Imagino que os salió bien

—Obvio si. EL EXAMEN es el mejor que hemos hecho en nuestras vidas , ganaremos a los del mare nostrum ¡Gracias a Dios!

—Me alegra. Dios nos ha ayudado —sonrió Allan. Hablaron durante unos minutos esperando a que Sam que estudiaba Bellas Artes saliese.

Liz estaba en el baño. Llevaba varios minutos con las manos bajo el grifo intentando relajarse con ese simple hecho. El audio de Kalila era preocupante, añadiéndole a eso EL EXAMEN y la carta que le había llegado ayer, realmente necesitaba tranquilidad.
El agua caliente parecía casi aliviar cualquier cosa en su alma, era el bálsamo más tranquilizador que había encontrado hasta el momento. La había acompañado en sus peores días.
Liz dió el máximo en EL EXAMEN pero no se sentía ni orgullosa, ni feliz. Tenía millones de nudos y enredos en su cabeza que prohibían su felicidad. Por eso no creía en Dios ¿Dónde estaba Dios cuando ...?

A su mente llegó el versículo de la carta de Allan. Pensó en la hoguera que alumbraba y daba calor en medio del bosque. Suspiró. No la iba a convencer de esas mentiras.

La puerta del baño se abrió y Liz cogió papel para secarse las manos. La chica de ojos grises posó su mirada en quienes acababan de entrar pero volvió a quitarla casi al instante.

—Hola—saludo con amabilidad la rubia a su lado.

— Hola

—Pásame el maquillaje Shirly — pidió su compañera

Liz conocía el perfil de ambas.

Las adonis -como se hacían llamar- eran tres chicas aparentemente diferentes : Shirley,Branwenn y Melantha.
Aunque con mismos objetivos: Vive al máximo. De toda la familia de la universidad Ocean's wave eran las más conocidas y carismáticas. La única excepción era Melantha,ella solía ser directa y borde. Hoy no había venido.

Branwenn se maquillaba más que las otras dos. Usaba un pintalabios burdeos llamativo. Sus ojos claros de un tono verde azulado cambiante y su cabello castaño ondulado le daban una bonita naturalidad, su piel parecía porcelana pura. Era tímida. En su mirada había una tristeza apenas perceptible. Vestía minimalista pero siempre de las marcas más caras,poseía una belleza natural suficiente para que todos al verla la admirasen. Aún así nadie competía con Shirley.

Liz las escuchaba hablar acerca de An pero detestaba los cotilleos asi que con paso lento, salió de allí.
La rubia se miraba en el espejo con orgullo y satisfacción. Shirley era blanca como la nieve y eso era exactamente lo que la convertía en una gran influencer a pesar de llevar sólo dos años en la uni. Su belleza era distinta al resto.

Destacaba en extremo su físico, era muy hermosa y el centro de atención de todas las miradas. Su albinismo la había convertido en una especie de diosa. Entre las tres era la que más destacaba no sólo porque su silueta era perfecta y deseable sino porque era una líder innata seguida por muchas.

Su carisma le encantaba a todas.
Shirley no iba detrás de ningún chico, ni se acostaba con cualquier guapo. Ella decidía cuando, cómo y con quién. Eso la convertía en una feminista de influencia en la universidad.
Lo que le permitía moverse entre varios grupos de la uni como quisiese. Tenía espíritu de líder y su perfección en todos los ámbitos la hacia ser  deseada por los hombres y admirada por las mujeres.

Su rostro no tenía un fallo. Su cabello era liso natural pero solía llevarlo en ondas. Era casi blanco y lo bastante largo como para contemplarlo con asombro.
Sus ojos eran dinamita, tenía una mirada azul imponente e irresistible. Podía trasmitir mucho con ella.

Tenía un estilo extraordinario, todo lo que ella llevaba era la moda del momento. Las adonis salieron del baño cuando Liz llegó a su taquilla. La abrió y lo primero que contempló fueron las fotos. Su corazón se encogió, llevaba la carta de ayer  en el bolsillo como si fuese un amuleto. Ésta no la dejaría en la taquilla como las otras.Se había prometido a sí misma llevarla siempre consigo.
Vió a Generación Luz reunido en círculo, tenían los ojos cerrados. Chris y Allan movían los labios. Los miró extrañada, no sabía que hacían pero le parecía bonito verlos a todos unidos.
Cuando se dió la vuelta Li Maylin observaba las fotos de su taquilla, tenía una ceja levantada como inspeccionándolas. Liz cerró la taquilla abruptamente. No quería que nadie se metiese en su pasado.

—¿Qué hacen? — preguntó a Li Maylin.

—Dios te bendiga —sonrió—¿Los de Generación Luz?

—Sí

—Están orando.Le dan gracias al Señor Jesús por EL EXAMEN

-¿Tan bien les ha salido ?

—Siempre le dan gracias, no importa cómo les haya ido si bien o mal. Creo que les ha ido muy bien y a ti ¿Cómo te fue?

—Bien —resumió. Sabía que era un examen intachable pero tenía cosas más importantes en que pensar. Cómo en aquella carta que recibio ayer por la noche.

—Me alegra.A mí también me ha salido muy bien ...Si quieres vamos esta tarde a celebrarlo a...

—No— la cortó. Li sonrió sin mostrar los dientes pero no se molestó. Ella muchas veces necesitaba su propio espacio. Lo entendía.

—Pues otro día

Liz no quería decirle que trabajaba toda la semana y que el único día libre era el domingo. No quería involucrar a nadie en su vida y menos a una chica tan amable cómo Li Maylin. Kalila había sido tan dulce que a la fuerza se había metido en su corazón y aún así no sabía nada de lo que pasaba.

Allan también era un obstáculo. Todas aquellas personas eran  agradables con ella. Y no podía ofrecerles absolutamente nada. Tenía la esperanza de que el mes finalizase pronto.

Subió las escaleras hacia el tercer piso sin despedirse de Li y sin saludar a la banda que se acercaba.

Iría a leer la carta de nuevo y esperaba no quedarse encerrada.
Sabía que no tendría tanta suerte cómo cuando Allan abrió la puerta.

Miró hacia atrás. Corría. No quería encontrarse con nadie. Sólo recordar la última vez que se quedó encerrada se quedaba sin aire. No creía en la leyenda de la sombra de la muerte o de los amantes  pero era cierto que últimamente le ocurrían acontecimientos extraños. Ya se había quedado encerrada dos veces.  Aceleró el paso y cerró la puerta tras de sí casi dando un portazo, pensar en el incendio también la hacía cuestionarse varias cosas. Entre ellas que aquella sala estaba al lado de la sala en la que acostumbraba a refugiarse.

Abrió la carta y comenzó :

Liz te echo mucho de menos, quiero verte ya ... No que ha pasado pero no creo lo que me dice Mamá, me dijiste que era una mentirosa y no creyese nada de ella. Dijiste que si algo pasaba te escribiera a esa dirección que me hiciste memorizar y eso hago te necesito porque ha pasado algo.
Ayer ...

Dios les bendiga 👐. Nos vemos en el siguientegracias por votar y comentar 💙💙

Branwenn

Shirley

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